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seguido al rey Francisco hasta Bayona, requiriéndole que confirmára la concordia de Madrid, recibió órJen del emperador para que se volviese á Castilla. El rey prosiguió á París, sin haber ratificado la concordia, so pretesto de tener que someterla á la aprobacion del parlamento y del reino (").

Aunque hoy ya no nos constasen, adivinaríase fácilmente los graves acontecimientos y las funestas complicaciones que naturalmente habian de producir el duro comportamiento del emperador con el rey prisionero, la artificiosa conducta de Francisco para recuperar su libertad, la protesta subrepticia á la concordia de Madrid, la falta de cumplimiento del tratado, y la enemiga que naturalmente se habia de. reproducir con mas furor entre los dos soberanos rivales, que parecian destinados á traer perpétuamente conmovida la Europa.

(4) Coleccion de documentos relativos à la cautividad de Francisco 1.-MS. de Gonzalo de Oviedo, en la Biblioteca nacional. Documentos de la casa del conde de Haro, que originales vió Sandoval, y á que se refiere en el lib. XIV. de su Historia.-Dormer, Anales de Aragon, lib. II.-Ulloa, Vida del emperador Cárlos V.Robertson, Hist. del emperador, lib. IV.

En la citada Coleccion de documentos hecha de órden del rey

de Francia y publicada en 1847, hay multitud de poesías líricas compuestas por el rey Francisco I. durante su prision en Italia y en Madrid, algunas de las cuales sin duda no carecen de mérito, y aun las comparan los franceses á las de su maestro Clemente Marot. Lo que podemos nosotros decir es que, á juzgar por el número de sus composiciones, la musa deancisco I. era por lo menos fecunda.

CAPITULO XII.

ITALIA.

MEMORABLE ASALTO Y SAQUEO DE ROMA.

1525.-1527.

Sensacion que produjo en Italia la traslacion de Francisco I. á Madrid.-Quejas y enojo de los generales Borbon y Pescara contra el virey Lannoy.-Planes del canciller Moron.-Intenta libertar la Italia de la dominacion española.-Induce á ello al marqués de Pescara. Vacila el marqués.-Resuelve denunciarle.-Artificio que usó para descubrir y prender á Moron.-Sitia Pescara al duque de Milan. Muerte del marqués de Pescara.-Sucédele el duque de Borbon.-Conducta de Francisco I. despues de su rescate.-Niégase á cumplir el tratado de Madrid.-Confederacion contra Carlos V.: la Liga Santa: tratado de Cognac.-Refuerza el emperador el ejército de Italia. Inaccion de Francisco I.: compromete á los aliados: triunfos de los imperiales en Milan.-Conjuracion contra el papa: entrada de los conjurados en Roma: prision del pontífice: condiciones con que recobró su libertad.-Escaseces y apuros de los imperiales en Lombard: terribles medidas del duque de Borbon: crítica y desesperada situacion del pais y del ejército.-Arrojada y funesta marcha de Borbon contra Roma.-Imprudente confianza del pontífice.-Asalto de Roma por los imperiales: muerte de Borbon: entrada y saqueo horrible de Roma: escándalos, sacrilegios, crimenes inauditos.-Prision del papa Clemente.-Manifiesto de Cár

los V. á los príncipes sobre el asalto y saco de Roma.-Manda hacer rogativas por la libertad del papa.-El papa sigue cautivo. Conjuracion europea contra el emperador.-Anuncio de nuevas guerras.

Durante el cautiverio del rey de Francia en Madrid habian pasado en Italia acontecimientos importantes, y fraguádose en secreto una terrible trama contra el emperador. Ya indicamos en el anterior capítulo cuán bien habia sabido esplotar la reina Luisa de Saboya, madre de Francisco 1. y regente de Francia, los celos que al papa, á los venecianos y al rey de Inglaterra inspiraba el escesivo engrandecimiento y el asombroso poder del rey de España y emperador de Alemania, y cómo se habian ido desviando los que antes habian sido sus mas eficaces auxiliares y sus mas útiles amigos.

Por otra parte, el bullicioso canciller de Milan Gerónimo Moron, una vez espulsados los franceses de este ducado, mirábalos ya con menos enemiga y encono; y las onerosas condiciones y las reservas con que el emperador, despues de mucho trabajo, accedió á otorgar la investidura del señorío de Milan al duque Sforza, en cuyo nombre se habia conquistado, le hicieron sospechar y calcular que si á Cárlos le diera tentacion de agregar el Milanesadò al reino de Nápoles, corria gran riesgo de que viniera á su poder toda la Italia. Libertar la Italia del yugo estrangero era tiempo hacía el pensamiento favorito de los

políticos italianos, y emanciparla de la dominacion de los españoles era la empresa que se le representaba mas gloriosa al canciller Moron, ya que tanta parte le habia cabido en la espulsion de los franceses. A este designio encaminó sus planes, y no tardó en presentársele una ocasion que le pareció muy oportuna.

La traslacion de Francisco I. á Madrid, hecha por el virey Lannoy secretamente y sin dar conocimiento de ella ni al duque de Borbon ni al marqaés de Pescara, resintió altamente y ofendió el amor propio de estos dos generales, á cuyo esfuerzo se habia debido principalmente el triunfo de Pavía. Borbon se vino, como hemos visto, lo mas pronto que pudo á Madrid, receloso de que Lannoy pudiera perjudicarle en sus intereses. Hiciéronse aqui Borbon y Lannoy mútuas y muy duras recriminaciones á la presencia misma del emperador. El de Pescara quedó al frente del ejército, tronando contra el virey y blasfemando de su solapada accion, resentido ademas y quejoso del emperador porque no le habia premiado tan cumplidamente como creia merecer por sus servicios. Este descontento y enojo del vencedor de Pavía fué el que se propuso el intrigante Moron utilizar pará sus planes. Con mucha maña le inflamaba en su resentimiento, y le avivaba los celos que ya le daban las preferencias del emperador hácia Lannoy, permitiéndole que dispusiera del monarca francés, siendo el de Pescara el

caudillo á cuya direccion y bizarría se debió el triunfo de Pavía y la prision del rey.

Con mucha sagacidad le fué Moron insinuando la idea de que la mejor venganza de tales agravios, y al propio tiempo el mejor camino para ganar gloria inmortal seria erigirse en libertador de su patria, sacudiendo el yugo de la dominacion estrangera; que á él mas que á nadie correspondia llevar á cabo empresa tan generosa y noble; que á tan grandioso desiguio le ayudarian con decision todos los pueblos; que él podria ser el alma de la liga secreta que se estaba formando entre el papa, Venecia, Florencia, Milan y la gobernadora de Francia, Luisa de Saboya; y que siendo el reino de Nápoles feudo de la Santa Sede, podia estar cierto de que los aliados le darian con gusto aquella corona, y con no menos satisfaccion le otorgaria el pontífice la investidura.

Tentadora era la perspectiva para un genio ambicioso como el de Pescara, y para un hombre que, como él, se mostraba quejoso por sentirse mal remunerado. Suspenso se quedó al pronto, sin dar respuesta categórica, como quien fluctuaba entre la idea risueña de un porvenir brillante y la infamia de la traicion que para ello necesitaba cometer. Por si se decidia á seguir las inspiraciones de Moron, quiso descargar su conciencia oyendo el parecer de hombres doctos, á quienes consultó «si podia un vasallo levantarse legítimamente contra su señor inmediato por

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