aclaraba las dudas y deshacia las dificultades: «¡Apresuraos, hermanos mios (solia decirles, segun refiere su biógrafo), no sea que yo falte de este mundo y perdais vosotros el protector que os ampara, ó falteis vosotros, y pierda yo entónces los hermosos frutos de vuestro inge. nio, que tienen más precio á mis ojos que todas las riquezas y los honores de la tierra!»

¡A este hombre insigne se ha atrevido á llamar <fanático vulgar,» «ambicioso» «é ignorante, un escritorzuelo español de nuestros dias!

Y como no habia en España caractéres orientales, «y pocos naturales entendian el arte de hacerlos, porque el primero que vino de fuera fué el que truxo el gran siervo de Dios á Toledo, para la impresion muzárabe, Cisneros buscó, halló é hizo venir á España, desde Basilea, al famoso Arnaldo Guillermo de Brocar, el impresor de la Biblia Políglota Complutense, el que labró los caractéres orientales, que fueron los primeros de su forma en el mundo civilizado.

Despues de ímprobos trabajos, de penosísimos esfuerzos, el 10 de Enero de 1514, se publicó el Nuevo Testamento, en griego, con la traduccion latina de San Jerónimo; el 31 de Mayo de 1515, salió á luz el Onomasticon, erudito

vocabulario hebreo y caldeo, aumentado con algunos preceptos gramaticales, para la mejor inteligencia de ambos idiomas; el 10 de Julio de 1517 (cuatro meses antes de la muerte del Prelado), terminóse la impresion del Antiguo Testamento, correspondiendo al primer tomo de los cuatro de la obra, el texto hebreo; la version griega de los Setenta Intérpretes, al segundo; la Vulgata al tercero, y la paráfrasis caldaica al cuarto, además de las traducciones interlineales que los ilustran.

En uno de los postreros dias de Junio de 1517, el industrioso aleman Arnaldo Guillermo de Brocar engalanó con los mejores vestidos á su jóven hijo Juan, y le envió al Prelado, que residia en Alcalá, con algunos ejemplares del último pliego de la Biblia; hallábase Cisneros rodeado de varios magnates (porque entonces era regente de España), y al recibir el humilde presente, que significaba, empero, la realizacion de sus más lisonjeras esperanzas, inmutósele el semblante, derramó lágrimas, cruzó las manos en actitud humilde, y exclamó, á presencia de la córte y con voz entrecortada por la emocion: «¡Gracias os doy, Señor y Dios mio, por haber permitido que no muriera yo sin que se cumpliesen los deseos más ardientes de mi almal y dirigiéndose en seguida á los

nobles presentes, les dijo: «Sabed, amigos mios, que se acaba de cumplir el acto más importante de mi gobierno, y de toda mi existencia!>

El Papa Leon X, aquel fastuoso pontífice que impulsaba con tanto brío el Renacimiento, aceptó con júbilo la dedicatoria de la obra que le habia ofrecido el Prelado, «en prueba de amor, gratitud y respeto, › y expidió un Breve (en 22 de Marzo de 1520, muerto ya el insigne arzobispo), en el que tributaba justas alabanzas á Cisneros, y aprobaba plenamente, despues de maduro exámen y motu proprio et ex certa scientia, los antiguos textos y las versiones latinas de la Biblia Complutense, «porque Nos (dice el Papa, textualmente), creemos injusto é indigno que se retarde un momento más la publicacion y circulacion de esta obra, con grave perjuicio del mundo cristiano, frustrándose acaso la pia idea de su compilador esclarecido, varon que es muy digno de ser imitado (tam imitabilis vir).

Defectos tiene, sin duda, la Biblia Políglota Complutense, porque al fin es obra humana; pero aceptamos este pensamiento de un escritor protestante: «Si se la contempla con relacion á la época y á los auspicios que á su ejecucion presidieron, no podremos ménos de con

siderarla como uno de los más nobles monumentos de piedad, saber y munificencia, que hace á su autor digno del aprecio y gratitud del mundo cristiano.>

V.

Cisneros, aquel hombre extraordinario; aquel antiguo fraile observante de San Francisco, vestido de toscos sayales, con los piés desnudos, un Breviario debajo del brazo y un báculo en la mano derecha, de cuerpo demacrado y semblante pálido y grave, ancha frente, ojos brillantes y vivos (1); aquel pobre fraile, de quien decia Pedro Mártir, testigo ocular, que se apareció en la córte, cuando fué llamado para ser confesor de Isabel la Católica, como imágen viva y elocuente de los primeros cenobitas de la Tebaida, Hilarion y Pablo; aquel que supo resistir á la voluntad dominante, imperiosa del turbulento y mundanal arzobispo Don Alonso de Carrillo; aquel austero prelado que conservaba el paño burdo del religioso pegado á sus carnes, bajo la ropa de púrpura de los príncipes de la Iglesia y el tisú y el brocado de las

(1) Puede verse su retrato en la Universidad de Madrid, y en la Catedral de Toledo.

vestiduras sacerdotales; aquel hombre habia hecho, en ménos de quince años, y en los albores del Renacimiento y de la Imprenta, lo que ni ántes hizo ni despues ha hecho ningun magnate, ningun Rey poderoso.

Quiso tambien hacer una edicion monumental de las obras de Aristóteles, comisionando á Juan de Vergara, á quien ayudó el virtuoso y sábio Fr. Tomás de Villanueva, para que preparara los trabajos, y otra de las del famoso obispo de Avila, Don Alonso de Madrigal, el Tostado; pero la muerte le impidió llevar á cabo su deseo (1).

Publicó además á sus expensas las Epístolas de Santa Catalina de Sena, y las de Santa Angela de Fulgino; los Opúsculos de Santa Matilde, los Grados de San Juan Climaco, las Instrucciones de San Vicente Ferrer, la Vida de Santo Tomás de Canterbury, las Meditaciones de la Vida de Christo, del R. P. San Dulpfo Cartuxano, y otros libros piadosos, é hizo una hermosa edicion de las Constituciones sinodales

(1) Segun el P. M. Gil Gonzalez Dávila, «dejó hacienda para hacerlas," y dió encargo á un canónigo de Cuenca, llamano Don Alonso Polo, para que las hiciera imprimir en Venecia. -Theatro eclesiástico,

fól. 99.