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de pareceres en la opinión pública, y de qué modo se agitaba ésta y con qué fines.

Bajo la influencia de tan fatales auspicios, se comete á la dirección y cuidado del brigadier Morales una expedición marítima, con 900 hombres de desembarco de la tropa más excelente y lucida del Ejército, para que con estos medios de ejecución los emplease adónde, cuándo y del modo que lo estimase más conveniente. Injusta y depravada disposición de ánimo del brigadier Morales antes de emprender nada. Se expresa el temor de las instrucciones por el expresado general Latorre al referido Brigadier y al Comandante de Marina, que personalmente iba á acompañarle en esta campaña; de donde se evidencia la maquiavélica idea del Sr. Morales para no empeñarse en ninguna acción de vigor que comprometiese su responsabilidad y seguridad, haciendo refluir esta bastardía en perjuicio del General en jefe.

Falta de plan premeditado para esta expedición, y se refiere cómo se hicieron patentes las ideas que abrigaba el Sr. Morales. En vista de esta predisposición deduce el Comandante de Marina el ningún fruto que había de esperarse de la expedición.

Calumniado el general Latorre ante la opinión del vulgo por los infames agitadores que le perseguían, emprende una segunda expedición, con la cual desembarca en los Taques; rinde la Vela de Coro y puerto de Cumarebo, reduce la provincia de Coro y hace prisioneros á los cabecillas de la insurrección con todas las tropas que mandaban.

El Comandante de Marina hace presente al Excmo. Sr. Ministro de la Marina las razones de utilidad que se ha propuesto en la formación de este opúsculo.

Hallándose las operaciones militares de las provincias de Venezuela en un estado de fluctuación, rinde la fragata Ligerà el palo mayor, y este incidente origina el primer bloqueo de mar y sitio por la parte de tierra de la plaza de Puerto Cabello. A pesar de que el ingeniero Jaldón había prometido al general Latorre tener todo listo para que en caso necesario se pudiesen prontamente volar las baterías del Trincherón y la Vigía alta y baja, llega el caso del sitio y se encuentra no tenía nada dispuesto para ello. Se practica un reconocimiento en la batería del Trincherón, á donde dicho Jaldón y el Comandante de Marina faltó poco para que no fuesen hechos prisioneros por el insurrecto Páez, su estado mayor y 80 carabineros de caballería que casualmente concurrieron al mismo punto. Jaldón participa al general Latorre el resultado del expresado reconocimiento; conviene nuevamente en la utilidad de destruir las baterías del Trincherón y emprender la tala del mangle de su frente, y terminantemente se le

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ordena lo ejecute. Jaldón pierde inútilmente dos ó tres días sin resolverse á ello, y al cabo de los mismos tiene la imprudencia de emprender la tala en medio del día, sin concertarse, á lo menos, con la Marina, cuyo Comandante corrige en parte este defècto desde que notó el movimiento. Acude al riesgo con toda la fuerza sutil en el momento que los enemigos caen y sorprenden á los trabajadores, á los que anima su presencia, restablece el buen orden, cubre con los suyos la retirada de aquéllos, á costa de varios. de los que le rodeaban. De la incuria é imprevisión del ingeniero resulta que los enemigos se establecen de firme en dichas baterías, montan artillería en ellas, con la que afligen en extremo á la población de Puerto Cabello y proporciona á la Marina varias acciones navales dentro del puerto, sobre las que se hacen algunas reflexiones.

Diferencia contrastante entre los caracteres de los generales Latorre y Morales compulsada con hechos marcantes. Refiere de qué modo la fragata Ligera sale de Puerto Cabello, entra en Curaçao y, reuniéndose al bergantín Hércules, introduce luego un abundante surtimiento de víveres en Puerto Cabello y logra escarmentar á la escuadrilla colombiana que bloqueaba la plaza, causándoles averías que les obligó á abandonar aquellos mares. Al tomar el puerto encuentra que durante su ausencia los enemigos se habían apoderado de la Vigía alta y baja y establecido artillería gruesa, que, dominando el fondeadero natural de los buques, le obligaron á fondear junto á Punta Brava, en donde sufre varias averías por no haberse anticipadamente volado dichas obras, conforme lo tenía propuesto.

