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Entretanto, los revolucionarios españoles, imitando á los revolucionarios franceses, despues de haber proclamado la libertad de imprenta, privaban, pena de la vida, el públicar, y aun el manifestar en cartas particulares las violencias que se habian practicado en Madrid contra la persona del Rey, para obligarle á firmar la Constitucion : asi fue que la verdad de los funestos acontecimientos del de marzo no se supo en las provincias sino mucho tiempo despues. La ciudad de Burgos, capital de Castilla la vieja, fue la primera en que se hicieron reclamaciones en favor de la libertad del soberano contra estas violencias; pero, ¿que podian los pueblos fieles despues de rotos los vínculos que los unian entre sí por la destruccion de la autoridad real, contra un gobierno concentrado, que obraba con la actividad de los conspiradores, y que echaba en cara, á los débiles y á la muchedumbre, la sancion del rey? El teniente general Echavarriz, los principales del clero, y los vecinos mas notables de Burgos fueron víctimas de su fidelidad.

Entonces el cura Merino llamó á los habitantes de los pueblos que están entre Burgos y el Ebro, á defender la Religion y el Rey; Vinueza publicó un escrito con objeto de manifestar al pueblo los peligros que amenazaban á la Religion. Se levantaban partidas realistas en los lugares menos accesibles á las tropas regladas que se hallaban al mando de los revolucionarios, desde que el Rey firmó la constitucion. En fin el general Quesada, bajo las órdenes del teniente general Eguia, formó un pequeño ejército realista en las provincias Vazcongadas y en Navarra, en la primavera de 1822. El Trapense Don Antonio se apoderó de las fortalezas de Urgel; Besieres, de la plaza de Mequinenza; el teniente general Baron de Eroles al

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frente del ejército de la Fe, sujetó todo el valle del Segre, desde los Pirineos hasta las bocas del Ebro. dia 13 de agosto, el marques de Mataflorida, ministro de gracia y justicia de Fernando VII, salió de Tolosa, donde se habia refugiado, y formó, con el Arzobispo de Tarragona y el Baron de Eroles, aquella regencia de Urgel que se sostuvo cuatro meses contra el poder de las cortes. Los realistas evacuaron Urgel por falta de víveres; pero nunca han cesado de tener partidas en Cataluña y Aragon. Závala, en las provincias Vazcongadas, se da la mano con Merino, que está en Castilla la vieja, y este comunica con las partidas de Besieres, el cual, siendo dueño de Mequinenza desde ocho meses, combate á los constitucionales cerca de Madrid.

No se pueden esplicar de otro modo, la existencia y las operaciones de estos pequeños cuerpos realistas en todos los puntos de España, sino por la adhesion del pueblo entero. Desde tres años, Merino nunca ha dejado de mandar una partida en Castilla la vieja. Cuando ha sido atacado con fuerzas superiores, se ha retirado á los lugares mas escabrosos, y ha vuelto luego á ocupar los puntos que acostumbraba, entre Burgos y el Ebro. En los meses de setiembre y octubre últimos, el general Quesada ha ido de Navarra á Urgel, y ha vuelto á Navarra pasando por todo Aragon con 1500 hombres, sin que los constitucionales le hayan hecho perder ni uno solo.

Sin embargo la firma del Rey habia puesto en manos de estos, todo el ejército, toda la artillería, todas las plazas, las contribuciones, y el arbitrio de negociar sus empréstitos en Inglaterra y en Francia. Los partidos realistas, sin socorros estrangeros, faltos de armas y

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cursos,

han hallado toda su fuerza en la decision de la nacion española por la Religion y el gobierno de sus reyes.

CAPÍTULO VI.

Pruebas particulares sacadas de la conducta opuesta de los generales Castaños y Abisbal.

El general Castaños ha logrado todos los géneros de gloria.

En las primeras guerras contra los revolucionarios franceses, (en 1794) los combatió con habilidad y recibió heridas graves de las que aun lleva las señales. Despues de la paz, tuvo el valor político, menos frecuente aun que el guerrero, de contradecir al privado que señoreaba la España, el cual lo desterró de Madrid; en 1808, ganó contra un habilísimo general, el conde Dupont, la batalla de Baylen, la que obligó á Joseph Bonaparte á evacuar Madrid; en 1813, mandaba el principal ejército español que peleó en la batalla decisiva de Vitoria el duque de Wellington declaró que debia en gran parte el suceso de aquella jornada al general Castaños.

