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greso de las ideas llevara á los exploradores á considerar tantas otras cosas como se ofrecerían á su vista. La participación en el viaje de extranjeros, casados y establecidos en el país al punto de estar representadas en la comitiva las cuatro partes del mundo entonces admitidas, Europa, Asia, Africa y América, ofrece otra objeción en la nimia escrupulosidad con que se cerraba en aquella época el acceso á las Indias á quien no fuera vasallo del Rey Católico, no tan seria en verdad como la que origina la especie de dirigirse con carroza, litera y sillas de manos al reconocimiento de regiones desconocidas, cortadas por ríos caudalosos, montañas escarpadas y valles profundos, impedimenta con que explica el narrador la retirada de la expedición en el momento de alcanzar el punto más interesante de su objeto, y cuando nada se oponía á la continuación de la marcha en dirección de la mar del Norte, ó sea del Atlántico, objetivo de cuantas salían del Nuevo Méjico. Mal compagina el lector, asímismo, que en un campamento militar pasara inadvertido el cruzar del río por los escanjaques; el ataque de la ciudad de Quivira, incendio y saqueo sin que los centinelas abrieran los ojos, ni aquella muchedumbre que ponía admiración, hiciera resistencia á tres mil enemigos, de cuya aproximación estaba advertida, amaneciendo la población tan sola, que andando los españoles por ella más de dos leguas, contando millares de casas, no hallaron de quien tomar lengua.

Habría aún mucho que decir acerca de la batalla con los escanjaques y otras cosas, mas sin alargar los pormenores, el número y la trascendencia de las notas con que el caudillo adorna la redacción del cronista franciscano, por sí solas previenen en contra de la credulidad que uno y

otro merecen.

Poca importancia tiene que el P. Freitas fuera ó no fuera todavía capellán nombrado de Su Señoría, y que dejara de apuntar la etimología de la palabra Canadá, que para nada se necesitaba. Lo natural en una persona de la capacidad y de los méritos que se atribuyen al jefe de la jornada, hubiera sido corregir ante todo los errores geográficos cometidos por el redactor, rectificar la procedencia del oro y seda que llevó á Londres el corsario sir Thomas 1; apuntar alguna de las importantes revelaciones que los caciques de Quivira le hicieron la noche anterior al abandono de la ciudad, y no habría de censurársele tachara unas cuantas frases de las que el capellán dedicaba á su persona.

1 Sir Thomas Cavendish apresó en el Pacífico la nao Santa Ana que regresaba de Filipinas el año 1587, y de su cargamento eran las riquezas que Peñalosa hace procedentes de

Con estas impresiones me ocurrió ante todo si sería supuesto el nom bre del P. Nicolás, como escudo bueno con que cubrir la pedantería del autor verdadero del papel; mas en el particular no cabe duda; fuera ó no cronista de Peñalosa, asegura la existencia del franciscano un libro impreso en Méjico con su nombre el año de 1680; esto es, diez y ocho despues de la expedición 1; Juan Lucero Godoy y el Maestre de Campo Dominguez de Mendoza, que figuran en la relación del viaje, también han tenido vida real en el Nuevo Méjico, apareciendo en varios documentos que he registrado, si bien el último se llamaba Juan y no Tomé; pero pudiendo ser este error de copia ó lapso de la memoria, más que contraria viene á ser prueba en favor de la relación. He procurado en consecuencia otras que ayuden al juicio.

En nota de la referida relación se dice que la original de Fr. Nicolás de Freitas se remitió al Rey con el Memorial impreso del Adelantado, el año 1663; este Memorial he buscado con interés en los archivos y bibliotecas de la corte, inclusa la particular de S. M., sin hallar rastro de su venida: en Méjico no se ha visto ejemplar, y de haberse impreso, habría siquiera salido de la prensa una docena. Tampoco hay muestra en el Archivo de Indias, centro á que naturalmente debía pasar en definitiva, corriendo la suerte de la narración manuscrita, que en ninguno de esos depósitos de papeles existe.

Recurriendo á las relaciones de otros viajes, porque en algunas se citan los antecedentes, con mejor fortuna he visto muchas: varias mencionan por orden cronológico las principales exploraciones, á partir de la fecha del descubrimiento, y he podido formar índice que comprende unas noventa de las principales, entre los años 1523 y 1780. Lo pongo por apéndice con indicación de referencia ó del lugar en que para cada una como dato de importancia en la investigación presente. En ninguna de tantas narraciones, itinerarios, compilaciones y diarios se cita, ni por incidencia, la expedición de Peñalosa.

