Imagens das páginas
PDF
ePub

mandaron los mismos gobernantes realistas que se calificase á los militares por los grados que tenian antes del juramento de Fernando, cual si fuese po sible detener el tiempo, ó no hubiesen realmente transcurrido los tres años. A esta aclaracion siguió en 23 de Julio la orden privando de sueldos, grados y honores á los que se hubiesen alistado milicianos voluntarios ó pertenecido á sociedades se

cretas.

Otro temple mas suave habia adoptado el gabinete de Cádiz, aunque demasiado tarde para recoger el fruto. El ministro de la Gobernacion don Salvador Manzanares habia desterrado á Canarias á Rotalde y á otros corifeos de la anarquía. Pero mas allá de la órbita del gobierno la desesperacion del momento inspiraba crímenes detestables. En Cataluña repetidos asesinatos habian consternado á los amantes de las leyes, acrecentando el furor del vulgo catalan, que rudo y fanático miraba á los liberales como ateos.

Yacía encerrado en una torre de la ciudadela el obispo de Vich don Fr. Raimundo Strauch, realista furibundo que habia andado complicado en las tramas de la regencia de Urgél. Ya en 1813 habíase pronunciado abiertamente contra el gobierno representativo en la cuaresma que predicó en Palma de Mallorca, promoviendo varios alborotos; y como al propio tiempo defendia aquellas doctrinas en el Semanario político cristiano que daba á luz, formáronle causa y encerráronle en la carcel, donde firme y tenaz en trabajar á favor de la tiranía, tradujo la Historia del Jacobinismo del abate Barruel.

Enredado pues en el pasado año 1822 en las conspiraciones del realismo, arrestáronle las autoridades el 11 de Octubre del mismo en su palacio, donde permaneció hasta que le trasladaron á la

1823.

1823.

Asesinato del obispo de Vich.

De veinte y danos de Man

cuatro ciuda

resa.

ciudadela de Barcelona, como llevamos dicho. Entre una y dos de la mañana del 16 de Abril de este año sacáronle de su prision con el objeto de conducirle á Tarragona, y le mandaron subir en la llamada tartana de Rotten, que solia servir en iguales casos, y que era de mal agüero. en Molins de Rey dos oficiales de la escolta le rogaron que para su mayor seguridad trocase el hábito religioso que llevaba por el vestido que le presentaron, á lo cual accedió el obispo, convencido con sus razones. A las cuatro de la tarde llegó la escolta á los contornos del pueblo de Villarana, y al punto se oyeron varios tiros disparados por la vanguardia, cual si se tirotease con los facciosos: el oficial que iba al frente de la partida ordenó al obispo que se apease, y que se situase en una senda que le señaló; mas apenas fijó el obispo las plantas en ella cayó traspasado por las balas, que penetrando por la espalda hirieron su pecho: á su lado cayó muerto tambien el lego que le acom→ pañaba. Esta matanza atroz, fria, y vilmente preineditada, cubrió de ignominia á sus verdugos, porque si el obispo era reo de muerte, á la ley tocaba condenarle despues de cumplir las solemnidades, que son la salvaguardia de la inocencia.

Del mismo modo perecieron atraillados y abiertos á balazos cual fieras feroces en medio del camino al trasladarlos de orden de Rotten de su patria á Barcelona, veinte y cuatro ciudadanos de Manresa, entre los que se contaban quince eclesiásticos, uno de ellos individuo de su colegiata, Pretestóse su muerte con el tema aprendido de que los facciosos habian salido á libertarlos: cual si los crímenes tuviesen escusa, cual sino fuese preferible al asesinato de un solo inocente la salvacion de cien culpables.

Escenas aun mas sangrienta se representaron en

1823.

la Coruña. Con la ausencia del general Quiroga recayó el mando en el gobernador de la plaza don Pedro Mendez Vigo, defensor de las doctrinas mas exageradas entonces, y ahora de la república, en su escrito titulado España y América, que el marques de Miraflores ha reimpreso en el tomo 3.o de sus Apuntes sobre la revolucion española. Habíanse acumulado en el castillo de San Antonio los presos políticos enviados de los puntos mas distantes del reino, y principalmente de la corte, sentenciados en virtud de las leyes vigentes, y algunos desterrados por los tumultos ó por la arbitrariedad de las autoridades. El 22 de Julio á las doce de la noche mandó Mendez Vigo trasladar desde el castillo á bordo del quechemarin sevillano el Santo Cristo á cincuenta y un presos, entre los que figuraban don Domingo Bazo y Mozo, secretario del rey, don José Erroz, capellan de altar de S. M., don Francisco Barrio y don Juan Magadan, tambien eclesiásticos, el brigadier don Salvador Escandon, y varios coroneles y tenientes coroneles. Apenas llegaron á bordo despojáronlos de su vestido y alhajas, y medio desnudos los hacinaron bajo de escotilla: reforzado luego el barco con gente armada, salió de bahía la tarde del 23 á las órdenes de un ayudante de Mendez Vigo. A tres leguas de distancia mandaron subir á los presos y atáron los codo con codo; y notando uno de ellos que todo se preparaba para arrojarlos al mar, precipitóse sobre el ayudante. Al punto los soldados se lanzaron sobre las víctimas indefensas, las llenaron de heridas y las sepultaron en el fondo del mar, llegando la Matanza horcrueldad al estremo de enviar dos marineros en una lancha para que con golpes de remo sumergiesen la cabeza de un infeliz que sobrenadaba. Repartido el botin regresaron á la Coruña al amanecer el dia 24, y dejaron el buque á la vista del 16

