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memoria en el concilio I de Zaragoza, celebrado el año trescientos ochenta. Donde no se hallaban universidades erigidas ó confirmadas por el papa, solo éste daba facultad para que se confiriese el grado de doctor. Se puede citar de esta práctica un egemplar perteneciente á esta ciudad, cuyos jurados escribieron á Benedicto XIII á veintinueve de Enero de mil cuatrocientos uno, pidiéndole que hiciese esta gracia al dominicano Fr. Pedro Canals, á la sazon lector de teología de la catedral, interesando al mismo efecto al cardenal D. Fernando Perez Calvillo, obispo que fue de Vich, y despues de Tarazona; y al general de la Cartuja Don Bonifacio Ferrer, que á la sazon se hallaba con dicho Benedicto, (tomo VII de cartas). Y es de notar que así al papa como al Ven. D. Bonifacio, pidieron que dicho religioso fuese promovido al magisterio de teología por mano del maestro que aquellos y el cabildo eclesiástico juntos ó separadamente eligiesen; sub magistro dicen al primero, quem nos et dictum capitulum simul vel separatim duxerimus eligendum; y al segundo: sots aquell maestre, lo qual nos, é lo capitol de la Seu ensemps, o separadament eli

gierem.

Lo mismo puede congeturarse que debió de suceder con algunos otros insignes varones de aquel tiempo; aunque la mayor parte conseguian el grado de doctor en Lérida, París, Oxfort y otras academias á donde concurrian, con no pequeñas incomodidades y dispendios de cuantía, al estudio de las facultades mayores, señaladamente de la jurisprudencia.

Deseaban aquellos verdaderos padres de la patria que las luces de sus hijos reconcentradas en esta capital atrajesen las de las otras academias, enriquecidas á costa de nuestros literatos. Logróse esto á fines del siglo XV: época la mas oportuna para que nada estorbase los progresos del siglo de oro de nuestra nacion. Comenzó el consejo general esta grande obra decretando en catorce de Agosto de mil cuatrocientos noventa y ocho la renovacion y estension del edificio destinado para estudio general, y encargando la formacion de nuevas constituciones á los jurados Mosen Jaime Valles, caballero, D. Damian Bonét, D. Bernardo Vidal, D. Luis Amalrich y D. Pedro Belluga, ciudadanos, Mosen Juan de Vilarrasa, D. Gaspar Amat, ciudadano, racional, y D. Bernardo Asio, síndico. Desempeñaron estos su comision, juntándose el dia treinta de Abril de mil cuatrocientos noventa y nueve en la casa del dicho

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racional, que estaba frente de la iglesia de S. Martin, y publicando los estatutos y capítulos que formaron de nuevo, mas apreciables que los antecedentes, porque especifican todas las clases de ciencias y artes que se habian de enseñar, el número de los maestros y su dotacion, el nombre de los que entonces fueron escogidos, las horas del estudio, los libros, actos, penas, oficios y otras costumbres pertenecientes á la literatura y política de aquel siglo (1).

y

En el capítulo LI dan facultad al rector para que con tres ó cuatro maestros en teología y con el síndico de la ciudad ordene las constituciones interiores del estudio, determinando los libros que se han de leer y el modo de tener las lecciones y actos, etc. En el capítulo LV resolvieron que se escribiese al santo padre al rey suplicándoles que concediesen á esta academia la facultad de conferir grados de doctor, bachiller, etc., como se acostumbraba en Roma, Bolonia y Lérida. Era á la sazon sumo pontífice Alejandro VI, que de arzobispo de esta iglesia habia sido elevado á la silla de S. Pedro. Enviaron, pues, á pedir á su santidad esta gracia con algunas otras, por medio de miser Juan Vera, capiscol y canónigo de esta catedral, en carta fecha á cinco de Mayo de mil quinientos. Suplicaron esto los jurados cuando estaba ya espedida la bula en veintitres de Enero del mismo año, sin duda á solicitud del cardenal de Cápua, como insinúan los mismos en la instruccion dada al canónigo Vera. Otra bula se habia espedido tambien con la misma fecha, nombrando por jueces conservadores de la nueva universidad al arcediano mayor, al dean y al chantre de esta santa iglesia: y el rey D. Fernando el Católico aprobó y confirmó todo lo hecho á diez y seis de Febrero de mil quinientos dos. No diremos mas sobre estos documentos por haberlos publicado ya Ortí al fin de su libro con otros muchos pertenecientes al gobierno interior de la academia, distribucion de cátedras y demás que seria largo referir. Reimprimiéronse despues junto con las nuevas constituciones de la misma universidad en el año mil setecientos treinta y tres.

