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MADRID,
LIBRERÍA DE M. MURILLO,

CALLE DE ALCALÁ, 18.

1878.

UNIVERSIDAD CENTRAL
GANATO DE FILOSOFIAY

Bibliaters

Es propiedad del Autor.

IMPRENTA, ESTEREOTIPIA Y GALVANOPLASTIA DE ARIBAU
(SUCESORES DE RIVADENEYRA), Impresores de cámara de s. m.
Calle del Duque de Osuna, número 3.

Y c.a

INTRODUCCION.

1

La vida del Marqués de la Ensenada mereceria ser escrita por un eminente estadista é historiador, que por su experiencia política y profundo conocimiento de los tiempos pasados hiciera resaltar su indisputable mérito y excitar el aplauso y la admiracion que todo español debe tributar al celoso Ministro, al prudente reformador, al repúblico leal y consecuente, que con tanto ardor como buena fe trabajó por el engrandecimiento y regeneracion de su país.

Es verdaderamente singular que España, tan fecunda en grandes capitanes, en elegantes escritores, en sublimes poetas, en aventajados artistas, en profundos teólogos, en célebres jurisconsultos y en ilus

tres hombres de ciencia, haya sido tan estéril, al ménos hasta muy entrado el presente siglo, en hombres de gobierno y de administracion.

¿Será ésta una de las causas á que debe atribuirse el constante abatimiento y angustiosa situacion pecuniaria de que áun en las épocas de mayor gloria y poderío nos hemos visto aquejados? Ello es cierto que el espíritu de los tiempos unas veces, la rutina otras, la indolencia y la mala fe casi siempre habian de tal manera perturbado y confundido el régimen administrativo en España, que al advenimiento de Felipe V era completamente un cáos. La muerte, dice un ilustre historiador, habia penetrado por todas partes: en la nacion, por la ruina de las libertades; en el gobierno, por la destruccion del Ejército, de la Marina y de la Hacienda; en la propiedad, por el abandono del trabajo y el increible aumento de las Órdenes religiosas; en la poblacion, por la creciente emigracion á América, la inaccion y la pobreza.

Despues de una larga y sangrienta guerra, fue al fin reconocido Felipe V como Rey de España por todas las potencias europeas, si bien perdiendo los Países Bajos, el reino de Nápoles, el ducado de Milan, Cerdeña, Sicilia, Menorca y Gibraltar. Dada la situacion respectiva de España y Francia, era natural que el establecimiento de un príncipe frances en esta península la convirtiera por algun tiempo en

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