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á tanta costa como era de recelar, y anunciaba en un principio la tormenta que levantó su opúsculo.

Promuévese

las cortes.

Tras esto exasperados cada vez mas los enemigos que se disuelvan de las reformas, y viendo que cuanto intentaban otro tanto se les frustraba y volvia contra ellos, idearon promover que se disolviesen las actuales córtes, y se convocasen las ordinarias conforme à la constitucion. Lisonjeaba el pensamiento á muchos diputados, aun de los liberales, y retraia á otros manifestar francamente su opinion el temor de que se les atribuyesen miras personales ó anhelo de perpetuarse, segun propalaban ya sus émulos.

Para el golpe

la comision de constitucion.

En tal estado de cosas presentó el 25 de abril la comision de constitucion un informe acerca del asunto, siendo de parecer que deberian reunirse las córtes ordinarias en el año próximo de 1813, y no disolverse las actuales antes de instalarse aquellas, sino á lo mas cerrarse. Apoyaba la comision en este punto juiciosamente su dictámen, diciendo : « que si se disolviesen las córtes, sucederia forzosamente <que hasta la reunion de las nuevas ordinarias quedaria la nacion ⚫ sin representacion efectiva, y consiguientemente imposibilitada « de sostener con sus medidas legislativas al gobierno, y de inter« venir en aquellos casos graves que á cada paso podian y debian < ocurrir en aquella época. Y despues añadia que si se cerrasen las actuales cortes, pero sin disolverse, los actuales diputados ⚫ deberian entenderse obligados á concurrir á extraordinarias, si ‹ ocurriese su convocacion una ó mas veces, hasta que se constituyesen las próximas ordinarias. >

Por lo que respecta al mes en que convenia se juntasen las últimas que se llamaban para el año de 1813, opinaba la misma comision que en vez del 1o de marzo, como señalaba la constitucion, fuese el 1o de octubre, por quedar ya poco tiempo para que se realizasen las elecciones, y acudiesen diputados de tan distantes puntos, en especial los de ultramar. A la exposicion de la comision mesurada y sabia, acompañaba la minuta de decreto de convocatoria, y dos instrucciones, una para la península, y otra para América y Asia, necesarias por las circunstancias peculiares en que se hallaban los españoles de ambos hemisferios; acá con la invasion francesa, allá con las revueltas intestinas.

Se convocan las cortes ordina

En los dias 4 y 6 de mayo aprobaron las córtes el dictámen de la comision, despues de haberse pronunrias para 1813. ciado en pro y en contra notables discursos; con cuya resolucion vinieron al suelo hasta cierto punto los proyectos de los que ya presumian derribar, disolviéndose las córtes, la obra de las reformas, todavía no bien afianzada.

Campaña de Salamanca. Movimiento de Wellington.

de ambos ejércitos.

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Guerrilleros en Castilla.

Batalla

Avanza José de Madrid á Castilla Sexto ejército español: bloquea vaRevuelve Wellington contra Retírase José de Madrid. Publícase y júrase la constitucion. Proclama del general Alava.

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En

Fuertes de Salamanca. Los ataca Wellington. - Se apodera de ellos. Va Wellington tras del ejército de Marmont.. Movimientos de los franceses y de los ingleses en el Duero. Empieza Wellington á retirarse. Varias maniobras Sitúase Wellington cerca de Salamanca. de Salamanca. · Gánanla los aliados. Gracias concedidas á Wellington. Continuan retirándose los franceses. la Vieja. rios puntos. Toma el de Tordesillas. José.-Reencuentro en Majalahonda. tran los aliados en la capital. Wellington ataca el Retiro. Le toma. Reprehensible porte de Don Carlos de España. - Otras medidas desacertadas. Toma el Empecinado á Guadalajara. Abandonan el Tajo los franceses del centro, y se dirigen á Valencia. Trabajos que tuvieron en el camino. Algunos sucesos en Castilla la Vieja - La guarnicion de Astorga se entrega á los españoles. - Séptimo ejército español. Evacuan los franceses á Santander. - Sucesos de Vizcaya. Sale Wellington de Madrid, y pasa á Castilla la Vieja. — Sucesos en Andalucía. vantan los franceses el sitio de Cádiz. Marcha de Cruz Mourgeon sobre Sevilla. Evacua Soult á Sevilla. Arremete Cruz Mourgeon en Triana contra la retaguardia francesa. Downie. Entra Cruz en Sevilla. Sigue Soult su retirada hácia Murcia. Ballesteros. Reencuentros de este. -Se dirige por Córdoba á Granada.

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Va tras él en observacion el coronel Schepeler.—Entra Schepeler en Cór

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Sigue Drouet retirándose. - Entra en Granada el ejército de Ballesteros. Administracion francesa en las Andalucías. — Objetos de bellas artes llevados de las mismas provincias.— Sigue su retirada Soult. Acontecimientos en Valencia. Accion de

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Castalla. Discusiones sobre esto en las córtes. - Resoluciones de las cortes. Renuncia hace del que cargo de regente el conde del Abisbal. Se la admiten las córtes. Nómbrase regente á Don Juan Perez Villamil. Jura Villamil. Expedicion anglo-siciliana.