Despues de esta victoria, que presagiaba el regreso del rey Fernando, la regencia no quizo mantener en su empleo á un hombre fiel á la monarquía legítima, y le quitó el mando del ejército y la capitanía general de Castilla la vieja. El duque de Wellington declaró que la regencia habia faltado al honor y á la equidad, desempleando un general á quien su patria debia las mayores obligaciones. Sin embargo, el general Castaños obedeció, y escribió á la regencia : « He tenido la satisfaccion de entregar al mariscal de campo Freyre, en la frontera de Francia el mando que tomé en marzo de 1811 á la vista de Lisboa. ▾

Fernando, al llegar á España, dió á Castaños el mando

de Cataluña. Cuando la nueva invasion de los cien dias, este monarca destinó un ejército poderoso para auxiliar al gefe de su familia. No pudieron dejar de ser muy largos los preparativos despues de las pérdidas inmensas que la España habia sufrido en seis años de guerra contra Bonaparte. El general Castaños no pudo llegar al Rosellon hasta el 20 de agosto, y se retiró, como hemos dicho, el mismo dia en que tuvo el honor de conferirse con el duque de Angulema. Al regresar á España escribió al prefecto del Rosellon;

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«Las tropas y los habitantes, las autoridades y los gefes, « le dice, todos han ofrecido á la vista de la Europa el espectáculo mas interesante de las virtudes cívicas y mili» tares; la fiesta de S. Luis fue una verdadera fiesta de familia; el grito unánime de ¡ vivan los Borbones! era la espresion bien sincera de la union de nuestros senti>mientos, y de los deseos que nos animan de ver gloriosa » y feliz á esta augusta familia, cuyas ramas estendiéndose > sobre ambos tronos de Francia y de España, vuelven » á unirse con los vinculos de la mas estrecha alianza. >> Dos años despues, el general Castaños reprimió con energía la conspiracion de Lacy. El documento que vamos á citar es un monumento de su amor al Rey, y de la fidelidad de los pueblos.

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PROCLAMA.

Una conspiracion horrible, concertada al parecer por individuos de varias clases, y en que se hallan mezclados » los generales D. Luis Lacy, y D. Francisco Milans, que > en otro tiempo han hecho servicios tan singulares á la patria, debia llevarse á efecto la noche del 5 del corriente, siendo su objeto el trastorno del Gobierno, la res>titucion de la abolida Constitucion, y el despojo de la au

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» toridad que el Rey me ha concedido. Pero las enérgicas providencias que tomé desde el momento en que, por especial favor de la Providencia, tuve la primera indica>cion de tal atentado, desbarataron en su orígen las quimé»ricas maquinaciones de los sediciosos ,y acosados por todas partes, estan ya en prision casi la mayor parte de los » que hasta aqui pueden calificarse como tales, se practican diligencias activas para el descubrimiento de sus cómpli» ces ó cooperadores, y se persigue muy de cerca á los » que momentáneamente han podido abrigarse en las mon» tañas.

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» En medio de las aflicciones que me han rodeado es»tos dias, he tenido el particular consuelo de que, no » solo el pueblo de Barcelona, sino todos los de la provincia, lejos de haber tomado la menor parte en las » ideas de los sediciosos, los han mirado con el horror » que merecen, y auxiliado eficazmente á los encargados » de su persecucion y arresto: conducta que igualmente » ha observado el ejército y sus gefes, poniendo en el úl

timo grado de perfeccion la disciplina de los régimien»tos, puesto que solo dos compañías, sin oficiales del batallon ligero de Tarragona engañadas por su segundo » comandante D. Josef Quer, fueron las que por pocas » horas fundaron todas las esperanzas aéreas de estos desgraciados, que, , que, á pesar de sus esfuerzos, no han conseguido ni por un solo momento turbar la tranquilidad pública.

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Asegurada esta por la cooperacion con que han con» tribuido las primeras Autoridades del principado á sos• tener mis miras dirigidas á este fin y al mejor servicio » del Rey, me cabe la satisfaccion de anunciar á la provincia y al ejército que, descubierta la conspiracion, pre

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