Imagens das páginas
PDF
ePub

las rentas sin ser fatigados y molestados sus súbditos; dándolas por encabezamientos á los pueblos, ó si se pueden moderar, ó tal vez suprimir para que no sufran vejaciones y molestias: «y si necesario fuere >>(añade), hagan luego juntar córtes, é den en ellas » órden qué tributos se deban justamente imponer en >> los dichos mis reynos para sustentacion del dicho >>Estado Real dellos, con beneplácito de los dichos mis »reinos, para que los reyes que despues de mis dias >en ellos reynasen lo puedan llevar justamente "").»

Tales fueron los últimos actos de gobierno de esta magnánima reina, ordenados en el lecho y en las vísperas de la muerte. A pesar de la prolongacion de su enfermedad y del convencimiento de que no habia humano remedio para ella, el pueblo no podia resignarse con la idea de ver desaparecer el benéfico genio que tantos años habia velado por su felicidad y bienestar. Isabel, arreglados sus negocios temporales, no pensó ya mas que en aprovechar el breve plazo que le quedaba para dar cuenta á Dios de sus obras, bien que toda su vida hubiera sido una contínua preparacion para la muerte. Recibió, pues, los sacramentos de la iglesia con aquella fé y aquella tranquilidad cristiana que es símbolo de la beatitud. Cuéntase que para recibir el oleo santo de la extrema-uncion no consintió que se le descubrieran los pies, llevando en el

(4) Codicilo de la Reina Isabel. M. S. de la Biblioteca nacional. Tambien le insertaron los autores Томо х.

arriba citados á continuacion del testamento.

17

último trance el recato y el pudor al estremo que habia acostumbrado toda su vida (1). Finalmente, el miércoles 26 de noviembre (1504), poco antes de la hora del medio dia pasó á gozar de las delicias eternas de otra mejor vida la que tantos beneficios habia derramado en este mundo entre los hombres. Se haIlaba en los 54 años de su edad, y era el 30 de su reinado. Nunca sin duda con mas razon vertió el pueblo español lágrimas de dolor y de desconsuelo (2).

No estrañamos que un hombre como el ilustrado Pedro Mártir de Angleria, que acompañó tanto tiempo aquella magnánima reina, y conocia de cerca su bondad y sus virtudes, y se halló presente en su muerte, escribiera en aquellos momentos afectado y transido de dolor. «La pluma se me cae de las manos, » y mis fuerzas desfallecen á impulsos del sentimien»to: el mundo ha perdido su ornamento mas precioso, » y su pérdida no solo deben llorarla los españoles, á P quienes tanto tiempo habia llevado por la carrera de >la gloria, sino todas las naciones de la cristiandad, » porque era el espejo de todas las virtudes, el am» paro de los inocentes y el freno de los malvados: no »sé que haya habido heroina en el mundo, ni en los »antiguos ni en los modernos tiempos, que merezca

(4) Lucio Marineo Siculo, Cosas Memorables, fol. 187.

(2) «Por la muerte de esta princesa, dice Zurita, se dejó de vestir jerga por luto, como lo or

denó en su testamento, y asi no la vistió el rey, ni se ha usado despues aquel hábito de tan estraño duelo.» Rey don Hernando, lib. V. c. 84.

ponerse en cotejo con esta incomparable muger ().»

Con arreglo á su testamento tratóse seguidamente de trasladar sus restos mortales á Granada. Al dia siguiente una numerosa y lúgubre comitiva, compuesta de prelados, de grandes caballeros y de personas distinguidas de todas las profesiones, salió de Medina del Campo, lugar del fallecimiento de aquella inolvidable reina. Las lluvias que sobrevinieron á poco de la salida pusieron intransitables los caminos. El cielo parecia haberse cubierto de luto, puesto que todo el tiempo de aquel trabajoso viage no alumbró el sol la procesion funeral. Los rios y los torrentes inundaban los campos, y hombres, caballos y mulas se inutilizaban ó perecian en los barrancos y en los valles (2). Despues de mil penalidades y trabajos llegó al fin el triste cortejo con el precioso y venerando depósito al lugar de su destino (18 de diciembre), y los inanimados restos de la heróica conquistadora de Granada descansaron, en cumplimiento de su última voluntad, en el convento de San Francisco de la Alhambra, «á la sombra, como dice un elocuente escritor, de aquellas venerables torres musulmanas, y en el corazon de la capital que con su noble constancia habia recobrado para su reino (3).»

