Imagens das páginas
PDF
ePub

JAIME I. (el Conquistador) EN ARAGON.

D. 1214 1253.

Principio del reinado de don Jaime.-Cómo salió del castillo de Monzon. -Bandos y revueltas en el reino.-Casa con doña Leonor de Castilla.-Rebeliones é insolencia de los ricos-hombres.-Apuros de don Jaime en sus tiernos años.-Resolucion y anticipada prudencia del jóven rey.-Situacion lastimosa del reino.-Vánsele sometiendo los infantes sus tios: ríndenle obediencia los ricos-hombres: paz y sosiego interior.-Resuelve la conquista de Mallorca.-Córtes de Barcelona: prelados y ricos-hombres que se ofrecen á la expedicion: preparativos: armada de ciento cincuenta y cinco naves: dáse á la vela en Salou.Borrasca en el mar: serenidad del rey: arribo á la isla.-Primeros choques con los moros: triunfo de los catalanes.-Sitio y rendicion de la ciudad de Mallorca: prision del rey musulman: reparticion de tierras entre los conquistadores.-Vuelve don Jaime à Aragon: alianza y pacto mútuo de sucesion con el rey de Navarra.-Reembárcase el rey para las Baleares: conquista de Menorca: conquista de Ibiza.-Regresa don Jaime á Aragon.-Resuelve la conquista de Valencia.-Sitia y toma á Barriana.-Carácter y teson del rey.-Entrega de Peñíscola y otras plazas.-Muerte de Sancho el Fuerte de Navarra: sucédele Teobaldo I.: conducta de don Jaime en este asunto.-Segundas nupcias del rey con doña Violante de Hungría.-Prosigue la conquista: el Puig de Cebolla: firmeza del rey.-Sitio y ataque de Valencia: peligros y serenidad de don Jaime.-Entrégala el rey Ben Zeyan: condiciones de la rendicion: entrada triunfal del ejército cristiano en Valencia. Córtes de Daroca: divide don Jaime el reino entre sus hijos. -Diferencias con el infante don Alfonso de Castilla: su término: excisiones entre el rey de Aragon y su hijo.-Resistencia de Játiva: se rinde.-Completa don Jaime la conquista del reino de Valencia.

Al mismo tiempo que el tercer Fernando de Castilla y de Leon ganaba tan importantes y decisivos

triunfos sobre los sarracenos en el Mediodía de España tomándoles las más populosas y fuertes ciudades y obligándolos á buscar un asilo en los climas africanos ó á guarecerse como en un postrer refugio dentro de los muros de Granada, las armas aragonesas conducidas por el jóven y valeroso príncipe don Jaime I. alcanzaban no menos señaladas y gloriosas victorias sobre los moros de Levante, y arrancando de su poder las mas opulentas ciudades del reino valenciano y lanzándolos de aquel bello suelo, ensanchábase Aragon al propio tiempo que crecia Castilla, y engrandeciéndose simultáneamente ambos reinos recobraban sus dos esclarecidos príncipes, Jaime y Fernando, á España y á la cristiandad las dos más bellas y feraces porciones del territorio español, Valencia y Andalucía.

Destinado don Jaime I. de Aragon á ser uno de los soberanos más ilustres, más grandes, más gloriosos de la edad media, así como á alcanzar uno de los más largos reinados que mencionan las historias, todo fué estraordinario y maravilloso en este príncipe, comenzando por las estrañas y singulares circunstancias de su concepcion, y de su nacimiento (1). Entregado el tierno hijo de Pedro II, de Aragon y de María de Montpeller á la guarda y tutela del matador de su padre, el conde de Montfort; sacado de su poder por

(1) Véase lo que sobre esto di- libro.

