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CAPÍTULO XXVIII

CISNEROS REGENTE

De 1516 á 1517

Ocupaciones de Cisneros en el tiempo que precedió á la regencia.—Gobierno de su diócesis. Fundación de la universidad de Alcalá.- Famosa edición de la Biblia Polyglota. Engaño que padeció el infante don Fernando respecto á la regencia.Pretensiones del deán de Lovaina.-Confirma Carlos el título de regente al cardenal.-El príncipe Carlos toma el de rey de España.-Proclámale Cisneros.-Disgusto del pueblo: oposición de los grandes: energía del cardenal.-Dicho célebre de Cisneros. Política del regente.-Ensanche de la autoridad real: abatimiento de la nobleza: creación de una milicia.-Sublevación de ciudades.-Sosiéganse las rebeliones.-Reformas administrativas.-Guerra en Navarra: guerra contra el turco: sus resultados.-Inmoralidad de la corte de Flandes: el ministro Chievres: riquezas que van allá de España: indignación de los castellanos.-Regentes flamencos: superioridad del regente español.-Invita á Carlos á venir á España.-Venida de Cárlos de Gante.-Cartas y consejos del cardenal al rey.-Célebre carta del rey al cardenal. -Insigne ingratitud del rey.-Cisneros muere á poco de recibir esta carta.-Juicio del cardenal Cisneros: sus virtudes.-Paralelo entre Cisneros y Richelieu. -Superioridad del prelado español.-Anuncio de una nueva era para España.

El ilustrado y virtuoso arzobispo de Toledo y cardenal de España, don Fr. Francisco Jiménez de Cisneros, desde su regreso de la gloriosa expedición de Orán se había ocupado principalmente en atender con el más esmerado y apostólico celo á la dirección espiritual de su diócesis, en socorrer con mano liberal las necesidades de los fieles y de los pueblos sometidos á su jurisdicción, empleando las cuantiosas rentas de la primera mitra de España en suplir las escaseces con que la esterilidad de algunos años castigaba á los labradores pobres en comarcas enteras, y en fomentar con incansable afán los estudios de su querida y naciente universidad de Alcalá, de la cual es ya tiempo de dar cuenta, como de una de las fundaciones que honran más la memoria de aquel esclarecido prelado.

Desde antes de terminar el siglo XV había ocupado al insigne primado de España el pensamiento de establecer en su predilecta ciudad de Alcalá de Henares una escuela general para la instrucción de la juventud, pensamiento que uno de sus antecesores había tenido ya y no había podido llevar á cabo. Cisneros, cuyo carácter era la constancia en todo lo que una vez concebía como bueno y útil, y no retroceder ante ninguna dificultad hasta lograr la realización de sus grandiosos proyectos, tuvo la satisfacción de colocar por su propia mano, vestido de pontifical y en medio de una solemne ceremonia (28 de febrero de 1498), la primera piedra del proyectado establecimiento, y con ella una medalla de bronce con un busto y una inscripción en que se expresaba el destino del futuro edificio, con arreglo al plano trazado por el arquitecto Pedro Gumiel. Desde entonces, en medio de las vastas atenciones que parecían embargarle todo el tiem

po, jamás perdió de vista el cardenal su gran proyecto universitario. Siempre que las circunstancias le permitían morar algún tiempo en Alcalá, dedicábase á impulsar la obra, á alentar con recompensas á los operarios, y á recorrer él mismo el terreno con la regla en la mano tomando medidas para los vastos y sólidos edificios que habían de circundar ó agregarse al principal, y formar un espacioso conjunto con todo lo necesario para el bienestar y comodidad de los profesores y alumnos. Merced á su incansable celo, la obra se siguió con ardor, adelantó rápidamente, y concluído lo más preciso, el 26 de julio de 1508 tuvo la gloria de inaugurar su universidad, con el título entonces de Colegio Mayor de San Ildefonso, en honra del santo patrono de Toledo.

Inmediatamente estableció Cisneros en su grande escuela variedad de cátedras y enseñanzas, principalmente de ciencias eclesiásticas, de Gramática, de retórica, de lengua griega, de artes que se llamaban en aquel tiempo, buscó y trajo á su universidad los más doctos y acreditados profesores que pudo hallar en todas partes, les señaló muy decorosas dotaciones, y hasta les edificó casas de campo y de recreo donde pudiesen ir ciertos días á descansar de sus tareas ordinarias: asignó para el sostenimiento de la universidad y colegios anexos una renta en fincas de catorce mil ducados, que después se fué aumentando considerablemente: hizo un buen reglamento de estudios; estableció premios y recompensas para que sirviesen de estímulo y emulación á los jóvenes; él mismo presidía á veces los ejercicios y aplicaba los premios; creó plazas para estudiantes pobres y erigió un hospital para los enfermos que carecían de recursos. Merced á estas y otras sabias medidas inspiradas por el genio de aquel grande hombre, los estudios de Alcalá florecieron rápidamente hasta competir con los de Salamanca, y cuando á los veinte años de su apertura visitó Francisco I de Francia aquella universidad salieron siete mil estudiantes á recibirle, y dijo admirado aquel monarca, que «Cisneros había ejecutado solo en España lo que en Francia había tenido que hacerse por una serie de reyes (1).»

