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(39) M. de Rozières, maire d'Alby. Esta ciudad ha ejercitado con el general Romagosa y la guarnicion de Urgel, la mas noble hospitalidad. Los Españoles restituidos á su patria harán igual elogio de todas las ciudades del medio dia de la Francia; y la palabra del gran rey, ya no hay Pirineos, nunca habrá tenido mas perfecto cumplimiento.

(40) Recordaremos aqui las espresiones del príncipe de Metternich, en la carta que dirigió desde Verona al ministro austriaco en Madrid: » En una época no muy distante, asom» bró otra vez al mundo la España, con el valor, los sa» crificios y la perseverancia que opuso á la ambicion usur · pádora que intentaba privarla de su monarca y de sus leyes; y el Austria no olvidará jamas de cuanta utilidad le fué la noble resistencia del pueblo español, en un lance pa misma muy peligroso. »

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(41) En los diarios de este mismo mes, se ha visto la relacion de los efectos de una mision en la pequeña villa de Thouars, la que Berton, hace un año, escogió para teatro de su triunfo. Ni una sola excepcion ofrece la Francia entera, á los maravillosos efectos de estas predicaciones del Evangelio.

( 42 ) Habiendo oido decir que un autor inglés que en este momento leen mucho en Paris, ha entremezclado en una de sus novelas históricas las calumnias de Buchanan y Knox contra Maria Stuart, me parece del caso relatar, á favor de esta princesa, un testimonio que ni á los mismos partidarios de la filosofia podrá ser sospechoso. Es el de M. Gaillard (en su hist. de la rivalidad de la Francia y la Inglaterra ) : « Con>> fiéso que si hay, en mi concepto, un problema histórico >> resuelto, es el de la inocencia de Maria Stuart.... Si su vida >> entera es una prueba de su inocencia, su muerte fué de » ella una demostracion «.

(43) Esta obra está traducida en todos los idiomas de Europa. Se haria tambien un libro precioso de las hermosas páginas de politica religiosa que el abate de la Mennais publicó en el Conservador y en el Defensor, añandiéndoles cuatro capítulos de esta, elevada política que ese filósofo cristiano ha publicado este año, con estos titulos; De la santa alianza, de la revolucion de España, el 21 de enero, lo por venir. Esta coleccion presentaria unos principios de gobierno capaces de afianzar la felicidad y estabilidad de todas las monarquías cristianas.

(44) A la autoridad de Bossuet añadirémos la de Fene lon. Hácía el año 1709, dice un testigo ocular (M. de Ramsay), Jaime III moró algun tiempo en casa del señor arzobispo de Cambrai. M. de Fenelon tuvo varias conferencias con este joven principe, quien le escuchaba con veneracion y docilidad... Mostróle las ventajas que le ofrecia la forma del gobierno de su pais. » Todo principe, decia, debe ape» tecer tener un consejo supremo que modere su autoridad. » El primer modelo de los gobiernos es la autoridad pater»nal; todo buen padre ha de obrar de acuerdo con los >> mas sabios y esperimentados de sus hijos.... Cuando una continuaba, la autoridad suprema se halla fijada por >> las leyes fundamentales en uno solo, en algunos ó en mu→ » chos, es preciso tolerar los abusos inherentes á cada siste » må si no se les puede remediar con providencias co >patibles con el orden... Nunca se hallará la e

» vez,

» la humana sociedad mudando ó trastornando las > glas y formas establecidas. »

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de

Jaime III tenia entonces la esperanza próxima de que la reina Ana, su hermana la hija querida de Jaime II, no esperando tener hijos, le llamaria al trono. Este principe hubiera podido allanar todos los obstáculos, ejerciendo un solo acto del culto anglicano, mas rehusó constantemente; conducta heroica que transmitirá apenas á la posteridad una linea oscura de la historia, y cuya gloria está conservada para otro orden de cosas.

