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IV.

La exposición del intento criminal de D. Diego de Peñalosa Briceño, anulado por la ingerencia de otra persona que le suplantó en la jefatura utilizando la idea de la expedición, requiere de necesidad noticia de las relaciones que entre ambos mediaron; de las condiciones de la segunda y de la manera de conducir la empresa, si ha de ser entero el bosquejo del supuesto Conde de Santa Fé; y en verdad, no es la menos difícil y penosa esta parte del informe, habiendo de significar el juicio de un extranjero, que sus compatriotas no han fijado aún de conformidad, hacién. dolo unos objeto de apasionado encomio, mientras que á otros inspira denigrante violencia. Mr. Pierre Margry, uno de los entusiastas que le ha consagrado monumento con la publicación de la obra citada, Mémoires et documents pour servir a l'Histoire des origines françaises des pays d'Outre-mer, en que se contienen las cartas, despachos, diarios y cuantas referencias personales ha logrado reunir, servirá de guión á mi examen. Ni una sola apreciación, ni una frase me permitiré que no se desprenda de esos papeles auténticos á que me remito, con cuyo proceder no será culpa mía si aparece algo menos elevado que en el pedestal que le preparan los nuevos orleaneses para celebrar el segundo centenario del descubrimiento de las bocas del Misisipi 1.

En opinión del referido Sr. Margry, «es uno de los hombres más grandes que han cooperado al descubrimiento del Nuevo Mundo,» concepto más modesto que el del ilustre Mirabeau, para el cual, «después de Coy de Cortés, es seguramente la figura más notable en la historia de los principios del continente.>>

lón

No participaron de tan excelentes impresiones el P. Charlevoix ni otros

L'Abeille de la Nouvelle-Orleans; L'Exploration; Bulletin de la Société normande de Geographie. Mai-Juin, 1882,

historiadores del Canadá, cuyo juicio vino á prevalecer, de forma que, olvidado ó casi olvidado el descubridor, ni era siquiera sabido el pueblo que le dió cuna, hasta que recientemente halló Margry la partida de nacimiento en Ruan (Rouen).

Roberto Cavelier de La Salle se distinguió en el Canadá, extendiendo la zona de las operaciones comerciales de la colonia; penetró en la región de los Lagos; fabricó una fortaleza que se llamó de Frontenac por el Gobernador de Nueva Francia; obtuvo con el señorío de las tierras que dominaba el fuerte, privilegio exclusivo del comercio de pieles de castor, y alentado con el primer suceso, prolongó las expediciones entre los salvajes, siendo siempre su objetivo el comercio mismo. Pasando á Francia solicitó patente, que le fué acordada, para un nuevo establecimiento á la entrada del lago Erie, observando que por la dirección de los ríos creía descargarían en el Seno mejicano, y esperaba encontrar la comunicación que habría de proporcionar grandes ventajas al Canadá. Consiguió, en efecto, descender por el Misisipi en canoas de indios, llegando á las bocas en Abril de 1682, y negando que Jolliet y Marquette, que bajaron diez años antes, le hubieran precedido, regresó á París á tiempo que Peñalosa tocaba la meta, dándose por descubridor, aunque el Conde Frontenac tenía informado á su Gobierno que el Misisipi, navegado ahora por los franceses, era, según toda probabilidad, el que los geógrafos marcaban Ꭹ llamaban del Espíritu Santo 1,» y el nuevo Gobernador M. de la Barre confirmaba la suposición de un modo absoluto 2, llegando á confesar él mismo La Salle, que las noticias que tuvo de los indígenas conformaban con la relación de Hernando de Soto, y que no ignoraba que Moscoso había salido del río en los bergantines que construyó, alcanzando con ellos la costa de Méjico 3.

1

Margry.-Mem. et Doc. Tomo I, pág. 267.

2 Ibidem. Tomo II, pág. 302. Je ne fais pas grand cas de cette descouverte, si je ne suis mieux instruit, puisque c'est assurément la rivière de Spiritu Santo.