1

Es más; llegado á noticia del Gobierno de España el ofrecimiento que

Me ha favorecido con la noticia el Sr. D. Joaquín García Icazbalceta, en carta estimada de Méjico á 16 de Junio de 1882, así:

Beristain, corregido, dice:

FREITAS.-Fr. Nicolás de..... religioso de la observancia de San Francisco y Comisario Visitador de la Tercera Orden, en la provincia del Santo Evangelio de México, publicó:

Música sagrada en Tritono Metaphorico. Sermón que predicó el R. P..... día de la Sma. Trinidad, en la Santa Iglesia Metropolitana de México.-México, Viuda de Bernardo Calderón, 1680. En 4.o

El Sr. Gilmory Shea consigna también esta noticia en la pág. 56 de su libro.

al Rey de Francia se hacía de los reinos de Quivira y Teguayo, tan ricos y poblados, al punto ordenó al Consejo de Indias que diera cuenta á S. M. de la situación y circunstancias de unas regiones que le eran desconocidas, aunque caían ó debían caer dentro de sus dominios, y aquel alto cuerpo, custodio de cuanto se refería á la administracion y orden de las Colonias, después de registrar el archivo y de oir á las personas que habiendo residido en Nueva España gozaban concepto de entendidas, informó no saber otra cosa de tales reinos, que lo que escribió é imprimió Fr. Alonso de Benavides, del orden de San Francisco, Custodio de las conversiones del Nuevo Méjico, encareciendo la importancia y riqueza de tales reinos, y noticiando que por la bahía del Espíritu Santo se podría entrar al de Quivira, andando poco más de cien leguas de tierra 1.

No citando el Consejo el Memorial de Peñalosa ni la relación del padre Freitas, en fecha tan cercana, es evidente que no había recibido semejantes documentos, como lo es también que no los tenían el Rey y sus secretarios que hacían la pregunta.

Se acudió entonces al Virey de Nueva España noticiando las gestiones que hacía en París D. Diego, y encargándole en cédula fechada á 10 de Diciembre de 1678, dijera con toda especialidad, distinción y claridad lo que pareciese en el asunto y acerca de lo escrito por Fray Alonso de Benavides en relación al reino de Quivira y bahía del Espíritu Santo: se repitió el mandato no cumplido, en nueva cédula de 2 de Agosto de 1685, y entonces Fr. Alonso de Posadas, de la orden de San Francisco, Custodio del reino de Nuevo Méjico todo el tiempo que gobernó aquella provincia y reino D. Diego de Peñalosa, y que antes había asistido allí diez años como misionero, siendo conocedor práctico del territorio, redactó el informe, extendiéndose en la descripción é historiando su descubrimiento y asiento. Trata, por consiguiente, de las expediciones realizadas desde la del Adelantado D. Juan de Oñate en 1605, á la del Maestre de Campo Juan Dominguez de Mendoza con el padre Fray Nicolás Lopez en 1684, sin que Peñalosa parezca entre los exploradores por ningún concepto.

El mencionado Fr. Nicolás Lopez, Custodio y Procurador general de Nuevo Méjico á la sazón, y Legado de S. S., remitió por su parte otro informe extenso, certificando la fertilidad y riqueza de las naciones orientales, así como la docilidad de los indios que las poblaban, entre los cua

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Archivo de Indias. -Indiferente general.-Consultas del Consejo y Cámara.-Años de 4678 á 1679.-18 de Noviembre de 1678-Copia remitida á esta Academia.

les había vivido solo, considerado y querido, evangelizándolos, por poseer la lengua Jumana; y habiendo conocido á D. Diego de Peñalosa, no dice de él más que su compañero Posadas. El documento tiene, no obstante, importancia capital, toda vez que por el interés que se tomaba en la repoblación de Nuevo Méjico, incluye Memorial y certificación de calidades del Maestre de Campo Juan Dominguez de Mendoza, y éste, que es el que aparece en la relación del P. Freitas como compañero de viaje de Peñalosa á la Quivira, asienta que D. Diego tenía conocimiento del Nuevo Méjico por haberlo andado «hasta las provincias de Suny y Moqui, demarcando todos los lugares cuando fué Gobernador de aquellas provincias, el cual tiene individuales noticias del poderoso reino del Teguai, por haberse informado de un indio cristiano de la nación Emes, que estuvo captivo en dicho reino, y también las tiene del reino de la gran Quivira y del reino de los Texas, y también del Serro del Azul, cuyos metales están ensayados y vistos ser muy ricos de oro y plata, y dicho Peñalosa quiso hacer jornada á dicho Serro del Azul, teniendo ya prevenidos muchos peltrechos y por las guerras de los apaches y otros accidentes no lo ejecutó.» Explica después el Maestre de Campo que el año de 1684 entró él con veinte soldados al Oriente hasta los umbrales de Texas, y práctico del camino, se ofrece á reconocer ese territorio y el de la gran Quivira, obligándose á hacer mapa de la tierra y costa y remitirlo con noticias ciertas de todo.

