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blico y buena salida de la campaña, impidiendo se engrosasen las huestes del enemigo con aquellas tropas veteranas y muy aguerridas.

Carta del rey ȧ la regencia.

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Desde Gerona escribió Fernando á la regencia del reino la carta siguiente, toda de puño de S. M. Acabo de llegar á esta perfectamente bueno, gracias a Dios, y el general Copons me ha entregado al instante la carta de la < regencia y documentos que la acompañan : me enteraré de todo, ⚫ asegurando á la regencia que nada ocupa tanto mi corazon como darla pruebas de mi satisfaccion y mi anhelo por hacer cuanto ་ pueda conducir al bien de mis vasallos.

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Es para mí de mucho consuelo verme ya en mi territorio en ⚫ medio de una nacion y de un ejército que me ha acreditado una fidelidad tan constante como generosa. Gerona, 24 de marzo < de 1814. Firmado: YO EL REY.-A la regencia de España. Desazonó á los amigos de las córtes y de las reformas el contenido de esta carta, en la que tornóse al lenguaje ambiguo de las primeras, huyendo siempre de soltar prendas que comprometiesen las decisiones del porvenir. Las córtes no obstante abstuviéronse de dar muestras de descontento; y por el contrario dieron, dias despues, un decreto para levantar á la orilla derecha del rio Fluviá frente del pueblo de Báscara un monumento que perpetuase la memoria de lo ocurrido alli á la llegada del rey Fernando.

Monumento que decretan las córtes.

Dádiva del duque de Frias.

Tambien quiso el duque de Frias y de Uceda dar una prueba de señalado afecto á la persona de S. M., y de su ardiente deseo por verle de vuelta en el reino, poniendo de antemano á disposicion de las córtes mil doblones que debian darse de sobrepaga al ejército que tuviese la dicha de recibir al rey. Admitieron las cortes tan generosa dádiva ofrecida por un grande de los primeros de España, y que siendo aun conde de Haro, título de los primogénitos de su casa, habíase mantenido, durante la actual lucha, á la cabeza de un regimiento de caballería de que era coronel, honrándose en tiempos bélicos de servir á la patria con las armas quien en los pacíficos la ilustraba con sus versos y producciones literarias.

Antes de continuar hablando del viage del rey, parécenos oportuno volver la vista á lo que pasaba en las córtes y en el teatro principal de la guerra; dejando por ahora á S. M. en la ciudad de Gerona.

Trabajos y discusiones de las cortes.

Instaladas que aquellas fueron en 1o de marzo para dar principio á la legislatura ordinaria correspondiente al año de 1814, ocupáronse en las tareas que conforme á la constitucion debian llamar primero su cuidado; leyendo los ministros del despacho sus respectivas memorias, y el de hacienda los presupuestos de gastos

Presupuestos.

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y entradas, como tambien el de guerra el estado general del ejército. Poco discrepaban los trabajos presentados ahora en ambos ramos de los que acerca de lo mismo examinaron las córtes extraordinarias y ordinarias en setiembre y octubre anterior, causando solo enfado la diferencia que se advertia entre la fuerza armada real y disponible y la total que se pagaba: diferencia muy notable en verdad, nacida de la muchedumbre de comisionados y asistentes que se han consentido siempre en nuestro ejército, y de otros abusos de la administracion militar; roedora lepra, honda y muy añeja, de difícil y penosa cura, pero á la que ha de aplicarse tarde o temprano remedio eficaz y vigoroso, si se quiere en España órden y economía prudente en la inversion de los caudales públicos.

Secretarias.

Por lo demas siguiendo esta legislatura los pasos de la anterior, no se ventilaron por lo comun en ella cuestiones que acarreasen sustanciales reformas, no pudiendo el partido liberal aspirar á otra cosa sino á conservar lo hecho por las extraordinarias, ni tampoco propasarse el opuesto á indicar medidas de retroceso ó ruina. Dieron sin embargo ahora las córtes nueva planta á las secretarías del gobierno, en la que se atendió á la parsimonia y ahorro mas bien que à una atinada distribucion de negociados, y al pronto y conveniente despacho de ellos. Tambien aprobaron las mismas un reglamento para la milicia nacional, en la que estaban obligados á entrar todos los españoles, excepto contadas clases, desde la edad de 30 años hasta la de 50; siendo elegidos los oficiales, sargentos y cabos, ante los ayuntamientos y á pluralidad de votos, por las compañías respectivas, con la precision de usar todos del uniforme que alli se les señalaba. Reputábanse gefes natos de estos cuerpos los gobernadores ó comandantes militares de nombramiento real en los pueblos en donde los hubiese.

Dotacion de la

casa real.

