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sostener, atropellaban á los escuadrones que habian quedado detrás, y todos huian espantados, sin que apenas bastáran los esfuerzos del conde y de algunos caudillos á contener algun tanto el desórden y hacer que no fuera tan completo el estrago. Muchos sin embargo sucumbieron de ardor y sed, otros se ahogaron en el mar por la prisa de querer ganar las galeras, y hasta el mismo Navarro, tan valeroso y esforzado en otras ocasiones, participando de la general perturba cion, fué de los primeros que procuraron embarcarse. Entre muertos y cautivos quedaron aquel dia en los arenales de los Gelbes hasta cuatro mil españoles, y siendo entre todos doce mil, y poco mas de un centenar los moros armados, se dejaron arrollar de aquella manera tan desastrosa; bien que el clima suplió al número y á las armas enemigas, y la imprudencia y lemeridad de penetrar en tal estacion y sin precaucion alguna en tan áridos, pobres y ardientes desiertos quedaron bien expiadas (1).

Tal fué la desastrosa y lamentable jornada de la isla de los Gelbes. Navarro envió á España al valeroso Gil Nieto Ꭹ al maestre don Alonso de Aguilar para que comunicáran al rey la nueva de tan triste suceso. Sus

(4) Llevado el cadáver de don García de Toledo á poder del jeque, escribió éste despues de algunos dias al virey de Sicilia don Hugo de Moncada, que habiendo sabido que aquel gran señor que alli habia muerto era pariente del pey de España, le había puesto en

una caja y le tenia guardado para que dispusiesen de él. Don Garcia de Toledo era hijo mayor del duque de Alba, y padre del que despues se hizo tan famoso en el reinado de Felipe II.-Zurita, Rey don Hernando, lib. IX. c. 49.

consecuencias no fueron menos lastimosas (1). Los elementos parecia haberse conjurado contra las naves españolas en el mar como contra los hombres en los arenales de la isla. Furiosos temporales dispersaron las galeras de los que se habian embarcado en el puerto de los Gelbes, y unas volvieron al puerto y las mas corrieron la via de las costas de Sicilia. Navarro, despues de dejar por órden del rey á Diego de Vera la guarda y defensa de Trípoli, y de despedir los navíos que ganaban sueldo con tres mil soldados enfermos y mal parados (setiembre), corrió con algunas naves la costa entre los Gelbes y Tunez, pero una deshecha borrasca le puso á punto de perderlas todas: tres de ellas se abrieron, y otras fueron á parar á la isla de Malta (octubre, 1510), y el conde tuvo que limitarse á pasar el invierno doude mejor pudo con los restos de la armada (2).

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(1) Sandoval da algunos curiosos pormenores de la fatal jornada de los Gelbes. Lamenta el descuido de no haber llevado pan ni agua. Pinta el cuadro lastimoso que presentaban nuestros soldados por aquellos arenales, tirando unos de los carretones de la artillería, otros cargados de barriles de pólvora, otros con las balas á cuestas, y otros allanando el camino, y los gefes apaleándolos como á bestias para que anduviesen mas á prisa. Daban por cada trago de agua hasta veinte monedas de Trípoli, que llamaban tripolines. Pone las arengas de Pedro Navarro, describe la derrota y habla del refran que quedó en Castilla: Los

Gelves, madre, malos son de ganare. Hist. de Cárlos V. lib. I.

(2) Gomez de Castro, De rebus gestis Ximenii, lib. IV.-Bernaldez, c. 222.-Mártir, Epist. 435 á 457.-Zurita, Rey don Hernando, lib. IX. c. 19.

Sobre este tan importante y triste suceso, que produjo la suspension de la conquista de Africa, solo dice Prescott estas cortas palabras: «Con todo, en el mes siguiente sufrió (Navarro) un gran descalabro en la isla de los Gelbes, en donde quedaron muertos ó prisioneros cuatro mil de sus soldados.» Historia de los Reyes Católicos, tom. IV. c. 21.

El contratiempo de la isla de los Gelbes detuvo el progreso de las armas españolas en Africa durante el reinado de Fernando V. de Castilla, y fué tambien como el término de la gloriosa carrera militar del conde Pedro Navarro, aquel soldado brioso, pero áspero y rudo, á quien por desgracia hallaremos todavía despues, faltando á la fidelidad debida á su patria y á su rey.

CAPITULO XXV.

LA LIGA DE CAMBRAY.

Do 1508 & 1513.

Quiénes y con qué objeto formaron la liga.-Bases del convenio.-Guerra de los confederados contra Venecia.-Conducta de cada príncipe.-Recélase el papa del francés, y proyecta echarle de Italia.-Partido que saca el Rey Católico de estas desavenencias -Intenta Fernando establecer la Inquisicion en Nápoles.-Oposicion que encuentra en la capital y en todo el reino.-Alborotos; protestas enérgicas: peligros del inquisidor.-Desiste el rey de poner el Santo Oficio en Nápoles.-Otra liga llamada Santa.-Confederacion del papa, el rey de España y la república de Venecia contra los franceses.-Guerra.-Célebre batalla de Ravena: derrota de los aliados: muerte del duque de Nemours.-Consecuencias de esta batalla: nuevas combinaciones: decadencia de los franceses en Italia.-Carácter del papa Julio It.-Proyectos del pontifice contra el Rey Católico.-Tregua entre Fernando y Luis XII.-Batalla de Novara entre franceses y suizos.-Apuro eu que ponen los españo les á Venecia.-Gran triunfo de las armas españolas en Vicenza.Ultimos resultados de la liga de Cambray.

Al tiempo que estos sucesos pasaban en Africa, otros asuntos esteriores ocupaban la atencion del Rey Católico, como consecuencias de la liga de Cambray, una de las confederaciones mas ruidosas que se han

hecho entre las naciones, y de las mas notables por su objeto y circunstancias, la cual por lo mismo nos es fuerza dar á conocer.

El papa Julio II., deseoso de recobrar los estados y tierras de la Iglesia que la república de Venecia le habia ocupado en las guerras anteriores, promovió una confederacion entre todos los príncipes que tenian quejas ó reclamaciones contra aquella república por despojos ó usurpaciones que les hubiese hecho. En este caso estaban la Santa Sede, el emperador y rey de Romanos, el rey de Francia como duque de Milan, y el de España como rey de Nápoles. Las gestiones del papa dieron por resultado la liga ó concordia entre los soberanos de estas potencias que se ajustó en Cambray, ciudad del Norte de Francia, en 10 de diciembre de 1508. Las bases del concierto eran, que cada uno de estos príncipes para el 1.° de abril próximo habia de invadir con ejército las tierras y señorío de Venecia, y que ninguno desistiria de la guerra hasta que se hubiesen recobrado y devuelto á cada soberano las ciudades que cada cual alegaba haberle usurpado los venecianos. Las que el rey de Aragon y de Nápoles señaló por su parte fueron cinco; Trani, Bríndici, Gallipoli, Polignano y Otranto, empeñadas á la república por sumas adelantadas durante la última guerra. Tambien se procuró incluir en la confederacion á los duques de Saboya y de Ferrara, al marqués de Mántua y al rey de Navarra:

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