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Se le junta la division de Whittingham. Desembarca la expedicion en Alicante. Algunas maniobras y sucesos. Entra José en Valencia. — Llega Soult al reino de Valencia. Acomete Drouet el castillo de Chinchilla. Le toma. - Elio sucede á Don José Odonell en el mando del segundo y tercer ejército. Excursiones suyas en la Mancha. — Medidas de precaucion de Suchet. — Sucesos en Aragon. Sucesos en Cataluña. Situacion de Lord Wellington en Se le reune el sexto ejército español. Entran los aliados en Burgos. Atacan el castillo. Nombran las córtes general en gefe á Lord Wellington. — Incidentes que ocurren en este negocio. Desobediencia de Ballesteros. Se le separa del mando. Continua el sitio del castillo de Burgos. Descércanle los aliados. - Movimientos de los franceses. De José sobre Madrid. — Retiranse los aliados de Madrid. Estado triste de la capital. Don Pedro Sainz de Baranda. Entra José en Madrid. - Sale otra vez. Va José á Castilla la Movimiento de Wellington. Avanzan á Castilla la Vieja los

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ejércitos franceses de Portugal y el norte. rarse. Maniobras de los ejércitos.

Empieza Wellington á retiRepasa Wellington el Duero.

Unesele Hill. Wellington en Salamanca. - Júntase José á los ejércitos suyos del norte y de Portugal

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Pasan los franceses el Tórmes.

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Se reti

ran los ingleses via de Portugal. Desorden en la retirada. Cae prisionero el general Paget. Entra Lord Wellington en Portugal. — Pasan á Galicia y Asturias el sexto ejército español y Porlier. Defensa honrosa del castillo de Alba de Tormes. Cuarteles de Wellington en Portugal. Dividense los franceses. · Vuelve José á Madrid. Circular de Lord Wel

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lington. Pasa á Cádiz Lord Wellington. Recibo lisonjero que se le Varias disposiciones de la re

hace. Se le da asiento en las cortes.

gencia. Nueva distribucion de los ejércitos españoles. Pasa Welling

ton á Lisboa.

Campaña de

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Rumbo cierto y que conducia à puerto mas seguro Salamanca. y cercano, tomó ahora la guerra peninsular. Decidido Lord Wellington á obrar activamente en lo interior de Castilla, constituyóse, por decirlo asi, centro de todos los movimientos militares, que si bien eran antes muchos y gloriosos, carecian de union, y no estribaban en una base sólida, cual se requiere en la milicia para alcanzar prontos é inmediatos resultados.

á

Movimiento de

Empezó el general inglés su marcha, y levantó sus Wellington. reales de Fuenteguinaldo el 13 de junio. Llevaba repartido su ejército en tres columnas; la de la derecha, mandada por el general Graham, tomó el camino de Tamames; la del centro, cuyo frente se divisaba Lord Wellington, el de San Muñoz; y se dirigió al de Sancti Spiritus la de la izquierda mandada por Picton. Agregábase á la última la fuerza de Don Carlos de España, que formaba como una cuarta columna. El 16 se pusieron los aliados sobre el Valmuza, riachuelo á dos leguas cortas de Salamanca, cuya ciudad evacuó aquella noche el ejército enemigo, yendo la vuelta de Toro, despues de dejar unos 800 hombres en las fortificaciones erigidas sobre las ruinas de conventos y colegios que los mismos franceses habian demolido.

Fuertes de Sa

Tres eran los puntos fortalecidos que se contaban lamanca. en Salamanca, defendiéndose uno á otro por su posicion y distancia: el principal el de San Vicente, trazado en el sitio del colegio de benedictinos del propio nombre, que se hallaba colocado en el vértice del ángulo interior de la antigua muralla sobre un peñasco perpendicular al rio. Habian los franceses tapiado y aspillerado las ventanas del edificio, y unidole por cada lado con el antiguo recinto, tirando unas líneas que amparaban foso y camino cubierto, con escarpas y contraescarpas revestidas de mampostería. No resultaba encerrado dentro de aquellas el ángulo entrante del convento, y por eso le cubrieron con una batería de faginas, protegida de una pared ó muro atronerado, que tenia ademas por delante una empalizada. A la distancia de 250 varas levantábanse los otros dos fuertes ó reductos, el de San Cayetano

y

el de la Merced; el último cercano al rio. Llamábanse asi por haberse formado con los escombros de dos conventos de la misma denominacion, dispuestos por los franceses de manera que se convirtieron en dos fuertes con escarpas verticales, fosos profundos, y contraescarpas acasamatadas. Construyéronse varias obras á prueba de bomba, y otros reparos.

