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DUQUE DE ALBURQUERQUE.

INFORME

EN DESAGRAVIO

DE TAN ILUSTRE PRÓCER

PRESENTADO Á LA

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

POR EL CAPITÁN DE NAVÍO

CESAREO FERNÁNDEZ DURO

ACADÉMICO DE NÚMERO.

MADRID.

IMPRENTA Y FUNDICIÓN DE MANUEL TELLO,

IMPRESOR DE CÁMARA DE S. M.

Isabel la Católica, 23.

1884.

EN LA

BATALLA DE ROCROY.

IMPUGNACIÓN Á UN ARTÍCULO DEL DUQUE DE AUMALE SOBRE ESTA BATALLA Y NOTICIA BIOGRÁFICA DE AQUEL PERSONAJE

POR

A. RODRIGUEZ VILLA '.

I.

Con el título de La première campagne de Condé, ha publicado el duque de Aumale en la Revue des Deux Mondes, números correspondientes al 1.o y 15 de Abril de 1883, una extensa narración de este famoso hecho de armas, escrita con tanta parcialidad, tan desfigurados los sucesos, con omisiones tan graves y tan evidentes inexactitudes, que no parece sino que deliberadamente se ha propuesto oscurecer la verdad. No necesitaba el duque de Anguien, su protagonista, para consolidar su fama de valeroso y hábil caudillo, que se rebajase de tal modo el valor y pericia de sus enemigos en tan memorable día: hartas pruebas tiene la historia de sus grandes dotes militares, de todos con justicia reconocidas.

El duque de Aumale, que ha debido tener á la vista para escribir este artículo, á más de las fuentes históricas de su país, las españolas contemporáneas, tan dignas como aquellas de fé y autoridad para depurar y esclarecer los hechos, ó no las ha consultado ni compulsado, ó para satisfacer el amor propio de su nación ó de su familia se ha dejado llevar ciegamente de las relaciones francesas, cerrando los ojos á los documentos y testimonios españoles. Inclinome á creer esto último, por ver citado á Vincart en el referido artículo, por más que unas veces lo hace para desautorizar su relación, y otras para apoyarse en ella, según á su propósito conviene.

Madrid: imprenta de D. G. Hernando, 1884.

Ocasión sería ésta de referir detalladamente los antecedentes, preliminares y curso de esta batalla, dada, como saben mis eruditos lectores, el día 19 de Mayo de 1643, con motivo de haber bloqueado nuestras tropas la importante plaza de Rocroy y de haber acudido en su socorro el ejército mandado por Luis de Borbón, Duque de Anguien. Por fortuna, tan delicado y difícil trabajo está magistralmente hecho por el actual director de la Real Academia de la Historia y eminente hombre de Estado el Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo, en su interesantísimo opúsculo titulado: Del principio y fin que tuvo la supremacia militar de los españoles en Europa, con una relación y algunas particularidades de la batalla de Rocroy.

El duque de Aumale, que ciertamente conoce este trabajo del señor Cánovas, modelo de erudición, de crítica y de exposición histórica, dado á luz muchos años hace, ni se ha dignado discutirlo en los numerosos pasajes que difieren de su relato, ni siquiera citarlo una sola vez. Prueba evidente de que el Duque quería campar solo por su respeto, no atenerse á pruebas ni consideraciones de ningún género y sentenciar el pleito á su manera. No es así como hoy se escribe la historia.

En cambio, el Sr. Cánovas del Castillo, en su amenísima obra, pocos meses há publicada, El Solitario y su tiempo 1, ha refutado, aunque incidentalmente, algunos de los errores históricos cometidos por el moder. no historiador de los príncipes de Condé. «La relación, dice, de la batalla de Rocroy por el duque de Aumale carece de valor histórico, porque su disculpable amor nacional le ciega al punto de desconocer y negar la verdad en hechos interesantísimos y con toda evidencia demostrados.>>

No es tampoco mi propósito emprender una refutación completa de todos los errores históricos en que con ocasión de esta batalla ha incurrido el duque de Aumale. Sería esta tarea larga y pesada, y hasta cierto punto inútil, toda vez que basta sólo leer y confrontar la narración del uno con la del otro, para que salte á la vista la ligereza y parcialidad del duque y la autorizada voz y sinceridad del Sr. Cánovas.

Mi deseo es tan solo volver por el honor militar y buena memoria del duque de Alburquerque, general de la caballería ligera en aquella función, á quien el de Aumale maltrata desapiadada é injustamente en muy pocas palabras. Parecía natural que, teniendo el articulista necesidad para tan dura agresión de apartarse por completo de cuantos testimonios históricos españoles se refieren á este acontecimiento, insistiese con sin

gular empeño en presentar de una manera clara y concluyente las pruebas en que apoya su relato. Exigíalo así la propia dignidad del historiador, la calidad y méritos de la persona ofendida, el deber de fundar su aserto en datos irrecusables á toda sana crítica, antes de lanzar la acusación de cobarde y atribuir en gran parte la pérdida de la batalla al duque de Alburquerque. Acusaciones como ésta no se escriben sin inmediata, plena y terminante demostración. ¿Lo ha hecho así el duque de Aumale? Ni siquiera lo ha intentado.

Siguiendo la Historia de Condé explica este escritor la parte que el duque de Alburquerque tomó en esta batalla del siguiente modo. Dice que nuestra caballería montó á caballo al primer alarma; que los escuadrones mandados por el general Gassión, se adelantaron hacia ella; que entonces quiso oponérsele Alburquerque, y que en el momento de venir á las manos le sorprendió y envolvió el duque de Anguien, que colocado algo detrás de Gassión, y oculto hasta entonces por un bosle cogió en flagrante delito de maniobra. El choque fué duro. Las compañías acometidas no se rehicieron y desaparecieron del campo de batalla perseguidas por los Croatas del ejército francés. «Alburquerque, arrastrado por los fugitivos, llegaba á las ocho de la mañana á Philippeville 2. Ha debido salir temprano y caminar aprisa, añadía Fabert, dando esta noticia á Mazarino..

que,

Esto es cuanto en su extensa narración refiere del duque de Alburquerque. Después añade que sus lugartenientes Vivero y Villamor 3 ocuparon su puesto, y finalmente, al hacer el resumen de la batalla, se expresa así: «Primer momento. El 19, al apuntar el día, el ala derecha francesa, mandada por Gassión y dirigida por el duque de Anguien, comienza el combate; quince escuadrones, que formaban dos escalones en línea de columnas, auxiliados por un batallón, destrozan á mil infantes escogidos y desbaratan la caballería de Flandes: el duque de Alburquerque desaparece del campo de batalla. Los escuadrones victoriosos toman posición más allá de la infantería enemiga.....»

De donde se deduce que el duque de Alburquerque queda en esta memorable jornada, según la narración de Aumale, como la figura más

4

Histoire de Louis de Bourbón, prince de Condé.-Cologne, 1645.

2 Treinta y dos kilómetros de Rocroy.-(Nota del duque de Aumale.)

3 Escribe el duque de Aumale constantemente equivocados muchos nombres de nuestros generales, como Albuquerque, Vivera, Villamer; deslices de poca importancia, pero que vienen á demostrar su poca escrupulosidad y falta de atención á los documentos españoles.

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