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Valencia (1). De este ilustre guerrero es actual sucesor el Sr. D. Miguel Galiano y Tegedor, marqués de Montortal.

Mientras el Conquistador se preparaba para tomar posesion de Játiva, sus generales, rotas abiertamente y con infraccion de los tratados las hostilidades con Zeyan, se apoderaban de Gandía. Mal seguro este desgraciado caudillo en el último asilo que le habia preparado su suerte, y viendo humillada do quier la antes invencible media luna, abandonó á Denia, dejando esta ciudad en poder de un intruso, cuyas violencias hacian mas espantosa la anarquía. Sus atropellados habitantes reducidos á escoger entre el ominoso despotismo del usurpador y la dominacion de los cristianos, no dudaron en la eleccion, y secretamente hicieron sus proposiciones á D. Pedro Gimen Carróz, que habia precedido á Jaime en la conquista de Gandía. Carróz no atreviéndose sin embargo á fiarse en las promesas, que cuando la ofrece la desesperacion, es poco segura, si la voluntad de todo un pueblo no la apoya, se dirigió á Denia á la cabeza de algunos centenares de Almugabares y acampó en las faldas del Mongó, donde levantó un castillo, hoy arruinado y reemplazado por una ermita dedicada á San Nicolás.

Al hablar en esta ocasion de la antigua ciudad de Denia, tenemos una complacencia en insertar la relacion que hace de su fundacion un ilustrado escritor, á quien citamos con frecuencia en la investigacion de las antigüedades de nuestros pueblos del reino (~).

«Huyendo, dice Cortés, los griegos de la ciudad de Phocæa en la Jonia de las armas de Ciro, mandadas por Hárpalo (3), equi

(1)

Jaume Portadora demòstra l'agnòm,
Que de antich lo té, en camp colorat
En la Portadora, que este gentil-hòm
Pòrta ben daurada: alcanza renom
En totes les guèrres en que se ha trovat:
Aprés que vingué desde Mompeller,
Hon té son solar: asistí en lo Puig,
Aprés en Valencia com aventurer;
E en Xativa fonch lo soldat primer
Que tingué grans prèmis pera son refuig;
Es casat ab filla de Joan Fababuig.

(Trovas de Mosen Febrer.)

(2) Cortés, Dic. geog. Hist. de la Esp. ant. tom. 2, art. Dianium. (3) Aulo. Gell. Noct. Act. lib. 10, cap. 16.

paron una escuadra, y embarcando en ella cuanto tenian de mas precioso, se vinieron á la Galia Céltica, y desembarcando en el campo de los Salyes y ganando á su favor al rey de los segobrigios, llamado Nanno, edificaron á Marsella. Esto sucedia al mismo tiempo, que los celtas-galos, no cabiendo ya en la Céltica, determinaron en grandisimo número pasar á la Italia, como lo verificaron en tiempo de Tarquinio Prisco; es decir, el año ciento cincuenta de Roma (1).

<< Pocos años despues estos mismos phoceos y otros que les siguieron de la misma Grecia, pasaron á España, y en la costa del mar ibérico ó tyrrhénico fundaron varias ciudades, trayendo consigo y comunicando á los españoles el culto y religion de Diana de Efeso, segun el testimonio de Estrabon (2).

«Entre el rio Sucro y Carthago nova fundaron tres ciudades. estos mismos marselleses oriundos de Phocæa, no muy distantes todas tres de dicho rio. La mas célebre, dice Estrabon, es la que tiene una atalaya para de dia, y en el promontorio ó punta un templo de Diana que se venera con mucha devocion, del cual se valió Sertorio como de asilo, ó como de ciudadela para las operaciones marítimas, porque no solo es un lugar fortísimo, sino muy proporcionado tambien para egercer la piratería, y se descubre á larga distancia por los que tienen intencion de aportar á él. Se llama Dianium, ó Artimisium, y ofrece su terreno abundantes minas de hierro. Cercanas á ella están las isletas Planesia y Plumbaria, y tambien está cercano un lago que comunica con el mar, que tiene de circunferencia cuatrocientos estadios.

