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dado se atrevió á dirigir la pica al pecho de su general; Gonzalo la apartó suavemente diciéndole: «Alza esa pica, y mira lo que haces, no me hieras sin querer.» Un capitan vizcaino llamado Iciar, como oyese á Gonzalo asegurar á la tropa que pronto tendria fondos y seria socorrida, tuvo la audacia de decirle: «Que vaya tu hija á ganarlos, y pronto los tendrás (1).»

Oyó Gonzalo la insolente increpacion sin inmutarse y sin darse entonces por entendido. Sosegó el molin, y se retiraron los soldados. A la mañana siguiente amaneció el cadáver del osado vizcaino colgado de la ventana de su alojamiento. El espectáculo aterró á los demas, y aunque seguia el descontento, ninguno se atrevió á desmandarse; lo que hacian los quejosos era desertarse á las banderas de César Borgia, que andaba ofreciendo grandes pagas á los que quisieran seguirle (2).

Cansado el Gran Capitan de la prolongacion del sitio, activó y discurrió nuevos medios de ataque, que sorprendieron y consternaron á los de Tarento. El gobernador de la plaza, participando tambien de la consternacion, pidió á Gonzalo una suspension de hostilidades por dos meses hasta recibir instrucciones del padre del príncipe que se la habia confiado. Durante la tregua se pactó que si los sitiados no recibian ni

(1) Tenia en efecto Gonzalo una hija llamada Elvira, á quien queria mucho y la llevaba consigo en todas las espediciones.

Томо х.

(2) Cron. del Gran Capitan, c. 84.-Giovio, Vitæ.-Quintana, Vidas, tom. I. p. 253. 12

provisiones ni socorro, se entregaria la plaza al general español, con la condicion de que dejára en libertad al duque de Calabria y á los suyos para ir donde quisiesen. Gonzalo de Córdoba aceptó la cláusula, y para asegurar de una manera solemne su cumplimiento, lo juró sobre la hostia sagrada á vista de todo el campo. El socorro no llegó y la plaza se entregó á los españoles con arreglo al concierto (1.o de marzo, 1502).

Aunque por los términos de la capitulacion no se podia obligar al jóven duque de Calabria á seguir otro partido que el que él libremente eligiese, el Gran Capitan, conociendo la ventaja de tenerle en prenda si se pudiese, procuró persuadirle á que se viniera al servicio del Rey Católico, ofreciéndole un estado con treinta mil ducados de renta. El inesperto príncipe parece que despues de algunas vacilaciones llegó á aceptar la proposicion. Mas el conde de Potenza y otros capitanes y personages adictos al duque, mirando aquellos ofrecimientos como una especie de soborno y engaño hecho á un jóven de corta edad, se quejaron de que el general español faltaba á la fé del juramento y violaba la capitulacion, segun la cual el duque deberia ir donde buenamente quisiese, y aconsejábanle que se fuese á Francia á incorporarse con su padre. Gonzalo, á quien costaba trabajo soltar tan buena prenda, y que sentia fuese á poder de franceses, entretuvo mañosamente al prín

cipe, mientras consultaba al rey Fernando y recibia respuesta de éste sobre lo que deberia hacer de él. Afirmase que Gonzalo usó de no muy honestos artificios para retener al hijo del desgraciado don Fadrique y arrancarle el consentimiento de venir á España, aun contra la voluntad de su padre. En este tiempo recibió instrucciones de Fernando, mandándole que por ningun título soltase al jóven duque, sino que le retuviese y destinase á su servicio. En su virtud el duque de Calabria fué embarcado en un navío de guerra y enviado á España á sufrir el trato y suerte de un prisionero de estado. Asi violó el Gran Capitan la fé del tratado de Tarento, pudiendo considerarse como un lunar con que empañó algun tanto el brillo de su claro nombre, que sorprendió mas, viniendo, como dice un moderno historiador, «de un hombre como Gonzalo, de carácter magnánimo y noble, de una vida privada ejemplar, y exento enteramente de los grandes vicios de su tiempo (1).»>

(4) Quintana califica esta accion de Gonzalo en términos tal vez demasiado fuertes. «Este es un torpe borron, dice, en la vida de Gonzalo, que ni se lava ni se disculpa por la parte que de él pueda caber al rey de España, y seria mucho mejor no tener que escribir esta página en su historia. Vida del Gran Capitan, pág. 251.

Zurita parece quiere disculparle, no por la justicia, sino por la

conveniencia: y Mariana se contenta con decir: «No parece se le guardó (al duque de Calabria) lo que tenian asentado. En la guerra ¿quién hay que de todo punto lo guarde?» Hist. lib. XXVII. capítulo 12.

La aplicacion que mas favorece á Gonzalo, es la que hace Paulo Jovio, escritor italiano y contemporáneo. Este dice que «Gonzalo, dudando el partido que deberia tomar, consultó á varios juristas,

y que estos decidieron que no estaba obligado á su juramento, porque era contrario á su obligacion para con el rey su señor, la cual era superior á todas las demas, y que al rey tampoco le ligaba aquel juramento por haberse hecho sin noticia ni intervencion

suya. Vitæ Illustr. Vir. Lib. I. -Si asi fué, no seria muy de aplaudir la moralidad de los letrados, pero en Gonzalo rebajaria mucho el cargo y la responsabilidad de violador de su propio juramento.

CAPITULO XVII.

GUERRAS DE ITALIA.

GONZALO DE CORDOBA EN NAPOLES.

De 1502 a 1503.

Defectos del tratado de particion.-Pretensiones de los franceses.Rompimiento entre franceses y españoles.-Generales franceses: el duque de Nemours; Aubigny; Luis de Ars; Ivo de Alegre; Chabannes: el caballero Bayard.-El Gran Capitan se retira á Barletta.— Célebres combates caballerescos.-Triunfos de los caballeros españoles.-Prudente conducta de Gonzalo en Barletta.-Grande ejemplo de la constancia, sufrimiento y perseverancia española.-Conquista de Ruvo, y prision de Chabannes, señor de la Palizza.—Tratado de paz entre Francia y España celebrado entre Luis XII. y el archiduque Felipe de Austria.-No le reconocen ni el Rey Católico ni el Gran Capitan, y prosigue la guerra.-Famosa batalla y glorioso triunfo de Gonzalo en Ceriñola.-Muere el duque de Nemours.-Derrota de Aubigny en Seminara.-Entrada triunfal de Gonzalo de Córdoba en Nápoles.-Sométese aquel reino al dominio de España.-Indignacion de Luis XII. y del pueblo francés.-Levántanse en Francia tros grandes ejércitos y dos grandes armadas. -Vienen dos de ellos á España.-Actividad de Fernando é Isabel. -Sitio de Salsas.-Ignominiosa retirada de los franceses.-Persiguelos el rey don Fernando personalmente hasta Narbona.-Pide treguas el francés.-Ajústase la tregua entre Francia y España.

Menester era no conocer absolutamente el corazon humano para esperar que el famoso tratado de parti

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