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pero aquí no éstá la raiz del mal: el mal se halla, por una parte, en nuestra inesperiencia gubernativa, en las resistencias que a las nuevas reformas haco el antiguo órden de cosas, i sobre todo, en la falta de tino i patriotismo de los gobernantes. No negamos que ha habido esclarecidos patriotas que han reunido estas cualidades indispensables ai estadista, en grado eminente; que no obstante no han podido dominar la situacion tirante en que nuestra prematura emancipacion colocó fatalmente a los pueblos hispano-americanos. Pero las circunstancias han cambiado mucho de aspecto. Medio siglo llevamos ya de ensayos; medio siglo cuya triste historia nos suministra elocuentes lecciones. No, no han sido estériles los sacrificios que la revolucion nos ha impuesto!

Tambien los pueblos tienen su infancia, i ¿quién se asombrará de que al dar sus primeros pasos hayan vacilado? ¿No han hecho otro tanto las viejas naciones que a pesar de sus siglos de existencia no viven sino sobre las armas?

La mala fé ha sabido sacar partido de nuestras desgracias para desprestijiar los principios democráticos: los monarquistas las han hecho valer para demostrar las ventajas de su sistema, i los partidarios encubiertos del absolutismo las esplotan entre nosotros, para autorizar los gobiernos oligárquicos, i con ellos los abusos que les son consiguientes.

¿De qué sirven los dogmas de justicia, igualdad, libertad, que todos nos consideramos mui felices en consignar al frente de nuestras constituciones, si en la práctica los quebrantamos a cada paso? ¿De qué las leyes, sino las cumplimos ni hacemos cumplir fielmente?

Resulta de esto una flagrante anomalía que establece un funesto antagonismo entre el réjimen gubernativo i el sistema político. Ambos caminan por vias mui opuestas, i sin embargo los gobiernos aparentan creer que marchan de acuerdo. La opinion, por impotente que sea todavia para contrarrestar su poder, principia a mostrárseles hostil; sufre mil reveses en una lucha tan desigual, pero al fin concluye por sobreponerse. Perseguidos hasta su último atrincheramiento, en su desesperacion echan mano de todos los intereses, de todas las malas pasiones que pueden retardar un dia mas su caida. Si sc muestran progresistas, es por transijir un tanto con la opinion que va ganando terreno. Si fomentan los intereses materiales, es porque esperan encontrar en ellos un nuevo clemento de apoyo. Siempre va por delante el yo egoista; el instinto de su propia conservacion acalla la voz de los sentimientos jencrosos, i su conciencia fluctúa entre el interes i el deber.

Se comprende fácilmente que semejante conflicto, estableciendo un órden de cosas anormal, será de mui corta vida. El tiempo es su mas mortal enemigo. Ellos no cuentan con él, pero jail olvidan que su obra es providencial i que se escapa a sus débiles miradas, para probarles algun dia que la sabiduría política no consiste en dominar por la violeucia, en obtener tal cual efímero triunfo, porque por mas injeniosos que sean sus arbitrios, no hacen sino aplazar la hora de su escarmiento.

Nosotros preguntaríamos a esos partidarios mas ciegos de tal sistema de gobierno: ¿Creeis de buena fé que pueda fructificar la paz i el progreso bajo su imperio? I si aun tuviesen valor para afirmarlo, despues de las luminosas lecciones de nuestra historia contemporánea, no tendriamos mas que señalarles el deplorable estado en que se encuentran todos los ramos de la industria que se ha querido favorecer, ya con gabelas onerosísimas que solo han conseguido arruinarla, ya con el descrédito i la desconfianza que él ha creado, cerrando las válbulas del espíritu público.

Pero a todo esto se responde con el especioso sofisma de que las revueltas no tienen otro oríjen que las ambiciones personales, el militarismo, etc.: espiritus maléficos que no cesan de conspirar contra la tranquilidad pública.

Es ya un resorte mui gastado de las malas causas, atribuir a hechos aislados efectos jenerales. La jeneralizacion maliciosa de cualquiera estravío singular de un partido, lo vemos en uso diariamente por los que no pueden sostenerse sino con la trapacería i el ardid.

Que hai en el corazon de nuestras sociedades un fómes maligno de perturbacion, nadie lo revocaria en duda sin desconocer su óri jen espúreo: amamantadas a los pechos del despotismo colonial, el impulso de la sangre las inclina constantemente ácia el pasado. Pero los nuevos intereses creados; las costumbres democráticas que si van formando insensiblemente, aunque se las ve amenudo contrariadas por los abusos introducidos; i los elementos de independencia social creados por la difusion de las luces, por la formacion de nuevas fortunas, por el incremento de otras, i por el auje progresivo de la industria; son otras tantas condiciones de órden i de gobierno, que es necesario respetar.

La opinion es la espresion sintética de esos diversos elementos que ejercen su influencia en la eosa pública. ¿Existe o no en Chile lu opinion tal como se entiende en todas partes donde es conocida i acatada? ¿Ejerce hoi dia el mismo papel en el pais que ahora treinta

años? Si es innegable, pues, que va adquiriendo cierto grado de poder, ¿por qué un gobierno republicano no ha de tomarla en cuenta en los actos de su administracion?

Los consejos de un círculo, los intereses particulares de cierta clase favorita, no son ciertamente la opinion pública: i tal es sin embargo la única que hasta el dia ha sido consultada en las rejiones oficiales.... El pobre pueblo, inerte en su lamentable ignorancia; ha servido para paliar todas las aberraciones que en nombre de la libertad i la salud de la patria se han cometido.