<«<Hasta aquí la descripcion que nos ha dejado Estrabon acerca de Dianium, llamado hoy Denia, nombre sagrado y religioso impuesto á la ciudad en obsequio y veneracion de la diosa Diana, y que jamás cambió por otro, ni se llamó nunca Hemeroscopium, como han opinado algunos.

<<< Resulta de lo dicho que la fundacion de Denia puede fijarse en unos treinta ó cuarenta años despues de la de Marsella; pues este seria el tiempo que los marselleses pudieron necesitar para vencer á los ligures, que de continuo les estaban incomodando,

(1) Tit. Liv. lib. 5, cap. 19.
(2) Estrabon, lib. 3, pág. 241.

segun refiere Justino (1), y para estender sus negociaciones y colonias, una de las cuales seria acaso la de los segobrigenses, pobla da de celtas segobrigios, que vinieron á establecerse poco mas arriba de Sagunto, y al abrigo de estos griegos amigos de los marselleses, como refiere el mismo Justino.

<< Plutarco, que escribió la vida de Sertorio, ni aun hizo mencion de Denia, y solo Estrabon es el que nos dejó la noticia de haberse aprovechado de esta plaza para egercer su piratería contra los romanos: mas como Sertorio tuvo dos veces en España el mando, la una hasta que muerto Solinator y amenazado por Annio hubo de embarcarse en Cartagena, y la otra cuando abrazó bajo de su mando toda la España, no sabemos en cuál de estas dos se aprovechó de esta plaza y de su atalaya; aunque en la segunda fue cuando andaba triunfante con sus egércitos y con los que trajo Perpena por la Contestania, Edetania é Ilergavonia. Pero respecto de que en Denia se verificára el asesinato de Sertorio, no hay indicio alguno, antes bien Petérculo y verosimilmente Estrabon dijeron que habia sido asesinado en Etosca ó Etovesca, que es Hervés en la Edetania y Benifazá.

<< Es de notar que todos cuantos han hablado de Denia le hayan llamado Dianium solamente; así Ciceron contra Verres, que la nombra varias veces: así Plinio que cuenta á los dianenses entre los pueblos estipendiarios adscritos al convento jurídico de Cartagena; y así finalmente Estrabon; por consiguiente no ha sido jamás su nombre Hemeroscopium. A pesar de esto ha habido muchos que la han confundido con una ciudad llamada Hemeroscopium, de la que habla Avieno, y la coloca junto al Ebro, añadiendo que en su tiempo ya no existia tal ciudad: antes bien, el suelo ó sitio en que habia estado no era otra cosa que una tierra pantanosa y estéril (2). ¿Cuándo podrá decirse del sitio de Denia, que está reducido á un almarjal y á un estéril suelo húmedo y pantanoso? Es por lo tanto muy distinta la ciudad Hemeroscopium de la que se llamaba Dianium. No obstante ser esto asi, yo creo que Tolomeo, tomando á Hemeroscopium por Dianium elevó á esta junto al Ebro, donde estuvo aquella, sacándola de la Contestania

y

(1) Lib. 43, cap. 3.

(2) Nunc jam solum vacuum incolarum languido staguo madet.

colocándola medio grado mas alta que al Turulios ó Mijares.................. Mijares....... «Son muchos aun los restos de antigüedad que se conservan en Denia, y muchísimos los que han perecido por la barbarie y el instinto destructor de los pueblos.

« Denia, elevada á la clase de Municipio, mas apreciable que la de Colonia romana, era capital de la república de los pueblos dianenses, comprendiendo tambien en su territorio las antigüedades que se hallan en Ondara, que seria algun ópido ó castillo montano de Dianium.

