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y

las de sus

alguaciles à notificarle la sentencia del alcalde, que le condenaba, asi por haber movido escándalos y bullicios en Castilla en ausencia del rey, como por haber dado muerte al alcaide de la fortaleza de Simancas Mendo Noguerol, á ser agarrotado á una de las almenas por donde quiso fugarse. En la misma mañana otorgó Acuña su testamento, en que ordenó se le enterrára en San Ildefonso de Zamora, é hizo bastantes mandas á varias iglesias, entre ellas á la de Simancas, á la cual dejó una renta anual de doce mil maravedis, con cargo de una misa todos los viernes su ánima por bienhechores, y de Mendo Noguerol. Concluido el cual, se preparó á bien morir, y todo se hizo con tal precipitacion, que antes de la tarde se le sacó al suplicio. Acompañáronle todos los clérigos de Simancas, atribulados de verle en tan terrible trance, y asombrados de la presencia de ánimo con que marchaba al patibulo, entonando con mas entera voz que ellos el salmo de David. Al llegar al lugar de la ejecucion se prosternó el obispo, oró con devocion, puso la cabeza sobre el repostero, y le dijo al verdugo: Yo te perdono, y empezando tu oficio, procura apretar recio.» El ejecutor le echó al cnello el lazo fatal, y le dejó colgado de la almena.

Tal fué y tan desastroso el fin del famoso don Antonio Acuña, obispo de Zamora.

De los cómplices en su tentativa de fuga, el criado del alcaide, Esteban, fué condenado en ausencia á ser ahorcado donde quiera que fuese habido: el presbitero don Bartolomé Ortega fué puesto bajo la jurisdiccion eclesiástica por aquel mismo Ronquillo, que no habia tenido escrúpulo en entregar al verdugo un prelado de la iglesia, bien que criminal é in

digno: á la esclava Juana le dió tormento metiéndole astillas de tea por las uñas, y la senteució á ser azotada por las calles, y por último á que le cortáran la lengua; todo lo cual fue ejecutado.

Hemos tenido presente para esta reseña el proceso original del obispo Acuña, que existe en el Archivo de Simancas, cuyo edificio es la fortaleza misma en que estuvo preso y fué ejecutado, y muchas veces hemos visitado el lugar de su prision y la pieza destinada al tormento, en cuyas paredes y bóveda subsisten aun garfios y argollas. Tambien hemos consultado la Historia MS. de Simancas por el licenciado Cabezudo, que da muy curiosas noticias suministradas por testigos do vista de la catástrofe.

Réstanos rectificar una inexactitud de las muchas de esta especie en que incurrió Sandoval por empeñarse en defender la clemencia del emperador. Hablando del proceso y suplicio de Acuña, dice: «Todo esto se hizo sin saberlo el emperador, á quien pesó mucho de ello.» Lib. IX. párr. 28.

Tan lejos estuvo de ignorarlo el emperador ni de pesarle de ello, que lo mandó él mismo, y felicitó

Ronquillo por lo bien que habia desempeñado su comision. «Lo que habeis fecho en lo que llevásteis mandado (le decia) ha sido como vos lo soleis facer y habeis siempre fecho en lo que entendeis: yo os lo tengo en servicio; y pues ya eso es fecho, en lo que resta, que es mandar por la absolucion, yo mandaré que con diligencia se procure tan cumplida como conviene al descargo de mi real conciencia y de los que en esto han entendido.» La absolucion vino, como era de esperar, interesándose en ello el emperador.

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CAPITULO VIII.

LAS GERMANIAS DE VALENCIA.

De 1519 1522.

Origen de las Germanías.-Opresion en que vivia la clase plebeya en Valencia: injusticias y tiranías de los nobles.-Lo que sirvió de pretesto á la plebe para insurreccionarse.—Alzamiento en Valencia.— Junta de los Trece.-Por qué se llamó Germanía.-Alarma de los nobles.-La conducta del rey alienta á los plebeyos.-Alarde de fuerza de los sublevados.-Alzamientos en Játiva y Murviedro.Nombramiento de virey.-Gran tumulto en Valencia.-Fuga del virey conde de Mélito.-Guerra de las germanías.-Fidelidad de Morella al rey.-Demasías y escesos de los agermanados.-Suplicios horribles ejecutados por plebeyos y nobles: escenas sangrientas.-Fuerzas respetables de uno y otro bando: batallas: sitios de ciudades. Agermanados célebres: Juan Lorenzo : Guillen Sorolla: Juan Caro: Vicente Peris.-Alzamiento de moros en favor de los nobles. Imponente motin en Valencia, y sus causas.-Graude espedicion del ejército de la germanía.-Auxilio que reciben los nobles. Derrota de los agermanados en Orihuela.-Anarquía en la capital. -Rendicion de la capital al virey.-Germanías de Játiva y Alcira: guerra obstinada.-Suplicios horribles en Onteniente.-El marqués de Zenete.-Vicente Peris en Valencia.-Accion sangrienta que motiva en las calles de la ciudad.-Su temerario valor.-Es cogido y ahorcado: es arrasada su casa.-Prosigue la guerra El Encubierto. Es hecho prisionero y decapitado en Játiva.-Quién era el Encubier

to.-Rendicion de Játiva y Alcira.-Fin de la guerra de las Germanías. Persecucion y suplicio de los agermanados.-Reflexion sobre esta guerra.

