Imagens das páginas
PDF
ePub

empeñadas y muy reñidas. Clamaron con vehemencia en la sesion del 17 de agosto contra tan vergonzosa rota los señores Traver y Villanueva, y en el caluroso fervor del debate acusaron á la regencia de omision y descuido, habiendo quien intentase ponerla en juicio.. En enero habian pedido aquellos diputados se mudasen los gefes, autorizando ampliamente á los que se nombrasen de nuevo, y aun habian indicado las personas que serian gratas á la provincia. La regencia se habia conformado con la propuesta de los diputados de dar plenas facultades á los gefes, mas no con la que hicieron respecto de las personas; disposicion notable y arriesgada si se advierte que el general en gefe y el intendente del ejército eran los señores Odonell y Rivas, hermanos ambos de dos regentes. Hizo resaltar este hecho en su discurso el señor Traver, y por eso y arrastrado de inconsiderado ardor llegó á expresar que no mereciéndole el gobierno confianza, los comisionados que se nombrasen para la averiguacion de lo ocurrido en la accion del 21 de julio fuesen ⚫ precisamente del seno de las cortes. ›

[ocr errors]
[ocr errors]

Concurrió tambien para enardecer los ánimos la poca destreza con que el ministro de la guerra, no acostumbrado á las luchas parlamentarias, defendió las medidas tomadas por la regencia; y el haber acontecido á la propia sazon la batalla de Salamanca, cuyas glorias hacian contraste con aquellas lástimas de Castalla : por lo que aquejado de agudo dolor exclamó un diputado ser bochornoso y de gran deshonra que al mismo tiempo que naciones extrangeras lidiaban afortunadamente por nuestra causa y derramaban su <sangre en los campos de Salamanca, huyesen nuestros soldados <con baldon de un ejército inferior en Castalla y sus inmedia‹ ciones. >

Resoluciones de las córtes.

Las córtes, aunque no se conformaron con la opinion del señor Traver en cuanto á que individuos de su seno entrasen en la averiguacion de lo ocurrido, resolvieron, oida la comision de guerra, que la regencia mandase formar la sumaria correspondiente sobre la jornada de Castalla, empezando por examinar la conducta del general en gefe; de todo lo cual debia darse cuenta á las cortes con copia certificada. Ordenaron tambien estas que se continuase y concluyese el proceso á la mayor brevedad, desaprobando el que se hubiese nombrado á Don José Odonell general de una reserva que iba á organizarse en la isla de Leon, segun lo habia verificado ya la regencia incauta é irreflexivamente. Entrometíanse las córtes adoptando semejante providencia mas allá de lo que era propio de sus facultades. Desacuerdo que solo disculpaban las circunstancias y el anhelo de apaciguar los ánimos sobradamente alterados. Consiguióse este objeto; mas no el que se refrenase con la conveniente severidad el escándalo que se habia dado en Castalla; puesto que al son de las demas terminó la presente causa: siendo grave y muy arraigado mal este de España, en

donde casi siempre caminan á la par la falta de castigo y la arbitrariedad; y hasta que ambos extremos no desaparezcan de nuestro suelo, nunca lucirán para él dias de felicidad verdadera.

Renuncia que hace del cargo

el

conde del Abisbal.

El golpe disparado contra Don José Odonell hirió de rechazo á su hermano Don Enrique, conde del1 Abisbal, regente del reino, quien, agraviado de algunas de regente palabras que se soltaron en la discusion, juzgó comprometido su honor y su buen nombre si no hacia dejacion de su cargo, como lo verificó, por medio de una exposicion que elevó á las córtes.

Se la admiten

las cortes.

Varios diputados, especialmente los mas distinguidos entre los de la opinion reformadora, se negaban a admitir la renuncia del Don Enrique, conceptuándole el mas entendido de los regentes en asuntos de guerra, empeñado cual ninguno en la causa nacional, no desafecto á las mudanzas políticas y de difícil sustitucion, atendida la escasez de hombres verdaderamente repúblicos. Muchos de la parcialidad antireformadora y los americanos fueron de distinto dictámen ; estos llevados siempre del mal ánimo de desnudar al gobierno de todo lo que le diese brio y fortaleza, aquellos por creer al del Abisbal hombre de partes aventajadas y de arrojo bastante para abalanzarze por las nuevas sendas que se abrian á la ambicion honrosa. Hubo tambien diputados que sensibles por una parte á lo de Castalla, de cuya infeliz jornada achacaban alguna culpa á Don Enrique por el tenaz empeño de conservar á su hermano en el mando, y enojados por otra de que se mostrase tan poco sufrido de cualquiera desvío inoportuno, ó personalidad ofensiva que hubiese ocurrido en la discusion, se arrimaron al dictámen de los que querian aceptar la dimision que voluntariamente se ofrecia: lo cual se verificó por una gran mayoría de votos en sesion celebrada en secreto. Esta resolucion apesadumbró al conde del Abisbal, quien arrepentido de la renuncia dada hizo gestiones para enmendar lo hecho. A este fin nos habló entonces el mismo conde; mas era ya tarde para borrar en las córtes el mal efecto que habia producido su exposicion poco meditada.