(45) Henrique IV no dejó en todo el tiempo de su reinado de emplear y recompensar á aquellos que le habian servido constantemente. Los protestantes se quejaron de él, mas podia contestárseles que, desde que le vieron rey de Francia, se separaron sucesivamente de su servicio, y que en el sitio de Amiens, ni uno solo se halló de los señores de aquel partido; cuando (segun refiere Mezerai, autor nada sospechoso á los protestantes) » los coligados se jactaron en « aquella grande circunstancia de haber sido los restau«radores del estado, como habian sido los defensores de « la religion »; por lo que dijo Henrique IV que conocia muy bien que aquellos hombres nunca habian sido enemigos de su persona pero si solamente de la secta ugonota. Esto esplica la conducta de Enrique IV, y sirve de impugnación á las sátiras que hicieron contra él. Este príncipe tenia el genio de la clemencia (perdóneseme la espresion), y no hubiera podido Bossuet decir de él, como de Cárlos I, que fue clemente hasta tener que arrepentirse. No encou

tro sino súbditos siempre fieles en todos aquellos á quienes habia juzgado que debia perdonar.

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>> En Francia, decia Burke treinta años hace >> alabar mas que la mansedumbre y amenidad de aquel » principe; pero se pone en oscuro y casi se hace desaparecer el carácter de vigilancia y vigor sin el cual no hu» biera merecido el nombre de grande. Es muy evidente el >> fin de esa política. El nombre de Henrique IV recor» daba la idea de la popularidad. Daba orgullo á los reyes » de Francia el venir de este héroe; su conducta y carác>> ter debia servirles de modelo. De manera que, bajo el am>> paro de este nombre venerado, todos los que conspiraban contra las leyes, la religion y el orden se esforzaban en persuadir á Luis XVI que podia renunciar las precaucioi del poder contra los designios de la ambicion. despues de haberle asi desarmado, fue cuando determinaron entregarle, él el clero, la nobleza, y los ma>>gistrados (los naturales apoyos del trono ) en manos de > los ladrones y asesinos, Mucho tiempo hay que esta maquinacion estaba tramada; debian los conspiradores ponerla en obra de todos modos segun las circunstancias; y aque» lla moda de colgar por todas partes retratos de Henrique » IV, era uno de los medios que se habian de emplear » para obtener el logro de aquel designio Medio verdade» ramente pérfido que pone asechanzas á los hombres y pierde con el mismo cebo de sus propias virtudes. »

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Muy sin razon se jactaba Carlos II de imitar la conducta de Henrique IV, su abuelo materno. Privó de su valimiento al canciller Clarendon que habia sido su consejero en el destierro, y le habia dirigido con mucha prudencia y juicio en los primeros años de la restauracion. No hacia caso de los servicios de los caballeros que se habian sacrificado por su padre, y dejó morir de hambre á Butler, el célebre autor del poema de Húdibras que tanto habia contribuido á atraer los espíritus á su partido, y cuyos versos recitaba incesantemente.

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Su ingratitud y la de su hermano eran de tal modo ingenuas é indignantes los mismos realistas leales que , que siguieron á Francia á este último, porque con su causa estaba unida la de la religion, han transmitido á sus descendientes, contra estos dos príncipes, un sentimiento de ira y menosprecio, cuya fuerza no ha pod do amortiguar un trascurso de ciento y veinte años; siendo así que, á pesar de las sátiras de los protestantes y las falsas alabanzas de los filóso

fos, el nombre de Henrique IV será siempre querido y ve nerado de la posteridad.

No es de olvidar sin embargo que Jaime II dió lustre á su desgracia con grandes virtudes, y que quiso noblemente que sus servidores fieles disfrutasen con él de los efectos de la munificencia de Luis XIV. Pero entonces ya no podia reparar las faltas que habia cometido cuando dominaba los consejos de su hermano ó cuando reinaba él mismo.

