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CONTINÚA LA GUERRA EN AMÉRICA.-ATLÁNTICO

1820-1830

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Se hace extensiva la Constitución de la Monarquía á las provincias americanas.— Lejos de producir la paz, agrava la situación.-Pronunciamientos, motines é indisciplina del Ejército.-Méjico se declara independiente.-Le siguen Yucatán, Campeche, Guatemala, Honduras y Nicaragua.-Campaña en Santa Fe y Venezuela.-Rindese Cartagena -Don Angel Laborde, jefe de la Marina.—Sus méritos excepcionales.-Navegaciones y combates.-Batalla desgraciada de Maracaibo.-Piérdese Venezuela.—También el castillo de San Juan de Ulúa.-Cuba y Puerto Rico en peligro.-Alientos de Laborde.-Domina el mar.-Expedición á Tampico.-Acaba la dominación española.- Ocurrencias en el Río de la Plata y en el Brasil.

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EBE admitirse por razonable suposición que, reunidas las Cortes en Madrid después y por consecuencia del triunfo de la rebelión militar iniciada por Riego, creyeran de buena fe dispensar á las provincias ultramarinas el mayor de los beneficios al votar y decidir que les fuera extensiva la Constitución democrática de Cádiz, bandera que venía siendo del partido liberal, y que, á juicio de los diputados, bastaba para hacer caer las armas de las manos rebeldes, y para reconquistar sus voluntades. No otra cosa indican las instrucciones comunicadas al general Morillo, jefe del ejército vencedor de Costa Firme, ordenándole abrir negociaciones pacíficas con los disidentes y dejar el país á su arbitrio, sin más condiciones que la jura de la Constitución española y el envío de representantes al Congreso nacional.

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Si así ocurrió en realidad; si no acudía á la mente de los exaltados 1 el aforismo rancio de «sálvense los principios aunque se pierdan las colonias», se equivocaron grandemente, porque su determinación acabó de perderlas á tiempo que, según expuesto queda anteriormente, vencido el ímpetu revolucionario en el norte y centro de América, empezaban á gustarse las dulzuras de la tranquilidad.

Todo volvió á revolverse con la llegada de las órdenes y de las nuevas de ocurrencias de España; de la conmoción no escaparon ni la unidad de sentimientos de los españoles europeos, ni la disciplina del Ejército, columnas con las que se hundió al caer, la dominación, como el templo de los filisteos. Poca cosa habían conseguido los americanos aun con ayuda de vecinos tan condescendientes como los de la raza anglosajona, y vinieron á procurársela efectiva y final la discordia, la ambición, los pronunciamientos y motines de la milicia, importados desde el campo de las Cabezas de San Juan.

Empezando por Méjico, donde la autoridad del Virrey merecía respeto y afección, el ejército real puesto á las órdenes de un jefe de prestigio para concluir con el bandolerismo refugiado en la región montuosa, se hizo instrumento de la astucia de Iturbide, que lanzó á la publicidad la primera proclama de independencia, vitoreando al rey Fernando VII. Poco después jefes y oficiales del mismo ejército, en motín odioso, depusieron al Virrey y desbarataron los planes que tenía extendidos para el restablecimiento del orden. Por último, enviado desde España con objeto de procurarlo el teniente general D. Juan O'Donojú, desde el momento de llegar á Veracruz el navío Asia, que le transportaba, se avistó con Iturbide, acogió sus pretensiones y suscribió con él un

1 Exaltados y moderados eran los calificativos con que se designaba á las fracciones del partido constitucional.

* Al libertador del mundo, al pacificador y padre beneficentisimo el Excmo. Sr. don Juan Ruiz de Apodaca, conde de Venadito, etc., etc, dedicó esta efusión de la verdad, del amor y del agradecimiento el Dr. D. Agustin Pomposo Fernández de San Salvador. México, oficina de Ontiveros. Año de 1820. Composición poética, 20 páginas en 4.°

documento reconociendo la independencia mejicana (28 de Septiembre de 1821), que de hecho existió desde entonces, sin quedar por España más que el castillo de San Juan de Ulúa, donde se encerró el gobernador de Veracruz D. José Dávila con la guarnición de la plaza, entendiendo bien el cumplimiento de los deberes de soldado.

