Imagens das páginas
PDF
ePub

CAPÍTULO XXV,

(1821-1822)

Cartas extraordinarias.—Su objeto.-Cómo lo cumplieron.-Impopularidad del Ministerio.-Desórdenes. Los sucesos de Sevilla y Cádiz en el Parlamento. - Censura á los ministros.

[ocr errors]

Nue

vos desórdenes en la Coruña, Murcia y Valencia. — Discusión sobre la Ley de imprenta. — Atentados contra Toreno y Martinez de la Rosa. El derecho de petición. - Cortes ordinarias de 1822. — Riego, presidente. - Crisis. - Ministerio Martinez de la Rosa. El Gobierno y las Cortes. El batallón 2.° de Asturias. El sable de Riego. Partidas de absolutistas. - Los presupuestos. - Otras medidas. — El himno de Riego. - El clero y la Constitución. Las Cortes y el Rey. La ley de señorios. - Intentona el 30 de Mayo en Aranjuez. - Grandes distur bios en Valencia. - Victoria de los absolutistas en Cataluña. - Del 30 de Junio al 7 de Julio.Derrota del absolutismo. - Caída del Ministerio. - Don Evaristo San Miguel substituye á Martinez de la Rosa. Condena y ejecución de Elio. Instalación de una Regencia en la Seo de Urgel. El general Mina contra los facciosos.

[ocr errors]

Instaladas, según estaba acordado, el 24 de Septiembre las Cortes extraordinarias, celebróse cuatro días después la sesión regia. Las Cortes debían ocuparse en los asuntos siguientes: división del territorio español, confección de códigos, órdenes militares, organización de la armada naval y de la milicia activa, restablecimiento de la paz en América, reforma de aranceles, liquidaciones de suministros, créditos de reemplazos y establecimientos de beneficencia.

Cumplieron las Cortes su cometido en cuanto las circunstancias se lo permitieron. Dividieron la Península y sus islas adyacentes en trece distritos militares, y en cincuenta y dos provincias con sus correspondientes partidos, asignando, según su censo á cada una el número de diputados que debía elegir (1). Establecieron y organizaron cuerpos de milicia nacional en todas las provincias, apro

(1) Provincias de 1.a clase, ó sea de cinco diputados: Zaragoza, Oviedo, Barcelona, Córdoba, Coruña, Granada, Vigo, Sevilla, Valencia.

De 2.a clase, ó de cuatro diputados: Orense, Alicante, Cádiz, Cuenca, Badajoz, Jaén, Lugo, Madrid, Málaga, Ciudad-Real, Murcia, Toledo.

De 3.a, ó de tres diputados: Almería, Baleares, Canarias, Castellón, Cáceres, Gerona, Guadalajara, Huesca, León, Chinchilla, Pamplona, Logroño, Salamanca, Tarragona, Valladolid, Santander, Burgos.

De 4.2, ó de dos diputados: Ávila, Bilbao, Calatayud, San Sebastián, Huelva, Játiva, Lérida, Palencia, Segovia, Soria, Teruel, Villafranca, Victoria, Zamora.

vechando las milicias provinciales existentes (1). Acordaron, entre otras cosas, en cuanto à Hacienda y Comercio, la redención y compra de censos y de otros bienes nacionales; crearon en cada diócesis una Junta de partícipes legos de diezmos; suprimieron en las provincias las contadurías de propios y arbitrios; rectificaron las bases orgánicas del arancel general de Aduanas; establecieron un resguardo maritimo; habilitaron y clasificaron varios puertos; rebajaron los derechos de introducción de instrumentos y máquinas para las fábricas nacionales y para la enseñanza de las ciencias, y dictaron reglas para impedir la circulación de moneda francesa.

Por lo que respecta á la Armada, dictaron su ley orgánica, aboliendo, para cuando se estableciera la distinción prevenida en la Constitución entre jueces de hecho y de derecho, el fuero militar de marina en todas las causas civiles y en las criminales incoadas con ocasión de delitos comunes, y reduciendo á siete las clases de oficiales de guerra de la armada (2).

Al mismo tiempo que esa ley orgánica se promulgó (27 de Diciembre de 1821), el reglamento de beneficencia, por el que se crearon en cada pueblo Juntas municipales de este ramo.

Obra importante de estas Cortes fué la redacción y discusión del Código Penal, obra de Calatrava.

