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Drake; y que y que los rusos conducidos por la misma política que los ingleses, pretenden ser los descubridores de aquellas tierras, que aún no conocen, y que nuestros antepasados habían pisado y demarcado mucho antes que todos los demás.

>>Nuestra Gaceta de Madrid de 20 de Diciembre último, en el capítulo de Londres, dice que se asegura haberse descubierto ya por el NO. aquel famoso paso que nuestro Almirante Fonte fué á buscar y no encontró, el siglo pasado. Supongo que los ingleses darán pruebas de hecho, si quieren ser creidos. Yo, á la verdad, nada me alegraré del descubrimiento, pero entre tanto creo mejor que alguna razón política ó de interés, ha sugerido la publicación de esta patraña, para animar los accionistas de la decadente compañía de la Bahía de Hudson, que se formó, como sabe Vm., con el entusiasmo de hacer aquel descubrimiento.

>>>Estas son las noticias que puedo dar á Vm. para que acompañen la relación de la consabida jornada. Dejo á Vm. la crítica ó la apología de ella, pues me parece que de una y otra habrá necesidad, y ahora por no cansarle más, me ofrezco á sus órdenes y quedo rogando á Dios le guarde muchos años como deseo.-Habana 1.° de Mayo de 1769.>>

Aunque en la copia se omitió la trascripción de la firma, tengo averiguado, que escribió la carta D. José Antonio de Armona, Corregidor que fué de Madrid, Inspector de correos marítimos en la isla de Cuba, curioso colector de papeles históricos y amigo íntimo de D. Bernardo de Iriarte, que tenía las mismas aficiones 1. D. Martín Fernandez de Navarrete sacó dos copias de la Relación del descubrimiento de Quivira enviada por Iriarte; una para su colección todavía inédita 2; otra para la del Depósito hidrográfico, consignando en ambas la procedencia y la circunstancia de haberlas confrontado por sí mismo el año 1791, con la escrupulosidad que acostumbraba 3. De la primera tomó á su vez traslado el se

1 D. Bernardo de Iriarte, más adelante Consejero de Indias. y Bibliotecario del Rey, formó importantes colecciones con el propósito de publicarlas. Fueron á parar á Londres al Museo Británico, y en el Catálogo de MSS. españoles que formó el Sr. D. Pascual de Gayangos, tomos I y II, se enumeran los principales documentos. La colección de Armona, se titula Navegaciones antiguas y modernas á la mar del Sur y otras partes del globo. Descubrimientos y Diarios curiosos de viajes hechos á la mar del Sur y otras partes incógnitas, recogidas por D. Joseph Antonio de Armona, Caballero pensionista de la distinguida Orden de Carlos III. Año 1772. Está junta con la de Iriarte, y su índice comprendido en el tomo II del mencionado catálogo.

2

Se halla en la Biblioteca central de Marina, tomo XXVII, núm. 20.

3

Además dió noticia de la Relación en su Biblioteca maritima, tomo II, pág. 506.

ñor Buckingham Smith en 1856, dejando en el legajo de Navarrete autógrafo por donde consta que destinaba el papel al Sr. E. G. Squier 1, y por éste han debido sacarse otros en los Estados-Unidos de América. El documento es como sigue:

1

Squier fué Ministro de los Estados-Unidos de América en Nicaragua, y publicó en 1859 la Relación del Ldo. Diego García de Palacio, descriptiva de la provincia de Guatemala, y otros documentos españoles remitidos por el mismo Buckingham Smith, para la historia de Centro América.

