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Astúrias, Don Juan, aquel de quien decia Pedro Mártir, su tutor y maestro, que en sus años pueriles «tenía toda la prudencia de la senectud,» (mirandus in pueritia senex), falleció prematuramente en Salamanca, á 4 de Octubre de 1497, á los seis meses y medio de su matrimonio con Margarita de Austria (1), y cuando aún no habia cumplido la edad de veinte años; la reina de Portugal, Doña Isabel, hija primogénita de los Reyes Católicos, viuda del príncipe Don Alfonso, casada en segundas nupcias con el rey lusitano Don Manuel, y reco

(1) Esta señora, una de las princesas más ilustradas de Europa (con serlo tanto las hijas de los Reyes Católicos, singularmente la desgraciada dofia Catalina, santa y mártir esposa del mónstruo Enrique VIII, de Inglaterra), regresó á su país un año despues del fallecimiento de su jóven esposo, y contrajo luégo matrimonio con el duque Filiberto de Saboya, que murió tambien prematuramente, sin dejar sucesion. -A la muerte del archiduque Felipe, su hermano mayor, el emperador Maximiliano la nombró gobernadora de Flandes; distinguióse por el acierto y la cordura con que rigió aquel país; murió en Amberes, en 1433.-Sus poesías y escritos en prosa, fueron publicados por uno de sus secretarios, M. Jean de la Maire des Belges, con el título de La Couronne Margaritique.

nocida y jurada en las Córtes de Castilla, come princesa de Astúrias y heredera del reino, falleció tambien prematuramente, en Zaragoza, el dia 23 de Agosto de 1498, á la hora de haber dado á luz á su único hijo, y á los quince meses de su segundo matrimonio; este último régio vástago, en fin, primer nieto de los Reyes Católicos llamado Miguel, en conmemoracion al santo del dia de su nacimiento, que fué jurado como heredero del reino de Aragon, y sucesor de su abuelo Don Fernando, el dia 22 de Setiembre del mismo año, en las Córtes de Zaragoza, como heredero del de Castilla en las Córtes de Toledo, de Enero del año siguiente, y como heredero del de Portugal, en las Córtes de Lisboa, de Marzo inmediato, y en cuya frente habia de reunirse la triple corona de la Península ibérica, y borrarse, tal vez para siempre, la inverosímil frontera hispano-portuguesa, falleció tambien en Granada, cuando aún no habia cumplido la edad de dos años.

Y con razon pudo escribir un cronista contemporáneo (el capitan Gonzalo Fernandez de Oviedo, paje que fué del príncipe Don Juan), que <el año de 1493, y uno ó dos despues, y áun hasta el de 1497 año, fué cuando la Córte de los Reyes Católicos, Don Fernando y Doña Isabel, de gloriosa memoria, más alegres tiempos

é más regocijados vino en su córte, é más encumbrada anduvo la gala, é las fiestas, é servicios de galanes y damas;> con razon tambien se pudo afirmar que desde el mismo año 1497, aquella córte vió tornarse las fiestas en duelo, y las galas en luto, como si hubiera comenzado á eclipsarse la estrella benéfica que habia guiado hasta entónces á los soberanos de Castilla y de Aragon por la senda de la prosperidad, ya que la de su gloria continuaba irradiando magníficos y esplendorosos destellos.

Por causa de tan desgraciados sucesos, la herencia de los reinos de Castilla y Aragon habia recaido, ántes de terminar el siglo XV, en la infanta Doña Juana, casada, como queda dicho, con el archiduque Felipe, hijo y heredero del emperador de Austria y rey de romanos, Maximiliano, y soberano él mismo, por herencia materna, de los Estados de Flandes, y como tal soberano, feudatario de los reyes de Francia y par del Reino.

III.

Era el archiduque Felipe, aunque de natural ingenio, hombre de carácter frívolo, vano, ambicioso, ganado por consejeros astutos, incapaz de regir por sí mismo, no ya los poderosos rei

nos de Castilla y Aragon, que habia de heredar u esposa, sino los grandes Estados de Flandes, Borgoña y otros que le correspondian, y quizá el vasto imperio de Austria, como hijo y heredero del emperador Maximiliano; y en sus manos habian de reunirse, andando el tiempo, las riendas del gobierno de la más poderosa monarquía de Europa, desde el siglo de Cárlo Magno.

En cuanto llegó á su conocimiento la noticia de la muerte del príncipe de Austria, Don Juan, olvidándose de que aún vivia la hija primogé nita de los Reyes Católicos, la reina de Portugal Doña Isabel, comenzó á titularse, con su esposa, Príncipe de Castilla; y esta usurpacion de un título á que por entonces no tenía derecho ninguno de los dos esposos, produjo no poco desagrado en el ánimo benévolo de la reina Isabel, quien, como ya sabemos, respetaba en absoluto y hacía respetar las leyes del Estado, y en especial las determinaciones y acuerdos de las Córtes.

A principios del año 1500, el dia 24 de Febrero, nació en Gante el hijo primogénito de este matrimonio, el príncipe Don Carlos, el que habia de ser, andando los años, el célebre emperador Cárlos V, cuyo futuro poderío é inmensa gloria vaticinó desde luego su ilustre abuela, la Reina Católica, exclamando, segun refie

re el analista Garibay (aunque es referencia que vale muy poco), al tener noticia de tan fausto suceso: Sors cedidit super Mathiam, aludiendo al nombre del Santo del dia en que nació su nieto; y más de un año despues, en Noviembre de 1501, el archiduque Felipe, cediendo á las vivas instancias de los Reyes Católicos, se resolvió á venir á España, en compañía de su esposa, haciendo el viaje por Francia, deteniéndose en París y en Blois, donde á la sazon residia el rey Luis XII, llegando á Fuenterrabía el 29 de Enero de 1502, y á Toledo, donde moraban los Reyes Católicos, á principios de Abril.

Pocos dias despues, las Córtes de Castilla, reunidas en la imperial ciudad, reconocian y juraban como princesa de Astúrias y heredera del reino, el 22 de Mayo, á la infanta Doña Juana, y al archiduque como príncipe consorte, é igual juramento hicieron las Córtes de Aragon, reunidas en Zaragoza, el dia 27 de dicho mes y año, siendo en ellos reconocidos los esposos (dice un escritor moderno), por los cuatro brazos de Aragon como sucesores á la corona del reino, en defecto de descendencia varonil de Don Fernando; y este es un hecho digno de memoria, por ser el primer ejemplo que se ofrece en la corona de Aragon, de que las Córtes haEL CARDENAL JIMENEZ DE CISNEROS. 6

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