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riendas del gobierno; y entre otras cosas ordenó previo el consejo de su madre y del cardenal don Pedro de Fox su tio, que nadie, pena dé la vida, apellidase bando de agramonteses ni beamonteses. Restituyó al conde de Lerin en el supremo cargo de condestable, del que se hallaba desposeida su casa hacia muchos años; le hizo donacion de va rios pueblos que habia recobrado de los çastellanos; y uso de igual liberalidad con otros caballeros. Esto le grangeó la voluntad de todos, y donde quiera se presentaban anuncios de un feliz reinado.

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El rey de Castilla don Fernando V, trató de casar con el de Navarra á su hija segunda doña Juana; pero la princesa doña Magdalena, influida por su hermano el rey de Francia Luis XI, enemigo mortal de Castilla, no solo rehusó este en lace, sino que témiendo la venganza de Fernando, sacó al hijo de Navarra contra su voluntad, y se le llevó á Bearne, donde á poco tiempo fué envevenenado. Atribuyeron unos este crímen al rey de Castilla, otros al conde de Lerin, en venganza de haber intentado matarle el rey antes de su salida para Francia; pero estas sospechas nunca han podido justificarse. Sucedió á Febo su hermana doña Catalina, que casó con don Juan de Albret ó Labrit, hijo y heredero de Aman de Labrit, el señor mas poderoso de la Guiana. Fueron estos los úl

timos reyes de la dinastía de Navarra

la

conquista que de este reino hicieron los reyes católicos, segun se dirá en su lugar (1)..

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(1) Las noticias concernientes á Navarra se han tomado principalmente de Moret y su continuador Aleson, teniendo tambien á la vista el útil compendio de la Historia de Navarra, publicado en 1834 por el señor Yanguas.

CAPÍTULO IX.

Origen, estado social y progresos de la monarquía de Granada.

La disolucion del imperio de los almohades que

siguió á la derrota de sus huestes en las Navas de Tolosa, hubiera probablemente acarreado la total ruina del mahometismo en el siglo XIII, ó cuando mas en el XIV, si los árabes no hubiesen concentrado el resto de sus fuerzas en una nueva monarquía, mas bien por una feliz combinacion de circunstancias, que por un premeditado designio. Entre las ruinas del antiguo trono musulman se cimentó el reino de Granada, que pudo resistir mas de dos siglos al poder de los cristianos, y que ha suministrado tantos hechos heroicos á la historia, tan bellos cuadros á la poesía, á las artes

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tan grandiosos monumentos, y tan gratos recuerdos á la posteridad.

Su territorio, aunque no muy estenso, abundaba en productos de toda especie: sus amenos valles y dilatadas vegas, por donde cruzaban cristalinos rios y numerosos canales, producian frutos en copiosa abundancia; y la parte montañosa encerraba minas de preciosos metales, y canteras de jaspes y mármoles de diversos colores. La poblacion de aquella tierra privilegiada, que siempre habia sido numerosa, se acrecentó en el siglo XIII con las gentes que de Sevilla y otros pueblos conquistados se refugiaban allá, huyendo de la dominacion cristiana. Asi es que nuestros historiadores hacen subir el número de habitantes de la ciu dad de Granada á mas de 2000, y á una cuarta parte los guerreros que podian salir de su recinto en caso necesario. Finalmente los cómodos puertos de Almería, Málaga y otros de menor importancia, facilitaban á los moros granadinos el modo de mantener un activo comercio esterior, segun haré ver mas adelante, despues de haber dado algunas noticias acerca del orígen y estado social de este reino en los siglos XIII y XIV, que fue el tiempo de su mayor prosperidad.

Despechado el rey Muhamad por el desastre de las Navas de Tolosa, se retiró á Marruecos, y renunció el mando á favor de su hijo Almostansir

Bila, haciendo que los xeques le prestasen juramento como sucesor suyo. Era este un mancebo de pocos años, y de ninguna disposicion para el gobierno; de manera que sus parientes y wasires lo mandaban todo. Almostansir encerrado en su harem se entregaba con desenfreno á los deleites; y csta disipacion acabó con él en pocos años. Los xeques deseosos de restablecer la disciplina y autoridad del vacilante trono, eligieron por su monarca al distinguido caudillo Almemun, gobernador de Sevilla.

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Quiso este corregir la ilimitada autoridad de los xeques almohades de los dos consejos, y escribió un libro contra la política y las leyes del Mehedí (1), manifestando sus inconvenientes, y intencion que tenia de corregir la constitucion del gobierno de los almohades. Inspiraba estas novedades al rey su wasir Abu Zacaria; siendo ambos de opinion que en un gobierno despótico no debia haber otra autoridad ni otras leyes que las de Dios y la voluntad del soberano (2).

Cuando los xeques almohades llegaron á conocer las miras de Almemun, determinaron contrarestarlas á toda costa; y anulando la eleccion de

(1) Fundador de la secta de los almohades.

(2) Conde, Historia de los árabes, tomo 2.o, capítulo 57.

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