Nómbrase regente à Don Juan Perez Villamil.

Nació discordancia en los pareceres acerca de la persona que deberia suceder al conde del Abisbal, distribuyéndose los mas de los votos entre Don Juan Perez Villamil v Don Pedro Gomez Labrador, recien llegados ambos de Francia, en donde los habian tenido largo tiempo mal de su grado. El primero volvia con permiso de aquel gobierno; el segundo escapado y á escondidas de la policía imperial. Humanista distinguido Villamil y erudito jurisconsulto al paso que magistrado

1 Del Abisbal. Escribimos asi este nombre, porque comunmente se firmaba de ese modo: El conde del Abisbal. Mas el pueblo de donde tomó el título, en Cataluña, se escribe La Bisbal.

integro y adicto á la causa de la independencia, como autor que fue, segun apuntamos, del célebre aviso que dió el alcalde de Móstoles en 1808 á las provincias del mediodia, disfrutaba de buen concepto entre los ilustrados, realzado ahora con su presentacion en Cádiz. Pues si bien tornó á Madrid de Francia con la correspondiente licencia de la policía, y bajo el pretexto de continuar una traduccion que habia empezado años antes del Columela, mantuvo intacta su reputacion y aun la acreció con haber usado de aquel ardid solo para correr á unirse al gobierno legítimo. No obstante los que tuvieron ocasion de tratarle á su llegada á Cádiz advirtieron la gran repugnancia que le asistia en aprobar las innovaciones hechas, y su inalterable apego á rancias doctrinas y á la gobernacion de los consejos, tan opuestos á las córtes y sus providencias. Por eso desconfiando de él la parcialidad reformadora no pensó en nombrarle, sino que al contrario fijó sus miras en Don Pedro Gomez Labrador, á quien se reputaba hombre firme despues de las conferencias de Bayona, en las que, segun dijimos, tuvo intervencion, y se le creia ademas sugeto de luces é inclinado á ideas modernas ; principalmente viendo que le sostenian sus antiguos condiscipulos de la universidad de Salamanca, de que varios eran diputados, y alguno como Don Antonio Oliveros tan amigo suyo que meses antes anduvo allegando dineros en Cádiz para facilitarle la evasion y el costo del viage. El tiempo probó lo errado de semejante juicio.

Jura Villamil.

Disputóse de consiguiente la eleccion; pero vencieron en fin los antireformadores, quedando electo regente, aunque por una mayoría cortísima, Don Juan Perez Villamil, quien tomó posesion de su dignidad el 29 de setiembre de este año de 1812. La experiencia acreditó muy luego que el partido liberal no se habia equivocado en el concepto que de él formara, bien que al prestar Villamil en el seno de las cortes el juramento debido, manifestó entre otras cosas*: « que le <alentaba la confianza de que le facilitaria su desem< peño en tan ardua carrera el rumbo señalado ya de un modo claro y distinto por los rectos y luminosos principios del admirable código constitucional que las córtes acababan de dar á la < nacion española.» Expresiones que salieron solo de los labios, y cuya falsía no tardó en mostrarse.

[ocr errors]

(* Ap. n. 8.)

Volvamos á Valencia. Alli en medio de la afliccion que produjo Expedícion el desastre de Castella, repusiéronse los ánimos con anglo-siliciana. la pronta llegada de la expedicion anglo-siciliana ya enunciada. Habia salido de Palermo en junio: constaba de 6,000 hombres sin caballería á las órdenes del teniente general Tomas Maitland, y la convoyaban buques de la escuadra inglesa del Mediterráneo, bajo el mando del contra-almirante Hallowell. Arribó á Mahon á mediados del propio mes. Debia reunirsele, como lo veri

Se le junta la

division de Whittingham.

ficó, la division que formaba en Mallorca el general Whittingham, de composicion muy varia y no la mas escogida, cuya fuerza no pasaba de 4,500 hombres. Tomadas diferentes disposiciones, y juntås todas las tropas, salió de nuevo la expedicion á la mar en los últimos dias de julio, y ancló el 1o de agosto en las costas de Cataluña hácia la boca del Tordera.

Dió señales Maitland de querer desembarcar, pero dejó de realizarlo, conferenciado que hubo con Eroles, quien se acercó alli autorizado por el general en gefe Don Luis Lacy. Temian los gefes del principado no llamase sobradamente la atencion del enemigo la presencia de aquellas fuerzas, en especial siendo inglesas, y preferian continuar guerreando solos como hasta entonces, à recibir auxilio extraño; por lo cual aconsejaron á Maitland dirigiese el rumbo á Alicante, cuya plaza pudiera ser amenazada despues de lo acaecido en Castalla. Pareciéronle fundadas al general inglés las razones de los nuestros, y levando el ancla surgió el 9 de agosto con su escuadra en Alicante, saltando sus tropas en tierra al dia siguiente.

