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OXFORD

ADVERTENCIA.

Es el Prospecto de nuestra BIBLIOTECA indicamos lijeramente la consideración que nos habia movido à dedicar su primer tomo al autor ilustre de que mas se gloría nuestra nacion. Colocado CERVANTES en el período mas luminoso de la historia literaria de España, ocupa allí el primer lugar: él por sí solo forma una época y una gran seccion, donde no tiene compañero. Como novelista (y no de otra manera debe considerársele) divide por mitad los cuatro siglos que han mediado desde el Bocacio hasta Walter Scott y Manzoni, y señala el punto donde concluyó el progreso y comenzó la decadencia del arte.

Faltaba en España una coleccion de las obras de CERVANTES que pudiese llamarse completa. Todos tenian el Don Quijote, muchos las Novelas ejemplares, algunos la Galalea y el Pérsiles, pocos las poesías, y nadie las habia recogido en un solo cuerpo. A esta necesidad hemos intentado acudir; y, cosa que parecia dificilísima, hemos logrado reunirlo todo en un solo volúmen, que confiamos no desagradará, ó por lo ménos será una prueba de los deseos que nos animan de propagar y popularizar las buenas lecturas, y ostentar á la vista de los extranjeros el tesoro de que somos poseedores.

Lo único que falta á la integridad de las obras de CERVANTES son sus composiciones dramáticas. No por su escaso mérito hubieran dejado de ocupar un lugar en este tomo; pues de los grandes ingenios hasta los desperdicios se aprovechan y se guardan. Pero, segun el plan que nos hemos propuesto en nuestra empresa, estos documentos importantes de la historia del teatro tienen su lugar propio y exclusivo en otra seccion, en la cual ó se echarian de ménos ó deberian repetirse, so pena de culpable omision ó manquedad. La literatura dramática ofrece un fenómeno digno de notarse, que la distingue, y es que ha caminado sola é independiente de los demas géneros, prosperando cuando ellos decaian, y corrompiéndose cuando ellos se purificaban : genc

ralmente hablando, los que han sobresalido por su admirable talento en la escena, han sido fuera de ella poetas muy medianos; y por el contrario, autores felicísimos en la fábula cantada ó narrada, se han estrellado contra las dificultades del diálogo y de la disposicion. Este hecho, que no hemos podido ménos de tener presente en nuestros trabajos, ha debido por necesidad influir en nuestro repartimiento.

No encarecemos nuestra diligente escrupulosidad en la revision del texto, y aun confesarémos que en esto hemos andado sobrado parcos y meticulosos. Otros mas autorizados nos han dado el ejemplo, y no habiamos de atrevernos á lo que no se atrevió la Academia española. Algunas cosas leemos en CERVANTES que él no pudo escribir tales como están impresas; pero otras hay, aunque pocas, en que podemos asegurar la manera en que CERVANTES las escribió ó quiso escribirlas en medio de su genial precipitacion. Solo cuando hemos adquirido este convencimiento ha cesado nuestra perplejidad no hemos enmendado el texto; hemos corregido una prueba.

Una variante curiosa, en la cual sin embargo nadie, que sepamos, habia parado la atencion, se hallará en la segunda parte del Don Quijote. Su importancia se recomienda tanto mas, cuanto tiene relacion con el carácter dominante de la época.

Nada inédito creiamos poder presentar en este primer tomo. Pero aun en esto nos ha sido la suerte favorable; y una oda al conde de Saldaña, de cuya autenticidad no puede dudarse, cierra la marcha de las poesías sueltas hasta ahora no recopiladas.

Si no en todo hubiéremos acertado, el público hará justicia á nuestro buen desco.

VIDA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA.

