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pasiones contemporaneas. Entre los que han bajado al sepulcro, algunos duermen tranquilos, como si se hubieran olvidado sus crímenes, mientras otros esperan que sus estátuas sean coronadas por la mano de la justicia. Llega la hora de decir a todos la verdad. Aun cuando la historia escrita por los contemporaneos, se resienta a veces de parcialidad, este inconveniente desaparece ante la autenticidad de los hechos. Las reclamaciones de la justicia lastimada, la voz de la opinion que desmiente al escritor inexacto o apasionado, acrisolan los hechos, que vuelven a tomar su justo valor. Estos medios de correccion faltan cuando se escribe la historia despues de sepultados, por decirlo así, los acontecimientos.

Hemos tenido a la vista las memorias de los jenerales Paz, Miller i Camba, la del virrei Abascal, la Historia de Torrente, los escritos de Blanco White, las memorias inéditas del Señor Sanchez de Velasco, los Apuntes del Señor Urcullu, la Estadística del Señor Dalenze i otros muchos documentos que hemos compulsado con la mas escrupulosa atencion. Aveces hemos copiado casi textualmente algunos pasajes. Cuando nos separamos de los escritores que narran los sucesos de la guerra de la independencia, es porque tenemos el apoyo de documentos irrefragables que existen en nuestro poder. Estamos dispuestos a responder con ellos a las reclamaciones que se quiera hacérsenos.

Damos a luz este escrito sin revision alguna: «guardarlo nueve años en la cartera seria una tonta. vanidad, en una época en que las glorias se suceden con tanta rapidez, que no se puede creer en las ilustraciones póstumas.» Nosotros no esperamos ni la ilustracion presente, i solo queremos hacer un servicio a nuestra patria.

CAPÍTULO 42°

TERRITORIO DE BOLIVIA.

Los límites de Bolivia (a) son al N. el Perú, al S. la Confederacion Arjentina, al E. i N. el Brasil, al S. E. el Paraguai, i al S. O. la República de Chile.

La cordillera de los Andes, extendiéndose desde la Tierra del fuego hasta el Mar glacial, penetra en el territorio boliviano por la parte litoral a los 25° 39', i por el interior a los 27° 38′ de lat tud austral. Entre los 21 i 22° se separa en dos sistemas, de los que el occidental se extiende por la orilla del Pacífico, mientras el oriental declina un poco ácia el E, i luego dividiendo la República en dos partes, una alta i otra baja, va a unirse con el occidental al N. O. de Pelechuco, (b) en el paralelo 44. Desde éste punto, llamado Nudo de Apolobamba, corren los Andes al N. O, haciendo una gran inflexion. Al principio de su division los dos sistemas no presentan sino terrenos montañosos, i no mui altos. Las cimas elevadas i de nieves perpetuas en el occidental, comienzan entre los 17 i 19° de latitud S., en la provincia de Carángas, donde descuellan el Tatasabaya, el Tupaca i el Sajama.

El sistema oriental, llamado Cordillera real, se compone, al principio de su separacion, de cinco cadenas paralelas, de las cuales la mas occidental es la Cordillera de los frailes. La segunda es la de

(a) Antiguamente Charcas, nombre de una república que preexistió al imperio de los incas.

(b) Corrupcion de puyu cuchu, rincon de las nieblas.

Portugalete, donde el famoso Chorolque se eleva a la altura de 19,600 pies.

La tercera es la de Caipa o Lique. La cuarta se compone de las cordilleras de Taxara, Tarachaca, Sombreros i Yacambé. La quinta es la de Caisa. Las tres primeras disminuyen en las inmediaciones de Cochabamba, i forman los hermosísimos valles de aquel departamento.

En Tarija se apoyan los Andes en un contrafuerte, que dirijiéndose de levante a poniente, se une con la cadena de Caisa. El ensanche que con él toma esta cadena, continúa hasta Guarapetendi, donde el Pilcomayo se abre paso a los llanos de Manso.

Los dos sistemas mencionados encierran la gran planicie de Oruro, que tiene mas de 180 leguas de largo, i 30 a 35 de ancho: se eleva a 13,000 pies sobre el nivel del mar. Allí está el Illimani, que sobre una base granítica de cuarenta leguas en contorno, se eleva a 26,271 pies, i el Illampo (a) que se levanta a 27,636. Las montañas de Bolivia, las mas elevadas del Nuevo Mundo, ofrecen al jeónomo una brillante pájina de la mas antigua de las historias, la de las revoluciones de nuestro planeta.

