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cia y transacción que, permitiendo disfrutar á los naturales de ciertas libertades malamente ensayadas durante la revuelta, apretara los lazos de familia entre España y aquellas comarcas fatigadas.

Don Fernando, ó sus consejeros íntimos, distaban mucho de semejantes opiniones. Habiendo resuelto de oficio que se diera por no pasado el tiempo, y que volvieran las cosas al estado y forma que se encontraban el año 1808, querían que en las colonias, lo mismo que en la metrópoli, se tuviera por señor absoluto al Monarca, reputando á la violencia medio certero del reconocimiento.

A imponerlo fué la gran expedición del general Morillo, que llegó á la costa de Cumaná á principios de Abril de 1815 y en tiempo en que no quedaba partida armada enemiga en términos de la Capitanía general de Venezuela. Las reliquias de los separatistas con los jefes de alguna notoriedad se habían refugiado en la Margarita, sin contar con elementos de resistencia; así que bastó el envío de alguna fuerza para la sumisión aparente de la isla, bajo las condiciones que el General español impuso, abandonada por los jefes referidos.

Con esto volvieron los buques de guerra al fondeadero primitivo de Cumaná, al Oeste de la isla de Coche, donde un grave acontecimiento los disminuyó, con mucha impresión en la moral del ejército y lamentables consecuencias. El navío San Pedro de Alcántara, bajel de mayor representación de la Armada y almacén de pólvora, armamento, vestuario, monturas y caudales, se incendió el 24 de Abril, desapareciendo entre las ondas con parte de su gente, después de inútiles esfuerzos para dominar la llama '.

Mal principio de campaña, no sólo por la pérdida material y efectiva, que no había de tener reemplazo, sino por la materia que ofrecía á la imaginación de los agoreros y á la de los maldicientes'.

1 Véase Apéndice núm. I de este capítulo.

* Don Rafael María Baralt, en el Resumen de la Historia de Venezuela, ya citado, se hizo eco de la especie calumniosa de haberse incendiado el navío San Pedro intencionalmente, para encubrir el robo de la caja de caudales del Ejército, que no

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Una parte de la expedición pasó por mar á Santa Marta, dejando á los buques mayores de la escuadra en aptitud de perseguir á los corsarios de Cartagena, cebados en el comercio español, al que seguían haciendo considerable daño. Sobre 18 goletas de fuerza, con su bandera, cruzaban por el seno mejicano y bocas del canal de Bahama, tan alentadas por la impunidad, que una de ellas osó atacar al bergantín correo Descubridor, sosteniendo combate muy notable el 11 de Junio de 1814 á vista de Cayo Guinchos. Verdad es que contaba con artillería de largo alcance y con 200 hombres de tripulación, anglo-americanos y franceses, mientras el bergantín no tenía más de 86, incluídos los pasajeros; mas, de todos modos, se estimó atrevida la acción, durante la que la goleta abordó cinco veces al correo, causándole siete muertos y 27 heridos antes de abandonar el campo, con pérdida mucho mayor!.

Daba á entender que se envalentonaran una carta de Cavero, jefe suyo, escrita desde Jamaica, con instrucciones, asegurando que los bajeles de guerra ingleses tenían orden de respetar su bandera y de no represar á los buques españoles que capturaran; es decir, que contaban con el apoyo moral y aun material de la Gran Bretaña en la guerra declarada á la metrópoli, con la seguridad del cual, lanzados á mayores empresas, trataron de reanimar á la revolución extinguida á favor de algunos golpes afortunados, uno de ellos la detención de la fragata mercante Neptuno, que conducía

se embarcó en Cádiz. Y esto reconociendo que, después de sometida la isla Margarita, había desaparecido toda resistencia y la esperanza de establecer la república.