(1) Carta al arzobispo de Granada, don Fr. Fernando de Tala

vera.

(2) Se sabe el itinerario que llevó esta procesion luctuosa. De Medina fueron á Arévalo, de alli á Cardeñosa, Cebreros, Toledo,

Manzanares, Palacios, el Viso,
Barcas de Espeluy, Jaen, Torre-
Campo y Granada.

(3) Alli estuvieron hasta despues de la muerte de Fernando, en que habiéndose erigido el soberbio mausoleo de la catedral de

«Su urna, dice con mas laudable entusiasmo que >>> gusto de estilo el autor de las MEMORIAS DE LAS REINAS >>CATÓLICAS, debe ser adornada con estraordinarios > relieves. Ruecas, Abujas y Lanzas se pueden her>>manar en la que de tal suerte manejó las unas, que >no supo desairar las otras. Cruces, Mitras y Cetros >> debes poner por blason en la que militaba en sus >> conquistas por la fé; en la que empeñó su poder por restablecer la disciplina de la Iglesia; en la que fué >> irreconciliable enemiga de la supersticion. No quisie»>ra te distrajeses á formar inscripcion de la nobleza de >>sus ascendientes: dí que sabemos los padres; pero no » de quién heredó la heroicidad del ánimo. Manda >> hacer un gran plano de mármol en la frente de su >> urna para esculpir el epitafio; pero no te fatigues >>en discurrir elogios. Yo daré la inscripcion. En toda >>esa gran tabla no has de esculpir mas que esto: >>ISABEL LA CATOLICA. Pero puedes añadir lo >>que el Sábio dijo de la temerosa de Dios; ISPA LAU» DABITUR: por sí misma será ella alabada (1).»

Granada, en que so enterró aquel monarca, fueron trasladados allado de los de su esposo, segun ella habia dejado tambien prevenido

en su testamento.

(1) Florez, Reinas Católicas, tom. II. pág. 844.

CAPITULO XX.

REGENCIA DE FERNANDO.

De 1504 1506.

Proclamacion de doña Juana y don Felipe.-Córtes de Toro.-Reconócese la incapacidad de doña Juana y la regencia de don Fernando. -Descontento de los nobles de Castilla y su causa.-Disgusto del archiduque Felipe en Flandes y sus reclamaciones.-Intrigas de don Juan Manuel.-Prision del secretario Couchillos.- Alianza entre el rey de Romanos, el archiduque Felipe su hijo y Luis XII. de Francia contra el Rey Católico.-Lo que discurrió Fernando para deshacerla. Su casamiento con Germana de Foix, sobrina de Luis XII.: tratado con este monarca.-Disgusto y sentimiento que este enlace produce en Castilla.-La famosa concordia, llamada de Salamanca, entre Fernando y su yerno Felipe.-Salen doña Juana y don Felipe de Flandes para venir á España.-Borrasca en el mar: dispersion de la flota: arriban á Inglaterra.—Tratados entre Felipe y Enrique VII. -Doña Juana y don Felipe vuelven á embarcarse y vienen á la Coruña.-Celebranse las bodas del Rey Católico y la princesa Germana.—Adhesion de los grandes de Castilla al archiduque Felipe.— Niégase éste á cumplir la concordia de Salamanca.-Conflictos y turbaciones en el reino.-Célebre entrevista de Fernando y Felipe en el Remesal: su resultado.-Tratado de Villafáfila entre suegro y yerno.-Renuncia Fernando en Felipe el gobierno de Castilla: esclusion de doña Juana.-Segunda entrevista de suegro y yerno en Renedo.-Profundo disimulo de Fernando.-Despídese de los castellanos, y se vuelve á su reino de Aragon.

En la misma tarde del dia en que falleció la reina Isabel, y casi caliente todavía su inanimado cuerpo

« AnteriorContinuar »