Alternaron con los debates relativos à tales reformas, otros de indole politica que las circunstancias provocaron y en que la pasión jugó, más de una vez, papel importante.

No cesó durante todo el año la lucha comenzada entre liberales y absolutistas. No era ya, según hemos podido ver, un secreto para nadie que estaba en el propio Palacio real el foco principal de conspiración. Por su parte, la masoneria, la sociedad de los comuneros, los carbonarios y otras, ya antiguas, ya de reciente fundación, procuraban, no tan calladamente como su condición de secretas haria suponer, agitar la opinión. Los constitucionales templados, moderados, fundaron también su sociedad, de los Amigos de la Constitución, cuyos miembros se distinguían por un anillo, lo que les valió el nombre de Anilleros, y hasta los absolutistas, cediendo á la fiebre de la época, crearon asociaciones secretas con títulos tan sugestivos como La Concepción, ó tan amenazadores como El Angel exterminador.

Liberales y absolutistas tenían su pretexto para agitarse: los absolutistas

(1) Se destinaba esta milicia à constituir la reserva del ejército permanente, y debía estar dispuesta á salir de sus provincias é ir á campaña cuando lo dispusiera el Rey, con autorización de las Cortes. Las Diputaciones provinciales debian, desde luego, ponerla sobre las armas siempre que se atacara la persona del Rey, impidiera la elección de diputados à Cortes en las épocas prevenidas por la Constitución ó la celebración de las Cortes en las épocas y casos determinados y siempre que las Cortes ó la Diputación permanente se disolvieran antes del tiempo determinado en la Constitución.

(2) Almirante, vicealmirante, contralmirante, capitán de navio, capitán de fragata, primero y segundo teniente.

veían ó fingían ver por todas partes conspiraciones republicanas y conseguían con ello algunos éxitos, como el obtenido en Alcañiz, donde consiguieron hacerse suyas las autoridades, hasta el punto de realizar el desarme violento de la milicia nacional; los liberales continuaban aprovechando el tema de los agravios inferidos á Riego, que desde Lérida había pedido que se le formase causa y en cuyo honor se realizaron, en infinidad de pueblos y ciudades, procesiones en que el retrato del héroe fué paseado solemnemente.

El Ministerio era cada vez más impopular: entre los absolutistas, por liberal, y entre los liberales, por moderado. Miles de representaciones pedían la destitución

[graphic]

de los ministros. Verdad es que faltaba al Gobierno energía para todo. Por temor, sin duda, á los poderosos aliados del absolutismo, no combatia con firmeza á este enemigo y hasta se hacía, á veces, sospechoso de excesivo celo en la represión de las manifestaciones ó de los excesos de los liberales. La lucha entablada entre el País y el Trono era peligrosa. Los Gobiernos, hijos ideales del nuevo régimen, pero efectivos del antiguo, se hallaban en la más difícil de las situaciones para contentar á nadie. Ni los ministros más prestigiosos y talentudos podían vencer, obligados à equilibrios y habilidades continuas. En medio de aquella confusión y en aquella situación perpetuamente equívoca, ¿cómo contentar á los unos sin atraerse las iras de los otros? ¿Estaba la solución en las mismas exageraciones

que precisamente más temian? ¿Hubiera un hombre de genio y prestigio extraordinarios podido cortar aquel verdadero nudo gordiano? ¿Lo hubiera consentido nuestro propio aniquilamiento y la situación de Europa?

Hallábase en el Escorial la Corte el 24 de Octubre, día de San Rafael, designado por los radicales para festejar á Riego. Los Reyes habían salido de Madrid, temerosos de la manifestación. La muchedumbre recorrió las principales calles vitoreando al héroe, entonando el himno de Riego y parándose ante las casas de Morillo y San Martín á cantar el Trágala. La manifestación se realizó no sólo en la Corte sino también en otras ciudades.

[ocr errors]

La agitación cundia. En Zaragoza, una reyerta entre vecinos y milicianos bastó á provocar un serio conflicto en que el pueblo acabó por pedir la destitución inmediata del jefe político, Moreda (28 de Octubre). Asustóse Moreda y cesó voluntariamente en sus funciones; acto de debilidad que condenó con razón el Gobierno, obligando al depuesto jefe politico á ocupar de nuevo inmediatamente su cargo.

