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Recibió la reina Isabel estas lisonjeras noticias en Segovia por medio de los correos que tenia apostados para saber diariamente los movimientos del ejército. Temia tanto la piadosa Isabel las consecuencias de esta guerra, y afectaba ya tanto á su bondadoso corazon la sangre que veia derramarse en las luchas entre naciones cristianas, que ademas de rogar á Dios todos los dias en la casa y en los templos que se dignára librarlos de tales calamidades, escribia á su esposo recomendándole con el mayor encarecimiento que viera de vencer á los enemigos á costa de la menos sangre que verter pudiese. Por fortuna en esta ocasion la conducta de los franceses ahorró á Fernando la necesidad de afligir el espíritu de su benigna esposa con horrores y estragos.

Una estrella fatal parecia alumbrar á Luis XII. en todo lo que emprendia contra España. La escuadra de Marsella destinada á proteger al mariscal de Bretaña en la costa de Cataluña, apenas salió al mar tuvo que regresar al puerto inhabilitada para maniobrar de resultas de una terrible borrasca que la inutilizó, que fué un gran contratiempo para los sitiadores de Salsas. Asi el monarca francés aprobó y esforzó por medio de embajadores enviados á Perpiñan las proposiciones de tregua que ya sus capitanes habian hecho al Rey Católico. Y como Fernando hubiese cumplido

bro V. c. 54.-Mártir, Opus, ep. 264.-Abarca, Reyes de Aragon, tom. II. Rey XXX. c. 13.-Ber

naldez, Reyes Católicos, c. 198—
Garnier, Hist. de Franc. tom. V,

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su objeto y no tuviese interés en comprometerse en una guerra por aquella parte, accedió á ajustar una por cinco meses (noviembre, 1503), comprendiendo en ella los dominios naturales y hereditarios de los dos reyes, Francia y España, y no estendiéndose á Italia, donde ambos continuarían debatiendo con las armas sus respectivos derechos. Esta tregua se prorogó despues hasta tres años. A este resultado habian contribuido como mediadores la princesa Margarita duquesa de Saboya, y el desposeido rey de Nápoles. don Fadrique: siendo de notar, como observa un ilustrado y discreto historiador, « que el último acto de la vida política de don Fadrique ", fuera intervenir como mediador de paz entre los dos monarcas que se habian reunido para despojarle á él del suyo.»

Tales y tan humillantes y desdorosos para Luis XII. y para el reino francés fueron los resultados de los dos ejércitos enviados contra España en un arranque de indignacion y en un esfuerzo de patriotismo. Veamos la suerte que corrió el tercer ejército francés destinado á obrar en Italia, y volvamos otra vez nuestra atencion á ese bello y desventurado pais, donde nos esperan acontecimientos importantes, asombrososy decisivos.

(4) Murió al año siguiente.

CAPITULO XVIII.

GUERRAS DE ITALIA.

GONZALO DE CORDOBA EN EL GARILLANO.

De 1503 1504.

Nuevo y grande ejército francés en Italia.-El mariscal La Tremouille.-Detiénese en Parma, y por qué.-Muerte del papa Alejandro VI.-Pio III. y Julio II.-Dicho arrogante de La Tremouille, y su muerte.-El marqués de Mantua.-Avanza el ejército francés.— Medidas de defensa de Gonzalo de Córdoba.-Sitúase á orillas del Garillano.-Combates.-Puentes de barcas.-Lucha terrible en el puente. Posiciones de ambos ejércitos.-Lluvias, inundacion, trabajos, penalidades en las pantanosas estancias de los españoles.Constancia y sufrimiento de las tropas. Sublime modelo de paciencia del Gran Capitan.-Su objeto y sistema.-Poco aguante de los franceses para las privaciones.-Discordias en su campo: dimision del marqués de Mantua.-El marqués de Saluzzo.-Célebre batalla y glorioso triunfo de los españoles en el Garillano.-Rendicion de Gaeta.-Noble conducta del Gran Capitan.-Gonzalo en Nápoles.Luto en Francia.-Indignacion y venganzas de Luis XII.—Miserable suerte de los franceses.-Tratado de Lyou.-Conclusion de la guerra.-Elogio de Gonzalo.