1 En la Gaceta de Madrid de 27 de Septiembre de 1814 se publicó el parte oficial, con elogio de D. Joaquín Ibáñez, comandante del bergantín. La goleta mandaba el capitán francés Mamé. De los incidentes del combate, así como de los sucesivos en la campaña de Costa Firme, se sirvió el comandante de infanteria de Marina D. José de Arnao para dar interés á El Capitán Cadavedo. Novela histórico-maritima. Cádiz, 1882. Dos tomos en 4.o

2 La carta, fechada á 31 de Agosto de 1815, fué interceptada por uno de nuestros cruceros, juntamente con algunas patentes de corso con los nombres en blanco, y remitida por D. Pascual Enrile al Ministerio de Marina, en cuyo archivo se halla en Expediciones de Indias, año 1816. ·

desde Cádiz tropas á Panamá, con el general gobernador D. Alejandro Hore, y otro la rendición del pailebot de guerra Centinela, que escoltaba al convoy 1.

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Todos nuestros bajeles acudieron á bloquear á Cartagena, refugio de estos corsarios y depósito de sus presas, determinado por el general Morillo el asedio de la plaza, en cuya fortaleza fundaban todavía esperanzas los rebeldes del virreynato de Santa Fe, aunque divididos y querellados entre sí. La operación, penosa para las fuerzas de tierra y mar, duró desde el 1.o de Septiembre hasta el 6 de Diciembre, por el plan formado de que fuera el hambre cuchillo de los encerrados en el recinto, sin exponer á los soldados á las contingencias del asalto, y el hambre sometió, en efecto, á la soberbia; pero á tan extremo llevada, que, habiendo desarrollado á la peste la necesidad, horrorizaba la vista de la ciudad cuando los nuestros la entraron, recordando á la desolación de Jerusalén.

En los últimos días de la defensa, las fuerzas de mar de que disponían, 13 entre goletas, balandras y bongos, trataron de abrirse paso á la mar, atacando á la escuadrilla sutil con que se lo cerraba el teniente de navio D. José de la Serna. Hubo todo el día vivo cañoneo en la inmediación del Caño del Loro, sin que pudieran conseguir su objeto, y como á seguida se les tomara el castillo de Boca Chica con la única acción de guerra del sitio, los caudillos de la plaza, con los aventureros extraños que les daban calor, huyeron de noche en cuatro embarcaciones, saliendo por la Boca Grande, que se creía impracticable, no sin degollar antes á los prisioneros españoles que tenían en su poder, entre ellos 14 oficiales de la expedición de Hore.

De las cuatro embarcaciones dichas, tres se apresaron en los días siguientes, con unas 300 personas fugitivas; ocho cargadas de víveres habían tomado los buques bloqueadores, en el número un bergantín de 10 cañones y un místico con otros tantos; en el momento de la dispersión se apresaron

1 Véase Apéndice núm. 2 de este capítulo.

otras cuatro; de modo que fueron 15 las que perdieron, sin contar las lanchas cañoneras y bongos que tenian en el puerto '.

Sin pasar muchos días, el comandante de Marina de Cumaná D. Javier de Salazar consiguió destruir á los insurrectos en aquella costa 10 buques mayores y menores, y don Juan Gabaso, comandante de la goletilla General Morillo, con ella y una cañonera á sus órdenes, batió brillantemente á dos goletas y una balandra enemigas, rindiendo á la última 3.

Atacada casi al mismo tiempo por la corbeta Diana, el bergantin Saeta y la goleta Floridablanca, de la estación de Veracruz, la cala de Boquilla de Piedras, donde tenían los corsarios del seno mejicano lo que llamaban su almirantazgo, ó sea los almacenes de víveres y pertrechos de reparación, que fueron incendiados, así como también un bergantín y dos goletas, se vieron sin puertos de refugio, y disminuyeron mucho, al pronto, sus correrías, contribuyendo á ello la brillante campaña del general Morillo en el nuevo reino de Granada, y la que en el de Méjico vivificó D. Juan Ruiz de Apodaca, nombrado Virrey ; mas, como la hierba quemada