En Sevilla y Cádiz fué aún más grave lo ocurrido. Permitieron en una y otra las autoridades pasear el retrato de Riego, y el Gobierno depuso al capitán general de Andalucía, don Manuel Velasco, y al gobernador de Cádiz, don Manuel Francisco Jáuregui, nombrando para substituirlos á don Tomás Moreno Daoiz y don Francisco Javier Venegas, respectivamente. Tenian fama los depuestos de exaltados, y era Venegas de antecedentes poco liberales. Su nombramiento produjo, pues, mal efecto en Cádiz; alborotóse la población, y Venegas, noticioso de todo, renunció su destino. Nombróse en su lugar al Barón de Andilla. Púsose éste en camino, y al llegar á Jerez de la Frontera recibió, en nombre del gobernador de Cádiz, la intimación de no pasar adelante. Se declaraba asi Jáuregui en abierta rebelión contra el Gobierno. Sevilla, á instancia del mismo inquieto gobernador, resolvió no admitir al nuevo capitán general ni al jefe politico, don Joaquín Albistu, que venía á substituir á don Ramón Escobedo. Cádiz y Sevilla representaron á un tiempo al Gobierno contra sus providencias.

Grave era el conflicto, y el Gobierno apeló á las Cortes en nombre del Rey. Después de lamentar lo ocurrido en Cádiz, decía:

<< Mis deseos son los mismos que los de las Cortes, á saber, la observancia y la consolidación del sistema constitucional; pero las Cortes conocen que tan opuestas son á él las infracciones que pudieran cometer los ministros contra los derechos de la Nación, como las demasias de los que atentan contra los que la Constitución asegura al Trono. Yo espero que, en esta solemne ocasión, las Cortes darán á nuestra patria y á la Europa un nuevo testimonio de la cordura que constantemente las ha distinguido, y que aprovecharán la oportunidad que se les presenta para contribuir á consolidar del modo más estable la Constitución de la Monarquía, cuyas ventajas no pueden experimentarse, y aún estarian expuestas á perderse, si no se contienen al nacer los males que empezamos á sentir (25 de Noviembre de 1821). »

[ocr errors]

Acordaron las Cortes nombrar una comisión que redactara un proyecto de respuesta al Rey, y por el momento le dirigieron un mensaje en que ofrecían su decidida cooperación á cuanto asegurase la consolidación constitucional, el man

Ejército español.

Voluntarios de España (Ligeros). 1821.

tenimiento del orden y el respeto á

las reales prerrogativas.

La comisión nombrada para proyectar la contestación definitiva, quedó formada por los señores Calatrava, obispo de Mallorca, Moscoso, Golfín, Vitorica, Sancho, Muñoz Torrero, Losada y Zapata. En la sesión del 9 de Diciembre presentó esta comisión su dictamen dividido. en dos partes; una de ellas cerrada en un pliego que no había de ser abierto hasta después de aprobada la otra. Fundábase la comisión, para justificar tan desusado procedimiento, en que así lo exigian, en aquel caso especial, el decoro de la Nación, el de las Cortes y el del Rey. Aprobado el novisimo sistema de presentar proposiciones por 114 votos contra 64, se señaló para la discusión de la primera parte el día 11. Llegado este día, leyóse la primera parte del dictamen en que,

después del relato de los sucesos que lo motivaban, se proponía el mensaje que había de dirigirse al Rey, en el que se leía:

Las Cortes están bien convencidas de que el olvido de estos principios (los que la comisión había sentado) conduciría inmediatamente la sociedad á una total disolución; y que cualquiera que sea el pretexto que se alegue para autorizarle, el abismo de calamidades que se abriría no sería menos profundo, sim que alcanzase á cerrarle el tardío arrepentimiento de aquellos que después de haber reconocido su error pretendiesen buscar su defensa, ó disculpar su insubordinación, suponiendo que habían tenido que ceder á demasías, en vez de obedecer solamente á la voz de su deber y de la razón. - Pero los jefes políticos y comandantes generales de Cádiz y Sevilla, no sólo se han excedido, sino que no han reparado que con su conducta contribuían á legitimar, si posible fuese, las maliciosas imputaciones con que los fautores del despotismo pretenden desacreditar las instituciones liberales, y persuadir que es incompatible la libertad con el orden. -Las Cortes, Señor, por tanto, no pueden menos de manifestar á V. M. y á toda la Na

« AnteriorContinuar »