Yucatán y Campeche en el mismo año; Guatemala, Honduras y Nicaragua en el siguiente, siguieron el ejemplo de Méjico, desprendiéndose de la coyunda peninsular sin sacudimiento y sin sangre. No tuvieron oposición por parte de los españoles, muchos de los cuales, lo mismo que los de Nueva España, radicaron en el país, al paso que no pocos de los naturales, más avisados, lo abandonaron emigrando á Europa.

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Algunas más dificultades encontraron los de Tierra Firme antes de llegar á parecidos resultados, aunque por nadie se pusieran en duda, una vez cumplidas por el general Morillo las prevenciones del Gobierno y embarcado para Cádiz, dejando el mando de las tropas al mariscal de campo D. Miguel Latorre, que si dejaba estipulado con Bolívar un armisticio por seis meses 1, dejaba también memoria de la inutilidad de iguales compromisos anteriores. Verdad es que durante la suspensión de hostilidades habían de gestionar la prorrogación indefinida comisarios especiales designados para cada región por el Gobierno, que los buscó entre los oficiales de Marina en razón al conocimiento de la tierra y de las personas, sin profundizar por sí en el de las ideas 3.

' Se firmó el 25 de Noviembre de 1820. Torrente.

2 Para Venezuela fueron nombrados el brigadier D. José Sartorio y el capitán de fragata D. Francisco Espelius; para el reino de Santa Fe, el capitán de navio D. Tomás Urrecha y el de fragata D. Juan Barri; para el Perú, el brigadier don José Rodriguez de Arias y el capitán de fragata D. Manuel Abreu. A Méjico fué el año siguiente de 1821 el brigadier D. Santiago de Irisarri.

3 Al Gobernador de Cartagena mandó contestar Bolivar estas palabras: «Es el colmo de la demencia y aun más de lo ridículo el proponer á la república de Colombia su sumisión á la nación española, nación siempre detestablemente gobernada, y que es el ludibrio de la Europa y la execración de la América.»-D. Manuel del Busto.-Campaña del alto Magdalena à principios de 1820. Revista Militar. Madrid, 1852, t. x.

Pasaron en Cartagena de Indias, donde residía el virrey de Santa Fe D. Juan Sámano, escenas perecidas á las de Méjico: sublevación de regimientos, alboroto de jefes y oficiales, violencia á la superior autoridad, subrogándola; desórdenes aprovechados por los insurgentes para poner sitio á la plaza con fuerzas poco superiores á las que componían su guarnición, después de alojarse paso a paso en los pueblos inmediatos. Cayó en sus manos la fiel y sufrida ciudad de Santa Marta; dominaron las avenidas del Magdalena y de la Ciénega, y establecido el bloqueo marítimo por la escuadra de Brión, quedó completamente cercada desde el mes de Septiembre de 1820, aunque no tan estrechamente que se viera desprovista de recursos.

A principios de Junio del año siguiente penetró en la bahía el mulato Padilla con más de cuarenta embarcaciones de fuerza sutil, que entorpecieron mucho la comunicación de los fuertes entre si. Dentro del puerto se hallaba el bergantin Andaluz, buque pequeño de catorce carronadas, con tres balandras cañoneras, que, por inferioridad á las de los sitiadores, se habían amarrado al abrigo de las baterías. Padilla las atacó bizarramente en la noche del 3 de Julio, y al abordaje tomó tres de los cuatro buques, muerto en la refriega su comandante D. Juan José Carranza, que se sumergió con el Andaluz. A esta pérdida siguió la de los castillos de Boca Chica, ocasionada, más que por las acometidas de la escuadra de Padilla, por defección de uno de los comandantes, con que se deslució la acción de los demás cuando traspasaba los límites de la honrosa defensa 1.

1 El historiador venezolano D. Rafael M. Baralt consignó que los insurgentes se apoderaron de los buques realistas mientras los oficiales de éstos celebraban una fiesta masónica. Así se lo contarían, pues en prueba de imparcialidad refiere en el mismo capítulo que Babastro, marino italiano que mandaba la escuadra exterior por enfermedad de Brión, desertó, yéndose á la Habana; pero nada parecido refirió D. Ramón Azpurua, venezolano también, en la biografía de José Padilla, que se limitó al hecho de haber sorprendido à dos lanchas cañoneras en Cartagena. La historia de Torrente, que deja bastante que desear en punto à pormenores del sitio, tampoco afea con el cargo de descuido en la defensa á los marinos del apostadero. Sobre todas las relaciones, hace fe la del teniente coronel D. Manuel del Busto, titulada Campaña del alto Magdalena à principios de 1820. Como hijo de ofi

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