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III.

CONDICION SOCIAL DE LOS CRISTIANOS SOMETIDOS Á LOS ARABES. ORÍGEN DE LOS MOZARABES.-SEPARACION DEL ELEMENTO POLÍTICO Y RELIGIOSO.

Ochocientos años no bastaron para fundir en una la nacionalidad española y la nacionalidad musulmana. La misma repulsion que esperimentaron siglos antes los fenicios, los cartagineses, los romanos y los godos, esperimentaron los árabes vencedores de la España. Las poblaciones cristianas dejaban pasar al vencedor, pagaban sus tributos y conservaban obstinadamente su fé y sus costumbres. Esto produjo un nuevo sistema político, ó para ser mas exactos, estableció la primera separacion entre el elemento po'íti co y el elemento religioso. Es un error el creer que los árabes iban en su marcha conquistadora señalando su tránsito con el incendio, el asesinato y el pillage, como han escrito algunos exagerados cronis

tas. La España se hubiera convertido en una vasta soledad, y no hubiera quedado monumento, ni señal alguna de las glorias que la raza oriental supo alcanzar en nuestro suelo.

La resistencia aunque vana que hallaron los vencedores en Ecija, Córdoba, Mérida, los confines de Granada y Murcia, inspiraron á un tiempo recelo y templanza á los caudillos musulmanes, y les obligaron á mostrarse como hombres de condicion mas blanda y tolerante que aquella con que la historia nos pinta á los terribles sectarios de Mahoma. Es una vulgaridad el suponer que los árabes impusieron á los españoles vencidos la alternativa de abrazar el islamismo ó la muerte. La conquista, en lugar de ser una propaganda, fué una simple adquisicion de territorio. Tales fueron los principios que tomaron por base los soldados de Tarik y de Muza en la dominacion de España. Los españoles que se sometieron de grado ó por fuerza, fueron llamados Mixti-Arabes, y por corrupcion de esta palabra Mozarabes.

Los mozárabes conservaron sus propiedades, por las que pagaban los mismos impuestos y contribuciones que los musulmanes, aunque se hallaban esceptuados del servicio militar; es decir que pagaban el cinco por ciento sobre los bienes muebles y el diezmo de la renta de los inmuebles. Además los varones pagaban por una sola vez la capitacion por rescate de sangre. Los árabes tomaron para sí todas las armas y los caballos considerados como pertrechos de

guerra: se adjudicaron con las propiedades de los que emigraban, las del fisco y una parte de los bienes de las iglesias. Algunas de estas fueron transformadas en mezquitas, las mas permanecieron consagradas al culto cristiano. Las ciudades tomadas á viva fuerza sufrieron el saqueo y pagaron dobladas las contribuciones. Nada se cambió en el ejercicio del culto que practicaban los cristianos sin vejacion alguna. Las iglesias pagaban su tributo. Estaba prohibido levantar nuevos templos, empero podian reparar y reconstruir los antiguos sin darles mayores dimensiones. Las ceremonias de la religion se verificaban en lo interior de las iglesias á puerta cerrada, sin ser vigiladas por los musulmanes. Estaban prohibidas las procesiones, y en general toda manifestacion esterior del culto cristiano. Solo los mozárabes de Córdoba tenian el privilegio de tañer sus campanas para el culto divino.

A cambio de esta tolerancia, los vencedores precavieron todas las tentativas de los cristianos contra la religion de su profeta. El musulman renegado era castigado con la pena de muerte. Bastaba para ser reputado musulman, que un cristiano, aun en el esceso de la embriaguez, pronunciase la tan sabida fórmula ¡La ilah illa Allah rra Mohamet rasonl Allah! ¡No hay mas Dios que Dios y Mahoma es su profeta! El cristiano que impedia á otro el apostatar, era castigado con la muerte. El que injuriaba al profeta, y el que mantenia comercio ilícito con una musulma

na, tenia que optar entre el islamismo, ó la muerte. Bajo el régimen de la conquista, los mozárabes conservaron pura la organizacion civil y política de los godos, en tanto que una nueva constitucion se iba elaborando en las montañas de Asturias y de Leon. Asi cuando se reconquista Toledo por Alfonso VI, los mozárabes que tanto habian contribuido á recuperar la antigua capital del imperio godo, reclamaron la conservacion de lo que llamaban sus privilegios; y obtuvieron el derecho de gobernarse separadamente por sus propios magistrados, en tanto que los castellanos eran regidos por los suyos. Prueba clara de que los árabes dejaron subsistente, valedero y en pie cuanto de una manera directa no atacaba á su dominacion.

Los diversos gobiernos que se sucedieron en la España musulmana hasta los Almoravides, protegicron á los mozárabes. El pueblo bajo musulman les fué siempre hostil, y los cristianos nada hicieron por disminuir esta hostilidad. Cifraban su orgullo en desafiarlos. Religion, instituciones, costumbres, hábitos, todo lo toleraron los árabes en sus súbditos cristianos sin adoptar nada de ellos. Cuando la victoria inclinó la balanza en favor de los cristianos, los mozárabes comenzaron á revolverse en favor de sus hermanos. Entonces los Almoravides, sin ódio, sin crueldad, los deportaron convencidos de que usaban de un derecho de legítima defensa.

IV.

RECONQUISTA PROGRESIVA DE LA ESPAÑA-CAUSA DE SU RE TRASO DE SIETE SIGLOS.

Deslumbrados con el éxito de sus triunfos, sumidos en una engañosa seguridad, los monarcas árabes se entregan á las delicias de Córdoba y Granada en el seno de las ciencias, y rodeados de las obras maestras de esa rica arquitectura que embelecia sus palacios y mezquitas, desdeñan en un principio un enemigo pobre, pero atrevido. Los sucesores de Pelayo abandonan el sistema de defensa; bajan de los montes, invaden las ciudades, y en el curso de los siglos clavaron la cruz de Cristo en los muros de las principales capitales de España. Las tierras sucesivamente arrancadas á los moros pasan al dominio de los caballeros cristianos, que las fer. tilizan con su industria. Los conquistadores se con

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