Con fatales auspicios se habia inaugurado en España el reinado de Cárlos I. Mientras agitaban al antiguo reino castellano las alteraciones que acabamos de referir, disturbios de carácter aun mas sangriento afligian otra de las mas bellas porciones de la monarquía, y al tiempo que ardia en los feraces campos de Castilla la guerra de las Comunidades, ensangrentaba el fértil suelo valenciano la guerra de las Germanías. Daremos idea de lo que fué aquella revolucion popular, ni de todo punto desemejante, ni tampoco de la misma índole que la de Castilla, y sin conexion ni coherencia entre sí.

En Valencia las clases del pueblo vivian duramente oprimidas por la clase noble. Los aristocratas valencianos trataban á los que llamaban plebeyos con tal orgullo, insolencia y tiranía, como si fuesen sus esclavos. Reducidos estaban estos á odiar en silencio á los nobles, porque era inútil toda queja y escusada toda demanda de justicia: en sus causas y pleitos no solo eran desatendidos, sino hasta castiga dos y maltratados, en términos que, como dice el obispo Sandoval, «si un oficial hacía una ropa, los >>>caballeros le daban de palos porque pedia que le >>pagasen la hechura; y si se iba á quejar á la justi»cia, costábale mas la querella que el principal.»

Llegaba á tal punto el escándalo y la osadía, que en alguna ocasion hubo magnate que arrebató á una desposada al salir de la iglesia de entre las manos de su marido y de sus padres. Con hechos de esta naturaleza frecuentemente repetidos, el enojo de los plebeyos contra los nobles era tal, que no ansiaban estos sino una ocasion de sacudir el yugo y vengar las demasias de aquellos.

Con motivo de una epidemia que en 1519 tenia consternada la capital de aquel reino, abandonaron á Valencia huyendo de la peste las autoridades y casi todos los nobles y personas notables de la ciudad. En tales circunstancias, difundióse la voz de que los moros argelinos preparaban un desembarco en las costas valencianas, y con arreglo á una disposicion de Fernando el Católico, se armaron los artesanos para prepararse á la defensa. En este estado, se predicó en la catedral un sermon en que se atribuian las calamidades que en aquella y otras ocasiones habian afligido la poblacion á los vicios que atraian la cólera divina, y especialmente al de sodomía, crímen nefando que miraba con justo horror el pueblo. Concluido el sermon, como la voz pública designase á un panadero como mancillado con aquel delito, dirigiéronse á su casa varios grupos, le prendieron y le llevaron á la cárcel eclesiástica por ser tonsurado. Condenado por el vicario á ser espuesto á la vergüenza en la iglesia durante la misa mayor, ya no fué posible volverle á la

cárcel; una turba numerosa trató de arrebatar del templo á aquel infeliz: cerráronse, para protegerle, las puertas, y entonces la muchedumbre se encaminó al palacio del nuncio, al cual puso fuego, exasperada por la resistencia que halló en él; y volviendo en mayor número á la catedral, forzó una de las puertas, y sin intimidarse por el toque de la campana de entredicho que hizo sonar el vicario, ni respetar la hostia sagrada que en procesion presentaron las parroquias, los amotinados penetraron hasta la sacristía, se apoderaron del infeliz panadero, y arrastrándole al lugar del suplicio hicieron una hoguera y le quemaron vivo (1).

Orgulloso el pueblo con aquel terrible triunfo y con la humillacion del justicia, comenzó á armarse mas en órden so pretesto de la guerra contra los mo

(1) Los que mas de propósito y con mas estension han escrito sobre el levantamiento y guerra de las Germanías, son: Martin de Viciana, «escriptor de vista,» como él se dice, en la cuarta parte de su Chronica de Valencia; Gaspar Escolano, en el libro X. de la Historia de Valencia; Bartolomé Leonardo de Argensola, en su libro I. de los Anales de Aragon; y Sandoval, aunque mas brevemente, en su Historia del emperador Cárlos V.-Con presencia, á lo que se ve, de estas obras, y de los documentos que haya podido recoger en los archivos de aquella ciudad, publicó recientemente (en 1845) don Vicente Boix su Historia de la ciudad y reino de Valencia, cuyo libro VI. dedica á la re

lacion del alzamiento y guerra de las Germanias. Seguimos generalmente este estracto, por hallar!e conforme en lo sustancial con las relaciones de los historiadores citados.

Don Jose Quevedo publicó por apéndice, ó sea nota, á su traduccion de la Historia de las Comunidades de Castilla de Maldonado, una sucinta relacion de la de las Germanias de Valencia, sacada do una Apologia escrita en latin a Joanne Baptista Agnesio, Christi Sacerdote, impresa en Valencia ou 4543. Tomamos muy poco de ella, porque la hallamos en muchos puntos ea contradiccion con lo que aquellos respetables historiadoros nos suelen decir contestos.

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