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someterse á tanta estrechez preferian abandonar los conventos y el pais, y pasarse desesperados á tierras de infieles y apostatar de la fé "). Guiado por estos informes el papa Alejandro, y oida la congregacion de cardenales, espidió un breve (9 de noviembre, 1496) mandando á los reyes que se suspendiese la reforma hasta que se declarase mas la verdad, y la Santa Sede pudiese dar providencia.

Comunicado por la reina el contenido de la bula al arzobispo, éste, que sentia crecer la fortaleza de su espíritu al compás que crecian las contrariedades, lejos de desmayar alentó á la reina á que perseverara con mayor ardimiento en su noble y religioso designio. Isabel, á quien tampoco hacian fácilmente desfallecer los obstáculos, le ofreció ayudarle con todas sus fuerzas, y emplear todos los oficios con Su Santidad á fin de hacerle conocer el verdadero objeto de una obra tan útil y santa á despecho de sus enemigos y calumniadores. Los agentes de la reina Isabel en Roma fueron tan diestros y tan eficaces, que al fin e papa, persuadido de la verdad que hasta entonces le habian ocultado, espidió nuevo decreto autorizando la prosecucion de la reforma, y nombrando al mismo Cisneros comisario apostólico en union con el nuncio

(4) «Pero era bien notorio, di>>ce con razon á esto el juicioso >>Gerónimo de Zurita, que tales > religiosos como aquellos tenian >> mas necesidad de reformarse, >>pues hallaban por mejor renegar

»la fé que reducirse á la verdade»ra regla de San Francisco; lo » qual era manifiesta prueba de la »necesidad que desto avia.» Hist. del Rey don Hernando, lib. Ill. c. 15.

de Su Santidad, el arzobispo de Catania (1497). Con esto el infatigable arzobispo pudo llevar á feliz término su empresa, á pesar de todas las oposiciones, «y quedaron, dice uno de sus biógrafos, pocos monasterios donde la observancia no se restableciese, con gran contento del arzobispo y edificacion de los pueblos, que se hicieron muy devotos con los grandes ejemplos de penitencia y piedad que recibieron de este santo órden (4). »

Aunque la reforma no fuese tan completa como la reina y el arzobispo deseaban, ni tanto tal vez como la demandaba y requeria la relajacion que en las costumbres y en la disciplina monástica se habia introducido, consiguiéronse, no obstante, resultados admirables, atendida la resistencia que los reformadores encontraron, y que ciertamente sin la entereza y la constancia de una reina como Isabel, sin la insistencia imperturbable de un prelado como Cisneros, y sin el ejemplo de las virtudes de ambos no se hubieran obtenido. El clero regular español se puso por lo menos en situacion de poder sufrir sin desventaja un paralelo con el de otras naciones en materia de costumbres, y se preparó el terreno para que pudiera producir los

(4) Hubo menos oposicion en los dominicos, agustinos, carmelitas y otras órdenes que en los franciscanos claustrales. Estos se dividieron entonces en cuatro provincias por lo respectivo á Casti

lla, y los de Galicia se distribuyeron en otras dos. Véanse Alvar Gomez, Quintanilla, Robles, Flechier, Zurita y los demas autores que hemos nombrado en sus citadas obras.

hombres eminentes en ciencia y en virtud que de su seno brotaron despues.

Desembarazado Cisneros del espinoso asunto de la reforma de los regulares, emprendió con la propia energía y firmeza la del clero secular, especialmente en materia de privilegios, inmunidades y exenciones alcanzadas de la córte de Roma, contínuo manantial de indisciplina y de rebeldías en el arzobispado. Provisto tambien para esto de una autorizacion de la Santa Sede, fortalecido ya con el doble apoyo de la reina y del papa, revocó todos aquellos privilegios, restableció en su plenitud la jurisdiccion episcopal, resucitó la antigua severidad de costumbres, é hizo á sus diocesanos tan dóciles, obedientes y sumisos que parecian otros hombres.

Dejémosle aqui para verle obrar en el siguiente capítulo en otro bien diferente teatro.

CAPITULO XIV.

ALZAMIENTO DE LOS MOROS DE GRANADA.

REBELION DE LAS ALPUJARRAS.

De 1499 á 1502.

Conducta humanitaria del arzobispo Talavera con los moros granadinos.-Efectos que produjo: conversiones.-Cisneros en Granada.— Violentas medidas que tomó para su conversion.-Quema de libros arábigos.-Muchedumbre de conversos.-Rebélanse los moros del Albaicin.-Peligro de Cisneros.-Accion heróica de Talavera.-Sosiega á los amotinados.-Culpan los reyes á Cisneros de la rebelion. -Justificase el arzobispo y los desenoja.-Conversion general de moros en Granada.-Sublevacion de moros en las Alpujarras.-Somételos Gonzalo de Córdoba y el conde de Tendilla.-Otro alzamiento.-Acude el rey don Fernando y le sofoca.-Condiciones de la sumision.-Terrible levantamiento de los moros de Sierra Bermeja.-Ejército cristiano en la serranía.-Horrible catástrofe que sufre. -Muerte desastrosa del ilustre caballero don Alonso de Aguilar.Gran sensacion que causa en España.-El rey con nuevo ejército en la sierra. Sumision general de los moros.-Edicto de los Reyes Católicos.—Emigraciones y bautismos de musulmanes.-Pragmáticas de los reyes para los moros mudejares de Castilla.-Bautizanse todos los que quedan en España.-Unidad de culto en la península.

Ocho años iban á cumplirse desde la conquista de Granada. En todo este tiempo los rendidos moros habian vivido tranquilos y en paz bajo el benigno go

bierno militar del guerrero conde de Tendilla, y bajo la prudente gobernacion eclesiástica del humanitario arzobispo don Fr. Fernando de Talavera. Estos dos ilustres varones, siguiendo los benéficos impulsos de su corazon, acomodándose á las instrucciones benévolas de la reina Isabel, y en cumplimiento de las condiciones de una capitulacion solemne, dejaban vivir á los moros en el libre goce de sus antiguas leyes y culto, reprimian los escesos y desmanes de los castellanos díscolos que á fuer de vencedores osaban inquietarlos, se granjeaban con su gobierno justo y templado el respeto y la veneracion de los musulmanes, y no era poco mérito saber mantener en paz una poblacion compuesta de tan distintos y aun encontrados elementos, y en que cada dia se ofrecian continuos motivos de discordias y de choques.

No por eso dejaba de trabajar el buen arzobispo Talavera en la obra santa de la conversion de los moros. Al contrario, se ocupaba en ella asíduamente, empleando los medios dulces y suaves á que su natural benigno le inclinaba, y que le habia dejado recomendados la reina Isabel, á saber, la instruccion, la persuasion, la caridad y el ejemplo. El digno prelado, para poder conversar mejor con los moros é iluminarlos é instruirlos en las verdades y escelencias de la religion cristiana y abrir sus entendimientos á la luz de la fé, se dedicó, á pesar de su avanzada edad, al estudio del idioma arábigo, escitó á otros eclesiásticos

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