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la guerra presente no se podía tratar de la empresa, mas que habiendo paz se vería; con que se halla en esperanzas de que ajustada se ponga su arbitrio en ejecución, y habiéndose procurado adquirir noticias de las provincias de Quivira y Tagago, parece que en un memorial que el año de 1630 imprimió Fr. Alonso de Benavides, de la orden de San Francisco, Custodio que fué de las conversiones del Nuevo México, refirió que habiendo enviado á la predicación y conversión de la nación Jumana y de los Tapiés, que dice están ciento y doce leguas al Oriente de la villa de Santa Fée, centro del Nuevo México, y 37 grados de altura al Norte, llegó también aquella voz de las conversiones al reino de Quivira y al de los Aijaos, que estaban de allí á treinta ó cuarenta leguas al mismo rumbo del Oriente, y que enviaron sus embajadores á los religiosos para que fuesen allí también á enseñarlos y bautizarlos, y que respecto de que estaban de camino para volver adonde salieron á llevar lo necesario para fundar las iglesias en los lugares que tenían convertidos, les dijeron que llevarían más religiosos que les ayudasen, y se quisieron venir con ellos los mismos embajadores, ponderando el afecto con que pedían el bautismo, y dice que el reino de Quivira es de conocida grandeza y riqueza, y que se entra en él á distancia de ciento Ꭹ cincuenta leguas al Oriente de la villa de Santa Fée, con que está en la misma altura de 37 grados, y que hay en él cantidad de oro que indios nuestros que trataban con ellos lo testificaban, y podrían mejor flamencos é ingleses que por la parte de la Florida están cerca de ellos y rescataban el metal tierra de oro que llevaban á sus provincias, y que también se lo certificó así Vicente Gonzalez, piloto portugués, que de la Habana fué á costear la costa de la Florida y entró en aquel río grande adonde los ingleses estaban poblados, y que en la tierra adentro vió indios de Quivira y Aijaos, con orejera y gargantillas de oro, y le dijeron haber en su reino mucho de aquello, y en el mesmo memorial supone este religioso que por la bahía nombrada del Espíritu Santo, que está en la costa del Norte de la ensenada de esa Nueva España, entre el cabo de Apalache y Tampico en 29 grados, se podría entrar al reino de Quivira, andando poco más de cien leguas de tierra, y que desde el dicho puerto á la Florida, se podría ir costeando en cinco ó seis días, con que si se poblase dicha bahía del Espíritu Santo, se ahorrarían más de ochocientas leguas de camino desde la Habana al Nuevo México, y de tal camino, que tardan un año, porque las cuatrocientas leguas dellas, son por tierra de guerra muy peligrosa y en que mi Real hacienda hace muchos gastos de soldados y carros, todo lo cual se ahorraría por la dicha bahía, con sólo andar cien

leguas por tierra pacífica de gente amiga y conocida, y que desde allí con facilidad se podrá en fragatillas tratar y contratar con toda la costa de esa Nueva España, Florida y Habana, y todo á vista de tierra, y que aquella costa desde el Espíritu Santo á la Florida tiene muchas perlas y ámbar de que no se saca fruto por no estar pobladas, y que también para llevar desde esa ciudad de México al Nuevo México lo necesario, se va por quinientas leguas, las más de guerra, y para llegar á Quivira se caminan otras ciento y cincuenta, excusándose estos rodeos con enviar desde la Habana hasta la dicha bahía del Espíritu Santo, que tiene la facilidad que refiere. Y habiéndose considerado en el dicho mi Consejo de las Indias con la atención y cuidado que pide la gravedad de la materia, y consultándoseme sobre ello, por lo que importa tener ciertas y seguras noticias del reino de Quivira y del Tagago: He resuelto ordenaros y mandaros (como por la presente os ordeno y mando), que con vista de las contenidas en este despacho, me informéis en la primera ocasión que se ofrezca, con toda especialidad, distinción y claridad lo que sobre ello os pareciere, y si será conveniente ó no abrir la comunicación que propuso Fr. Alonso de Benavides, por la bahía del Espíritu Santo, y qué conveniencias ó inconvenientes tendrá, y cuáles y por qué causa y qué medios y efectos se podrán aplicar, para que se consiga la comunicación de los dichos reinos de Quivira y Tagago, y la conversión de sus naturales á nuestra Santa Fee católica, y si en ese reino habrá religiosos qué se alienten á ir á estas conversiones con esperanzas de que se logre el intento, ó si será más fácil por las provincias de la Florida, y si por la vecindad que á aquellas tienen ingleses y franceses puede recelarse algún daño de la proposición que D. Diego de Peñalosa hizo al rey Xptianísimo, y este informe con vuestro parecer, le remitiréis á manos de mi secretario infrascripto, para que con vista de ello, se provea lo que más convenga al servicio de Dios y mío, que así es mi voluntad.