Con el testimonio de tres personas abonadas, cual son éstas, la opinión se pronuncia decididamente contra la exploración de Peñalosa, pues aunque ninguna de ellas ofrezca prueba absoluta, se advierte que unánimes la dieran, siendo preguntados por un viaje que no presumían se hubiera alegado, y por una narración cuya existencia ignoraban. La confesión espontánea del Maestre de Campo Dominguez de Mendoza, que no pasó al Oriente los límites de los Tejas, desmiente además la afirmación de haber sido uno de los que llegaron á Quivira, formando parte principal del Estado mayor del Gobernador de Nuevo Méjico.

En mi opinión, es claro ya que D. Diego de Peñalosa no hizo semejante viaje; que el P. Freitas no escribió, por consiguiente, la narración, y que suplantando el nombre del franciscano la forjó el mismo Peñalosa el año de 1673, cuando pasó á París, pensando despertar la codicia del Gobierno de Francia con la oferta de tanta riqueza. La lista de los títulos Ꭹ distinciones con que adornó su persona, porque apareciera de la primera nobleza de España y de lo más calificado en Indias, constituye otro indicio de que la supuesta relación del viaje á Quivira no se envió

al Rey ó á sus Secretarios; no llegó á dominios de España, y de ello tendría buen cuidado, pues no siendo Adelantado de Chile ni de ninguna otra parte, Conde, Marqués, Vizconde, etc., etc., en el hecho de alegarlo se hacía reo de falsedad. Por último, en la nota escrita en francés que tiene el primitivo ejemplar de la relación manuscrita encontrada por el Capitán de navío D. Manuel de Flores, origen de todas las copias conocidas, se hace evidente el objeto al decir: Esta relación fué dada el año de 1684 por el mismo Conde de Peñalosa á Mr. de Segnelai, Ministro de Marina.

Los documentos que en copia siguen, excusan de mi parte más consideraciones.

Real Cédula comunicada al Virey de Nueva España, pidiendo informe acerca del reino de Quivira.

«El Rey.-Conde de Paredes, Marqués de la Laguna, Pariente, de mi Consejo, Cámara y Junta de Guerra de Indias, mi Virey, Gobernador y Capitán general de las provincias de Nueva España y Presidente de mi Audiencia real de México, ó á la persona ó personas á cuyo cargo fuese su gobierno. En 10 de Diciembre del año pasado de 1678, mandé despachar una cédula, cuyo tenor es el que sigue:

<<El Rey.-Muy Rdo. en Xpto padre D. Fray Payo de Rivera, Arzobispo de la iglesia metropolitana de la ciudad de México, de mi Consejo, mi Virey, Gobernador y Capitán general de las provincias de la Nueva España, y Presidente de mi Audiencia real en ellas en ínterin, ó á la persona Ó personas á cuyo cargo fuese su gobierno: En mi Consejo real de las Indias se ha tenido noticia que D. Diego Peñalosa (que trae hábito de Alcántara y se intitula Conde de Santa Fée), natural de Lima, se halla en París, y que la causa de estar en aquella Corte ha procedido de unos embarazos, que siendo gobernador del Nuevo México (en tiempo del Virey Marqués de Mancera, vuestro antecesor) tuvo con el tribunal de la Inquisición, el cual le prendió, secrestró sus bienes, y salió condenado en privación de puesto y desterrado de ese reino, donde pasó á Inglaterra y de allí á París, adonde se halla cinco años há casado con mujer francesa, y que ha dado papel al rey cristianísimo sobre la conquista y descubrimiento de las provincias de Quivira y Tagago, asegurando son muy ricas de plata y oro, ofreciéndose ir con la armada, por ser muy noticioso de todas las Indias, y que se le respondió que con

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