Esta es la época de la academia literaria de esta ciudad, á quienes sucesivamente honraron los reyes con privilegios, visitas personales y otras demostraciones. Su principal gloria consiste en

(1) Véase el apéndice

haber florecido en ella las ciencias, como consta de la historia de la literatura nacional. Desde su fundacion comenzó á reinar en ella el nebrisense, y con él el buen gusto en las humanidades, singularmente en las lenguas orientales. Verdad es que hubo aquí, como en otras escuelas de España, maestros de mal gusto, enemigos de las buenas letras. Uno de ellos, que lo fue de Juan Luis Vives logró que este jóven emplease su ingenio en componer declamaciones contra Nebrija, yerro que enmendó despues con ventajas, singularmente desde que en Lovaina comenzó á estudiar, olvidando lo que habia aprendido en París. Es notorio lo que este célebre español contribuyó con sus luces y egemplo á los progresos de las ciencias y artes en su patria: y por otra parte son muy conocidos en Europa los dignos hijos de esta academia en los tres siglos que cuenta de duracion.

Otro beneficio mas general hizo á este establecimiento su digno hijo el Ilmo. Sr. D. Francisco Perez Bayer, enriqueciéndola con su copiosa y esquisita biblioteca, de la cual, por un raro egemplo, se desprendió para este fin antes de su muerte. Por este medio ha venido á poseer la universidad, no solo la gran coleccion de libros raros y singulares que poseia aquel célebre literato, sino tambien las obras magistrales de todas las ciencias y artes, que agregó él despues, á costa de grandes espensas, para completar una biblioteca pública digna de esta academia, que le debia su nuevo lustre, y de esta ciudad, que tal vez será la mas sobresaliente de España en el número de bibliotecas copiosas, así de monasterios, como de personas particulares. Nos falta añadir que del origen de las diez y ocho cátedras que hay en esta universidad con el título de pavordias, habla Ortí largamente. Se reduce á que D. Fr. Andrés de Albalat estableció en esta iglesia hácia el año mil doscientos cincuenta y nueve doce prepósitos ó ecónomos, á cuyo cargo estuviese recoger y administrar las rentas de la iglesia, repartiéndose esta carga por los meses del año, de los cuales tomaron el nombre con que se distinguian. De otras semejantes prebendas, erigidas en Tours, hace mencion Ducange, y en Barcelona los estatutos de esta iglesia de mil trescientos treinta y dos, que publicó Martene. Con el tiempo crecieron los de aquí en rentas y esenciones, y así permanecieron hasta Sto. Tomás de Villanueva, el que en mil quinientos cincuenta y tres las suprimió todas, aplicando sus rentas á la mensa capitular, á escepcion de

la

que llamaban del mes de Febrero, cuyos frutos á fin del mismo siglo se aplicaron á diez y ocho cátedras de esta universidad, que conservaron el nombre antiguo de proposituras ó pavordías.

Finalmente, la escogida biblioteca de D. Francisco Javier Borrull y del difunto último marqués de Dos-aguas han aumentado la rica coleccion de obras que se hallan en esta universidad, donde han podido conservarse muchas de las que abundantemente poseian las casas religiosas.

LIBRO VI.

D. Carlos I.—Principio de la guerra de la Germania.

rios.

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Sucesos estraordinaEl Panadero. Conducta de los nobles. Primera junta de los plebeyos. Juan Lorenzo. Guillem Sorolla. El cardenal Adriano. Ordenes del rey.= Germania de Játiva.➡De Murviedro.-Alzamiento de todo el reino. El marqués de Zenete.Anarquía.- Eleccion de jurados.-D. Diego Hurtado de Mendoza.= Juan Caro y Vicente Peris. Audacia de Sorolla. Tumulto. Germania de Elche. Junta de Albatera, ― Morella. Desórdenes de Játiva. — Asesinato de Francin. Disposiciones de los Trece. Sitio de S. Mateo. - El duque de Segorbe. Espedicion de Estellés. Batalla de Oropesa. Sitio de Mogente.Nuevos tumultos en Valencia. —Derrota del virey.—Comuneros de Orihuela.— El infante D. Enrique. Rendicion de Valencia. = Resistencia de Alcira. — De Játiva. Prision del marqués de Zenete. Muerte de Vicente Peris. El Encu

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bierto. Fin de la Germania.

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