Dejamos al Gran Capitan con la flor de sus guerreros delante de Gaeta, donde se habia refugiado el comandante francés Ivo de Alegre con los restos del ejército derrotado en Ceriñola, y donde se habian

acogido los condes y barones del partido angevino ó francés. Anunciamos ya que de los tres grandes ejércitos que la Francia habia levantado para vengar el - honor nacional abatido por el Gran Capitan en los campos de Ceriñola, uno de ellos, el mayor, fué destinado á Italia, juntamente con la escuadra que Luis XII. mandó aparejar en Génova para proteger aquella espedicion y socorrer á los de Gaeta. Iba la escuadra á las órdenes del marqués de Saluzzo, el ejército á las del mariscal La Tremouille, uno de los mejores generales de aquel tiempo, y tal vez el primer capitan de Francia. Formaban parte de este ejército un brillante cuerpo de infantería suiza, otro de escogida caballería francesa, el mejor tren de artillería que hasta entonces se habia visto en Europa, multitud de nobles y caballeros de las mas ilustres casas de Francia; entre todos cerca de treinta mil hombres.

Cruzó este ejército la Lombardía en el estío de 4503, mas detúvose al llegar á Parma con la noticia que se recibió de la muerte del papa Alejandro VI. (18 de agosto), que si no alteró las relaciones de España, influyó mucho en la direccion y en las operaciones de los franceses (1). Porque aspirando el cardenal de

(4) «Muríó, dice Mariana, de » veneno con que el duque Valen»tin (el duque de Valentinois, Cé»sar Borgia, hijo del papa) pensa»ba matar algunos cardenales en el jardin del cardenal Adriano Corneto, donde cierto dia cena»ron, y conforme al tiempo se es

»>canció asáz. Fué asi que por yer >>ro los ministros trocaron los fras »cos, y del vino que tenian infi»cionado dieron de beber al papa »y al dicho cardenal. El duque lue»go que se sintió herido, ayudado »de algunos remedios y por su »edad escapó: en particular dicen

Amboisse, ministro favorito de Luis XII. á ocupar la silla pontificia, se dió órden al ejército francés para que avanzára hácia Roma. Indignó este movimiento al colegio de cardenales, interpretándole como dirigido á coartar la eleccion. Mas el Gran Capitan, ya escitado por el valeroso César de Borgia, duque de Valentinois, que empezaba á declararse por el Rey Católico, ya con pretesto de proteger la libertad del cónclave, envió tambien á la Ciudad Santa una hueste mandada por Próspero Colona y por Diego de Mendoza. Las pretensiones del cardenal francés quedaron frustradas: se proclamó al cardenal de Sena, que tomó el nombre de Pio III.; pero habiendo falle

»>que le metieron dentro del vien>>tre de una mula recien muerta, >>aunque la enfermedad le duró » muchos dias. El papa y cardenal >>como viejos no tuvieron vigor >>para resistir á la ponzoña. Tal >>fué el fin del pontífice Alejandro >>que poco antes espantaba al mun»do, y aun le escandalizaba.» Historia de España, lib. XXVIII. capítulo 2.

«Espiró este pontífice, dice >>Prescott, siendo segun toda pro»babilidad víctima de un tósigo » que él mismo habia hecho pre»parar para otros, y concluyendo >>asi una vida infame con una >>muerte no menos ignominiosa.» Reyes Católicos, part. II. c. 14.

"Murió, dice Zurita, del mismo »veneno que el duque su hijo qui» so dar al cardenal Adriano....» Y cuenta la misma historia de Mariana. Rey don Hernando, lib. V.

c. 42.

Casi todos los historiadores refieren de la misma manera la muer

te del papa Alejandro VI. Tal vez lo fueron tomando del florentino Guicciardini, escritor contemporáneo, que lo dejó asi escrito en su Historia de Italia, lib. VI.-Aunque no hay quien pueda negar los testimonios contestes de los escritores sobre las desarregladas costumbres con que Alejandro manchó la pureza y dignidad del sólio pontificio, no faltan quienes afirmen que fué una invencion esto del envenenamiento y de la equivocacion de botellas, asegurando. que murió de fiebre en su lecho. Ello es que en los Dietarios de los papas que se guardan M. SS, en el archivo del Vaticano, letra L., se lee la muerte de este pontíflce como producida por enfermedad, y no se hablanada de veneno. Véase Papebrochius, Conat. Crocolog. part. II. pág. 143,-Artaud de Montor, Vidas de los papas.Abarca en los Reyes de Aragon, tom. II. p. 443.-Ortiz, en las Notas á Mardana, edic. de Valencia.

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