Manifiesta cree sea éste el lugar oportuno de referir la divergencia de ideas y contraposición de planes de operaciones del general Latorre y brigadier Morales, asediado el primero en Puerto Cabello y situado el segundo en la provincia de Coro. Hace presente que los datos en que pasa á fundarse para hacer patente esta falta de concierto y de subordinación por parte del brigadier Morales son en la mayor parte datos que con anterioridad tiene indicados á la superioridad. Manifiesta asimismo las poderosas y urgentes razones políticas y de pública conveniencia que le obligan imperiosamente á hacer referencia de varios acontecimientos terrestres y someter su narración á la justa consideración de S. M. para evitar males que prevee, y se hubieran evitado en las provincias de Venezuela si, á su debido tiempo, jefes de acreditadas luces y notoria probidad, que afortunadamente han militado y residido en las mencionadas provincias, se hubiesen dedicado á suministrar á S. M. verídicas exposiciones con detenida atención, para su ilustración, y corresponder de este modo á la real confianza con que los honraba.

El brigadier Morales se propone no obedecer al llamamiento que el ge

neral Latorre le hacía de acudir al socorro de la plaza de Puerto Cabello, y entablar su sistema de operaciones exclusivas en la provincia de Coro, lo que se empieza á hacer patente con los mismos documentos que el Comandante de Marina tiene ya remitidos en las mismas épocas en que este plan se fué desenvolviendo y comprobándose con los hechos y operaciones del Sr. Morales. Refiere los arbitrios que por su parte, é instado del mismo general Latorre, empleó el Comandante de Marina para mover á Morales á prestarse á entrar en las ideas del General en jefe del Ejército. Fueron inútiles cuantos medios se pudieron emplear para atraer al brigadier Morales á la debida subordinación á su jefe, y, por tanto, siguió impertérrito en su primer propósito. Como tal resolución aparezca no poder tener cabida en el ánimo de un jefe lisonjeado con extraordinarios adelantos en la carrera militar, se hace forzoso, para probar su existencia, recurrir al recuerdo de los hechos y tramas anteriores del Sr. Morales, á favor de las cuales ha podido arrancar estas gracias, y que forman un tejido de actos escandalosos. Con este motivo, y apelando á la notoriedad, y más individualmente á las Memorias escritas por el Excmo. Sr. D. Manuel de Cajigal, sé cita como comprobante el modo cón que Boves y Morales sacrificaron á este jefe en Carabobo, á donde le hicieron aguardar, asegurándole pasaban á reunir sus fuerzas y ponerse bajo sus inmediatas órdenes; á cuya formal promesa faltaron por dos veces, hasta que supieron que Bolívar lo había completamente derrotado con toda la reunión de su fuerza, muy exorbitantemente superior á la del Sr. Cajigal, que se dicidieron á marchar contra Bolívar, que obligaron á encerrarse en Valencia. Sólo de este modo es como puede demostrarse el ser capaz de un crimen el que con anterioridad los tenía cometidos de igual naturaleza y aun de mayor perversidad que los que nuevamente se le notan.

Sacrificado el general Cajigal en Carabobo por la traidora defección de Boves y Morales, se retira á Guadarrama, seguido de muy pocos. Ayudado de jefes leales y subordinados, y del amor que los pueblos le profesaban, ́se le congregan, y dentro de pocos días se ve á la cabeza de 3.000 combatientes; toma la villa de San Carlos y se pone en comunicación con Boves, que cercaba á Valencia. Anuncio de la idea criminal que concibe este faccioso.

Manifiesta el Comandante de Marina que lo que sobre estos particulares tiene que exponerle se refiere á la notoriedad y publicidad de los hechos de que trata, y en los detalles á las Memorias inéditas del difunto excelentísimo Sr. D. Juan Manuel de Cajigal, Capitán general que fué de las provincias de Venezuela.

De qué modo Boves realiza la pérfida idea de tomar posesión de la ciu

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dad de Valencia por capitulación, dejando á Bolívar dueño de las condiciones, con lo que logra escaparse con todos los jefes de la insurrección, que se hallaban estrechamente cerrados dentro de los muros de la dicha ciudad, con sólo provisión de víveres para cuatro días. Estipulación que atropelló, por tal de que el general Cajigal no tomase la dirección de las operaciones militares.

Reflexión acerca de este suceso. Traslada al pie de la letra el horroroso cuadro de barbarie y de la más refinada crueldad y perfidia con que Boves y sus satélites forman el desenlace de los sucesos de la desgraciada ciudad de Valencia al tiempo de huirse de ella, á donde dejaron abandonado furtivamente al Sr. Cajigal, que, por lo tanto, fué testigo ocular de estos desastres, asesinatos, degüellos y escandaloso robo.-Reflexión importante, á la que se añade la fiel pintura y contraste de los caracteres de Boves y Morales.

