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Las instituciones religiosas y civiles son las que determinan principalmente la moral pública y privada. Una religion pura, tolerante, sin mezcla de ignobles supersticiones, inspira clevados pensamientos, y hace al hombre benéfico y justo con sus semejantes, sea cualquiera la patria ó creencia de estos. Una legislacion protectora de los derechos individuales y la recta administracion de justicia, son otras dos causas que contribuyen eficazmente á los progresos morales. Cuando el hombre está seguro de coger tranquilamente el fruto de su trabajo, y de encontrar en los tribunales una autoridad protectora, respeta la sociedad, acata las leyes, obedece al gobierno, y teme vulnerar los derechos de sus conciudadanos.

En la edad media hubo otra institucion que influyó favorablemente en las costumbres, y fue la caballeria. Mientras esta floreció fueron frecuentes los rasgos de heroismo, de noble desinteres, de amparo á los desvalidos, de pundonorosa galanteria con el bello sexo. "Entonces era cuando un rey de Aragon (1) mandaba que cualquiera,

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(1) Don Jaime II fue quien lo determinó en una ley: el original latino dice asi: statuimus quod omnis homo, sive miles, sive alius qui iverit cum dominâ generosà, salvus sit atque securus, nisi fuerit homicida. De Marca, Marca hispanica, página 1428.

fuese caballero ó de otra clase que acompañara á una dama, no pudiera ser detenido ni inquietado, á menos que hubiese cometido algun homicieidio." Entonces era cuando cristianos y moros competian en generosidad y respeto á las damas; cuando sitiada una de estas en Martos, dijo á los moros que no era decoroso cercar á una débil muger; que no estando alli el gobernador su marido, fuesen á buscarle donde se hallaba, y ellos obedecieron.

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Viniendo ahora al reinado de Isabel, podemos decir sin exageracion que ella hizo caminar de frente la civilizacion intelectual y la moral, cuidando de esta con tal esmero, que la sociedad tan pervertida en el anterior reinado, adquirió nuevos hábitos de moderacion, justicia y tolerancia. Observóse esto principalmente en la conducta que se tuvo con los moros, á quienes se guardaban religiosamente las condiciones prometidas en los convenios. Llegó á tanto la escrupulosidad de los reyes católicos en este punto, que aun cuando mediase la mayor utilidad en el quebrantamiento de las estipulaciones, siempre rechazaron este medio injusto, como indigno de su grandeza.

Cualquiera que violase la fe ó seguro dado á los moros despues de rendidos, debia contar con un castigo severo é inevitable. En él incurrieron varios conductores y marineros que conduciendo al Africa con permiso de Isabel muchos habitanTomo II.

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tes de Ronda y otros pueblos conquistados, los robaron desapiadadamente. Tambien fue castigado severamente Juan del Corral, escudero de Diego Lopez de Ayala, porque tomando el nombre de los reyes habia conseguido engañar al rey moro de Granadà, sacándole bajo falsas promesas cierta cantidad de doblas y cautivos.

No se cumplió con menos exactitud la palabra dada á los moros rendidos de no obligarlos á abrazar la religion cristiana, á cuyo fin espidieron los reyes católicos dos Cartas ó reales Provisiones, una en Sevilla á 27 de enero de 1500, y otra en 18 de febrero del mismo año. En una y otra empeñan Isabel y Fernando su palabra real de no consentir, ó dar lugar á que ningun moro se haga cristiano por fuerza: "é Nos queremos, decian, que los moros nuestros vasallos sean asegurados é mantenidos en toda justicia, como vasallos é servidores nuestros (1)."

La prohibicion de los espectáculos sangrientos contribuyó no poco á mitigar la ferocidad de las antiguas costumbres, adquirida en una guerra casi incesante, que habia durado tantos si

(1) Memorias de la Academia de la Historia, tomo 6.o,

ilustracion 15.

glos (1). A tan laudable fin ayudaron tambien los eclesiásticos promovidos por Isabel á las mayores dignidades, con la predicacion de una moral mas conforme á las máximas del Evangelio.

Por su parte la reina con su conducta privada y pública ofrecia un dechado de la mas pura moral, mezclada con tal rectitud en la administracion de justicia, que los malvados no osaban levantar su abatida frente, y los ciudadanos laboriosos gozaban en inalterable paz el fruto de sus tareas. El concepto general que se habia grangeado Isabel por su bondad, rectitud y entereza, inspiró á sus súbditos aquel amor mezclado de respeto que produjo naturalmente la obediencia á las leyes, el temor saludable de la autoridad pública, la seguridad, el sosiego y la felicidad de Castilla.

"En todos sus reinos, dice Fernando del Pulgar (2), poco antes habia homes robadores é cri

(1) «Era costumbre de los cristianos que entraban á correr las fronteras de los moros, traer las cabezas de los enemigos muertos pendientes de los arzones, y darlas á los muchachos de sus pueblos para azorarlos á la guerra contra los mahometanos, al modo con que se solia adestrar y cebar dándoles los despojos de la caza, á los perros y á los gerifaltes." Memorias citadas de la Academia, tomo 6.o, ilustracion 15.

(2) Crónica, parte 2.a, capítulo 95.

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minosos que tenian diabólicas osadias, é sin temor de justicia cometian crímenes é feos delitos. E luego en pocos dias súpitamente se imprimió en los corazones de todos tan gran miedo, que ninguno osaba sacar armas contra otro, ninguno osaba cometer fuerza, ninguno decia mala palabra ni descortés: todos se amansaron é pacificaron, todos estaban sometidos á la justicia, é todos la tomaban por su defensa. Y el caballero y el escudero que poco antes con soberbia sojuzgaban al labrador, é al oficial, se sometian á la razon, é no osaban enojar á ninguno por miedo de la justicia que el rey é la reina mandaban ejecutar. Los caminos ansimesmo estaban seguros; é muchas de las fortalezas que poco antes con diligencia se guardaban, vista esta paz estaban abiertas,.porque ninguno habia que osase furtarlas, é todos gozaban de la paz é seguridad.

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