«En tanto grado fue Denia el baluarte de las operaciones de Sertorio, que en Roma no se tenian puestos los ojos, sino en las ocurrencias de Dianium. Cuando Verres, que gobernaba la Sicilia como un tirano y público ladron, queria apoderarse de los caudales de los comerciantes que llegaban á la isla, fingia, para cohonestar su rapacidad, que eran soldados fugitivos de Denia, como dice Ciceron en sus verrinas. Desde Denia envió Sertorio sus embajadores á Mitridates, rey del Ponto, para concertar con él la guerra contra Roma; y á Denia vinieron enviados por aquel monarca L. Magio y L. Rabio, desertores romanos, en una nave que á dichos embajadores habia vendido Verres, perteneciente a la escuadra de Mileto, aliada de Roma; y con este navío, dice Ciceron, se dirigieron estos enviados á todas las naciones enemigas de Roma, desde Denia en España hasta Sinope en el Ponto."

Tal era la ciudad que dominada por los godos, que la hicieron ciudad episcopal, se hallaba en poder de los africanos, cuando Carróz, al frente de los Almugabares, intentó su conquista. La resistencia, empero, fue mas tenáz de lo que creian los cristianos; y hubiera sido acaso forzoso transigir por entonces con los moros, si los descontentos no combináran con el caudillo que mandaba el sitio los medios de apoderarse de la plaza. Con arreglo á estos tratos fingió Carróz levantar el campo, retirándose á Palma; pero dejando emboscada una compañía de Almugabares, prontos á salir á una señal convenida. Avisado el gefe moro de la retirada de Carróz, quiso verificar una salida con el objeto de recorrer los puntos abandonados; pero arrojándose súbidamente sobre él los Almugabares, se dió principio á un combate, que continuó mas sangriento por la oportuna llegada del resto del egército, que haciendo una contramarcha rápida vino á sostener á los atrevidos Almugabares. Tres horas sostuvieron los moros las cargas de estos

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CAS Y SUC

fieros batalladores; pero cediendo al número, se fueron retirando hasta Denia, por cuyas calles les persiguieron los Almugabares acuchillándoles é incendiando las casas, donde los enemigos ofrecian alguna resistencia.

Con la toma de Denia y la de Biar que le siguió (1), quedó dueño D. Jaime de todo el pais que antes poseia Zeyan, allende el Júcar; mientras las armas del infante D. Alfonso, enseñoreado de Murcia, Alicante y Cartagena, ocupaban lo restante del reino de Valencia, privando de este modo á los musulmanes de toda suerte de apoyo.

una

Ceñido de gloria el ilustre Conquistador no dejó por eso de encontrar en la senda, por do le conducia la victoria, mas de una de aquellas amarguras que se ocultan entre las hojas de una corona de triunfo, y que no respetan la regia vestidura del monarca, para llegar al corazon y hacer brotar allí las lágrimas. Mientras guerrero y legislador sujetaba el rey por todas partes á los sectarios del Islam, y dictaba en Valencia, en union con las córtes, constitucion grande y sábiamente combinada, de cuyo análisis nos ocuparemos muy pronto, tuvo el sentimiento de ver agitados con frecuencia sus estados por la ambicion de algunos miembros de su propia familia, cuyas pretensiones desmedidas dieron lugar á trastornos de mucha consideracion, que los deslices del monarca hicieron mas trascendentales. Casado en su primera juventud con Doña Leonor, tuvo de ella al infante D. Alfonso; pero declarado nulo este matrimonio, como indicamos en otra parte, verificó su segundo enlace con Doňa Violante, que al morir dejó á los príncipes D. Pedro, D. Jaime, D. Fernando y D. Sancho, el cual era por los años mil doscientos sesenta chantre en nuestra iglesia catedral, y residia en ella, segun parece por la institucion del deanato de que habla el libro del archivo del cabildo. Elevado á la silla arzobispal de Toledo murió por fin en una batalla contra los moros, de resultas de un saetazo que le atravesó la cabeza. Además de aquellos príncipes tuvo tambien seis hijas, Doña Violante que casó con D. Alfonso de Castilla; Doña Constanza con D. Manuel de Portugal; Doña María y Doña Leonor que murieron solteras; Doña Isabel, que casó con Felipe rey de Francia, y por último Doña Sancha que acabó sus dias peregrinando por la Palestina.

(1) Años de J. C. 1252.

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