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van las cortes. - Pára el golpe la comision de constitucion. -Se convocan las cortes ordinarias para 1813.

echa

Antes de referir los combinados y extensos movimientos que ejecutaron, al promediar del año de 1812, las armas aliadas, Acontecimien- rémòs una ojeada rápida sobre los acontecimientos tos en las pro- parciales ocurridos durante los primeros meses del año en las diversas provincias de España. Comenzaréde Cataluña, 6 sea el primer distrito."

vincias.

mos por la

Primer distrito

Alli Don Luis Lacy, ayudado de la junta del principado y de los demas gefes, mantenia cruda guerra; habiéndose situado á mediados de enero en Reus, con amago á Tarragona. Escasez de víveres y secretos tratos habian dado esperanza de recuperar por sorpresa aquella plaza. Avisado Suchet previno el caso, y comunicó para ello órdenes al general Musnier que mandaba en las riberas del Ebro hácia su embocadero : quien por su parte encargó al general Lafosse, comandante de Tortosa, que avanzase mas allá del Coll deBalaguer, y esplorase los movimientos de los españoles. Confiado este sobradamente imaginó que Lacy se habia alejado, al saber la noticia de la rendicion de Valencia; por lo que sin reparo, y participándoselo asi á Musnier, Combate de prosiguió á Villaseca, en donde acampó el 19 de enero. Villaseca. Consistia la fuerza de Lafosse en un batallon y 60 caballos, con los que se metió en Tarragona, dejando a los infantes, para que descansasen, en dicho Villaseca. Don Luis Lacy aprovechó tan buena oportunidad, y arremetió contra los últimos; logrando, á pesar de una larga y vivísima resistencia, desbaratarlos y coger el batallon casi entero con su gefe Dubarry. En vano quiso Lafosse revolver en socorro de los suyos: habíanlos ya puesto en cobro los nuestros. Se distinguieron en tan glorioso combate el baron de Eroles y el comandante de coraceros Casasola.

Llamado entonces el general en gefe español á otras partes, dejó apostado en Reus á Eroles, y marchó con Don Pedro Sarsfield la vuelta de Vique, á donde habia acudido el general frances Decaen. Al aproximarse los nuestros evacuaron los enemigos la De S. Feliu de ciudad; y en San Feliu de Codinas trabóse sangrienta

Codinas. lid. Al principio cayó en ella prisionero Sarsfield; mas á poco libertáronle cuatro de sus soldados, y cambiando la suerte, tuvieron los franceses que retirarse apresuradamente. En tanto Eroles sostuvo el 24 de enero otra acome

De Altafulla. tida del enemigo. Embistiéronle los generales Lamarque y Maurice Mathieu en Altafulla, acorriendo ambos de Barcelona con superiores fuerzas. Acosado y envuelto el general español, vióse en la precision de dispersar sus tropas, á las que señaló para punto de reunion el monasterio de Santas-Cruces. Sacrificáronse dos compañías del batallon de cazadores de Cataluña con intento de

salvar la division, y lo consiguieron, arrostrando y conteniendo el impetu del enemigo en un bosque cercano. Nuestra pérdida consistió eu 500 hombres y dos piezas: no escasa la de los franceses que quisieron vengar en este reencuentro el reves de Villaseca.

Rehecho luego Eroles caminó por disposicion de Lacy al norte de Cataluña, via del valle de Aran, con órden de apoyar á Don Pedro Sarsfield; quien penetró bravamente en Fran- Sarsfield en cia el 14 de febrero, siguiendo el valle del Querol, y Francia. derrotando en Hospitalet á un batallon que le quiso hacer frente. Recorrió Sarsfield varios pueblos del territorio enemigo; exigió 50,000 francos de contribucion; cogió mas de 2,000 cabezas de ganado, y tambien pertrechos de guerra.

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Aecion de Roda,

Acabada que fue la incursion de Sarsfield en Francia, revolvió Eroles con su gente sobre Aragon, y se adelantó hasta Benasque y Graus. Andaba por aqui la brigada del general Bourke, perteneciente al cuerpo llamado de reserva de Reille, que despues de la conquista de Valencia habia tornado atras, Y tomado el nombre de cuerpo de observacoin del Ebro. Atacó Bourke á Eroles en Ronda, partido de Benavarre, el 5 de marzo hallándole apostado en el pueblo que se asienta en un monte erguido. Duró la refriega diez horas, y al cabo quedó la victaria del lado de los españoles, teniendo los franceses que retirarse abrigados de la noche, muy mal herido su general, y con perdida de cerca de 1000 hombres. Refugióse Bourke en Barbastro, y despues en la plaza de Lérida temeroso de Mina. A poco vino en su ayuda parte de la division de Severoli, que era otra de las del cuerpo de Reille, la cual penetró tierra adentro en Cataluña en persecucion de Eroles infructuosa é inútilmente.

y sucesos.

