Imagens das páginas
PDF
ePub

cia, pero á las órdenes de Blake, á quien se dió el mando del 2.o y 3.o ejército, con las columnas que formaban las partidas agregadas á ellos y, además, dos divisiones expedicionarias, mandadas por los mariscales de campo Zayas y Lardizabal. Salió Blake de Cádiz el 31 de Julio. Llegó el 14 de Agosto á Valencia.

Contra las divisiones españolas del tercer ejército, mandadas por don Ambrosio de la Cuadra y don José de Zayas, esta última, por ausencia momentánea de Zayas, dirigida por don José O'Donnell, dispuso Soult que maniobraran á los generales Oudinot y Leval.

En las alturas de Zújar, á una legua de Baza, fueron el 9 de Agosto acometidos los españoles por Oudinot. Freire, que ocupaba la venta del Baúl, no acudió

[graphic][merged small][ocr errors][merged small][ocr errors]

en socorro de los nuestros. O'Donnell hubo de retirarse á Cúllar, después de perder cerca de 1,500 hombres entre muertos, heridos, prisioneros y extraviados. A Cúllar pasó también entonces Freire, desde donde se retiró á Murcia. A consecuencia de esta desgraciada acción fué Freire substituido en el mando del tercer ejército por don Nicolás Mahy.

Ya en Valencia, Blake mejoró las fortificaciones de la ciudad, así como los castillos de Sagunto y Oropesa, revistó las tropas de Segorbe, estableció una fábrica de armas en Gandía y otra de vestuarios en Alcoy, organizó nuevas fuerzas é instruyó las antiguas. Nombró á don Juan Caro gobernador de Valencia.

En Murviedro estableció después su cuartel general Blake. Sintomas sediciosos le hicieron tornar pronto á la ciudad. Logró asegurar en seguida el orden.

Suchet se presentó el 15 de Septiembre en las inmediaciones de Valencia. Había dejado divisiones de 7,000 hombres en la baja Cataluña y en Aragón, al mando respectivo de Frere y de Meusnier, establecido grandes almacenes de viveres en Tortosa, Mequinenza y Morella, dejando en la primera el parque de

artillería de sitio y el material de ingenieros, é hizo venir de Navarra la división de Reille.

Al presentarse cerca de Valencia, llevaba Suchet 22,000 hombres, en tres divisiones, que mandaban Habert, Harispe y Palombini.

Llamó Blake las tropas que estaban hacia Teruel, hizo apresurar la marcha de las dos divisiones expedicionarías, á la sazón en Murcia, y obligó á trasladarse de Valencia á Alcira á la Junta, acompañada, también de orden suya, por el Marqués del Palacio.

Contra el fuerte de Sagunto se dirigió en primer término Suchet. Gobernaba el fuerte, de reciente construcción no terminada aún, el coronel don Luis María Andriani, que contaba con cerca de 3,000 hombres, en su mayoria reclutas: diez y siete piezas, tres de á 12 y las demás de menor calibre y tres obuses.

Apoderóse Suchet, sin dificultad mayor, de Murviedro y de los pueblos inmediatos á Sagunto, logrando así incomunicar la guarnición con el ejército. En la noche del 28 dispuso el asalto del fuerte por cinco puntos. Aunque lo acometieron con arrojo, fueron los franceses rechazados victoriosamente por los nuestros, costándole à Suchet aquel intento trescientos hombres, entre ellos no pocos oficiales.

Andriani fué por este hecho de armas ascendido á brigadier.

Aleccionado por ésta para él dolorosa experiencia, se propuso Suchet acometer el sitio en toda regla é hizo transportar desde Tortosa la artillería que propia para el caso había dejado allí.

Molestaban entretanto al enemigo las columnas de Obispo y de O'Donnell. Las partidas de Soria y Guadalajara rendían por la parte de Aragón la guarnición de Calatayud.

Convenía á Suchet dejar completamente expedita la carretera que desde Tortosa había de recorrer la artillería de sitio. Hizo batir en brecha el castillo de Oropesa, sobre el camino real de Cataluña, que cayó pronto en poder de los franceses con los ciento cincuenta españoles que lo guarnecian.

El vecino fuerte, llamado de Torre del Rey, construido sobre la costa, fué por los nuestros abandonado; tan dificil era que se resistieran.