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Indica y prevé el riesgo que se le presenta al que intente pintar al natural y sin disfraz á Morales, y para evitarlo suplica al Excmo. Sr. Ministro se digne suspender su juicio hasta que el retablo toque á su conclusión.

Muere Boves; queda libre Morales de seguir su natural profesión; por lo tanto, se decide á la más completa, auténtica y bien pronunciada insubordinación con la meditada acta de Urica, en la que la califica del modo más estable, para asombro de la posteridad.

Tenor del acta de Urica.-Pruébase que no pudo ser nunca producción sino de un ánimo protervamente insubordinado.-Morales confirma esta insubordinación y colma su iniquidad con un acto de crueldad sardónica y de descarado despotismo, que para hallarle semejanza es necesario recurrir á los tiempos de mayor barbarie y corrompidos del imperio romano. Las víctimas fueron siete oficiales, que mandó degollar y presentar sus cabezas á las autoridades de Caracas, para comprimirlas bajo su dependencia y rebeldía contra la autoridad del Capitán general y real Audiencia.

Esta y otras varias atrocidades, así como el juzgar el Sr. Cajigal que había llegado la ocasión oportuna de imponer respeto á Morales, le hacen resolverse á emplear cuantos arbitrios estuviesen de su parte para contener sus insoportables demasías y desenfreņos.-Se manifiesta la circunspección con que, sin embargo, tuvo que proceder el Sr. Cajigal, y cómo, sólo en virtud de que las circunstancias le ayudaron, pudo conseguirlo, cuando á Morales no le quedó más arbitrio que perecer ó someterse, y se refiere del modo con que hipócritamente, viéndose reducido á tal extremo, se somete al Sr. Cajigal, tratando de disculpar su inobediencia, atribuyéndola á otro, según tiene de costumbre, y en este caso fué la mala índole de su ejército, que quiso poner de escudo.

Cita como comprobantes de lo dicho, y de lo que le resta que decir, los actos de atroz crueldad del Sr. Morales en la toma de Cartagena de Indias y en el rió Magdalena, á las órdenes del Excmo. Sr. Conde de Cartagena, y de qué modo comprometió las armas del Rey en la batalla de la Puerta por su inobediencia á los preceptos que le había impuesto este jefe; y conesté motivo añade una natural reflexión acerca de la disciplina militar.

A lo dicho se añade la indicación de la insubordinación del mismo señor Morales, á las órdenes del Sr. D. Salvador Moxó, Capitán general de las provincias de Venezuela, y la del modo con que el aventurero Mac Gregor se burló de su impericia é internó en el llano, y produjo los males que son demasiado públicos.

· En la campaña de Coro, el Sr. Morales, sin atreverse á una formal desobediencia respecto al general Latorre, se propone, sin embargo, no cumplimentar ninguna de sus órdenes, y obrar en dicha provincia según su antojo y libre albedrío.

- Sistema de alta política militar del general Morales, y sus miras respecto á la Marina.-Conducta del Comandante de Marina para evitar los efectos de dichas miras, y la que se propuso para lo sucesivo.

-El brigadier Morales sale de Puerto Cabello y es transportado al de Chichiriviche para tomar el mando de nuestras tropas en la provincia de Coro.-De qué modo este jefe empleó su tiempo en Puerto Cabello antes de su partida para esta comisión.-Con este motivo manifiesta el Comandante de Marina de qué suerte, á pesar de pretender el Sr. Morales alucinar á los demás con pláticas de aparato diametralmente opuestas á sus naturales sentimientos, pierde, sin embargo, el fruto de este artificioso afán en vista del arrebato de sus pasiones é indomable temperamento, que con la mayor facilidad lo dan á conocer cuál es, sin el menor disfraz, al hombre menos pensador, y detalla cuáles son sus animosidades.—Se describe cuál es el carácter político que el general Morales procura ostentar para encubrir sus verdaderas genialidades y afecciones.

El general Latorre cree deber ser preciso su regreso á Puerto Cabello, y no ausentarse de esta plaza dejando al brigadier Morales dentro de sus muros.-Se cree conveniente, para evitar mayores daños, dar comisión. fuera de ella á este último jefe.-Razones que tenía el general Latorre para no hacerlo así.-El Comandante de Marina creyó deber interponer su valimiento para la realización de esta idea, con la cual se verifica se proponga al brigadier Morales el mando de las tropas de Coro, que aceptó, y se manifiesta sobre qué datos funda la relación de esta campaña, que pasa á referir.

Disposición en que quedaban nuestras tropas en la provincia de Coro

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