(46) M. de Lafayette, celebrando en su discurso de 4 de junio 1821 el triunfo de la revolucion en la restauracion, hizo contrastar este triunfo con una proclama fecha en Verona, en julio 1795; estas fueron sus propias espresiones. M. de Lafayette tenia razon, aquella declaracion, bien digna de un descendiente de Henrique IV, prueba cuanto llevamos dick Los historiadores adictos á los descendientes d citarán este documento siempre que hablarán de la res racion de 1814, añadiéndole la declaracion fecha en Hartwel, del 1 de enero del propio año, que fue publicada en Paris en los primeros dias de la restauracion.

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Se hallarán varios hechos sobre este importante asunto en mi escrito sobre la marcha del partido liberal, 2. ed p. 26, 27, 118 y 127.

(47) Esas clases de que habla M. Burke son las mismas categorias de que los liberales han hecho tanto cargo á la cámara de 1815, la cual sin embargo no adoptó la proposicion del diputado que opinaba se debian poner por obra los consejos de M. Burke, consejos que, algunos meses antes, habian sido sancionados por la verificacion entera de las predicciones de este grande estadista.

No sin razon se oponen los liberales á las categorias ; este es el medio de lograr que sus gefes queden impunes, y esto afianza el buen éxito de sus operaciones, á las que de este modo pueden volver á trabajar cuando quieren.

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No sin razon claman contra las reacciones dando este nombre á las medidas las mas conformes á la justicia: sin estas reacciones tendrian motivo de esperar que luego volverian á repetir ellos sus acciones.

No sin razon claman contra las purificaciones; porque sin ellas conservarian los empleos y el poder, que muy pronto les serviria para inutilizar las victorias de los pueblos y los reyes contra su enemigo comun.

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Claman ya los liberales contra las categorias reacciones y purificaciones de España. El uso de estas palabras los ha sa* Este documento se lee en los papeles realistas de 2 y 3 de abril 1814.

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lido bien una vez ; pero es de esperar que la seriedad y buen juicio del pueblo español y los actos de la regencia impedirán el que tengan ahora tan buen éxito.

( 48 ) Véase los documentos anexos al tratado de 25 de marzo de 1815. Les insertaron en el monitor del 17 de junio siguiente, en el cual las palabras aqui citadas estan puestas de letra cursiva. Buonaparte habia mandado distribuir antes aquellos documentos á sus cámaras de Pares y Representantes: no podia encontrar preliminar mas á propósito para la ley que debia proporcionarle un ejército.

(49) Parece que estos escritores han olvidado que pocos dias antes habian citado con la mayor aprobacion, los decretos de Mina y de Villacampa para ejercer la policia contra los facSembargo estos escritores son sugetos hábiles y

CIOS

straidos!!!

SUPLEMENTO.

NOTA que se refiere al Capitulo I.

› Muchos se han equivocado, dice M. de Pradt sobre la situacion de la España. Desde que reinaba la casa de Borbon, este pais habia hecho los progresos mas felices. Felipe V no contaba mas que ocho millones de vasallos cuando se hizo la paz que le aseguró el trono: bajo el reinado de Cárlos IV la poblacion se acercaba á doce millones; las riquezas habian tenido un incremento grandísimo las ciudades mudabán de aspecto; se estendian las artes, y la cultura de las letras iba cada dia en aumento; en una palabra, la España habia tomado su parte en los progresos generales de las sociedades Europeas. Daba aun mayores pasos hácia la prosperidad en razon de los recursos que ella sola posee. Habiéndose mejorado la administracion de sus Colonias, habia logrado ya grandes ventajas, y podia prometérselas mucho mayores en lo por venir. De modo que, en el espacio de diez años desde 1778 á 1788, los productos de la América española habian mejorado de setenta y cinco millones á doscientos y diez, en géneros, y en numerario, de ciento y diez millones á ciento setenta y cinco.

Calculese por este primer paso, que en su principio era muy poca cosa, lo que la España podia prometerse en lo sucesivo. La mayor parte de estos beneficios eran debidos á los principes de la casa de Borbon. »

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