En el espacio intermedio de los puntos fortificados y en su derredor, como igualmente en otros parages, habian derribado los franceses para despejar el terreno, ó con otros intentos, muchos de los famosos edificios que adornaban á Salamanca. De veinticinco colegios, hubo veintidos mas o menos arruinados, señaladamente los de Cuenca y Oviedo, fundacion de los ilustres prelados Villaescusa y Muros; y el del Rey, magnífico monumento erigido en el reinado de Felipe II, segun el plan del muy entendido arquitecto Juan Gomez de Mora. ¡Suerte singular y adversa! Que cuanto la piedad y la ciencia de los españoles habia levantado en aquella ciudad, morada célebre del saber, casi todo fuese destruido ó trastornado por la mano asoladora de soldados de Francia, nacion por otra parte tan humana y culta.

Los ataca Wellington.

Servian las fortificaciones alli construidas, no precisamente para reprimir á los habitadores de Salamanca, sino mas bien para vigilar el paso del Tórmes y su puente, antigüedad romana de las mas notables de España. Como le dominaban los fuegos del enemigo, tuvieron los ingleses que pasar el rio el dia 17 por los vados del Canto y San Martin, asediando despues é inmediatamente los fuertes; para cuyo objeto destinaron la sexta division del cargo del general Clinton. Al penetrar los aliados por la ciudad, prorumpieron los vecinos en increibles demostraciones de júbilo y alegría, no pudiendo contener sus pechos aliviados repentinamente de la opresion gravosa que los habia molestado durante tres años. Corrian todos á ofrecer comodidad y regalos á sus libertadores; y á la hora del pelear hasta las mugeres anduvieron solícitas, sin distincion de clase, en asistir á los heridos y enfermos. Superabundaron á los aliados en Salamanca víveres y todo lo necesario, especialmente buena y desinteresada voluntad, muestra del patriotismo de Castilla que les causó profunda y apacibilísima sensacion.

Los 800 franceses que guarnecian los fuertes habian sido entresacados de lo mas granado del ejército, y sus gefes eran mirados como selectos: al paso que los aliados, azarosos en esto del sitiar, se sorprendieron al ver obras mas robustas de lo que se imaginaban, hallándose por tanto desprevenidos para atacarlas, sin municiones ni tren correspondiente. Conociendo la falta, dieron modo de abastecerse de Almeida; principiando empero los trabajos y el fuego que continuaron hasta el 20, en cuyo dia tornó á aparecer el mariscal Marmont, apoyada su derecha en el camino real de

Toro, su izquierda en Castellanos de los Moriscos, y colocado el centro en la llanura intermedia. Los aliados se situaron enfrente, teniendo la izquierda en un ribazo circuido por un barranco, el centro en San Cristóval de la Cuesta, y la derecha en una eminencia que hacia cara al Castellanos nombrado. Permanecieron en mutua observacion ambos ejércitos el 20, 21 y 22, sin mas novedad que una ligera escaramuza en este dia.

Tomaron por su parte diversas precauciones los sitiadores de los fuertes, desarmaron las baterías, y pasaron los cañones al otro lado del rio. Sin embargo el 22 levantaron una nueva, con intento de aportillar la gola del reducto de San Cayetano, y con la esperanza de apoderarse de esta obra, cuya ocupacion facilitaria la toma de San Vicente, la primera y mas importante de todas. Maltratado el parapeto y la empalizada de San Cayetano, resolvieron los sitiadores escalar el fuerte el 23, como asimismo el de la Merced, mas se les malogró la tentativa, pereciendo en ella 120 hombres y el mayor general Bowes.

En el propio dia Marmont, que ansiaba introducir socorro en los fuertes, varió de posicion tomando otra oblicua, de que se siguió quedar alojada su izquierda en Huerta de Tórmes, su derecha en las alturas cerca de Cabezavellosa, y el centro en Aldearubia. Lord Wellington, para evitar que al favor de este movimiento se pusiesen los enemigos en comunicacion con los fuertes por la izquierda del Tórmes, mudó tambien el frente de su ejército prolongando la línea, de forma que cubriese completamente á Salamanca, y pudiese ser acortada en breve, caso de una reconcentracion repentina se extendian los puestos avanzados á Aldealengua. El 24 antes de la aurora 10,000 infantes franceses y 1,000 ginetes cruzaron el Tórmes por Huerta; contrapúsoles Wellington su primera y séptima division, que pasaron tambien el rio, al mando de sir Thomas Graham, juntamente con una brigada de caballería: se apostó lo restante del ejército inglés entre Castellanos y Cabrerizos. Hora de mediodia seria cuando avanzó el enemigo hasta Calvarrasa de abajo; mas vislumbrando á sus contrarios apercibidos, y que estos le seguian en sus movimientos, paróse, y tornó muy luego á sus estancias del 23.

Se apodera de

Entre tanto recibieron los ingleses el 26 las muniellos. ciones y artillería que aguardaban de Almeida, y renovaron el fuego contra la gola del reducto de San Cayetano, en la que lograron romper brecha á las diez de la mañana del dia siguiente: al propio tiempo consiguieron tambien incendiar, tirando con bala roja, el edificio de San Vicente.

En tal apuro los comandantes de todos tres fuertes dieron muestra de querer capitular, pero sospechando Wellington que era ardid á fin de ganar tiempo y apagar el incendio, solo les concedió corLos minutos para rendirse, pasados los cuales ordenó que sin tar

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