Imagens das páginas
PDF
ePub

la tempestad, y mil siniestras señales anunciaron que sería terrible. En efecto, apenas levantó el áncora el vapor en que se habian refugiado los diputados echaron al vuelo las companas de la catedral, y el vulgo se precipitó sobre los equipages de los que todavía permanecian en la playa esperando otros barcos. Cebáronse en el robo, sin atentar á las vidas de los liberales, y fueron destrozados y entrados á saco el salon del congreso y el café del Turco, donde se reunia la sociedad patriótica: pero el tumulto crecia, el furor arreciaba; todos se preparaban para un saqueo general, cuando con el objeto de proveerse de armas dirigiéronse los amotinados á la inquisicion, donde pensaban encontrarlas. Habíase colocado alli el repuesto de la pólvora, y prendiéndose fuego por la indiscrecion del vulgo saltó el edificio con espantoso estrépito, quedando sepultadas entre sus ruinas mas de cien personas. Tan terrible espectáculo calmó en parte la licencia y desenfrenada rabia de la plebe; y el regimiento de artillería, abriéndose paso á la bayoneta por medio de los revoltosos, salió de SeviIla sin contratiempo alguno.

Si el despotismo se sostiene con la violencia, las leyes son las raices del gobierno representativo: crece y se desarrolla cuando aquellas permanecen lozanas y vigorosas; se marchita y perece cuando se amortiguan y pierden su vigor. Los diputados que combatieron el nombramiento de la regencia, y que en la discusion del 11 se habian visto amenazados por las tribunas, no quisieron seguir las Cortes y permanecieron en Sevilla: alli quedaron tambien el ministro inglés A'Court, cuyas credenciales solo le autorizaban cerca de Fernando VII, y que por consiguiente se trasladó á Gibraltar, y los encargados de varias potencias de segundo orden que hasta entonces no se habian separado del lado

Tumulto de Sevilla.

del monarca español. Los consejeros de Estado, con muy cortas escepciones, abandonaron igualmente la moribunda Constitucion; y el secretario del despacho de la Guerra, Sanchez Salvador, hombre honrado y amante verdadero de la libertad de la patria, puso trágico fin á su existencia, prefiriendo la muerte al espectáculo del público naufragio. La carta encontrada junto al degollado cadáver retrata el pálido tinte que comunicaban al corazon tan lúgubres circunstancias. "La vida cada dia se me hace mas insoportable, y el convencimiento de esta verdad me arrastra á tomar la resolucion de terminar mi existencia por mis propias manos. El único consuelo que puedo dejar á mi apreciable muger y á mis queridos hijos y amigos sobre esta terrible determinacion, es el de que bajo al sepulcro sin haber cometido jamas crimen ni delito alguno. Noche del 17 al 18 de Junio."

[ocr errors]

Al descubrir los diputados desde el azulado mar las murallas de Cádiz, tierra natal de la libertad, y segun todos los indicios su tumba ahora, ¡qué recuerdos tan tiernos se ofrecerian á la imaginacion de algunos! ¡Cuán otro de su oriente iba á ser el ocaso del código gaditano! Bellísimos laureles habían ennoblecido su nacimiento, saludado por la Europa entera, y un ejército enemigo habia hecho salva con sus bombas y granadas al primer rayo de su aparicion; pero mostrando los españoles un sobrenatural aliento, habian cubierto todos los dias con frescas palmas aquella cuna que rodaba por encima de plácemes y felicitaciones. Ahora, abandonada de todos, rodeada de las culebras de las pasiones que se enroscaban á sus plantas; á la izquierda la discordia con la tea en la mano espiando el momento de ahogarla con su fétido humo; á su derecha un príncipe ingrato que la habia envenenado y se gozaba en sus convulsiones.

Misteriosa es la suerte de un pais: la Providencia diversifica de tal suerte el curso de los públicos sucesos, que los vaticinios del hombre se estrellan contra esta prodigiosa variedad de sus obras.

Al continuar alli las Cortes sus sesiones, el presidente Gener pronunció este discurso. "Señores diputados. Si en nuestra traslacion desde Sevilla á esta ciudad no hemos presentado á los pueblos la fútil pompa de un ceremonial costoso, á lo menos hemos presentado á sus ojos el grande espectáculo de las libertades públicas, conducidas en hombros de la representacion nacional por la fidelidad inviolable de nuestros juramentos. Este ejemplo y nuestros sacrificios no serán perdidos, no: los pueblos se avergonzarán de no imitarlos, y jay de los aleves invasores! si al quejido amargo de la patria ajada despierta y se electriza el pundonor terrible de sus hijos. Vamos pues á trabajar para inflamarlo, y ya que felizmente nos hallamos en la cuna misma de la Constitucion que defendemos, imitemos la constancia y magnanimidad de sus autores, para merecer como ellos la dulce gratitud de la patria. Con estas virtudes la salvaron entonces: con estas virtudes podemos salvarla ahora: ¿nos faltarán? Yo no lo creo." ¡Qué ciega serenidad!

