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hombres eminentes en ciencia y en virtud que de su seno brotaron despues.

Desembarazado Cisneros del espinoso asunto de la reforma de los regulares, emprendió con la propia energía y firmeza la del clero secular, especialmente en materia de privilegios, inmunidades y exenciones alcanzadas de la córte de Roma, contínuo manantial de indisciplina y de rebeldías en el arzobispado. Provisto tambien para esto de una autorizacion de la Santa Sede, fortalecido ya con el doble apoyo de la reina Ꭹ del papa, revocó todos aquellos privilegios, restableció en su plenitud la jurisdiccion episcopal, resucitó la antigua severidad de costumbres, é hizo á sus diocesanos tan dóciles, obedientes y sumisos que parecian otros hombres.

Dejémosle aqui para verle obrar en el siguiente capítulo en otro bien diferente teatro.

CAPITULO XIV.

ALZAMIENTO DE LOS MOROS DE GRANADA.

REBELION DE LAS ALPUJARRAS.

De 1499 á 1502.

Conducta humanitaria del arzobispo Talavera con los moros granadinos.-Efectos que produjo: conversiones.-Cisneros en Granada.Violentas medidas que tomó para su conversion -Quema de libros arábigos.-Muchedumbre de conversos.-Rebé!anse los moros del Albaicin.-Peligro de Cisneros -Accion heróica de Talavera.-Sosiega á los amotinados.-Culpan los reyes á Cisneros de la rebelion. -Justificase el arzobispo y los desenoja.-Conversion general de moros en Granada.—Sublevacion de moros en las Alpujarras.-Sométenlos Gonzalo de Córdoba y el conde de Tendilla.-Otro alzamiento.-Acude el rey don Fernando y le sofoca.-Condiciones de la sumision. Terrible levantamiento de los moros de Sierra Berme. ja. Ejército cristiano en la serranía.-Horrible catástrofe que sufre.-Muerte desastrosa del ilustre caballero don Alonso de Aguilar.— Gran sensacion que causa en España.-El rey con nuevo ejército en la sierra. Sumision general de los moros.-Edicto de los Reyes Católicos.-Emigraciones y bautismos de musulmanes.-Pragmáticas de los reyes para los moros mudejares de Castilla.-Bautizanse todos los que quedan en España.-Unidad de culto en la Península.

Ocho años iban á cumplirse desde la conquista de Granada. En todo este tiempo los rendidos moros habian vivido tranquilos y en paz bajo el benigno go

bierno militar del guerrero conde de Tendilla, y bajo la prudente gobernacion eclesiástica del humanitario. arzobispo don Fr. Fernando de Talavera. Estos dos ilustres varones, siguiendo los benéficos impulsos de su corazon, acomodándose á las instrucciones benévolas de la reina Isabel, y en cumplimiento de las condiciones de una capitulacion solemne, dejaban vivir á los moros en el libre goce de sus antiguas leyes y culto, reprimian los escesos y desmanes de los castellanos díscolos que á fuer de vencedores osaban inquietarlos, se grangeaban con su gobierno justo y templado el respeto y la veneracion de los musulmanes, y no era poco mérito saber mantener en paz una poblacion compuesta de tan distintos y aun encontrados elementos, y en que cada dia se ofrecian continuos motivos de discordias y de choques.

No por eso dejaba de trabajar el buen arzobispo Talavera en la obra santa de la conversion de los moros. Al contrario, se ocupaba en ella asíduamente, empleando los medios dulces y suaves á que su natural benigno le inclinaba, y que le habia dejado recomendados la reina Isabel, á saber, la instruccion, la persuasion, la caridad y el ejemplo. El digno prelado, para poder conversar mejor con los moros é iluminarlos é instruirlos en las verdades y escelencias de la religion cristiana y abrir sus entendimientos á la luz de la fé, se dedicó, á pesar de su avanzada edad, al estudio del idioma arábigo, escitó á otros eclesiásticos

á que le aprendiesen con el propio objeto, hizo escribir un vocabulario árabe, una gramática y un catecismo, y aun parece se proponia hacer lo mismo mas adelante con toda la escritura para que los infieles bebieran en las fuentes mas puras las verdades divinas, Esto, unido á la santidad de su vida, hacía que los moros le respetáran y amáran, llamándole el Santo Alfaki, y atraidos por su dulzura del trato, por la doctrina, y por la pureza de costumbres del gran sacerdote, se iban convirtiendo y recibiendo el bautismo en no escaso número, atendidas las antiguas antipatías entre las dos creencias y los dos pueblos (").

Pero estos medios les parecian demasiado lentos y demasiado suaves á algunos eclesiásticos de temperamento mas fogoso y de celo mas exagerado, los cuales opinaban que no se debia guardar tanta consideracion con los infieles, y que á pesar de la capitulacion debia obligárselos á que se bautizáran al punto, ó á que vendieran sus bienes y se marcháran á Berbería, que si en ello se faltaba al tratado, sus almas lo ganarian si se bautizaban, y la tranquilidad del reino se aseguraría si ellos preferian abandonarle. Los reyes

(4) Las fuentes para esta parte de la historia, ademas de las biografías de los arzobispos Talavera y Cisneros, citadas en el anterior capítulo, y de los historiadores de los Reyes Católicos, Bernaldez, Mártir, Oviedo y otros, son Luis del Mármol, Rebelion de los Moriscos, Bleda, Crónica de

los Moros, Pedraza, Historia eclesiástica y Antiguedad de Granada, Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada, Ardila, Historia de los Condes de Tendilla, Pulgar el de las Hazañas, Crónica del Gran Capitan, Memorias de la Academia de la Historia, tom. VI. y las Pragmáticas del reino.

sin embargo se mantenian fieles cumplidores de la capitulacion, y cuando fueron á Granada en el estío de 4499 manifestaron aprobar la política templada de Talavera para con los moros, tanto que al partir á los pocos meses para Sevilla (noviembre), dejaron recomendado á los prelados que procuráran no darles motivo de descontento.

Habia acompañado á sus reyes á Granada, y quedóse en aquella ciudad el arzobispo de Toledo Jimenez de Cisneros para trabajar en union con Talavera en la conversion de los infieles. Mas vivo, mas enérgico y menos tolerante el prelado toledano que el granadino, comenzó la obra de la conversion con la misma energía y actividad que le vimos desplegar antes en la re`forma de las órdenes religiosas. Promovió conferencias con los alfaquíes, exhortábalos con fervorosos razonamientos, acompañaba sus discursos con dádivas, y les regalaba telas y vestidos à la usanza de Castilla. La elocuencia y la liberalidad de Cisneros produjo la conversion de algunos doctores; familias enteras siguieron el ejemplo de los que respetaban por sabios, y á su imitacion el pueblo pedia y se agolpaba á recibir el bautismo, siendo tal la afluencia, que habiendo acudido un dia hasta tres ó cuatro mil, y no siendo posible practicar la ceremonia de la ablucion con cada uno, recurrió Cisneros al método de aspersion, derramando el agua santa sobre los grupos con el hisopo. Indignados con tan pronunciada defeccion los mas

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