Desembarca la expedicion en Alicante.

Algunas maniobras y suce

SOS.

A poco, saliendo los aliados de aquel punto, avanzaron, y Suchet juzgó prudente reconcentrar sus fuerzas al rededor de San Felipe de Játiva, en cuya ciudad estableció sus cuarteles, engrosado con gente suya de Cataluña, y con dos regimientos que de Teruel le trajo el general Paris. Levantó en San Felipe obras de campaña, y construyó sobre el Júcar cerca de Alberique un puente de barcas. Era su propósito no retirarse sin combatir, á no ser que le atacasen superiores fuerzas.

Pudieron luego desvanecerse cualesquiera recelos que le inquietaran, porque el 19 volvieron á replegarse los aliados sobre Alicante, noticiosos de que se acercaba al reino de Valencia José con su ejército del centro. Súpolo Suchet el 23, y mas alentado mandó al general Harispe que se adelantase camino de Madrid para facilitar los movimientos del intruso. El 25 estaban ya reunidos todos, verificando en breve lo mismo, aunque muy mal parado, el general Maupoint, quien saliendo de Madrid con un regimiento de línea y algunos húsares, y habiendo libertado en su paso á Valencia la guarnicion de Cuenca estrechada de los nuestros, vióse acometido cerca del rio Utiel por Don Pedro Villacampa, y deshecho con pérdida de 2 cañones, de los bagajes y de mas de 300 hombres. Las fuerzas que traia José se componian de las divisiones de los generales d'Armagnac y Treilhard, de muchos destacamentos y depósitos de los ejércitos suyos de Portugal, del centro y del mediodia, de la division de Palombini, y de algunos cuerpos españoles á su servicio, inclusa su guardia real, ascendiendo la totalidad á unos 12,000 combatientes. Los militares

Entra José en

Valencia.

inválidos, los empleados y los que seguian á aquel ejército por sus compromisos aumentaban mucho la cuenta, subiendo el consumo á 40,000 raciones de víveres, y á 10,000 de paja y cebada. José entró en Valencia el 26 de agosto, esmerándose el mariscal Suchet en el recibo que le preparó.

Llega Soult al reino de Valen

cia.

Acrecidos en tan gran manera por esta parte los medios del enemigo, dificultoso era tomasen los aliados la ofensiva, y asi muchas de sus fuerzas mantuviéronse en Alicante; otras emprendieron acometimientos y correrías hacia la Mancha, en donde se juntaron con el general Hill: obligaban las circunstancias á obrar cada dia mas precavidamente. El mariscal Soult habia ido adelantándose hácia el reino de Valencia por el camino de Ciézar, despues de haber pasado el Segura en Calasparra. Su ejército habia padecido bastante; pues aunque no le molestaron los españoles, desamparando los moradores sus hogares, le escasearon mucho los mantenimientos y demas auxilios.

Púsose este en comunicacion el 2 de octubre con los ejércitos de Suchet y el centro, ocupando las estancias de Yecla, Albacete, Almansa y Jorquera. Pidió el mariscal Soult al rey José unos dias de reposo, indispensable para sus tropas harto cansadas, y conveniente para meditar con detencion el plan que debia adoptarse en dias apurados como los que corrian.

Chinchilia.

Le toma.

Entre tanto aquel mariscal no dejó ociosa una parte de su ejército, pues dió órden á Drouet, conde d'Erlon, gefe del quinto Acomete Drouet cuerpo y ahora tambien de la vanguardia, de que se al castillo de apoderase del castillo de Chinchilla, antiguo y de poco valer, guarnecido por 200 hombres que capitaneaba el teniente coronel de ingenieros Don Juan Antonio Cearra. En 3 de octubre embistieron los franceses el recinto, y abrieron brecha al cabo de pocos dias. Mantúvose el gobernador sordo á las propuestas que se le hicieron de rendirse, insistiendo en su negativa, hasta que el dia 8 tuvo la mala suerte de que cayese un rayo y le hiriese, matando ó lastimando á unos 50 de sus soldados. Forzoso se hizo entonces el capitular; pero se verificó con honor, y dejando sin mancilla el lustre de nuestras armas. En los primeros dias de setiembre habia tomado el mando del segundo y tercer ejército, como sucesor de nell en el mando Don José Odonell, el general Don Francisco Javier Elio, de vuelta á España del mando que vimos se le habia dado en el Rio de la Plata. Aunque su llegada no influyese notablemente en mejorar las operaciones de aquel distrito, no dejaron por eso de realizarse con ventaja algunas excursiones, sobre todo las ya indicadas de la Mancha que suyas en la Man- capitaneó el mismo Elío, en donde se recobró el 22 de setiembre el castillo de Consuegra, que tenia 290 hombres de guarnicion, despues de siete dias de resistencia esfor

Elio sucede à Don José Odo

del segundo y tercer ejército.

cha.

Excursiones

« AnteriorContinuar »