Paró no menos la consideracion de las cortes la dotacion del rey y de la familia real. Fijóse aquella en cuarenta millones de reales al año, anticipando á S. M. por esta vez un tercio para los gastos que á su vuelta pudiesen ocurrirle. Agregábase á la suma en dinero la posesion de todos los palacios que hubiesen disfrutado los reyes predecesores del actual, y ademas los bosques, dehesas y terrenos que destinasen las córtes para recreo de S. M. Asignóse á cada uno de los infantes Don Carlos y Don Antonio la cantidad de 150,000 ducados pagaderos por tesorería mayor, y no se mentó al infante Don Francisco por hallarse ausente y al lado de los reyes padres, en quienes por entonces nadie pensó. Semejantes asuntos y otros debates á que dieron lugar en público ó en secreto las cartas del rey, su viage é incidentes análogos, consumieron en gran parte el tiempo de las sesiones del año que corria.

Impostor Audi

not.

No dejó tambien de robar alguno el negocio de un impostor que diciéndose general francés, y tomando el nombre fingido de Luis Audinot, ganado para ello por personas poco conocidas de Granada y Baza, pertenecientes á la parcialidad antireformadora, trató de comprometer y hacer odiosos á varios habitantes de aquellas comarcas y á los principales cabezas del partido liberal, señaladamente á Don Agustin Argüelles; figurando obraban estos de acuerdo con Napoleon y sus agentes, llevados del deseo de fundar en la Península una república bajo el título de Iberiana, apoyada y sugerida, á dicho del impostor, por el príncipe de Talleyrand. Invencion que si bien extravagante y ridícula, tenia aceradas puntas de perversa y atroz intencion; persuadidos los forjadores de que una patraña ó fábula cuanto mas inverosímil ó absurda aparezca, tanto mas ha de cundir y ser aplaudida entre la muchedumbre ignorante que la convierte en sabroso apacentadero de şu incauta y ciega credulidad. Dió por tanto este suceso pie á muchas hablillas, á varias proposiciones en las córtes, á una representacion del señor Argüelles pidiendo se le oyese judicialmente en desagravio de su honor ofendido, y al proseguimiento en fin de una causa que duró hasta despues de haber vuelto el rey á España; queriendo entonces ciertos y malos hombres aprovecharse de semejante maquinacion para empeorar la suerte bastante desdichada ya de los encarcelados por opiniones políticas. Pero felizmente hundiéronse tan dañinos intentos en el fodazal inmundo de la misma calumnia, acabando por confesar el supuesto Audinot, que aunque de nacion francés no era general, ni su nombre otro que el de Juan Barteau; implicando ademas en sus declaraciones á varios personages del partido antireformador, que mandaban á la sazon ó influian en los que mandaban : quienes temerosos de que se descubriese todo el enredo, apresuráronse á echar tierra al negocio, dejando solo y sepultado en un calabozo al impostor, que desesperado y fuera de sí suicidóse dentro de su prision.

Acontecimientos

Mientras tales sucesos y que lástimas ocurrian en lo militares. civil y político, caminaban dichosamente á su fin los asuntos de la guerra. Dada que fue la batalla de Orthez y hechos los movimientos que de ella se siguieron, quiso de nuevo el mariscal Soult tomar la ofensiva, temeroso de lo que iba á acontecer en Burdeos, y deseoso de distraer la atencion de Lord Wellington. En consecuencia revolvió el 13 aquel mariscal de Rabasteins, en donde estaban sus cuarteles, sobre Lembége y Conchez, amagando la derecha aliada. Afirmó entonces su puesto sir R. Hill detras del rio Gros Lées y de Garlin en el camino de Pau á Aire, reforzándole Lord Wellington con dos divisiones, quien hizo tambien ademan de reconcentrar toda su gente en las cercanías del último pueblo. Visto lo cual no insistió en su pensamiento el mariscal Soult, antes bien replegóse yendo la vuelta de Vie-Bigorre para evitar la lid.

Movimientos

del cuarto ejer

cito español.

Tras él fue el general inglés, habiéndosele juntado tropas suyas desparramadas por la tierra, reservas de artillería y caballería procedentes de España y otros refuerzos. Entre ellos enumerarse deben las divisiones de nuestro cuarto ejército que mandaba Don Manuel Freire, cuyas maniobras al pasar del Adour referimos ya, en las que prosiguieron favoreciendo despues el total acordonamiento de Bayona y las operaciones generales del ejército aliado : sucesos que con otros que entre sí se enlazan será bien narremos antes de ir adelante en la de los movimientos de Lord Wellington. La segunda division del cargo de Don Carlos de España púsose en un principio á la derecha del Adour para repasar en seguida este rio y situarse entre su corriente y la del Nive, á fin de coadyuvar al bloqueo de Bayona. Evolucion opuesta practicaron la cuarta division y las brigadas segunda y primera de la tercera y quinta que formaban ahora una nueva division llamada provisional, trasladándose esta y la otra á la derecha del Adour marchando rio arriba y uniéndose al movimiento del centro aliado, sin alejarse por algunos dias de aquellas márgenes, pisando ya una ya otra ribera, segun lo requerian las diversas operaciones de la campaña. Agregóse igualmente á los ingleses, pero á su derecho costado, la segunda brigada de la division que regia Don Pablo Morillo, quedando solo la primera en el cerco de Navarreins.