jimos en el cap. 13 del presente

reclamaciones de los barones aragoneses y por mandato del pontífice Inocencio III.; llevado á Aragon á la edad de poco mas de seis años; jurado rey en las córtes de Lérida por aragoneses y catalanes (1214); encerrado en el castillo de Monzon con el conde de Provenza su primo bajo la custodia del maestre del Templo don Guillen de Monredon; pretendido el reino por sus dos tios don Sancho y don Fernando, y dividido el estado en ban 'os y parcialidades; estragada y alterada la tierra; consumido el patrimonio real por los dispendios de su padre el rey don Pedro; empeñadas las rentas de la corona en poder de judíos y de moros, y careciendo el tierno monarca hasta de lo necesario para sustentarse y subsistir, pocas veces una monarquía se ha encontrado en situacion más penosa y triste que la que entonces afligia al doble reino de Aragon y Cataluña. Y sin embargo bajo aquel tierno príncipe, huérfano, encerrado y pobre, el reino aragonés habia de hacerse grande, poderoso, formidable, porque el niño rey había de crecer en espíritu y en cuerpo con las proporciones de un gigante.

Su primo el jóven conde de Provenza Ramon Berenguer, recluido como él en la fortaleza de Monzon, habia logrado una noche fugarse del castillo por secretas escitaciones que los barones y villas de su condado le habian hecho para ello reclamando su presencia. El temor de que este ejemplo se repitiera con don Jaime movió al maestre de los templarios á ponerle

en libertad dejándole salir de su encerramiento, con

la esperanza tambien de que tal vez por este medio se aplacarian algo las turbaciones del estado y las cosas se encaminarian mejor á su servicio. Nueve años contaba á aquella sazon don Jaime (1216). Cierto que por consejo del prudente y anciano don Jimeno Cornel se confederaron algunos prelados y ricos-hombres en favor del roy, prometiendo tomarle bajo su proteccion y defensa, y jurando que nadie le sacaria de poder de quien le tuviese á su cargo sin la voluntad de todos, sopena de traicion y de perjurio. Pero don Sancho su tio, que inalhadadamente habia sido nombrado procurador general del reino, irritóse tanto cuando supo la libertad del monarca su sobrino, que no solo aspiró desembozadamente á apoderarse de la monarquía, sino que reuniendo su parcialidad exclamó con arrogancia: «de grana entapizaré yo todo el espacio de tierra que el rey y los que con él están se atrevan á hollar en Aragon de esta parte del Cinca.. Salió pues don Jaime un dia al amanecer de Monzon, y lo primero que le noticiaron los ricos-hombres que en el puente le aguardaban fué que el conde don Sancho se hallaba con toda su gente en Selgua dispuesto á darles batalla. El rey, aunque niño, comenzó á mostrar que no temia los combates, y pidiendo á uno de sus caballeros una ligera cota, vistióse por la primera vez de su vida la armadura de la guerra, y prosiguió animoso su camino, con la fortuna de no

encontrar al enemigo que tan arrogantemente le habia amenazado, llegando sin contratiempo á Huesca, y dirigiéndose desde allí á Zaragoza, donde fué recibido con mucho regocijo y solemnidad.

Aunque el reino se hallaba ya harto agitado con las divisiones entre los ricos-hombres, todavía el tierno monarca no habia comenzado á esperimentar los sinsabores, amarguras, defecciones é ingratitudes que probó despues. El clero y los barones catalanes le otorgaron el subsidio del bovage (1) para que atendiese á los apuros del estado (1217). Desde Zaragoza partió para Tarragona, donde celebró córtes de catalanes (julio, 1218), y de allí se trasladó á Lérida, donde congregó tambien en córtes generales á catalanes y aragoneses (setiembre de id.), primera asamblea de los dos reinos unidos de que tengamos noticia. En ellas confirmó la moneda jaquesa que su padre habia labrado y juró que no daria lugar á que se labrase otra de nuevo, ni á que bajase ni subiese de ley ni de peso. Pero el fruto mas provechoso de esta reunion para el jóven rey fué la reconciliacion que algunos prelados y ricos hombres le procuraron con su tio don Sancho, el cual dejándose llevar de la codicia,

(1) El bovage era un servicio que el clero y las ciudades de Cataluña hacian en reconocimiento de señorío á los reyes al principio de su reinado. Pagábase por las yuntas de bueyes, de donde tomó el nombre, y por las cabezas del

Томо v.

ganado mayor y menor: la suma fué variando con el tiempo. Concedióse este servicio á su padre don Pedro II. por estraordinario en 1211 para la ida á la batalla de Ubeda, ó sea de las Navas de Tolosa,

25

« AnteriorContinuar »