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Christo.

Roma.

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Lusitania. Cestio Acidio Perenne legado de Augusto pro

pretor de la Lusitania. Se halla su noticia en la inscripcion que trae Resende lib. I de las antigüedades, hallada en el monte de la Luna, hoy Cintra, que dice:

SOLI ET LVNÆ

CEST. ACIDIVS

PERENNIS

LEG. AVG.
PROPR. PROV.

LVSITANIÆ. Como no se determina el año, va puesto aquí conjeturalmente.

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Antes de Años

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Tarraconense.

LEG. HISPANIA

RECEPTA , y en otras solo HISPANIA. Tambien las hay en Mérida de P. Carisio, por lo qual no falta quien crea fuese legado de Augusto en la Lusita

nia

, y que ambos fuesen her

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M. Agrippa, que estaba en las Galias, fue mandado venir á España á hacer la guerra á los cántabros y ástures, y habiéndolos vencido, les arrasó las poblaciones. Hace mencion de ello Dion Casio lib. 54. cap. II, y L. Floro lib. 4. cap. 12, aunque este lo refiere con equivocacion, al tiempo que estaba acá Augusto.

le

Tito Marcio:

ponen algunos

Y

de

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por pretor de la

citerior en tiem

po de Augusto, á
causa de hacerse
de él mencion en
una de las ins-
cripciones de Ci-
riaco Anconita-
no,que copia Mo-
rales lib. 8. cap.
55; pero como
todas estas son te-
nidas por sospe-
chosas, se necesi-
tará mas seguro
testimonio para
haber de admi-
tirle.

Estos son todos los magistrados que obtuvieron el superior gobierno de las provincias de España hasta Christo, y que ha podido encontrar nuestra diligencia, reservando los demas que desde esta época continuaron el mando por todo el tiempo de los emperadores para la segunda parte, á donde con mayor propiedad corresponde. En los ya puestos nos es preciso advertir, que aunque sus magistrados fuesen en los años que les van asignados, tomaban á veces parte de los inmediatos, y por consiguiente algunos de sus sucesos corresponden á ellos; lo que era muy regular, á causa de que tardándose en venir el magistrado que estaba electo, continuaba el otro hasta su llegada: pero si se quisiesen en cada uno notar estas particularidades, seria necesario una gran dilacion en cada uno, y muchas de ellas se notan con facilidad en los autores que mencionan con buen orden cronológico los hechos, ó en los que han procurado reducirlos á él, á los quales es forzoso recurrir en las dudas, sirviendo nuestra coordinacion como de fixar los principales puntos, para que arreglados á ellos se coloquen los demas.

TRATADO

DE CRONOLOGÍA

PARA LA HISTORIA DE ESPAÑA.

PARTE SEGUNDA,

QUE COMPREHENDE EL ESPACIO

DESDE LA ERA VULGAR CHRISTIANA HASTA EL PRESENTE.

CAPÍTULO PRIMERO.

Dase una breve idea de lo sucedido en esta edad, con la distribucion en épocas para su mas cómoda inteligencia.

Llegamos ya á los tiempos en que teniendo el feliz cumplimien

tal

to las reiteradas promesas de Dios á su pueblo, y verificándose los términos con que la venida de su unigénito al mundo estaba anunciada en los profetas, habian de verle los hombres en carne mory con el vestido de la humana naturaleza, para sacarla del estado miserable á que la reduxo su caida, y obrar su copiosa redencion , y la institucion de la ley de gracia, la qual como en figuras habian representado las antecedentes natural y escrita. Así esta última edad tiene un mas esclarecido principio, y contará su duracion comun con la del mundo.

Sobre el año en que verdaderamente nació Christo señor nuestro están discordes los autores y cronólogos, pretendiendo unos

haya sido en el 45 juliano, consular de Coso Cornelio Léntulo v L. Calpurnio Pison, 753 de Roma, quarto de la olimpiada 194, á 25 de Diciembre, ocho dias antes del que se regula primero de la era vulgar christiana; y queriendo otros que no fuese sino alguno de los antecedentes uno, dos, tres, quatro, cinco y seis años anterior á dicha era. Esta disputa, célebre entre los modernos por la gravedad del asunto, y por las delicadas pruebas y argumentos que en ella se versan, se trata con separacion; bastando aquí notar, que para evitar la incertidumbre que podria causar esta variedad de opiniones, si el principio de la era del nacimiento de Christo se hubiese de fixar con respecto al año verdadero en que este acaeció, siendo forzoso que la determinacion variase á proporcion de las opiniones. Están conformes los cronólogos en admitir distincion entre el año del nacimiento verdadero, y el año que sirve para la cuenta y numeracion de la era christiana, y para la cronología. Este último le determinan con pruebas incontestables por el cálculo retrógrado, calculacion de eclipses, testimonios de autores, cómputo eclesiástico y otras semejantes, al 46 juliano, 754 de Roma, 44 de Augusto, durando aun el 4 de la olimpiada 194, y del periodo juliano el 4714 con los caracteres de 10 de ciclo solar, 2 de áureo número, y 4 de indiccion ; prescindiendo de si sea ó no el que inmediatamente siguió á la natividad de Christo, y distinguiendo este modo de contar con el nombre de era vulgar christiana. A tal partido les obligó el haberse notado muy tarde tarde, , y quando ya estaba muy introducido en las naciones christianas, el contar por esta era, la discrepancia que podia haber entre su principio, y el verdadero nacimiento de Christo.

Nosotros igualmente apartándonos aquí de esta disputa, y admitiendo como primero de esta edad el que lo es de la era vulgar christiana, ó el 1751 retrógrado del presente, diremos que otros tantos han sido los de su duracion, y juntos con los de las edades antecedentes componen todos 7239 segun los setenta, y 5753 en el cómputo de la vulgata.

La grande duracion de esta edad, su inmediacion á nosotros, la mayor freqüencia y número de historias, la variedad de imperios, de reynos, de principados, el mas atento cuidado de anotar

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