>>Y ahora el Capitán Martin de Echegaray, piloto mayor y Capitán de mar y guerra de los navíos y fragatas del presidio de la Florida, me ha representado (entre otras cosas) que desde el puerto de Apalache hasta el de Tampico hay trescientas leguas entre esas provincias y las de la Florida, y que en dicha tierra hay ríos muy caudalosos, y en particular la referida bahía del Espíritu Santo, que dista doscientas, y veinte leguas de la Veracruz. Y vista su representación en mi Junta de guerra de las Indias, con los papeles tocantes á esta materia y lo que sobre ella pidió mi Fiscal, como quiera que se ha admitido la proposición que ha hecho el dicho Capitán Martin de Echegaray de descubrir la costa y

bahía del Espíritu Santo y las trescientas leguas que dice hay desde el puerto de Apalache hasta el de Tampico, entre ese reino de la Nueva España y las provincias de la Florida, y el traer y remitir á la dicha mi Junta de guerra, mapa, descripción y noticias muy claras, distintas é individuales de todo lo que se incluye en el distrito de dichas trescientas leguas. Y para su cumplimiento ordeno al Gobernador de la Florida por cédula de la fecha de ésta, le entregue los diez soldados que pide, de su satisfacción, y dos indios prácticos de la tierra, siendo á cargo de dicho Capitán el sustentarlos, costeando embarcaciones lo demás que Ꭹ fuere necesario para hacer el descubrimiento, dándole para ello él y los oficiales reales de aquellas provincias el favor y ayuda que les pidiere y hubiere menester; sin embargo de ello, ha parecido juntamente ordenaros (como por la presente lo hago), hagáis el informe que se pidió á vuestro antecesor en esta razón, por la cédula arriba inserta de diez de Diciembre de 1678, en la forma y como en ella se expresa (respecto de no haberle hecho vuestro antecesor) con la mayor brevedad que os sea posible, para que por todas partes se tengan las noticias que se desean de todo lo referido con mayor seguridad y certeza del logro que puede tener el descubrimiento de dicha bahía del Espíritu Santo y reinos de Quivira y Tagago, y su población y conservación para asegurar por este medio las dichas provincias de la Florida, por lo amenazadas que se hallan de los cosarios y piratas que ordinariamente andan infestando aquellas costas, que así conviene á mi servicio.-Fecha en Madrid á 2 de Agosto de 1685 años.-Yo el Rey.-Por mandado del Rey nuestro Señor-D. Antonio Ortiz de Otálora.»-Archivo de Indias.- Libro 38, folio 302 de la colección titulada: Audiencia de Méjico.-Vireinato.— Registro de oficio y partes.-Reales órdenes dirigidas á las autoridades y particulares.—Años 1678 á 1685. Copia en la Biblioteca de esta Academia.

Informe á S. M. sobre las tierras de Nuevo Méjico, Quivira y Teguayo.

«Fray Alonso de Posadas, de la regular observancia de Nuestro seráfico Padre San Francisco, Custodio habitual que fué de la Custodia del Nuevo México todo el tiempo que gobernó aquella provincia y reino Don Diego de Peñalosa, y que antecedentemente estuvo por misionero en dicha Custodia diez años, y asistió por Ministro en las fronteras más remo tas de aquellas provincias, en donde adquirió de los indios infieles las noticias de las tierras en que habitan, y actual Definidor de esta provincia

del Santo Evangelio y Procurador general de los religiosos de su orden en esta corte de México, dice:

>>Que por haber llegado á su noticia una Real cédula dirigida al Excelentísimo Sr. Virey Arzobispo, su fecha en 10 de Diciembre de 1678 años, que se sobrecartó al Excmo. Sr. Virey Marqués de la Laguna y Conde de Paredes á los 2 de Agosto del año pasado de 1685, en que se refiere la noticia que se ha tenido en el Consejo Real de las Indias de la propuesta que hizo D. Diego de Peñalosa al Rey cristianísimo sobre la conquista y descubrimiento de los reinos y provincias de Quivira y Teguayo, y asegura ser muy ricos de oro y plata, opulentos de bastimentos y muy populosos sus pueblos, ofreciéndose ir con la armada á su conquista, por decir era muy noticioso de todas las Indias, y á estas noticias se añaden otras que se han tenido de unos prisioneros franceses que declaran haber venido á esa facción con algunas embarcaciones un capitán francés llamado Mr. de Bobochiut 1, en que parece pretende el Rey cristianísimo poner en ejecución la dicha propuesta, y que asímismo se dice en dicha Real cédula se dudan las noticias de dichas provincias de Quivira y Teguayo, por cuya causa el Memorial impreso por el P. Fr. Alonso de Benavides, Custodio que fué de dicha Custodia de Nuevo México, viene inserto en dicha Cédula Real, su fecha del año 1630, en el cual refiere las noticias que adquirió en el tiempo que asistió en dichas provincias del Nuevo México, la riqueza de oro y plata de Quivira y Teguayo y lo demás sobre que S. M. (que Dios guarde) se sirvió de ordenar con vista de lo contenido en dicho Memorial su Real Cédula en que manda se le informe con toda individualidad, fidelidad, distinción y claridad, lo en ella expresado, y lo demás que pareciere ser conveniente, y sí lo será á no abrir la comunicación que propuso el dicho Fr. Alonso de Benavides por la bahía del Espíritu Santo, que conveniencias ó desconveniencias podrá haber para la ejecución de este efecto, cuáles sean y por qué causas, qué medios se podrán aplicar para su consecución y qué efectos podrá haber con que se pueda efectuar el intento, y si habrá en este reino religiosos que se alienten á ir á estas conversiones, y si habrá mejor y más útil facilidad por las provincias de la Florida, y si y por la vecindad que éstas tienen, así por mar como por tierra, con los ingleses y franceses que están poblados al Norte de dichas provincias de la Florida, se puede recelar algún daño en dichas naciones y proposición referida.

>>Y porque la experiencia en todo tiempo maestra enseña que se han de escoger en los principios los medios más convenientes y eficaces para conseguir los fines, y la prudencia ayudada de la razón, previene las dificultades que se han de mirar antes de principiar lo que se pretende conseguir para que con su conocimiento se proceda más rectamente al acierto, y se tome la resolución más conveniente en materias que mucho importan, y se necesitan las noticias para mirar mejor lo que conviene, me parece que las más legítimas que de presente pueden ofrecerse, son las siguientes:

>>La villa de Santa Fé, centro del Nuevo Méjico, está en 37° en recta línea del Sur, teniendo por el Occidente la mar á distancia de doscientas leguas. Descubrióla el año de 1605 el Adelantado D. Juan de Oñate, llevando en su compañía algunos soldados y religiosos de mi será fica religión, y por presidente al padre predicador Fr. Francisco de Escobar, y por guía de su viaje un río que le llaman el Grande, que tiene su principio en las montañas y sierras que están á la parte del Septentrión de dicha villa en 28°, el cual rectamente tiene sus vertientes hacia el Occidente y entra en su mar por la ensenada que está á lo interior que llaman la California, en cuyas riberas visitaron los indios de muchas naciones al dicho Adelantado D. Juan de Oñate, entre los cuales, dos que dijeron ser de los reinos de Teguayo, viéndole comer en vajilla de plata, le dieron á entender que en su tierra había mucho de aquel metal. Y porque algunos confunden las provincias de Teguayo con las de la Quivira, será necesario dar á entender el lugar que tiene cada una de estas naciones, las distancias que hay de una á otra, y la comunicación que puede entre ellas haber, para cuya interlección seguiremos el orden con que corren los ríos, y las vertientes de sus nacimientos, y sea por principio el que en 38 y 39o á la parte del Septentrión de dicha villa de Santa Fé, hay unas sierras, de las cuales unas vertientes van al mar del Occidente, como dicho es del río Grande; otras al Oriente, y éstas son más copiosas y dilatadas. Desde la villa de Santa Fé al mar del Norte y golfo mexicano (mirando rectamente al Oriente), habrá como 500 leguas, y aunque éstas no se han andado, haráse el cómputo por lo que se ha visto.

>>El río del Norte tiene su principio en dicha villa de Santa Fé, y sus corrientes son rectas por entre los pueblos de dichas provincias, al Sur hasta llegar á la Conversión de Nuestra Señora de Guadalupe, en donde al presente está el presidio de los españoles, distancia de más de cien leguas, y desde este paraje se reclina al Oriente reconociendo en alguna parte de Sur, y pasa por las naciones de indios que llaman Mansos, Su

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