Habiendo pasado en 1513 el rey Fernando por Alcalá de Henares y detenidose unos días con objeto de reponer su quebrantada salud, le dijo á Cisneros un día: Iré después de comer á visitar vuestros colegios y á censurar vuestras fábricas. Porque se censuraba al cardenal por los grandes gastos que había hecho en la construcción de tantos y tan magníficos edificios, y decíase de él con retruécano, que nunca la Iglesia de Toledo había tenido un prelado más edificante en todos sentidos. El arzobispo recibió á su soberano con toda solemnidad, acompañado del rector y de todos los doctores del claustro, y cuando el rey vió la grandeza y hermosura de los colegios: Vine, le dijo, con ánimo de censurar vuestras fábri

(1) No se establecieron por entonces cátedras de derecho civil, ya porque éste se enseñaba muy especialmente en la de Salamanca, ya porque el objeto principal de Cisneros en la fundación de la de Alcalá fué la formación de buenos teólogos y de buenos canonistas.

El número de cátedras se fué aumentando sucesivamente hasta cuarenta y seis de todas facultades.

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UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES (COPIA DIRECTA DE UNA FOTOGRAFÍA)

cas, pero ahora no puedo menos de admirarlas. Y como Fernando, aunque no fuese hombre de estudios, gustase de ver honradas y protegidas las letras, felicitó al cardenal por haber fundado una universidad cuya reputación podría con el tiempo igualar á la de París: á lo cual contestó Cisneros con dignidad: Señor, mientras vos ganáis reinos y formáis ca pitanes, yo trabajo para formaros hombres que honren á España y sirvan á la Iglesia (1).

Otra de las obras que hicieron inmortal el nombre de Cisneros en la república literaria fué la famosa edición de la Biblia Polyglota, llamada también Complutense, de la antigua Complutum (Alcalá), en que se imprimió. Si era difícil como trabajo tipográfico, hallándose el arte de la imprenta tan en su infancia, imprimir una obra en variedad de caracteres y lenguas antiguas, no era menos difícil como obra de literatura, así por los conocimientos bíblicos y filosóficos que exigía, como por la inteligencia que se necesitaba en la lectura de los más antiguos manuscritos, y hasta por la dificultad de la adquisición de éstos. Era menester un hombre del genio, de la posición, de la laboriosidad y perseverancia de Cisneros para atreverse á acometer, cuanto más para llevar á cabo, una empresa tan colosal, en medio de tantas atenciones como le rodeaban. Y no sin razón nos dice su puntual biógrafo, que si hubiera de referir por menor los trabajos, las vigilias y fatigas que pasaron los eruditos encargados de la revisión, examen y cotejo de ejemplares, y cuántos y cuán graves negocios distraían entretanto la atención del cardenal, tendría que ser nimiamente prolijo y cansado (2). Todo lo venció, sin embargo, aquel infatigable varón á fuerza de celo, de energía, de dispendios y de sacrificios de todo género. El papa le franqueó la preciosa colección de códices del Vaticano; él logró originales ó alcanzó copias de los más antiguos y apreciables manuscritos del Viejo y Nuevo Testamento que había en España, en Italia, en toda Europa: pagó cuatro mil coronas de oro por siete códices hebraicos que hizo venir de diversas regiones (3); alentaba

(1) Gómez de Castro, De Rebus gestis Ximenii, lib. I.—Flechier, Vie du Cardinal, libro III.

Los estudios de esta célebre universidad que tantos hombres ilustres produjo, fueron trasladados á Madrid en 1836.-Entre las varias inscripciones que aun recuerdan el nombre memorable de Cisneros en el suprimido colegio de San Ildefonso de Alcalá, hay una que dice:

ADVENA, MARMOREOS MIRARI DESINE VULTUS
FACTAQUE MIRIFICA FERREA CLAUSTRA MANU:
VIRTUTEM MIRARE VIRI, QUÆ LAUDE PERENNI
DUPLICIS ET REGNI CULMINE DIGNA FUIT.

«Deja, caminante, de admirar esos mármoles y balaustres de hierro con tanto primor trabajados, y contempla las virtudes del ilustre varón que encierran, digno de alabanza eterna y de haber sido elevado al más alto puesto de la doble monarquía.»>

(2) Si per partes narrandum esset quantum laboris exhaustum sit, quantum tædii et fastidii devoratum à viris illis operi præfecti, etc...—Álvaro Gómez, De Rebus gestis,

libro II.

(3) Septem hebræa exemplaria quæ nunc Compluti habentur quatuor millibus aureo

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