Con suerte varia empeñáronse por el mismo tiempo Otros ermbates diversos combates en los demas distritos de aquel principado. De notar fue el que sostuvo en 27 de febrero cerca de la villa de Darníus el teniente coronel Don Juan Rimbau, al frente del primer batallon de San Fernando; en el que quedaron destruidos 500 infantes y 20 caballos enemigos. Lo mismo aconteció en otras refriegas trabadas en abril, no lejos de Aulot y Llavaneras, por Milans y Rovira. Repetíanse á cada instante parecidos choques, si no todos de igual importancia, á las órdenes de Fábregas, Gay, Manso y otros gefes. Continuaba por nosotros la montaña de Abusa, lugar propio para instruccion de reclutas: tambien la plaza de Cardona y la Seu de Urgel; desde cuyo punto su gobernador Don Manuel Fernandez Villamil, atalayando el territorio frances, desaprovechaba ocasion de incomodar á sus habitantes y sacar contribuciones. Del lado de la mar mantenianse en nuestro poder las islas Medas, impenetrable asilo, gobernado ahora por Don MaDuel Llander, que molestaba á los enemigos hasta con corsarios que se destacaban de aquella guarida.

no

Divide Napo

mentos.

Y como si no bastasen los hechos anteriores para sustentar tráfago tan belicoso, vino aun á avivarle un decreto leon la Catalu- dado por Napoleon en 26 de enero, segun el cual se ña en departa- dividia la Cataluña, como si yaperteneciese á Francia, en cuatro departamentos, á saber: 1° del Ter, capital Geroua; 2o de Monserrat, capital Barcelona; 3° de las Bocas del Ebro, capital Lérida; y 4o del Segre, capital Puigcerdà. Para llevar á efecto esta determinacion, llegaron en abril á la ciudad de Barcelona varios empleados de Francia, y entre ellos Mr. de Chauvelin, encargado de la intendencia de los llamados departamentos de Monserrat y Bocas del Ebro; y Mr. Treilhard, nombrado prefecto del de Monserrat. Los instaló en sus puestos el 15 del mismo mes el general Decaen. Burlábanse de tales disposiciones aun los mismos franceses, diciendo en cartas interceptadas: « Aqui deberian en« viarse, por diez años á lo menos, ejércitos y bayonetas, no perfec «tos. » Los moradores por su parte despachábanse mas y mas viendo en aquella resolucion, no ya la mudanza de dinastía y de gobierno, sino hasta la pérdida de su antiguo nombre y naturaleza: sentimiento arraigado y muy profundo entre los españoles, y sobre todo entre los habitantes de aquella provincia.

Da el mando de Por entonces, aunque continuó al frente de Ca--ella á Suchet. taluña el general Decaen, dieron los franceses la supremacía del mando de toda ella, como ya la tenia de una parte de la misma provincia y de Aragon y Valencia, al mariscal Suchet. Con este motivo y el de prevenir desembarcos que se temian por aquellas costas, avistáronse él y Decaen en Reus el Otras ocurren- 10 de julio. Nacian semejantes recelos de una espedi

cias. cion inglesa que se dirigia á España procedente de Sicilia, de la cual hablarémos despues como conexa con la campaña general é importante que empezó en este verano. Tambien inquietaban á dichos generales movimientos de Lacy hácia la costa, y anuncios de conspiraciones en Barcelona y Lérida. En la primera de las dos ciudades prendieron los franceses y castigaron á varios individuos; y en la última el gobernador Henriod, conocido ya como hombre cruel, halló ocasion de saciar su saña con motivo de haberse volado el 16 de julio un almacen de pólvora, de cuya esplosion resultaron muchas victimas y abrirse una brecha en el baluarte del Rey. Atribuyó el general frances este suceso no á casualidad, sino á secretos manejos de los españoles. Sospechas fundadas; si bien nada pudo Henriod descubrir ni poner en claro en el asunto.

Segunda distri

to.

El fatal golpe de la caida de Valencia comprimió por algun tiempo el fervor patriótico de aquel reino; no habiendo ocurrido en él al principio acontecimiento notable. Sin embargo, el gobierno supremo de Cádiz envió por comandante general de la provincia á Don Francisco de Copons y Navia, quien

gozando de buen nombre por la reciente defensa de Tarifa, trató ya en abril de animar con proclamas á los valencianos desde el punto de Alicante. Rehacíanse en Murcia

Segundo y tercer ejercito

Partidas.

el segundo y tercer ejército, todavía al mando de Don José Odonell; ascendiendo el número de gente en ambos á unos 18,000 hombres. Limitárense sus operaciones á varias correrías, ya por la parte de Granada, ya por la de la Mancha, ya en fin por la de Valencia: todas entonces no muy importantes, pero que de nuevo inquietaban al enemigo. Don Antonio Porta, comandante del reino de Jaen bajo la dependencia de este ejército, cogió en 5 de abril, entre Bailen y Guarroman, porcion de un numeroso convoy que iba de Madrid á Sevilla. Se señalaba tambien por alii el partidario Don Bernardo Marquez, como igualmente hacia la Carolina Don Juan Baca, segundo de Don Francisco Abad (Chaleco), quien proseguia en la Mancha sus empresas. En esta provincia aun Mandaba Don José Martinez de San Martin: y recorriendo á veces la tierra con feliz estrella se abrigaba en las montañas ó en Murcia; habiendo repelido el 16 de marzo en la ciudad de Chinchilla una columna francesa

que

vino

Divisiones de Roche y Whittingham.