MAS de un siglo despues de muerto MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA, apénas eran conocidos los principales sucesos de su vida, hasta que lord Carteret, en obsequio á Carolina, esposa de Jorje II de Inglaterra, encargó á D. Gregorio Mayans la biografia de aquel español esclarecido, que siendo la admiracion del mundo, yacia casi olvidado en su propia patria. Desde entonces se manifestó picado el pundonor nacional; y los mas eminentes literatos y curiosos investigadores de nuestras glorias, el P. Maestro Sarmiento, D. Juan de Iriarte, D. Agustin de Montiano y Luyando, D. José Miguel de Flores, Fr. Alonso Cano, obispo de Segorve; Don Vicente de los Rios, D. Juan Antonio Pellicer y otros de ménos nombradía, se empeñaron en esclarecer la verdad, logrando importantes descubrimientos; por último, D. Martin Fernandez de Navarrete, añadiendo á los hallazgos de los precedentes el fruto de sus nuevas pesquisas, escribió la vida de CERVANTES con tanta copia de datos, tanta finura de crítica y tanta pureza de diccion, que nada dejó que desear. Nuestra tarea es mas fácil: libres del deber de demostrar hechos, antes dudosos y ahora averiguados, podemos dar á nuestra relacion el tono de certidumbre que conviene, apuntar lijeramente como problemático lo que se ha ocultado á la diligencia de tan insignes maestros, y entre las vicisitudes de una vida inquieta y atribulada descubrir la belleza de un alma tan generosa en sus impulsos como rica en todas las prendas del ingenio (1).

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Cesó la competencia entre las siete pobiaciones que se disputaban la honra de haber recibido al nacer al principe de nuestros escritores; quedan eliminadas Sevilla, Madrid, Lucena, Toledo, Esquivias, Consuegra y Alcázar de San Juan : documentos irrecusables deciden á favor de Alcalá de Henares, ufana de tan gloriosa maternidad. Allí nació MIGUEL DE CERVANTES, y fué bautizado en Santa María la Mayor, á 9 de octubre de 1547. La tradicion señala todavía los restos de la casa en que dicen se crió, enclavados hoy en la huerta de los Capuchinos y reducidos à una pared y puerta tapiada, con indicios de la pobreza de sus antiguos huéspedes. Ignórause las circunstancias que fijaron en Alcalá la residencia de la familia de CERVANTES. Llamábase su padre Rodrigo, su madre D.a Leonor de Cortinas, natural de Barajas; su abuelo Juan de Cervantes, corregidor de Osuna, donde dejó buena memoria de su gobierno, y descendiente (si es exacto el árbol genealógico publicado) del gran Alfonso Nuño, alcaide de

(1) A mas de las noticias y documentos contenidos en las obras de los citados escritores, hemos tenido á la vista unos extensos estudios sobre Cervantes, que en el año de 1852 preparaba en Paris para la impresion el Sr. Arrieta, conocido ya por otros trabajos literarios. Este curioso manuscrito, fruto de largos años de lectura y meditacion, se halla en poder de nuestro amigo el Sr. Hartzenbusch, quien ha tenido la bondad de facilitárnoslo para consultar; y no será este el único favor que le deberá nuestra Biblioteca. Otra adquisicion mucho mas preciosa hubiéramos podido lograr, admitiendo el generoso don que nos ofreció el Sr. Quintana, de la biografía de CERVANTES, que tiene escrita con destino á su aplaudida obra de las Vidas de españoles célebres. En poco estuvo que no rompiéramos lo que habíamos borroneado, sustituyéndolo tan ventajosamente, y encabezando nuestra coleccion con un nombre tan respetable como ei del digno patriarca de nuestra literatura; y aunque él mismo con su amable franqueza nos manifestó que tal vez no podria convenirnos su produccion, por lo distinto del objeto á que se encaminaba, no hubiéramos seguido por esta vez su consejo, á no considerar que con ello descabalábamos en cierta manera una obra, cuya deseada continuacion ha de aumentar, si es posible, la justa nombradia de su autor. Con su autorizacion nos hemos aprovechado de algunas ideas; y nas que de haberlas concebido, si fuesen nuestras, nos gloriaríamos de haber merecido esta muestra de aprecio, y de rendirle este homenaje de sincera gratitud.