"RELACIÓN

del descubrimiento del país y ciudad de Quivira, hecho por D. Diego Dionisio de Peñalosa, Briceño y Verdugo, Ocampo y Valdivia, señor de las villas de Guarina y de Farara y sus once pueblos; caballero feudetario encomendado en la ciudad de la Paz, alcalde provincial y regidor perpétuo en ella y las cinco provincias de su distrito, Gobernador y Capitán general del Nuevo México, legítimo sucesor y heredero del Marquesado de Arauco y Condado de Valdivia (provincia de Chile), Vizcondado de la Imperial y Marquesado de Oristán y pretenso Marqués de Farara, y Conde de Santa Fee de Peñalosa, Adelantado de Chile y de la Gran Quivira en el Occidente de este Nuevo Mundo de la América, año de 1662. Escrita por el P. Fr. Nicolás de Freytas del orden de San Francisco, Predicador y guardián del Convento de San Ildefonso en este reino y capellán de S. S. I. 1

>>El año de 1662, á 6 de Marzo, salió el señor D. Diego de Peñalosa de la villa de Santa Fé á descubrir las tierras del Oriente, llevando en su compañía al P. Predicador Fr. Miguel de Guevara, guardián del Convento de Santa Fé (del reino de Nuevo México) y al P. Fr. Nicolás de Freytas, guardián del convento de San Ildefonso, ambos religiosos de nuestro seráfico Padre San Francisco, el uno por capellán de S. S. I. y

1 Aqui tenia el original una nota del mismo D. Diego de Peñalosa que decía: No lo era aún, mas por haberle dicho yo que lo sería, creía él estar ya en posesión; adelante lo fué. Otra nota del Sr. Navarrete dice: «Esta relación fué dada el año de 1684, por el mismo Conde de Peñalosa á Mr. de Seignelai, Ministro de Marina. Así está anotado en francés en el original de que se ha sacado esta copia.» Y al final añade: «Una copia de letra moderna de esta jornada, que ha servido de original, posee D. Bernardo de Iriarte, del Real Consejo de las Indias, que me la ha franqueado con la mayor complacencia, igualmente que otros relativos à Quirós, interesado en ilustrar la Historia de nuestros viajes, cuya colección emprendió por los años de 1768, habiéndose malogrado tan útil y glorioso proyecto. Se ha confrontado esta copia y queda conforme. Acaso es esta relación la memoria m.s. en francés que se hallaba en la libreria de Thevenot, y cita el Sr. Bárcia en el folio 609 de su Epitome à la Bibliot. Occid. de Pinelo. Madrid 48 de Julio de 1791.-Martin Fernández de Navarrete.

el otro de la armada, y una muy lucida compañía de 80 españoles, entre los cuales había algunos extranjeros casados en estas partes, cuyo capitán era Miguel de Noriega y su Maestre de Campo Tomé Dominguez de Mendoza, y sargentos mayores D. Fernando Durán y Chaves y Juan Lucero Godoy, y mil indios infantes de arco y flecha, todos muy bien armados, así las personas como los caballos, y con todos los demás pertrechos de paz y guerra para todos los contingentes que se nos pudieran ofrecer, y con 36 carros y carretas bien provistos de víveres y municiones, y una carroza, una litera y dos sillas de mano para su persona y 6 piezas de á tres libras de bala, 800 caballos y 300 mulas, y llevábamos la derrota al Oriente hasta haber caminado 200 leguas, todas ellas de amenos, apacibles y fertilísimos campos y tan llanos que en todos ellos no se vió sierra ni monte ó collao alguno, los cuales fueron á rematar en una altísima insuperable sierra que está vecina al mar, 8 leguas más allá de la gran ciudad de la Quivira llamada Taracari, y son tan agra dables y fértiles que en todas las Indias del Perú y Nueva España, ni en la Europa otros tales se han visto por lo delicioso y ameno, y cubiertos de búfalos ó vacas de Cibola que causaban notable admiración. Mientras más la tierra adentro, era mayor el número con muchos y muy hermosos ríos, ciénegas y fuentes pobladísimas de frondosas arboledas y frutales de diversos géneros que producen gustosisima ciruela, uvas gruesas y buenas, con el racimo grande y de extremado gusto como las de España, y áun exceden.