3 Ibid. Tomo II, pág. 44. De los viajes de La Salle circuló relación en España un librito en 8.o menor que posee esta Real Academia, titulado Relación de un país que nuevamente se ha descubierto en la América septentrional de más extendido que es la Europa, y que saca á luz en castellano debajo de la protección de el Excmo. Sr. Duque de el Infantado, Pastrana, etc., el Sargento General de Batalla Don Sebastián Fernández de Medrano, Director de la Academia Real y Militar en el Exército de los Paises Bajos. En Brusselas, en Casa de Lamberto Marchant, Mercader de Libros, M.DC.XCIX. Los preliminares ocupan las tres primeras hojas después de la portada, y son; dedicatoria á D. Juan de Dios de Silva, Duque del Infantado, y prólogo. La primera en verso, empieza así:

«Este (Excelso Señor) breve diseño

La perspectiva de las ventajas que podría proporcionar la vía fluvial, se oscurecía con las condiciones personales del noticiero. El Conde de Frontenac, que protegió las expediciones y le apoyó en muchas ocasiones, tenía avisado que en la colonia había saña contra Cavelier, habiéndose enajenado las simpatías por la forma en que usaba al monopolio de las pieles. Mr. de la Barre, que desde el momento que sucedió en el gobierno de la Nueva Francia, dejó ver la mala impresión que el viajero le causaba, escribió con frecuencia en su contra, acusándole principalmente de insufrible amor propio, de extremada dureza con la gente que se ponía á sus órdenes, de instabilidad Ꭹ de soberbia, defectos que señalaron otras personas de la colonia, por las cuales se le desertaban los hombres, y más de una vez habían querido asesinarle 1.

Reconvenido por las personas que le estimaban, dándole suavemente á entender cuánto le importaba hacerse popular y querido de la gente que había de ayudar á su gloria, respondió con acritud que se daba más crédito á miserables desertores que á su palabra de caballero; si efectivamente era severo, basaba el proceder en el convencimiento de que cierta clase de hombres no se gobierna con otro freno que el temor del castigo, y que jamás se rebajaría hasta su nivel, procurando la popularidad que le elogiaban 2.

Gráfica Descripción, tierra ignorada,
O por lo oculto de su airado ceño
O impenetrable, en su Región helada,
Tanto Patrón inboca; elixe dueño
Para que protexida, y auxiliada,
En la sombra feliz de tal defensa

Logre esta vez las luzes de la prensa.»>

En el prólogo explica que el fraile recoleto Luis Hennepin había publicado un Tratado atribuyéndose los descubrimientos que pertenecían á Mr. de La Salle, como jefe de la expedición, y porque no logró la primacia pasó á Holanda y se despicó con dedicar al Rey Guillermo aquel dilatado país, por donde corre un caudaloso río navegable llamado Meschasipi, instándole á que se apoderase de él, plantando la fé (y era religioso). El texto comprende 86 páginas, extractando la relación del P. Hennepin, y á más de dos láminas, con las armas del Duque de Pastrana una, y una alegoría la segunda; lleva Carta geographica de un país que nuevamente se ha descubierto en la América septentrional entre el Mar glacial, Florida y Nuevo Reino Mexicano, corriendo por el un caudaloso rio navegable llamado Meschasipi. Delineada por el Teniente General de la Artillería D. Antonio Marquina, Discipulo de el

Author.

Barcia, ó sea D. Gabriel de Cárdenas Z. Cano, describió los viajes de La Salle y los de otros franceses con mayor extensión, en su Ensayo cronológico para la historia de la Florida. 1 Margrí. Tomo I, págs. 496, 581 y 582.

2 Ibid. Tomo II, págs. 224 á 235.

Agriado aún más el carácter, receloso después de sentir los efecto del veneno que estuvo á punto de causar su muerte, influido por la soledad de los bosques que atravesaba, se hizo cada vez más retraido é irresoluto; adquirió la manía de los Jesuitas, atribuyéndoles las contrariedades, sospechando que por todas partes le tendían lazos, le espiaban y amenazaban su existencia, ganando á los que iban en su compañía.