En la planicie de Oruro está el lago de Titicaca, que tiene 220 leguas cuadradas de superficie: de una de sus islas salió el fundador del imperio del Perú. Del S. E. del lago sale el Desaguadero, i forma al S. O. de Oruro, el lago de Huari, en que está la isla de Panza.

A la parte occidental de los Ándes hai una gran llanura que se eleva desde 4 hasta 800 pies, i tiene 84 leguas de largo, i 20 a 25 de ancho.

Al E. del sistema oriental estan los llanos.

(a) Su nombre poetico es Ancomani, encanecido por el tiempo.

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del Manso, de Santa-Cruz i del Beni (a): los primeros tienen de E. a O. mas de cien leguas de ancho, i estan cubiertos de gramineas i sotos: los de Santa-Cruz i del Beni forman inmensos bosques. En el departamento de Santa-Cruz está la laguna de la Concepcion, que tiene 22 leguas de circunferencia: por el E. recibe las aguas del Quimomes.

Los rios principales de Bolivia son el Pilcomayo, que naciendo al N. O. de Potosí, desemboca en el Paraguai; el Otúquis, cuyo orijen no es bien conocido, i que tambien lleva sus aguas al Paraguai: el Mamoré, formado por el Guapai i el Chaparé, corta a lo largo el territorio de Mójos: el Iténes, viniendo de Matogroso, se reune con el Mamoré: el Beni, en cuyas orillas abundan los huebos de tortuga, corre de S. a N., separa las provincias de Mójos i Apolobamba, i por dos bocas se junta con el Mamoré: desde la que está cerca de Lajas, toma el Mamoré el nombre de Madera.

La desigualdad del terreno da al pais un aspecto mui vario i singular: vénse en una parte montañas cubiertas de nieve perpetua, que elevan su cima hasta las nubes, en otra, profundos valles, que ostentan las producciones tropicales; aquí, torrentes, que con fragor se precipitan de las rocas; allí, rios caudalosos, que corriendo mansamente, no interrumpen el silencio del desierto; en una parte, arenales inmensos, donde no hai ni asomo de vejetacion; en otra, abundantes pastos que renueva sin cesar una eterna primavera, i bosques seculares, en cuyos árboles se ven por la noche insectos brillantes como las estrellas. No es ecsajerado decir, que en Bolivia estan compendiadas todas las bellezas de América.

A la variedad del suelo i del clima es debida la extraordinaria riqueza natural de Bolivia: se (a) Viento, en lengua tacana.

encuentra en el pais oro, plata (a), cobre, hierro, plomo, alumbre, caparrosa, azufre, mármoles, piedras preciosas i otros minerales que la ciencia no ha analizado todavia. Pocas comarcas del universo, i quizá ninguna iguala a Bolívia en la riqueza del reino vejetal: hai resinas, gomas, aceites, maderas de infinitas especies. La venenosa adelfa crece al lado del saludable árbol de quina. Las sustancias varian desde la patata hasta el café i la perfumada piña. En las comarcas del Oriente se produce en abundancia el algodon de varias clases: hai lugares en que cada planta da de 10 a 12 quilógramos, cuando en los Estados-Unidos, las Antillas i el Brasil no da sino de 400 a 500 dramas. Las solas fábricas de Cochabamba empleaban, ántes de la guerra de la independencia, mas de 40,000 arrobas: esta industria ha desaparecido completamente. El tabaco de Mójos, que con poco cultivo seria igual al de la Habana, i el cacao de Apolo i de Santa-Cruz se consumirian fuera del

pais, si se facilitasen los medios de transporte. Este precioso vejetal forma bosques considerables en la provincia de Caupolican. La cera, producto de abejas indijenas, i que no cuesta mas trabajo que el de buscarla en los bosques, seria otro ramo mui valioso de esportacion, como lo seria el añil, que podria cultivarse con ventaja.

Muchos valles de Bolivia son adecuados para el cultivo de la caña: en la actualidad solo en Santa Cruz se fabrica azúcar, siguiendo el método mas defectuoso. En aquella fértil rejion no se conoce el

(a) El solo cerro de Potosí que tiene cerca de tres leguas de circunferencia i 16,150 pies ingleses de elevacion ha produeido desde su descubrimiento hasta 1846 la suma de 1,655.721,572 pesos, cantidad por lo menos doble de la que en el mismo tiem→ po dieron todas las minas, inclusas las de Méjico i el Brasil.

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