Muchos morales para criar seda, robles, encinas, olmos, fresnos y álamos, con otras especies de árboles y yerbas provechosas y olorosas; trébol, lino, cáñamo, orégano que cubría un hombre á caballo, rosa muchísima, infinidad de fresa, aunque menuda, sabrosa, muchas perdices de Castilla, codornices, pavos, gallinetas, faisanes, corzos, ciervos ó venados en grandísimo número, y áun casta de ellos tan grandes y crecidos, como nuestros caballos.

>>Por estos amenos y fertilísimos campos caminamos los meses de Marzo, Abril, Mayo y Calendas de Junio, y llegamos á un río grande que llaman Mischipi, donde vimos los primeros indios de la nación Escanjaques, que serían en número de 3.000, belicosísimos, bien armados y dispuestos á su modo, que iban á dar asalto á la primera ciudad de los quiviras, que son sus enemigos y se consumen en guerras contínuas.

>>Estos Escanjaques después de paz dieron noticia de la Quivira y sus gentes, y caminaron con nosotros aquel día por la vera de aquel hermoso río arriba, que es caudaloso y hacía en partes muy deleitosas y her

mosas vegas tan fértiles, que en algunas se cojen las frutas dos veces al año, y de grandes arboledas, en partes de á dos, cuatro, seis y de á diez leguas, y de árboles peregrinos y no vistos hasta allí.

>>Desde aquel puesto torcimos la derrota hacia el Norte siguiendo el río, que traía su corriente de allá, dejando el Oriente á mano derecha, y aquel día hizo alto el Real en las vegas de él, y los indios Escanjaques se alojaron algo apartados, y fué digno de notar lo que aquella tarde hicieron, que fué salir hasta 600 de ellos á caza de cíbolas, que las tenían bien cerca, y en menos de tres horas volvieron trayendo cada uno á una, á dos y algunos á tres lenguas de vaca, de la increible matanza que hi

cieron en ellas.

>>Otro día marchó el Real, y á cuatro leguas andadas, descubrimos la gran sierra ya dicha, que corría del Este al Norte, cubierta de humazos con que se daban avisos de la llegada del ejército cristiano, y poco después descubrimos la gran población ó ciudad de Quivira, situada en las anchurosas vegas de otro hermoso río que venía de la Sierra á entrar y juntarse con el que hasta allí habíamos seguido.

>>>Antes de pasar el gran río que nos servía de guía y á vista de la ciudad, hizo alto el Real en la vega de él, habiendo ordenado el Sr. Don Diego antes á los Escanjaques que se retirasen y no llegasen á la ciudad, sin que su señoría les mandase otra cosa; lo cual hicieron, aunque contra su voluntad, porque quisieran que así ellos como el señor Adelantado con sus soldados, diesen luego asalto á la ciudad á fuego y sangre y la destruyesen.

>>Fué tanta la gente que se mostró á la frente de la gran población, hombres, mujeres y niños, que causó admiración, y luego vinieron setenta principales caciques, muy bien aderezados á su uso, con lindas camuzas, y antes y gorras ó bonetes de armiños, y dieron la bienvenida. al señor Adelantado con las mayores demostraciones de amor y respeto que pudieron.

>>Su Ilustrísima los recibió con agasajo y mandó que los regalasen, y les dió algunos presentes con su acostumbrada liberalidad, procurando sosegarles los ánimos turbados por el alboroto que con su vista y la de los Escanjaques, sus declarados enemigos, habían recibido, y ganarles las voluntades para el buen progreso de su jornada, y dándoles á entender la correspondencia y buena amistad que con ellos tendría, y desde luego enseñándoles no sólo con palabras sino con devotísimo afecto y ejemplo, hizo erigir el altar portátil donde adoró la imagen de Cristo, Señor Nuestro, y la de la Virgen Nuestra Señora, su Santísima Madre; y man

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