en busca suya. Mirábase como refuerzo importante para el segundo y tercer ejército una division española que se formaba en Alicante, equipada á costa del gobierno británico, y regida por el general Roche, ingles al servicio de España: asimismo otra de la mismo clase que adestraba en Mallorca el general Whittingham; debiendo ambas obrar de acuerdo con el segundo y tercer ejército, y con la espedicion anglo-siciliana mencionada arriba.

Guerrillas en

Valencia.

Tampoco perjudicaban á la tropa reglada algunas guerrillas que empezaban á rebullir hasta en las mismas puestas de la ciudad de Valencia; principalmente la del Fraile, denominada asi por capitanearla el franciscano descalzo Fr. Asensio Nebot, que importunaba bastantemente al enemigo con acometimientos y sorpresas.

sus trabajos

Empresas del

Empecinado, de
Villacampa y de

Duran.

Pero las partidas que se mostraban incansables en eran las ya antes famosas del Empecinado, Villacampa y Duran, pertenecientes á este segundo distrito. El conde de Montijo, á quien Blake habia nombrado gefe de todas tres, retiróse verificada la rendicion de Valencia, y se incorporó á las reliquias de aquel ejército, campeando de nuevo por sí los mencionados caudillos segun deseaban, y cual quizá convenia á su modo de guerrear.

Tuvo Don Juan Martin el Empecinado que deplorar en 7 de febrero la pérdida de 1,200 hombres, acaecida en Rebollar de Sigüeza en un reencuentro con el general Guí, estando para ser cogido el mismo Empecinado

TOMO III.

El Manco.

en persona, 6

quien solo se salvó echándose á rodar por un despeñiadero abajo. Achacaron algunos tal descalabro á una alevosía de su segundo Don Saturnino Albuir, llamado el Manco, y parece que con razon si se atiende á que hecho prisionero este tomó partido con los enemigos, empañando al brillo de su anterior conducta. Ni aun aqni paró el Manco en su desbocada carrera, preparóse á querer seducir á Don Juan Martin y á otros compañeros, aunque en balde, y á levantar partidas que apellidaron de contra-Empecinados: las cuales no se portaron á sabor del enemigo, pasándose los soldados á nuestro bando, luego que se les abria ocasion.

Al regresar Don Pedro Villacampa de Murcia á Aragon escarmentó, durante el marzo, á los generales Palombini y Pannetier en Campillo, Ateca y Pozohondon. Unióse en seguida con el Empecinado y obrando juntos ambos gefes amenazaron á Guadalajara. Separáronse luego, y Villacampa tornó á su Aragon, al paso que Don Juan Martin acometió á los franceses en Cuenca, entrando en la ciudad el 9 de mayo, y encerrando á los enemigos en la casa de la inquisicion y en el hospital de Santiago. No siéndole posible al Empecinado forzar de pronto estos edificios, se retiró y pasó á Cifuentes; y hallándose el 21 en la vega de Masegoso, dudaba si aguardaria ó no á los enemigos que se acercaban, cuando sabedores los soldados de que venia el Manco, quisieron pelear á todo trance. Lograron los nuestros la ventaja, y el Manco huyó apresuradamente; que no cabe por lo comun valor muy firme en los Tambien Don Ramon Gayan estuvo para apodcGayan. rarse el 29 de abril del castillo de Calatayud, may fortificado por los franceses. No lo consiguió; pero á lo menos tuvo la dicha de cogerá su comandante, de nombre Favalelli, y á 60 soldados que se hallaban á la sazon en la ciudad.

traidores.

Toma Duran á Soria y á Tude

la.

Por su parte, llevó igualmente entonces á cabo Don José Duran dos empresas señaladas, que fueron la toma de Soria y el asalto de Tudela. Ejecutó la primera el 18 de marzo; ausiliado de un plano y de noticias que le dió el arquitecto Don Dionisio Badiola. Inútilmente quisieron los enemigos defender la ciudad: penetraron dentro los nuestros, rompiendo las puertas, y obligando á los franceses á recogerse al castillo con pérdida de gente y de algunos prisioneros. Alcanzaron la libertad muchos buenos españoles alli encarcelados. Guarnecian á Tudela de 800 á 1,000 infantes enemigos, y la embistieron los nuestros el 28 de mayo. Habíanla los franceses fortalecido bastantemente; mas todo cedió al ímpetu de los soldados de Duran, que asaltaron la ciudad por el Cármen Descalzo y por la misericordia, guiando las columnas Don Juan Antonio Tabuenca y Don Domingo Murcia, Los enemigos se metieron tambien esta vez en el castillo, dejando en nuestro poder 100 prisioneros y muchos pertrechos.

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