Toledo, cuya rama vino á entroncarse con la de los reyes de Castilla, por medio de D.a Juana Enriquez de Córdova y Ayala, segunda mujer de D. Juan II. Sea como fuere, su familia era conocida como de hidalgos principales, aunque decaida de su antiguo esplendor, á causa de los escasos bienes de fortuna, que con bastante frecuencia son señales de hereditaria honradez en repúblicas de cierta manera organizadas. Y como esta misma condicion era entónces, aun mas que en nuestros dias, obstáculo para ejercer ciertas profesiones lucrativas sin dejar de ser honestas, la escasez de recursos de los padres de CERVANTES, sobrecargados ademas con el sustento de otros hijos, no les habria permitido darle la educacion que á su clase correspondia, si su residencia en Alcalá, emporio en aquel tiempo de las ciencias y liberales estudios, no les hubiera facilitado los medios económicos de atender á esta obligacion, cultivando desde la cuna aquella clarísima y fecunda inteligencia.

Pocas noticias tenemos de los primeros años de CERVANTES, como no sea por algun fugaz recuerdo expresado casualmente en sus escritos. Así sabemos que siendo todavía muchacho vió representar al famoso Lope de Rueda, insigne farsante y autor dramático, quien por aquellos tiempos vino de Sevilla, su patria, à Madrid y otras poblaciones de Castilla á dar muestras de su rara habilidad; y quedaron tan impresos sus versos en la memoria de CERVANTES, que aun en edad muy provecta se deleitaba en recitarlos como modelo de cómica clocucion (2). Desde tan tierna edad mostró decidida inclinacion à la poesia, aunque, segun él mismo confiesa, no le fué concedido este don por el cielo, que por otros caminos á la cumbre de la gloria le guiaba (5). De aquella vivacidad y donaire, que conservó constantemente hasta despues de recibida la Extrema-uncion, podemos inferir la que descubriria desde niño, porque estas son prendas que nacen con el hombre, y no se adquieren, aunque si se dirigen y regularizan por el trato y la educacion.

De sus primeros maestros solo conocemos el nombre del presbítero Juan Lopez de Hoyos, varon piadoso y grande humanista, que despues fué nombrado catedrático de gramática latina en el estudio de la villa de Madrid, de donde era natural, y posteriormente cura de la parroquia de San Andrés. Es de creer que CERVANTES aprenderia con singular aprovechamiento, si se atiende á los elogios y expresiones de cariño que le prodigó su maestro, segun verémos dentro de poco. Su aplicacion, por lo menos, y ansia de saber era tanta, que á tenor de lo que él mismo refiere, iba recogiendo para leer los papeles rotos que encontraba por las calles (4). Sus obras demuestran que sin menoscabo de su ingenio y propio caudal poseia una erudicion no vulgar, y abundante lectura de los buenos autores, à quienes unas veces alude y otras cita, si bien con frecuente descuido é infidelidad; y esto explica satisfactoriamente la interrupcion

(2) Yo, como el mas viejo que allí estaba (escribia en el prólogo de sus comedias impresas en 1614), dije que me acordaba de haber visto representar al gran Lope de Rueda, varon insigne en la representacion y en el entendimiento...... y aunque por ser muchacho yo entonces no podia hacer juicio firme de la bondad de sus versos, por algunos que me quedaron en la memoria, vistos agora en la edad madura que tengo, hallo ser verdad lo que he dicho. » (3) Desde mis tiernos años amé el arte

Dulce de la agradable poesía.

(Viaje al Parnaso, pág. 596.)
Yo que siempre trabajo y me desvelo
Por parecer que tengo de poeta
La gracia que no quiso darme el ciclo.

(Ibidem, pág. 589.)

Que yo soy un poeta desta hechura :
Cisne en las canas y en la voz un ronco
Y negro cuervo, sin que el tiempo pueda
Desbastar de mi ingenio el duro tronco.
(Ibidem, pág. 589.)

(4) Y como soy aficionado à leer aunque sean los papeles rotos de las calles.

(Don Quijote, primera parte, cap. ix, pág. 245.)

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