Intentó en esto D'Armagnac acudir á Valencia; pero, apercibido Blake, avisó á Freire y Mahy, y con 6,000 hombres pudo impedir la maniobra de D'Armagnac. El 18 de Octubre, se repitió el asalto contra Sagunto. Dos intentos seguidos costaron á los franceses quinientos muertos. Sin embargo, el triunfo era á la larga suyo, ya que el cansancio y, lo que es peor, la escasez de articulos indispensables, había de hacer punto menos que imposible la defensa de los nuestros.

A socorrerlos acudió Blake con cerca de 25,000 hombres. Inútil determinación, porque fué su ejército derrotado, perdiendo 12 cañones y, lo que fué peor, sobre 1,000 hombres entre muertos y heridos, y 4,000 entre prisioneros y extraviados. Los franceses confesaron una pérdida de setecientos hombres. Excúsannos estos datos de toda otra observación para demostrar la importan

cia de la batalla de 25 de Octubre de 1811, para nosotros, sobre todo, infausta. Como es natural, se apresuró Suchet à aprovechar la victoria é intimó la rendición de Sagunto. Suchet quería que resistiese aún é hizo enarbolar en la torre del Miguelete, en Valencia, la bandera anunciadora de pronto socorro y despachó, además, prácticos con cartas para Andriani. La cerrazón hizo invisible la bandera, y la vigilancia del enemigo imposibles los buenos oficios de los prácticos. Invitado Andriani por Suchet á enviar

al cam po enemigo oficiales de su confianza que le informaran de la derrota del ejército español, envió al capitán de artilleria don Joaquin de Miguel, que habló con los generales prisioneros Caro y Loy.

Una hora dió Suchet à Andriani para aceptar la honrosa capitulación que le propuso. Aceptada en reunión de jefes y oficiales, salió la guarnición del fuerte con los honores de la guerra. Andriani fué objeto de grandes distinciones por parte de los generales enemigos.

Aprestóse Suchet, después de este triunfo, al ataque de Valencia.

Habíanse en ella realizado no pocas obras de fortificación.

Nombró Blake gobernador de la plaza á don Carlos O'Donnell y, después de excitar á salir de la ciudad á los que no podian tomar en la defensa parte activa, hizo atrincherar el paso del río y se situó con su ejército sobre la derecha del Guadalaviar. A la izquierda se había colocado Suchet.

Blake distribuyó sus tropas del siguiente modo: Mahy, con tres divisiones y la mayor parte de la caballería, en Manises, Cuarte y Mislata. De las tropas que debían quedar en Valencia, la 1. división del 2.o ejército se colocó en el monte Olivet; parte de la 3. división del mismo, con la vanguardia expedicionaria y alguna caballería, en Ruzafa; la 4. división expedicionaria, en el arrabal de Cuarte con orden de auxiliar á Mahy, si era atacado; la reserva del segundo ejército, dentro de la ciudad; el cuartel

[graphic]

El Miguelete..

general quedó establecido en el convento extramuros del Remedio. Todas estas. fuerzas apenas llegaban á 22,000 hombres, y su situación, en tanto permaneciesen atrincheradas, era ventajosa, por lo que Blake, obrando prudentemente, no se decidió á tomar la ofensiva. El general francés, por su parte, tampoco se resolvió á librar la batalla, temeroso de un contratiempo.

Avisado el general D'Armagnac de la inacción forzosa de los suyos, movióse en su auxilio, y con las guarniciones que había recogido de la Mancha, avanzó por Utiel y Requena. Blake, al conocer este movimiento, mandó á Freire que desde Murcia se dirigiese al rio Cabrial, y á Zayas que saliera de Valencia para detener la marcha de aquel auxiliar de los sitiadores. Desconcertóse D'Armagnac con la ejecución de estas medidas que trastornaron sus planes, y Zayas regresó á Valencia.

Blake estaba inquieto porque no recibía del Gobierno los refuerzos con tanta insistencia pedidos, y las milicias del país, que se incorporaron á sus filas, hubo de licenciarlas á causa de carecer de armas y de organización militar. Además, se vió en la necesidad de dar al Conde del Montijo 1,200 hombres à fin de que pasara á Aragón para reclutar quintos y llamar por aquel reino la atención de los franceses, quienes veian con júbilo las desavenencias de nuestros caudillos en tan importante región, desavenencias que originaron se retirase Mina á Navarra y obrasen separadamente Mina y el Empecinado.

