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to matrimonios y enlaces de príncipes, hasta soñar en el del rey de Inglaterra con la reina doña Juana de Castilla; todo lo cual producia una série no interrumpida de contestaciones que traian contínuamente fatigado al Rey Católico, si bien nunca cedió ni quiso transigir un punto en cuanto á su derecho al gobierno de Castilla y al de su hija doña Juana, reconociendo el que á su tiempo competia á su comun nieto el príncipe Cárlos.

-Tanto le reconocia, que muchas veces instó al emperador á que enviase al príncipe á Castilla, asi para que se educase acá conforme á las costumbres del pais que estaba llamado á heredar y gobernar, como para asegurar la sucesion de los dos reinos; pues si llegára á acontecer que vacára el trono estando ausente el príncipe, y criándose aqui su hermano menor don Fernando, podria haber peligro de que los grandes se hubieran aficionado á este último y le prefirieran y proclamáran, de lo cual habia muchos ejemplos de reyes y príncipes de Castilla que tuvieron hermanos; mucho mas cuando por su tierna edad no era necesaria su presencia en Flandes, estando encargada del gobierno de aquel estado su tia la princesa Margarita, y amparándole con su favor y proteccion su abuelo. Proponíale ademas que se llevase allá al infante don Fernando, pues con esto se quitaria una ocasion de disturbios y un pretesto á las parcialidades, si por caso vacase el gobierno del reino, hallándose este pre

sente y ausente el otro ). Discurria en esto el rey de Aragon con gran sexo y prudencia, y parece que hablaba en profecía, segun los sucesos que vinieron despues.

Mas en vez de venir el emperador á tan razonable y honesto partido, tomó el de confederarse con los grandes de Castilla descontentos del rey, Los espías de Fernando, que los tenia en todas partes, prendieron en Pancorbo á un emisario del emperador que venia disfrazado de lacayo. Llamábase don Pedro de Guevara, y era hermano de don Diego de Guevara, valido que fué del rey don Felipe, el cual se habia refugiado á Flandes, fugitivo de España. Llevado á Simancas y puesto á cuestion de tormento, confesó su comision, y las inteligencias que mediaban, no sabemos si ciertas ó si supuestas, para libertarse de los dolores de la tortura, entre el emperador Maximiliano y algunos nobles de Castilla, entre los cuales nombraba al Gran Capitan, al duque de Nájera, al conde de Ureña y á varios otros (2).

Asi por informarse bien de lo que resultaba de las declaraciones del emisario preso, como para deshacer

(4) Zurita, Rey don Hernando, lib. VIII. c. 46.-Abarca, Reyes de Aragon, don Fernando el Católico сар. 17.

(2) Tambien fué preso y atormentado por la misma sospecha un criado del marqués de Villena, pero éste no descubrió nada, y persistió constantemente en defender

su inocencia, aunque se le torturó cruelmente hasta descoyuntarle y ponerle á punto de espirar. El emperador recibió tanto enojo de este hecho, que estuvo ya determinado â prender a todos los súbditos del rey de España que se balaban en Nápoles. Zurita, Anal. tom. VI. p. 173.

mejor con su presencia cualquier trama ó movimiento que se intentára contra su persona ó gobierno, determinó el Rey Católico á los principios del año siguiente regresar á Castilla. Hízolo viniendo por Extremadura; y como hubiese dejado á la reina doña Juana su hija en Arcos, lugar frio é insalubre para ella, pasó á buscarla llevando consigo á su hijo don Fernando. La reina, cuyo pálido rostro y pobres y desmañados vestidos descubrian su malestar intelectual y físico, mostró alegrarse de la ida de su padre, y obedeció gustosa la determinacion que éste tomó de trasladarla á Tordesillas (febrero, 1509). Verificóse la marcha de noche, como ella acostumbraba; yendo siempre delante y á su vista el féretro de su esposo, y haciéndole de dia exéquias en los pueblos. Aposentada en el palacio de Tordesillas, se depositó el cuerpo de su marido en el monasterio de Santa Clara, en que la reina podia ver su túmulo desde su misma habitacion. Aqui se encerró esta desgraciada señora, casi sin salir en el resto de su vida, que fué todavía muy larga, agena siempre á los negocios del reino, asi durante el gobierno de su padre como en el reinado de su hijo.

Tal era el estado de las cosas de Castilla en la segunda regencia del Rey Católico, cuando importantes sucesos esteriores vinieron á darles nuevo rumbo y nueva fisonomía.

CAPITULO XXIV.

CISNEROS.

CONQUISTA DE ORAN.

De 1508 à 1510.

Antiguos proyectos de Cisneros sobre la conquista de Africa.-Acógelos el rey.-Primera espedicion : toma de Mazalquivir.-Conquista del Peñon de la Gomera.-Empresa de Oran.-Anticipa el cardenal los gastos de la armada.-Convenio entre el rey y el arzobispo.Va Cisneros en persona á la conquista.-Batalla y triunfo de los es pañoles bajo el mando de Pedro Navarro.-Entrada de Cisneros un Oran.-Desavenencias entre el cardenal y el conde Navarro.-Vuelve Cisneros á España.-Mal comportamiento del rey con el prelado. -Modestia y sufrida conducta de éste.-Sucesos de Africa.-Conquista Navarro el puerto y ciudad de Bugía.—Sométense al Rey Católico, Argel, Tunez y Tremecen.-Ataque y toma de Trípoli: vigorosa resistencia de los moros: terrible mortandad.-Ida de don García de Toledo á Africa.-Funesto y memorable desastre de los españoles en la isla de los Gelbes.-Sus causas y consecuencias.-Suspéndese la conquista de Africa.

Ya en vida de la reina Isabel, y á persuasion del arzobispo de Toledo don Fr. Francisco Jimenez de Cisneros, hombre de elevados pensamientos y dado á las grandes empresas, habia habido el designio de llevar las armas cristianas al Africa y arrancar las ciudades de la costa berberisca del poder de los infieles. Encargado estuvo ya el conde de Tendilla de dirigir

y comandar la armada que se pensó enviar al litoral del continente africano; pero la muerte de la reina y las novedades que se siguieron en Castilla fueron causa de que se suspendiese aquella espedicion. A poco tiempo volvió á insistir el primado de España con el Rey Católico, regente del reino, en la conveniencia de que se realizára aquel pensamiento. Fernando acogió la empresa, para la cual le prestó el prelado toledano once cuentos de la moneda de Castilla, y no tardó en salir del puerto de Almería y cruzar las aguas del Mediterráneo una armada al cargo del valeroso don Diego Fernandez de Córdoba, alcaide de los Donceles, llevando consigo al entendido marino don Ramon de Cardona (agosto 1505). El resultado de esta espedicion fué apoderarse de la ciudad y castillo de Mazalquivir en la costa de Berbería (setiembre), puerto cómodo y muy importante para el comercio con Oran, de donde dista solo tres cuartos de legua, y á donde se refugiaron los moros que la defendian. Don Ramon de Cardona volvió á Málaga con la armada y con la noticia de aquella conquista, de que se alegraron todas las naciones de Europa. Pero mas adelante (en 1507), habiendo salido el alcaide de los Donceles `del fuerte de Mazalquivir é internádose hasta cuatro leguas con una hueste de mas de tres mil españoles, fueron estos asaltados y arrollados por numerosas tropas del rey de Tremecen, viéndose el valeroso gefe de los cristianos en gran peligro, y teniendo que

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