Libros de caballerias: con un discurso preliminar y un catálogo razonado

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M. Rivadeneyra, 1857 - 580 páginas
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Passagens conhecidas

Página 119 - Vitorias que las pasadas ? Diría yo que no, si las cosas por él hechas en tan gran peligro suyo no se redundasen en tanto provecho de aquellos que, después de Dios, otro reparo si el suyo no tenían. Así que...
Página 24 - Así Dios me ayude, dijo él, no lo sé; que yo fui hallado en la mar por gran aventura.
Página 12 - ¿Quereis recebir órden de caballería ? Quiero, dijo él. En el nombre de Dios, y él mande que tan bien empleada en vos sea y tan crecida en honra, como él os creció en hermosura.
Página 142 - ... era de dos tablas verdes como color de esmeralda y eran de hueso, tan claras, que la hoja de la espada se parecía dentro; mas no tal como de las otras, que la media se mostraba tan clara y limpia que más no lo podía ser, y la otra mitad tan ardiente y bermeja como un fuego.
Página 119 - ... que las pasadas? Diría yo que no, si las cosas por él hechas en tan gran peligro suyo no se redundasen en tanto provecho de aquellos que después de Dios otro reparo si el suyo no tenían, así que aviniendo de estos tales mayor mancilla que de aquel que venciendo a todos a sí mismo vencer ni sojuzgar pudo, contaremos en qué forma, cuando más sin esperanza, cuando ya llegado al estrecho de la muerte, el Señor del mundo le envió milagrosamente el reparo.
Página xl - En este esmaltado e muy rico dechado Van esculpidas muy bellas labores, De paz y de guerra y de castos amores, Por mano de dueña prudente labrado; Es por exemplo de todos notado Que lo verisímil veamos en flor; • Es de Auguslobriga aquesta labor. Que en Medina se ha agora estampado.
Página 2 - Pues no estaréis tan sañudo que parte de la caza no nos dejéis.» Y tomando sus armas descendió del caballo, que adelante, espantado del fuerte león ir no quería, poniendo su escudo delante, la espada en la mano al león se fue, que las grandes voces que el rey Garinter le daba no lo pudieron estorbar. El león asimismo dejando la presa contra él se vino...
Página 10 - ... le decir una sola palabra. Y ella, que lo amaba de corazón, guardábase de hablar con él más que con otro, porque ninguna cosa sospechasen, mas los ojos habían gran placer de mostrar al corazón la cosa del mundo que más amaba.
Página 119 - Apolidón, que en su tiempo ni en cien años después nunca caballero hobo que a la su bondad pasase; los cuales por su fuerte brazo vencidos y muertos fueron, con otros muchos que la historia vos ha contado. Pues si le fuese preguntada la causa de tal destrozo, ¿qué respondiera?
Página 3 - ... ya las doncellas la puerta abierto y entraban por ella y como lo sintió temióse de traición por lo que soñara, y levantando la cabeza vio por entre las cortinas abierta la puerta, de lo que él nada no sabía, y con la luna que por ella entraba vio el bulto de las doncellas.

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