Tal era Roberto Cavelier de La Salle, al presentarse en París al Ministro y al Rey que quiso escuchar de su boca la narración del viaje. El primero, con la altanería del normando y la suavidad del perulero; las vacilaciones del uno y la seguridadd del otro en la fijación de los lugares; las ofertas tan distintas, de pieles de cíbola y minas de plata que hacían, formó paralelo nada ventajoso al héroe de la Luisiana, que así por befa llegaron á apellidarle sus compatriotas 1; y visto el mal aspecto que tomaba su causa, los interesados en ella le aconsejaron que dejando á un lado las ideas comerciales, por contentar á Segnelay é instruirse, se acercara á Peñalosa, le adulara incensándole ausente y presente 2, procurando por cualquier medio ganar su confianza, sin olvidar decirle que no quería tener en la empresa más parte que la que el mismo Peñalosa designara.

por

Dócilmente siguió la indicación, que le proporcionó como se esperaba, el examen de los planos y memorias del criollo, y el de los papeles españoles que Segnelay había reunido en su gabinete, rectificando con ellos la idea vaga de su propio itinerario, que le indujo á sostener no había entrado en el golfo de Méjico por la bahía del Espíritu Santo, sino el meridiano de Pánuco 3. No tuvo ahora inconveniente en suscribir que el río Bravo de que hablaba el proyecto del Conde de Santa Fé y el Misisipi, eran uno mismo ; que allí había plantado él las armas del Rey Luis, á las que los salvajes ofrecían sacrificios, habiéndose reunido, atraidos por la dulzura de su llamamiento más de diez y ocho mil almas que sólo esperaban una orden para lanzarse contra los españoles, cuya tiranía odiaban 5. Formuló también plan reservado que dió al Ministro, ofreciendo apoderarse de Nueva Vizcaya (que no conocía), atacándola por tres

1 Ibid. Tomo II, pág. 457.

2 Ibid. Tomo III, pág. 75. Je luy conseillerois donc de le flatter, le vanter absent et présent, et par tous moyens entrer dans sa confidence.....

3 Ibid. Tomo II, pág. 355.

4 Ibid. Tomo III, pág. 55.

paso

puntos á la vez con sus quince mil salvajes, empresa infalible, al que por Pánuco, según pensaba Peñalosa, no era lo mismo, por estar habitado el país desde la boca del río.

Se advierte por tales gestiones que el señor Cavelier no era más escrupuloso que su contrincante, tratándose de elegir medios que condujeron al fin de su deseo; medios excelentes, ya que, si no al Ministro, indujeron á quien más podía á darle la preferencia en la expedición con buques, pertrechos y gente.

El Capitán de navío Beaujeu, elegido para escoltar el convoy, se maravillaba observando el desorden y falta de fijeza en las ideas del descubridor; en las relaciones que con éste tuvo durante el armamento, notaba de día en día cosas tan extrañas, que creyó de su deber elevarlas al conocimiento del Ministro, advirtiéndole que La Salle no era hombre de mar ni de guerra, que ni áun los víveres que había de consumir su gente calculaba, formando mal pronóstico de la misión que se fiaba á persona que en sus palabras y en sus acciones no disimulaba la desconfianza del éxito 1.

Más explícito con sus amigos, les escribía que el jefe de la empresa, voluble y desconfiado, podría muy bien ser de la hechura de los Cortés y Pizarros, pero le parecía sólo á propósito para dirigir colegiales ó salvajes 2.

Se ha atribuido á la envidia el móvil de estas confidencias, y el señor Margry no duda que dimanaban de la vanidad humillada del marino: á mi parecer no se trasluce en las cartas tan mal sentimiento; se molestaba Beaujeu viendo que el caudillo desconocía los rudimentos de la organización y de la disciplina de un buque de guerra, y promovía conflictos por caprichos pueriles; se negaba á exigencias absurdas, como la de remover en la mar la estiva, ó sea la colocación de los efectos de la bodega para darle lo que estaba debajo de todos; pero manifestando el mejor deseo en bien del servicía, sin emulación, sin pretensiones ni deseos de descubridor él, ofrecía á La Salle su mesa, su bolsillo, consejo en lo que no entendía, y observaciones siempre juiciosas y siempre mal recibidas.

En el Seno Mejicano, no fué culpa de Beaujeu que los bajeles fueran seiscientas millas á sotavento, ó sea hacia el Oeste del Misisipi; bien se esforzó en que se entendiera que no era el río aquel punto de la costa de

1 Ibid. Tomo II, pág. 404.

2 Ibid. Tomo II. Carta á Cabart de Villermont.

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