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como Colon habia previsto, catorce ó quince naves fueron tragadas por las embravecidas olas, sepultáronse en ellas las que traian á Bobadilla y á los enemigos de Colon, perecieron multitud de españoles, perdiéronse doscientos mil castellanos de oro, y solo llegó á España sano y salvo el buque en que venia la parte perteneciente al almirante, que consistia en cuatro mil onzas de oro (1). Colon casi presenció el desastre desde la rada en que se habia abrigado, y pasada la tormenta dió las velas al viento y se alejó de aquella tierra inhospitalaria.

Este cuarto y último viage del marino genovés fué una cadena de trabajos y de esperanzas frustradas. Despues de descubrir la Guanaya y atravesar el golfó de Honduras, cuyos habitantes le indicaron que llevaban de Occidente el oro de sus adornos, en lugar de tomar aquel rumbo que le hubiera llevado al imperio mejicano, giró al Sur, siempre con el pensamiento de descubrir una comunicacion con el mar de las Indias. Arribó al golfo de Darien; con mucho trabajo esploró la costa del continente meridional, é hizo muchos viages al interior, mas sin poder hallar el estrecho que buscaba, y aun sin llegar á reconocer cuán poco ancho es el istmo que separa el golfo de Méjico del gran mar del Sur. «En este reconocimiento, dice un escritor ilustrado, adquirió únicamente la triste

(4) Fernando Colon, Hist. del Almirante, cap. 87.-Herrera, Indias Occidentales, lib. V. c. 2.

-Mártir, De Rebus Occeanicis, dec. lib. I. 10.

prueba de que el paso que habia imaginado no existia, y no tuvo el consuelo de poder decir que si se habia frustrado su esperanza es porque la misma naturaleza se ha engañado en sus esfuerzos, puesto que parece haber intentado abrir uno, y no ha podido conseguirlo.» Finalmente, frustrado su intento de establecer una colonia en la provincia de Veragua, por haberle espulsado de ella sus feroces naturales, y despues de haber perdido sus cuatro buques en las costas de la Jamaica queriendo volver á Europa, llegó como un pobre náufrago á aquella isla (1503), donde le detuvo mas de un año el gobernador Ovando. Pudo al fin fletar un mediano buque á sus espensas, y despues de haber sufrido terribles borrascas y privaciones, y vístose juguete de las olas en las inmensidades de aquel Océano que parecia habia llegado á dominar, arribó por último en el mas deporable estado á su apetecida España (7 de noviembre 1504), dando fondo en el puerto de Sanlucar (1).

Alli le dejaremos por ahora, para dar cuenta mas

(4) Hállanse en Navarrete, Coleccion de Viages, tom. I. los siguientes documentos relativos al cuarto y último viage de Cristóbal Colon: «Relacion del viage é de la tierra agora nuevamente descubierta por el Almirante don Cristóbal Čolon: Por Diego de Porres.-Carta que escribió don Cristóbal Colon, Virey y Almirante de las Indias, a los cristianisimos y muy poderosos Rey y Reina de España, nuestros Señores, en que les notifica cuan

to le ha acontecido en su viage; y las tierras, provincias, ciudades, rios y otras cosas maravillosas y donde hay minas de oro en mucha cantidad, y otras cosas de gran riqueza y valor: fecha en Jamaica, á 7 de julio de 1503.-Relacion hecha por Diego Mendez de algunos acontecimientos del último viage del Almirante don Cristóbal Colon.»-Cartas de don Cristóbal Colon á varias personas.

adelante de la suerte que por término de su carrera le estaba reservada, y del fin que tuvo este hombre estraordinario, con quien tan caprichosa se habia mostrado la fortuna.