Los que abogamos por una política nacional, no queremos el predominio de un bando con esclusion de otro; no queremos vencedores ni vencidos; triunfos ni derrotas. Conocemos mui bien los males i las necesidades del pais; no nos impulsa el capricho, ni nos ciega la propia ambicion: somos ante todo chilenos, amantes de nuestro bienestar i celosos de nuestra honra. Por eso estamos plenamente convencidos de que ha llegado ya el dia en que debamos erijir un monumento al triunfo de la opinion; único triunfo que no cuesta lágrimas ni sacrificios.

La nueva política que mui pronto se inaugurará, no es otra cosa que un acatamiento a la opinion.

Vuelvan en sí de su estupor los ánimos abatidos: que las nubes de desconfianza que ayer oscurecian nuestro horizonte se desvanezcan ante la espléndida vision del porvenir.

El que ha vivido en las tinieblas; el que ha sufrido i ha vuelto caras a la fortuna, sin aliento ni esperanza, es mui natural que dude sea una realidad tan dulce espectativa. Asi nunca creemos en el bien que palpamos, cuando hemos educado nuestro corazon en la amarga escuela del desengaño. Pero no olvidemos que la palma de la victoria nunca fué concedida a los escépticos ni a los cobardes.

MANUEL G. CARMONA.

BIBLIOGRAFIA.

HISTORIA ANTIGUA DEL PERU

POR SEBASTIAN LORENTE,

1 v. IN 8., PARIS I LIMA.

(Conclusion.)

La supersticion trajo, como en todas partes, orácules, adivinos i presajios de todo júnero. En algunos templos se daban los vaticinios con sorprendente aparato; pero el pueblo, deseoso de rasgar el denso velo del porvenir, sostenia la fé en los agüeros, en los ensueños i hasta en las circunstancias mas vulgares de la vida; i en los fenómenos fisiolójicos mas comunes, encontraron un fecundo caudal de presajios de toda naturaleza. Es apreciable la laboriosidad con que el Sr. Lorente ha recojido i agrupado ciertas noticias para dar a conocer esta faz de la antigua sociedad peruana.

Ciertos ritos de los indios sorprenden por su analojía con el culto cristiano. Ademas de la veneracion que se profesaba en el Cuzco a una hermosa cruz de piedra, habia prácticas tan parecidas a los sacramentos, que los toscos conquistadores españoles, sin querer buscarles una causa filosófica en las analojías del estado social, supusieron que eran invenciones de Satanás, o vestijios casi perdidos de la propaganda evanjélica que decian varios escritores de aquel siglo haber hecho en el nuevo mundo los apóstoles Santo Tomas i San Bartolomé. Es notable particularmente la confesion i las espiaciones que se le seguian, si bien ésta se hacia con cualquiera individuo, sin especialidad de sexo. Estas prácticas se estendian lentamente por todo el imperio, unificándolo en el sentimiento relijioso i en el

REV. - TOMO V.

culto, i como un medio de conquista en el órden político i un beneficio para la humanidad.

Tal era la ignorancia del pueblo i tan escasas las luces de la nobleza, que a juzgar solo por la ciencia se deberia colocar la altura de los incas casi al nivel de la barbarie. A la multitud se le cerraba sistemáticamente el santuario del saber para que la falta de intelijencia le hiciera mas resignada a la servidumbre, i llevándola del trabajo asíduo a las diversiones réglamentadas. Para las clases privilejiadas se habian abierto escuelas que el soberano honraba a ve. ces con su presencia i con tomar parte en la enseñanza; pero no se trataba en ellas de una educacion por principios que diera vuelo a la razon e independencia al juicio, sino de trasmitir a la juventud noble las máximas de la guerra, las prácticas del gobierno, las ceremonias de la relijion, la lengua jeneral, los quipos i la historia de los incas. Las felices inspiraciones del talento no podian dar frutos duraderos por falta de letras: los quipos, compuestos de manojos de cuerdas, suplian a la escritura verbal de una manera mui imperfecta.

En manos de hábiles quipocomayos llegaron sin embargo a adquirir los quipos una perfeccion estraordinaria. Los nudos espresaban unidades si eran simples, decenas si eran dobles, i asi aumentaban como los ceros en la escritura arábiga, si bien nunca alcanzaron a millones. Con la variedad de colores se denotaba la diversidad de ideas, ya fuesen abstractas o materiales: el blanco significaba la plata i la paz. Hilitos accesorios recordaban circunstancias particulares; i la lonjitud de las cuerdas permitia colocar los objetos segun su importancia: en el censo, primero los hombres i despues las mujeres. Comentarios particulares que se confiaban a la memoria de los quipocomayos, aclaraban el sentido de esta escritura, i mediante la asociacion de ideas, podia el quipo favorecer el recuerdo de los objetos a cuya espresion directa no se habria prestado fácilmente. Perfeccionados los quipos pudieron satisfacer todas las necesidades de la estadística, i llegaron a constituir verdaderos anales del imperio. La fidelidad de los quipocomayos quedaba garantida de algun modo multiplicando en cada capital el número de estos empleados. Sin embargo, el quipo se prestaba mui poco para la trasmision de nociones científicas, i aun para los que no estaban en el secreto del comentario verbal, su significacion es un misterio. Hai por lo tanto que renunciar a toda esperanza de que el descubrimiento de algunos quipos disipe las tinieblas de las antigüedades peruanas.

Es sensible que los adelantos literarios de los incas carecieran de la escritura para quedar consignados en la lengua quechua. Es este

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