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nando; pero su talisman era solamente su amor, su discrecion y sus virtudes. Con él resolvió el difícil problema de poderse regir dos distintas monarquías con un mismo cetro, de poderse gobernar con dos cetros una monarquía misma, y de poder reinar dos monarcas juntos y separados. Isabel dominando el corazon de un hombre y haciéndose amar de un esposo, hizo que se identificaran dos grandes pueblos. Esta fué la base de la unidad de Aragon y Castilla, y el principio de los grandes progresos de este reinado.

II.

Halló Isabel cuando comenzó á reinar una nacion corrompida y plagada de malhechores, una nobleza díscola, turbulenta y audaz, un trono vilipendiado, una corona sin rentas, un pueblo agobiado y pobre: halló prelados opulentos y revoltosos como el arzobispo Carrillo de Toledo, caballeros ambiciosos y rebeldes como el gran maestre de Calatrava, magnates codiciosos é intrigantes como el marqués de Villena, próceres osados y traidores como Pedro Pardo, ricos delicuentes como Alvaro Yañez, alcaides criminales como Alonso Maldonado,, una competidora al trono incansable y tenaz como la Beltraneja, un rival despechado, presuntuoso y emprendedor como Alfonso V. de Portugal, un enemigo poderoso, político

y astuto como Luis XI. de Francia, un ejército portugués dentro de Castilla, otro ejército francés en Guipúzcoa, y por todas partes tropas rebeldes capitaneadas por magnates castellanos.

A los pocos años los magnates se ven sometidos, los franceses rechazados en Fuenterrabía, los portugueses vencidos y arrojados de Castilla, la competidora del trono encerrada en un claustro, el jactancioso rey de Portugal peregrinando por Europa, el ladino monarca francés firmando una paz con la reina de Castilla, los ricos malhechores castigados, los receptáculos del crímen derruidos, los soberbios próceres humillados, los prelados turbulentos pidiendo reconciliacion, los alcaides rebeldes implorando indulgencia, los caminos públicos sin salteadores, los talleres llenos de laboriosos menestrales, los tribunales de justicia funcionando, las cortes legislando pacíficamente, con rentas la corona, el tesoro con fondos, respetada la autoridad real, restablecido el esplendor del trono, el pueblo amando á su reina y la nobleza sirviendo á su soberana. Castilla ha sufrido una completa trasformacion, y esta trasformacion la ha obrado una muger.

Sin esta favorable mudanza en los ánimos y en las costumbres públicas y privadas, sin esta variacion en el estado social y político del reino, no se hubiera podido realizar la empresa de la conquista de Granada. Por eso los monarcas que la habian concebido

supieron aguantar insultos, sufrir injurias, padecer y callar antes de acometerla, hasta contar con elementos para no malograrla. El mérito de la oportunidad fue tambien de la reina Isabel, que templando la impaciencia, y moderando los fogosos ímpetus de su esposo, supo contenerle hasta que vió llegado el momento Ꭹ la sazon de obrar,

La conquista de Granada no representa solo la recuperacion material de un territorio mas o menos vasto, mas o menos importante y feraz, arrancado del poder de un usurpador. La conquista de Granada no es puramente la terminacion feliz de una lucha heróica de cerca de ocho siglos, y la muerte del imperio mahometano en la península española. La conquista de Granada no simboliza esclusivamente el triunfo de un pueblo que recobra su independencia, que lava una afrenta de centenares de años, que ha vuelto por su honra y asegura y afianza su nacionalidad. Todo esto es grande, pero no es solo, y no es lo mas grande todavía. A los ojos del historiador que contempla la marcha de la humanidad, la material con quista de Granada representa otro triunfo mas elevado; el triunfo de una idea civilizadora, que ha venido atravesando el espacio de muchos siglos, pugnando por vencer el mentido fulgor de otra idea que aspiraba á dominar el mundo. La idea religiosa que armó el brazo de Pelayo, el principio religioso que puso la espada en la mano de Fernando V. La tosca cruz de roble

que se cobijó en la gruta de Covadonga es la brillante cruz de plata que se vió resplandecer en el torreon morisco de la Alhambra. La materia era diferente; la significacion era la misma. Era el emblema del cristianismo que hace á los hombres libres, triunfante del mahometismo que los hacia esclavos.

Con razon se miró la conquista de Granada, no como un acontecimiento puramente español, sino como un suceso que interesaba al mundo. Con razon tambien se regocijó toda la cristiandad. Hacia medio siglo que otros mahometanos se habian apoderado de Constantinopla: la caida de la capital y del imperio bizantino en poder de los turcos habia llenado de terror á la Europa ; pero la Europa se consoló al saber que en España habia concluido la dominacion de los musulmanes. Alli se levantaba el imperio Otomano, y acá desaparecia el imperio de Ben Alhamar. El cristianismo de Occidente acudia á consolar al cristianismo de Oriente, y España templaba el dolor de Europa. Al cabo de algunos años todo el poder reunido de la cristiandad habia de marchar á combatir al coloso mahometano de Asia, y no habia de poder arrancarle su presa. La España se habia bastado á sí misma para aniquilar al coloso árabe-africano. Lenta y penosa fue la espulsion de España de los árabes y de los moros; pero volvamos la vista á Oriente, miremos á la Turquía Europea, y contemplemos á Constantinopla todavía en poder de los hijos de Osman ha

ce mas de cuatro siglos á la puerta de los mas vastos y poderosos imperios cristianos. ¿Durará allá el dominio de la Media-luna tanto tiempo como ondeó aquí el estandarte del profeta de la Meca? Por lo menos en el suelo español nunca gozaron de reposo los enemigos del nombre cristiano.

Por lo mismo, aunque la gloria de su definitiva destruccion tocó á Fernando é Isabel, esta gloria ni eclipsa ni daña la que antes habian ganado los Alfonsos, los Ramiros, los Berengueres, los Jaimes y los Fernandos que habian contribuido á su vencimiento: porque el campo de las glorias es fecundísimo y produce laureles para todo el que sabe cultivarle. Cuanto mas que las grandes obras del esfuerzo humano, como las grandes obras del entendimiento, nunca han podido ser de uno solo, y asi dan honra y prez al que las concibe y comienza, como al que las prosigue ó mejora, y como al que tiene la fortuna de perfeccionarlas ó acabarlas.

La guerra de Granada fué una epopeya no interrumpida de diez años. Desde la sorpresa de Alhama hasta la rendicion de Granada, todo fué heróico, todo fue épico, todo dramático. Los poetas no han podido representar sino cuadros aislados é imperfectos de aquel gran drama histórico. No lo estrañamos. Es de aquellos sucesos en que la realidad histórica sobrepuja á los esfuerzos é invenciones de la poesía, en que la verdad es mil veces mas maravillosa que la fábula.

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