Coleccion de los mejores autores españoles, Volume 18

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Dramard-Baudry y ca., 1840

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Palavras e frases frequentes

Passagens conhecidas

Página 304 - Es el hábito común acomodado a su ejercicio: acompáñanse siempre de arcabuces cortos, llamados pedreñales, colgados de una ancha faja de cuero, que dicen charpa, atravesada desde el hombro al lado opuesto...
Página 6 - Pusieron los Reyes Católicos el gobierno de la justicia, y cosas públicas en manos de letrados, gente media entre los grandes y pequeños. sin ofensa de los unos ni de los otros. Cuya profesión eran letras legales, comedimiento, secreto, verdad, vida llana^ y sin corrupción de costumbres...
Página 308 - ... los ministros reales y los de la guerra lo esperaban, iguales en el celo. Todos aguardaban por instantes la muerte (el vulgo furioso pocas veces para sino en sangre); muchos, sin contener su enojo, servían de pregón al furor de otros, éste gritaba cuando aquél hería, y éste con las voces de aquél se enfurecía de nuevo.
Página 312 - Dios y á los pies de sus ministros. Tal hubo que pidiendo entrañablemente confesión, se la concedieron; pero luego, impaciente el contrario, salpicó de inocente y miserable sangre los oídos del que en lugar de Dios le escuchaba: otros, medio muertos por las calles, acababan sin el refugio de los sacramentos...
Página 285 - ... nos llamaremos autores , yo con lo que te refiero , tú con lo que te persuades. Ofrezco á los venideros un ejemplo , á los presentes un desengaño , un consuelo á los pasados. Cuento los accidentes de un siglo que les puede servir á estos, aquellos y esotros con lecciones tan diferentes. Algunos condenarán mi historia de triste. No hay modo de referir tragedias sino con términos graves.
Página 308 - General con los conselleres de la ciudad acudieron á su palacio ; diligencia que más ayudó la confusión del conde, de lo que pudo socorrérsela : allí se puso en plática saliese de Barcelona con toda brevedad, porque las cosas no estaban ya de suerte que accidentalmente pudiesen remediarse : facilitábanle con el ejemplo de don Hugo de...
Página 288 - Castellanos, Franceses, Catalanes, naciones, ministros, repúblicas, príncipes y reyes de quienes he de tratar, ni me hallo deudor á los unos, ni espero me deban los otros: la verdad es la que dicta, yo quien escribe...
Página 118 - ... como tengo dicho, se ven impresas señales de despojos, de armas y caballos, y ven los moradores encontrarse por el aire escuadrones; óyense voces como de personas que acometen: estantiguas llama el vulgo español a semejantes...
Página 309 - Barcelona, sino de toda la provincia; juzgaba la partida indecente á su dignidad; ofrecía en su corazón la vida por el real decoro: de esta suerte, firme en no desamparar su mando, se dispuso á aguardar todos los trances de su fortuna. Del ánimo del magistrado no haremos discurso en esta acción, porque ahora el temor...
Página 15 - Tendieron cuatro banderas en el suelo, a las cuatro partes del mundo, y él hizo su oración inclinándose sobre las banderas, el rostro al oriente (zalá la llaman ellos), y juramento de morir en su ley y en el reino, defendiéndola a ella ya él ya sus vasallos.

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