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1 Se publicaron los partes oficiales del general Morillo, refiriendo ocurrencias del sitio y rendición de Cartagena, en la Gaceta de Madrid de 6 de Enero, 17 y 26 de Marzo de 1816. Los del general de Marina D. Pascual Enrile y de D. Javier de Salazar, comandante que fué del navio San Pedro de Alcántara y después de Cumaná, en la de 28 de Marzo, 11 de Mayo y 31 de Agosto. La relación de recompensas, en la de 9 de Abril. Se llamaban los buques apresados Victoriosa, Ola, Elena, Ana, Valparaiso, Adelina, Cometa, Esperanza, Americana, X, goletas; Avenger, bergantin; General Doile, bergantin goleta; Becher, balandra; Ladrón, mistico. Ambos generales de tierra y mar hicieron recomendación del capitán de navio D. José de Salas, comandante de la fragata Diana; del capitán de fragata D. Ma- » nuel Cordero, comandante de las fuerzas sutiles; de D. Ramón Eulate, que lo era de la corbeta Diamante, sostenedores del bloqueo vigoroso durante ciento cuatro dias, con la circunstancia de estar sus buques en muy mal estado para navegar. 2 Gaceta de Madrid de 25 de Abril de 1816.

3 Idem id. de 11 de Mayo.

* Idem íd. de 21 de Diciembre de 1815.

5. Parabien al Excmo. Sr. D. Juan Ruiz de Apodaca, teniente general de la Real Armada, virrcy, gobernador y capitån general de esta Nueva España, con el plausible motivo y en celebridad de su feliz llegada à esta capital. Canto endecasilabo que, en testimonio de su reverente profundo respeto, tiene el honor de dedicar à Su Excelencia el

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en los campos retoña con las primeras lluvias, la rebelión agonizante volvió á tomar cuerpo, viniendo en auxilio de la de Venezuela un criollo holandés, de Curazao, armador rico, que puso á disposición del infatigable Bolívar su capital y sus buques y organizó escuadrilla bajo bandera colombiana, tomando el título de almirante de la república.

Los siete bajeles con que salió á la mar estaban mandados y tripulados por advenedizos de todas naciones, lo mismo que los que servían á los separatistas de Buenos Aires; no había, por lo visto, en los hispano-americanos aptitud ó aficiones náuticas. Por excepción, distinguieron con el empleo de capitán de navío á un mulato de Río del Hacha, de nombre José Padilla, que había servido en nuestra Armada con plaza de guardián ó segundo contramaestre, asistiendo al combate de Trafalgar, de lo que él se vanagloriaba, y era, dicho sea en verdad, inteligente y hombre de acción, demostrándolo en no pocas ocasiones á la cabeza de las fuerzas sutiles enemigas.

Luis Brión, el almirante, mulato asimismo, tenía en el color prenda con que granjearse el favor de los negros de Haiti, que fué donde se alistó abigarrada hueste de todas razas á las órdenes de Bolívar, saliendo á probar fortuna el 30 de Marzo de 1816, en dirección á la isla de Margarita. Dos buques de guerra que cruzaban en la parte del Norte, el bergantín Intrépido, mandado por el teniente de navío don Rafael de la Iglesia, y la goleta Rita, por el alférez de fragata D. Mateo Ocampo, hicieron frente á los siete insurgentes, sosteniendo más de tres horas un combate tan bizarro como desigual era la fuerza. Al Intrépido atacaron los tres mayores de Brión, abordándole repetidas veces cuando estaba desarbolado; y en estado inservible, llena la cubierta de cadáveres propios y enemigos, que rodeaban al de La Iglesia, teniente coronel Conde de Colombini, sargento mayor que ha sido de esta plaza, agregado en la actualidad al cuerpo de Inválidos.-Méjico, 1816. En 4.o

Canción patriótica ó marcha que, con el plausible motivo y en celebridad de la feliz llegada á esta capital del Excmo. Sr. D. Juan Ruiz de Apodaca, etc., tiene la satisfacción de dedicar á los nobles y fieles mexicanos el tenicnte coronel Conde de Colombini, etc. -Méjico, 1816. En 4.o

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