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Nombróse por el Gobierno á don Leopoldo O'Donnell, capitán general de Aragón, Valencia y Murcia, con la comandancia en jefe de las fuerzas militares del Centro, y empezó su campaña brillantemente obteniendo la señalada victoria de Lucena que le valió el ascenso á teniente general.

El convenio de Vergara, aunque abatió el ánimo de Cabrera, no le hizo desistir de su empeño, y para levantar el espíritu de los que le seguían publicó una proclama el 13 de Octubre, de la que tomamos los párrafos siguientes:

El infame partido liberal, tan fecundo en traiciones é intrigas como cobarde é impotente cuando se trata de medir sus armas asesinas con las leales de los

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valientes defensores de nuestro amado Carlos V (q. D. g.), ha podido lograr en Navarra y las provincias Vascongadas el efímero triunfo de comprar al vil Maroto y á unos cuantos seres despreciables y de alma baja como la suya, habiendo resultado de esta traición la ventaja para la causa del Rey de haber conocido los hombres pérfidos y venales que abrigaba en su seno, y que, arrojados de él para siempre con maldición, van á ser el desprecio hasta de los mismos en cuyos brazos se han lanzado cobardemente.

» A combatir monstruos de semejante naturaleza son llamados todos los españoles, que sin distinción de edad ni condición están en el deber de contribuir cada uno, según sus conocimientos, al triunfo de la más santa y justa de las causas que se han defendido hasta el día.»

Por desgracia para los fanáticos partidarios de tal causa, que no era justa cuanto menos santa, dirigióse Espartero á Aragón con cuatro divisiones de soldados veteranos, formando, por cierto, parte de ellas, muchos carlistas de los convenidos en Vergara, que mandaban sus antiguos jefes Fulgosio y Cabañero. Duraron las operaciones algunos meses, pues se hacia preciso recuperar las plazas fortificadas y proceder con método para ir estrechando la línea de circunvalación dispuesta por el Duque de la Victoria á fin de acorralar á los cabreristas é impedirles hiciesen irrupción en otras provincias.

El 23 de Febrero del siguiente año 1840, obligábase á rendirse á la guarnición de Segura; conquistábase el 26 de Marzo el casi inexpugnable fuerte de Castellote; era derrotada la facción por Zurbano el 5 de Abril junto à Pitarque, y luego por Van-Halen en Peracamps. Ayerbe se apoderaba de Villaluenga; León de Monroyo, Peñarroya, Beceite y Mora de Ebro; Azpiroz del castillo de Alpuente y de los fuertes de Aliaga, Ares y Alcalá de la Selva; O'Donnell, de Cantavieja el 12 de Mayo, y el 21 de Montan, San Mateo y la Cenia; Iriarte, de Bejís, y Espartero el 30 de la importante plaza de Morella, cuya guarnición de 3,000 hombres se rindió después de una defensa heroica.

El avance de las columnas liberales continuó por todas partes con singular fortuna, Balmaseda fué derrotado en Roa; Azpiroz se apoderaba de Cañete y un núcleo importante de facciosos, con Segarra á la cabeza, rendía las armas en Cataluña.

Perseguido Cabrera, hubo de salir de Aragón, cruzar el Ebro y llegar á Berga de donde le desalojó Espartero, ayudado por León y Zurbano. Desalentóse entonces Cabrera y el 6 de Julio entró en Francia, acompañándole sus batallones aragoneses, catalanes y valencianos, componiendo un total de más de 12,000 hombres.

Con esto terminó la guerra, pero no la conspiración carlista, que continuó desde el extranjero, como se tendrá ocasión de ver en el transcurso de esta historia.

APENDICES

A LA HISTORIA DE LA PRIMERA GUERRA CIVIL

I

PROCLAMA DE VALDESPINA.

Vizcaínos: una facción antirreligiosa y antimonàrquica se ha apoderado del mando durante la larga enfermedad de nuestro difunto Rey, y trata de ir adquiriendo ascendiente para exponeros sin defensa á los ataques de la revolución y de la anarquía que combatimos en 1823. Sus partidarios aparentan que consideran las leyes antiguas fundamentales del Reino abolidas por otras nuevas, y después de haber alterado el orden de sucesión al Trono con una audacia de que no presenta otro ejemplo la historia, quieren hacer á España cómplice de sus abominables maquinaciones que la propaganda revolucionaria inventa para destruir el orden social en Europa. Con tal objeto se traman intrigas públicas y privadas, y la célebre fidelidad de este glorioso país no puede escaparse completamente de sus ramificaciones.

Vizcaínos: la lealtad que anima vuestros corazones estaba contenida, mientras la existencia del Monarca ponía una barrera á la manifestación de vuestras opiniones; pero ahora que la Providencia ha tenido por conveniente llamarle á mejor vida, os ha electrizado el patriotismo más noble y puro, y rompiendo las cadenas de la esclavitud que os querían imponer, habéis proclamado à vuestro legitimo Soberano el magnánimo y virtuoso Don Carlos Maria Isidro de Borbón, que se os ha presentado rodeado del amor de todos los españoles para cicatrizar las llagas que el genio destructor del orden social os había causado.

Vizcainos: perseverad como todos los buenos españoles en vuestra valerosa resolución. La Diputación que se halla á vuestro frente dará la señal à vuestro celo y entusiasmo, y cuando vuestros esfuerzos, unidos á los del resto de España, hayan conseguido colocar en el Trono de San Fernando á nuestro muy amado Monarca Carlos V, ¡qué felicidad será la vuestra, pues habréis demostrado al Inundo entero que no habéis degenerado, y que sóis dignos sucesores de vuestros ilustres é intrépidos ascendientes!

Bilbao, 5 de Octubre de 1833. EL MARQUÉS DE VALDESPINA.

II

DECRETO EXPEDIDO POR DON CARLOS EN PORTUGAL EL 18 DE MARZO DE 1834.

Artículo 1.o La Infanta Doña María Isabel Luisa no tiene derechos para poseer hoy la Corona de España. La Reina viuda, llamada Gobernadora, será considerada como usurpadora; pero mando que no se haga daño en su alta Persona,

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