Diremos ahora, por conclusion de este capítulo, que el ejemplo de Colon y sus resultados escitaron tal aficion á las espediciones marítimas y tal afan por los descubrimientos, que al espirar el siglo XV. y en los primeros años del XVI., contábanse ya varios navegantes, asi de España como de otros reinos, que se habian lanzado á los mares de Occidente en busca de nuevas regiones, si bien llevando los mas de ellos el derrotero que les habia enseñado el sabio genovés. Contribuyó á dar este impulso en España la facultad que en 1495 (10 de abril) otorgaron los Reyes Católicos para que cualquiera pudiese ir libremente, va á buscar fortuna en los paises descubiertos, ya á descubrir otros nuevos, bajo ciertas condiciones. Y aunque en los primeros años el descrédito en que las espediciones habian en aquella sazon caido, retrajo á los mercaderes y aventureros, animáronse algun tiempo despues. Rompió la marcha el intrépido Alonso de Ojeda, que habia acompañado á Colon en su primer viage, y aunque no se desvió del rumbo que habia visto llevar al almirante, llegó á Tierra Firme, y costeando hasta el golfo de Paria y continuando su viage hácia el Oeste, arribó hasta el cabo Vela, mas lejos todavía que Colon. Los hermanos Pinzones, compañeros tam

bien del almirante, partieron de Palos en cuatro carabelas, y fueron los primeros europeos que atravesaron la linea en el Occéano Occidental: estos atrevidos marinos, sin guia y sin conocimiento del hemisferio en que habian penetrado, llegaron en 1500 á la estremidad oriental del Brasil, y prosiguiendo desde alli á Occidente esploraron hasta el rio de las Amazonas. Otro marinero, tambien de Palos, nombrado Diego Lepe, dobló el cabo de San Agustin, y reconoció que la costa se prolongaba mucho mas allá hácia Sur-Oeste. Y ya hemos mencionado antes la espedicion de Rodrigo de Bastidas (").

Tambien á los estrangeros habia alcanzado este furor por los descubrimientos que Colon habia impreso á los espíritus de su siglo. Los hermanos Juan y Sebastian Cabot, venecianos establecidos en Bristol, salieron en 1497 de este puerto de Inglaterra en una pequeña flota costeada por el rey Enrique VII. en busca de tierras desconocidas. Sebastian, que quedó mandando la escuadrilla, tal vez por muerte de su hermano, adoptando las ideas de Colon, buscó la estremidad del Asia esperando hallar para las Indias un paso que no existe. Pero bajando hácia Sur-Oeste descubrió la Tierra Nueva (Newfoundland), visitó la costa occidental de la América del Norte, y variando de rumbo dió la vuelta al cabo de la Florida, desde cuyo punto por falta de provisiones tuvo que regresar á (4) Navarrete, Coleccion de Viages, tom. I.

Bristol. Este es el hombre que los ingleses, en sus aspiraciones á ser los primeros del mundo en todos los ramos de la marina, han pretendido presentar como rival de Colon, diciendo con énfasis: «Cabot fué para >>Inglaterra lo que Colon para España: éste descubrió »á los españoles las Islas, aquel descubrió á los ingle>>ses el continente de América.» Esfuerzos de rivalidad, que no han podido arrancar á Cristóbal Colon la gloria de haber sido el primer descubridor del Nuevo Mundo.

Ya hemos indicado el viage del portugués Vasco de Gama en 1498, y cómo dobló el cabo de Buena Esperanza y abrió por mar un tránsito á las Indias. Otro portugués, Pedro Alvarez Cabral, enviado por el rey don Manuel en 1500 con trece buques á las Indias Orientales, se vió arrojado por una tempestad á unas costas hasta entonces desconocidas, de que tomó posesion en nombre de su soberano. Esta tierra era el Brasil. Volviendo despues á tomar su primitiva ruta, llegó á las grandes Indias, término de su viage,

y

fué el primero que entabló con los indígenas las relaciones comerciales que tan útiles fueron despues á Portugal; en 1501 regresó á Lisboa con un rico cargamento de producciones de aquellos paises.

Pero entre todos merece especial mencion el que tuvo la inesperada fortuna de dar para siempre su nombre á un mundo que éi no habia descubierto, privando á Cristóbal Colon, y aun pudieramos decir usur

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