Auxilios que facilita Welling

ton.

A estas fuerzas habíales Lord Wellington suministrado auxilios desde que abrieron en union con su ejército la campaña del año anterior, que empezó en los lindes de Portugal. Dos millones de reales mensuales recibia el cuarto ejército de la pagaduría inglesa para el abono del prest y demas atenciones de la misma clase. Tambien tuvieron particulares socorros las divisiones de Morillo, España y Don Julian Sanchez, que aunque pertenecientes á aquel ejército, militaban separadamente y por lo comun cerca de las tropas inglesas. Fue asimismo muy atendido el ejército de reserva de Andalucía en tanto que se mantuvo en Francia y le gobernara Don Pedro Agustin Giron.

Cuando en este año de 1814 tornaron á marchar sobre Bayona las tropas del cuarto ejército, que meses antes habian regresado á España, no solo continuaron los ingleses suministrando los mismos auxilios en dinero, sino que ademas facilitaron víveres y otros recursos. Y queriendo Wellington acudiese tambien á Francia el ejército de reserva de Andalucía acantonado en la frontera, insinuóselo asi á su general, que lo era otra vez el conde del Abisbal de vuelta de la licencia que obtuviera para pasar á Córdoba á restablecer su salud. Mas dicho gefe respondió al inglés desabridamente poniendo muchos obstáculos, y pidiendo antes bien que se le permitiese internar sus tropas en los pueblos de Castilla la Vieja para darles algun descanso.

Conducta del conde del Abisbal.

y mejor temple, menesterosas y destrozadas de resultas de fatigas y grandes quebrantos, y tambien del abandono que suponia Abisbal haber habido en su disciplina y buena organizacion. Desazonó á Wellington semejante excusa y peticion extraña, ya por constarle no ser cierto estuviese aquel ejército en la disposicion que se le pintaba, ya tambien por haber recibido avisos de que siguiendo Abisbal secretas inteligencias con los diputados del partido antireformador, que encontró en Córdoba, ansiaba por acercarse á la capital para sostener con su ejército los proyectos de aquellos, y trastornar el gobierno y las córtes, presentada que fuese ocasion oportuna. Rehusóle por tanto Wellington avanzar á Castilla, y señalándole

Pasa à Francia el cuarto ejército español.

por acantonamientos las orillas del Ebro, no pensó ya en traerle á su lado enojado con él, por lo cual volviendo la vista al tercer ejército, dió órden á su gefe príncipe de Anglona, que se mostró comedido y tratable, de pasar con su gente á Francia en lugar del otro, franqueándole ademas un auxilio de seis millones de reales* y seis mil vestuarios. No verificó sin embargo Anglona su avance hasta los primeros dias de abril.

(*Ap. n. 24.)

Sigue Wellington moviéndose.

Continuemos ahora narrando las maniobras y marchas de Lord Wellington, las cuales dejamos mas arriba en suspenso. Reforzado aquel y muy animoso prosiguió moviéndose el 17 de marzo, llevando la derecha por Conchez, el centro por Castelnau y la izquierda por Plaisance. Fueron los franceses retírándose, aunque mantuvieron una gruesa retaguardia en los viñedos que circundan á Vic-Bigorre, aparentando querer sustentar una resistencia que no verificaron. Juntáronse los aliados en aquel pueblo y en el de Rabasteins, y encaminóse el enemigo durante la noche via de Tarbes.

El 20 divisábanse en esta ciudad los puestos avanzados de la izquierda francesa que se retiraba con el centro, apostada la derecha en los altos no muy distantes del molino de viento de Oléat. Avanzaron á la sazon los aliados, distribuido su ejército en dos masas ó columnas, resueltos á embestir á los contrarios, quienes en vez de aguardar continuaron su marcha retrógrada, y de dos caminos principales que de Tarbes guian á Tolosa, uno por Auch y otro por Saint-Gaudens, escogieron el último, y siguieronle hasta el mismo pueblo, en donde reunidas sus tropas le abandonaron en parte, tomando el otro las mas de ellas atravesando la tierra. Aligerado Soult de sus bagajes mas pesados y de muchos carros que Llega Soult á habia despachado antes, ejecutó su retirada á Tolosa Tolosa. con presteza, entrando en la ciudad el dia 24, sin que nadie le incomodase, ni le detuviese.

Tres dias de delantera llevaba el mariscal Soult á los aliados en su marcha, mas lentos estos por la precision de conducir pontones y otros materiales para reparar ó echar puentes y remover otros

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