Napoleón tenía puesta su mirada en Valencia, comprendiendo la importancia de la conquista de una ciudad de primer orden, que le haría progresar en España é impondría respeto á la coalición del Norte de Europa. Para reforzar á Suchet, dispuso que se le uniesen la división de Severoli, procedente de Aragón, y la de Reille, de Navarra, componiendo entre las dos una fuerza de 14,000 hombres, y calculando que este movimiento de tropas produciría otro en favor de la ciudad sitiada, para distraer la atención de los españoles, ordenó á D'Armagnac que amagase por Cuenca y á Marmont que enviara una fuerte columna á Murcia atravesando la Mancha.

El 25 de Diciembre se unieron á Suchet las divisiones de Severoli y Reille, y el mermado ejército de Blake no podía ya resistir el empuje de los 35,000 soldados aguerridos que tenía enfrente.

En la mañana del 26 recibió el general español una comunicación de Mahy indicándole la conveniencia de abandonar los atrincheramientos de San Onofre, Manises y Cuarte. El enemigo habia aprovechado la noche del 25 para tender tres puentes sobre el rio, pasándolo en las primeras horas de la mañana siguiente y acometiendo el extremo de nuestra izquierda el general Harispe. Resistió valientemente el choque la caballeria mandada por don Martin de la Carrera; pero, vencida por el número, vióse obligada á retirarse en dirección de Alcira. Simultáneamente acometió el general Musnier à Mahy en San Onofre y Manises, haciéndole abandonar sus posiciones y persiguiéndole hasta que le vió dirigirse á Chirivella.

Zayas fué más afortunado en Mislata, logrando derrotar á Palombini; pero su esfuerzo resultaba estéril ante el avance del enemigo. Este, fraccionando las columnas de ataque, era dueño ya de Cuarte, Manises y San Onofre, se adelantaba por el camino de Catarroja y perseguía á Mahy, obligándole á salir de Chirivella para dirigirse á las riberas del Júcar. En la confusión producida por el choque de los combatientes, estuvo á punto de caer prisionero Suchet con su escolta.

Blake no se desconcertó, sin embargo, ante aquellos sucesos que le privaban de una buena parte de su ejército, y decidióse á recogerse en Valencia con las tropas de Mislata. Así lo hizo apresurada

mente, y con las divisiones de Zayas, Miranda y Lardizábal ocupó los atrincheramientos exteriores de la ciudad.

Cuando supo Suchet que Blake se hallaba encerrado en Valencia, formó el decidido empeño de apoderarse de su persona y mandó acordonar la población, realizándolo el general Habert por la derecha del Guadalaviar, mientras los demás generales lo hacían por la parte del campo.

Reunió Blake á los jefes y oficiales superiores para acordar una determinación, y púsoles de manifiesto lo critico de las circunstancias. Todos convinieron en que las fortificaciones de Valencia eran insuficientes para sostener y resistir un sitio, y á propuesta del general acordaron, con el voto en contra del general Miranda, abrirse paso al través del enemigo y salir al efecto lo más pronto posible. Suspendióse la salida hasta conocer bien las posiciones de los franceses; pero reconociendo que no podía diferirse por mucho tiempo. A pesar de este acuerdo, no se consiguió llegar á ponerlo en práctica hasta la noche del 28, designada por Blake para realizar sus planes. El día citado racionó y municionó la tropa expedicionaria; señaló á cada división el orden de marcha y encomendó á O'Donnell el mando de Valencia, donde había de quedarse para defenderla y obtener una capitulación honrosa en el caso de evacuarla. Adoptó toda suerte de medidas para que no se malograse su empresa, y se dispuso á ejecutarla.

Ejército Español. - Infanteria de linea.
Granadero.
Oficial. 1812.

Mientras tanto, los franceses habían establecido sus principales campamentos en el camino de Madrid y en los de Mislata y Albufera, llegando á cortar las avenidas y algunas calles de los arrabales. La vigilancia era grande, pues se temia alguna sorpresa, ya que los sitiados, sin esperanza de auxilio y sin poder

« AnteriorContinuar »