Con la renuncia de algunos secretarios y el suicidio de Sanchez Salvador se organizó de nuevo el ministerio constitucional en la forma siguiente. Sentóse en la silla de Estado don José Luyando, el que en 1814 tan mezquino papel representó en Valencia desempeñando igual encargo, cual si su estrella le destinase siempre á asistir á las exequias de la libertad. Ocupó el ministerio de la Guerra don Manuel de la Puente, é interinamente don Francisco Fernandez Golfiu; el de la Gobernacion

Último ministerio constitucional.

don Salvador Manzanares; el de Marina don Francisco Osorio; y retuvieron las riendas de Gracia y Justicia y de Hacienda don José María Calatrava y don Juan Antonio Yandiola. Don Cayetano Valdés fue nombrado gobernador político y militar de Cádiz, y tomó el mando de la línea don Antonio Burriel

El movimiento contrarevolucionario de Sevilla halló imitadores en casi todos los pueblos de la Junio de 1823. provincia el mismo dia 13. El vulgo, ébrio de alegría, cometió escesos y tropelías persiguiendo á los liberales, saqueando en algunos puntos las Anarquía en casas, y gritando con delirio vivan las cadenas y los pueblos. muera la nacion. Los frailes, encaramados en las sillas y en los balcones, predicaban la venganza y el esterminio; y representábanse en todas partes escenas de teocracia propias de otros siglos, escenas que descubrian el atraso y la ignorancia de la muchedumbre. Villacampa, general del llamado éjercito de reserva, compuesto solamente de algunos batallones, dando á aquel cuadro de desolacion el Esposicion y valor que realmente tenia, pintó al gobierno en una elocuente esposicion el estado de la opinion popular, las dificultades de sostenerse contra el torrente atronador, y la necesidad de una transac→ cion en tan desesperado trance. Mas el gobierno, que no queria salir del círculo estrecho en que se habia encerrado, le exoneró del mando, y envió al general Zayas en reemplazo suyo.

caida de Villaсатра.

En Portugal habíase colocado á la cabeza de la insurreccion realista el infante don Miguel, á quien, ahogada la libertad en el reino lusitano, nombró el rey generalísimo en premio de sus servicios y de su exaltado amor al poder absoluto. Las Cortes portuguesas se disolvieron al observar la efervescencia del pais, altamente pronunciado en aquellos dias contra las formas representativas.

1823. Superinten

La regencia absolutista de Madrid habia creado en 8 de Junio la superintendencia general de vigilancia pública, confiando tan importante des- dencia de vigitino á don Benito de Arias Prada, que se distin- lancia pública. guió por su crueldad con los vencidos. Y el mismo dia en que las Cortes destituían al rey en Sevilla, reponia la regencia las órdenes religiosas en el ser y estado que tenian antes del 7 de Marzo de 1820. El pensamiento de no transigir era comun en ambos gobiernos. ¡Ah! no volvian los ojos á aquel incendio en que ardian la sangre y la fortuna de tantos miles de familias; á aquellas cárceles donde yacían aherrojados tantos inocentes, donde resonaban tantos ayes: no los fijaban en los caminos públicos, llenos de jóvenes y ancianos que huyendo de las proscripciones y de la muerte, abandonaban sus hogares perseguidos por sus mismos hermanos.

El 16 de Junio divulgóse en Madrid la noticia de que el rey y su familia habian recobrado la libertad. Al punto se derramó por las calles la plebe, haciendo resonar los aires con aclamaciones y con voces de alegría: las manolas corrieron con sus panderos á la Puerta del Sol á celebrar tan fausto suceso, y en todos los ángulos de la villa se oyeron cánticos é himnos. No tardó en desvanecerse la ilusion; y la gaceta madrideña refirió los acontecimientos de Sevilla recargando los colores del dibujo. La regencia en la proclama que con este motivo dirigió á los españoles, soltando las riendas á las pasiones que la dominaban, dijo que habia deseado la templanza solo con el fin de procurar la libertad del rey. Despues concluía de este modo: "Confiad en vuestro gobierno, que será constante en perseguir á cuantos con una rabia infernal han cubierto de luto nuestros corazones. esto los regentes declararon traidores á los que ha

[blocks in formation]

» Tras

Proclama de la regencia de Madrid.

« AnteriorContinuar »