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menos suelen empecer. E bienaventurado es aquel á quien los agenos peligros facen salvo : é cuanto los estados son mas altos, tanto á peligro son mas subjetos; que el que en llano se asienta, nou tiene donde caya. E la mayor mengua que los grandes hán es de consejo: porque á los tales muy pocos dicen verdad, porque la verdad engendra mal: é cerca de los señores mas suelen usar lisonja que verdadero amor nin consejo.....

Mosen, Diego de Valera, Tratado de Providencia.

Las cosas en que el hombre esforzado ha de mostrar su esfuerzo, han de ser grandes, graves, dificiles, terribles, y peligrosas, en que se tema ó espere de presente peligro de muerte, en batalla general ó particular. Al cual peligro se ponen los hombres por ganar honra é gloria, ό por no incurrir en infamia ó deshonra: queriendo mas morir honradamente haciendo lo que deben, que vivir en mengua no lo haciendo: ansí que la propia materia del esfuerzo son peligros y trabajos. Estos peligros y trabajos son como campo donde se siembra el esfuerzo para coger el fruto que dél procede: por ellos los hombres nacidos para trabajar son habidos y reputados por virtuosos y esforzados. Por tanto estos trabajos y peligros no deben ser menos

preciados por los hombres, pues con ellos todas las cosas vencen; é sin ellos ninguna cosa buena puede ser alcanzada ni largo tiempo poseida. Por esto los varones excelentes y animosos desearon los trabajos é peligros, é alegremente se pusieron en ellos é los sufrieron; creyendo que por ellos se hacian virtuosos, y perpetuaban su fama y memoria que es el premio de la virtud del esfuerzo: pues ningun caballero puede ni debe ser coronado, salvo el que legitimamente y como debia peleó.

Juan Lopez de Palacios Rubios, Tratado del esfuerzo belico heroico.

DELEITOSA VIDA DE LOS LABRADORES.

Los que labran los campos no son esclavos de los que moramos en las ciudades, sino nuestros padres, pues que nos mantienen; y no solamente á nosotros, sino tambien á las bestias que nos sirven, y á las plantas que nos dan fruto. Grande parte del mundo tiene vida por los labradores, y gran galardon es de su trabajo el fruto que dėl sacan. Y no pienses que son tales sus afanes, cuales le parecen, pues con sus ejercicios no sienten el frio, y del calor se re

crean en las sombras de los bosques, do tienen por camas los prados floridos, y por cortinas los ramos de los arboles. Desde allí oyen los rui señores y las otras aves, y tañen las flantas, ó dicen sus cantares, sueltos de cuidados y de ganas de valer, mas atormentadores de la vida humana, que frio ni calor. Allí comen su pan que con sus manos sembraron, y otra cualquier vianda de las que sin trabajo se pueden hallar: dichosos con su estado, pues no hay pobreza ni mala fortuna para el que se contenta; y asi viven en sus soledades sin hacer ofensa a nadie, y sin recibirla: donde alcanzan no mas entendimiento de las cosas, que es menester para gozarlas.

Fernan Perez de Oliva,

Dialogo de la dignidad del hombre.

ABUSO DEL SABER.

Si los hombres empleasen lo que saben en ser mas honestos, mas sabios, mas pacientes, mas piadosos, bien seria; mas ¡ay dolor! que si saben no es sino para dar mas sutilmente á logro, para engañar á su vecino, para defender lo que tienen robado, para hacer un aventajado partido, para inventar un nuevo finalmente, digo, que si saben, no saben enmen

renuevo:

dar sus vidas, sino aumentar sus haciendas. Si el demonio pudiese como pueden los hombres, dormir, seguramente se podia echar á dormir: por que si él vela para engañarnos nosotros nos desvelamos para perdernos. Aquel antiquisimo siglo de Saturno, que por otro nombre se llama el siglo dorado, fue por cierto muy estimado de los que lo vieron, muy loado de los que dél escribieron y muy deseado de los que dél gozaron; y es de saber, que no fue dorado por los sabios que tuvo que le dorasen, sino porque carecia de hombres malos que le desdorasen.

Guevara, Relox de Principes.

DESPEDIDA DEL MUNDO.

Ya se fue mi fortuna, ya mis amigos se murieron, ya se acabaron mis fuerzas, ya mi vida pereció, ya mi juventud feneció, ya mis émulos se cansaron, ya mis apetitos cesaron, y aun mis regalos se ausentaron. O si todo se acabara ¡ y cuanto para mí mejor fuera! Mas ¡ ay de mi! que no quedó otra cosa en mí sino el traidor del corazon que nunca acaba de desear cosas vanas, y la maldita lengua que nunca cesa de decir cosas livianas. No lo sé por

ciencia sino por experiencia, que olvidar inju

rias, refrenar palabras, y atajar deseos, tres cosas son que con gran dificultad se despiden, y que tarde ó nunca del corazon se desaraigan... Finalmente, digo que se me han pasado todos mis años llenos de santos deseos, y vacíos de buenas obras. Conforme á lo dicho, digo: que en tener santos própositos ningun santo me sobrepujó, y en ser muy pecador ningun pecador me igualó...... Quédate a Dios, mundo, pues no hay que fiar de tí, ni tiempo para gozar de tí: porque en tu casa, ó mundo, lo pasado ya pasó, lo presente entre las manos se pasa, lo por venir aun no comienza, lo mas firme ello se cae, lo mas rico muy presto quiebra, y aun lo mas perpetuo luego fenece.... Quédate á Dios, mundo, pues en tu palacio á nadie llaman por su nombre propio: porque al temerario llaman esforzado, al cobarde recogido, al importuno diligente, al descuidado pacifico, al pródigo magnífico, al escaso modesto, al hablador elocuente, al necio callado, al disoluto enamorado, al honesto frio, al entremetido cortesano, al vindicativo honroso, al apocado sufrido, al malicioso simple, y al simple necio. Quédate á Dios, mundo, pues traes á todo el mundo engañado, es á saber: que á los ambiciosos prometes honras, á los inquietos mudanzas, á los malignos privanzas, á los flacos oficios, á los codi

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