T. III.

rible de la Co

1823.

Incendio del a iglesia del Es

píritu Santo.

castillo. Sacrílega imitacion de los matrimonios revolucionarios de Francia, inventados en tiempo de su espantosa revuelta para inas prontamente sacrificar á los hombres. Tambien en Cartagena embarcaron á otros presos calificados de serviles, destinándolos á Mallorca; mas sorprendieron á los conductores, y sujetándolos desembarcaron en la playa de Valencia. En Alicante fueron entregados á un patron veinte y cuatro frailes con orden de conducirlos á una isla ó arrojarlos al mar; y ilevado de sus buenos sentimientos los trasladó á Oropesa. Estas crueldades que manchan nuestra historia, y que fueron hijas del mal corazon de algunos pocos españoles indignos de serlo, y mas indignos aun del nombre de liberales, sirvieron sin embargo de pretesto para perseguir á centenares de familias, para hacer perecer en el patíbulo á tantos desgraciados, y para cubrir de luto y de miseria á los parientes de las víctimas sacrificadas.

El domingo 11 de Julio, en el que asistia á misa el duque de Angulema en la iglesia del Espíritu Santo de Madrid, notáronse á la bendicion varias chispas en el estremo del templo, y pocos instantes despues en tres ángulos distintos. Prendióse el fuego con suma rapidez, ardiendo todo el dia, sin que fuese posible apagarlo; pero como prin cipió al fin del divino sacrificio, salváronse todos los espectadores, entre los que gran parte pertenecia al sexo de la hermosura. Un mes antes se habian visto en Burdeos llamas en el cuarto de la esposa del duque, y atribuyendo, sin mas pruebas que el capricho, el crimen proyectado á los liberales, desencadenóse la muchedumbre contra los madrideños, á quienes reputaban amigos de las reformas. Los comandantes franceses tuvieron que valerse de la fuerza armada para contener el desorden, y era tanta la efervescencia que resultaron varios heridos. El

28 del mismo mes salió el duque de Madrid para Sevilla con el objeto de presidir los trabajos del sitio de Cádiz, comenzado el 23 de Junio.

1823.

Mandaba el bloqueo el conde de Bourmont, y los sitiados, en número de nueve mil, cayeron sobre la línea enemiga el 16 para hacer un reconocimiento. Rechazaron los franceses su ímpetu, y Sitio de Cádiz. despues de haber les causado alguna pérdida obligáronlos á encerrarse otra vez en la plaza, cuyas fortificaciones, no reparadas desde la guerra de la independencia, no presentaban el aspecto imponente de aquella época. Veíanse muchos cañones desmontados; faltaban cureñas y los fusiles necesarios para los cuerpos de la guarnicion, escaseando desde los primeros dias la pólvora. El gobierno, sin recursos, y sin que las Cortes se los pudiesen proporcionar, hubiera tenido que disolverse á poco tiempo de haberse establecido en la isla gaditana, á no haber echado mano de algunos millones de francos que procedentes de París pertenecian á particulares conforme al reintegro estipulado en anteriores negociaciones.

La asamblea nacional continuaba sus trabajos; y cuatro diputados propusieron que se declararan beneméritos de la patria en grado heróico los regentes nombrados en Sevilla. El congreso suspendió la ley orgánica del ejército; se declaró contra el conde de Cartagena por haberse sometido á los invasores; mandó formar causa á mas de cuarenta vocales que no habian seguido al gobierno, y dió un decreto contra los grandes de España que habian firmado la representacion á Angulema, y desagradado con ella á los absolutistas de Madrid y á los diputados de Cádiz. El 29 de Julio los señores Adan, Soria y otros, hicieron una proposicion para que no se diese oido á comunicacion alguna del ejército francés sobre reforma del código vi

« AnteriorContinuar »