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CAPÍTULO XIII.

Progresos industriales de los españoles en tiempo de los reyes católicos.

Infatigable perseverancia, y casi sobrehumanos esfuerzos se necesitaban para reparar los gravísimos males que aquejaban á la monarquía castellana, cuando los reyes católicos se encargaron del mando. Desalentada la agricultura, los campos casi desiertos, los talleres abandonados, arruinado el comercio por falta de productos, por el descrédito del gobierno, y por la alteracion de la moneda; caminaba rapidamente el estado á una espantosa bancarrota, á una disolucion social.

La grande Isabel tomó á su cargo la curación de tan perniciosas dolencias. Afianzada la tranquilidad interior, seguros los caminos, y respetada la

autoridad pública, el primer cuidado de la reina fue restablecer la confianza con el exacto cumplimiento de sus estipulaciones y promesas. El puntual pago de las obligaciones pecuniarias contraidas para la guerra de Portugal dió tanto crédito al gobierno, que para la de Granada se le proponia ya abrir dentro de España un empréstito de cien millones; lo cual pocos años antes se hubiera tenido por un proyecto quimérico y desatinado (1).

El interes individual alentado al ver sentadas en el trono la justicia y la buena fe, se dió con afan á cultivar los diferentes ramos en que estriba la pública prosperidad; y los reyes ansiosos de promoverla, dictaron una multitud de providencias con este fin, en la mayor parte muy acertadas. Tales fueron las relativas á facilitar las co

municaciones interiores con nuevos caminos y puentes, la construccion de acequias para riego, la conservacion de los montes por medio de nuevas ordenanzas, la igualacion de pesos y medidas, señalando el marco de Burgos para los pesos, la vara de Toledo para los espacios, los patrones de la misma ciudad para las medidas de líquidos, y los de Avila para los áridos.

(1) Memorias de la Academia, ilustracion 11, página 236.

Fomentose mucho el plantío de viñas en Granada y demas poblaciones de Andalucía que habian ocupado últimamente los moros; se suprimieron las imposiciones, servicios y montazgos sobre los ganados trashumantes; se permitió el libre paso de ganados, mantenimientos y mercaderias de los reinos de Castilla á los de Aragon; se dio libre facultad á los moradores de cualquier pueblo para pasar á vivir á otro, llevando sus ganados y frutos si les acomodase, derogándose cualesquiera estatutos ú ordenanzas en contrario. Tambien se concedió á los estrangeros que vinicsen á establecerse en los reinos de Castilla, exencion de todo pecho y tributo por diez

años.

Natural era que con tales disposiciones, y con la declarada proteccion de Isabel recibiesen grandes mejoras la agricultura, la industria y el comercio. En cuanto á la primera, aunque por los documentos publicados hasta el dia no podamos formar un exacto juicio acerca de su verdadero estado, las descripciones que se leen en algunos escritores de aquel tiempo nos hacen concebir una alta idea de su prosperidad. Ellos encarecen la fertilidad del suelo que rendia toda clase de productos, aun de los mas opuestos climas; nos pintan las montañas cubiertas de viñedos y át boles frutales; los valles y las vegas rebosando en fru

tos con toda la pujanza y lozanía de una vegetacion meridional; y muchos distritos que ahora yacen casi desiertos, donde apenas encuentra el viajante rastros de camino ó de humana habitacion, provistos entonces de abundantes recursos para alimentar ciudades populosas (1).

Por falta de datos estadísticos tampoco podemos formar juicio del estado de las manufacturas en aquella era; sobre lo cual se ha escrito con variedad en estos últimos tiempos. El señor Capmany, que a veces quiso singularizarse por medio de á un escepticismo poco fundado, supone que en Castilla no se fabricaban mas que paños ordinarios para el consumo interior. Pero lo contrario resulta de los testimonios de Marineo Siculo y Navagero, que alaban los paños finos y la fabricacion de armas de Segovia; las sedas y terciopelos de Granada y Valencia; las fábricas de lana y seda de Toledo, que daban ocupacion á diez mil artesanos; y las primorosas obras de plateria que se fabricaban en Valladolid.

Por muchas de las pragmáticas espedidas en

(1) Mr. Prescott History of Ferdinand and Isabella, tomo 3.o, página 461. El autor apoyado en Marineo Siculo y Navagero cita en prueba los territorios de Toledo y Madrid, que en aquellos tiempos abundaban en granos, vinos, frutas y otras producciones.

tonces se viene tambien en conocimiento de los progresos que se habian hecho en las manufacturas y las fábricas de la monarquía castellana. "La misma abundancia de Ordenanzas gremiales, dice el señor Clemencin (1), no obstante el vicio esencial que llevan consigo por las limitaciones que ponen á la libertad, manifiesta que se multiplicaban los operarios y traficantes; que sus profesiones eran atendidas y honradas; que se subdividian los oficios; que los artesanos temian la concurrencia, y en resolucion que se acrecentaba la industria. Por lo que hace á Cataluña, el señor Capmany cita la carta escrita en 1491 por Gerónimo Paulo á un amigo suyo residente en Roma, haciéndole una exacta descripcion de lo mas primoroso que entonces contenia Barcelona. Entre los artefactos que celebraba de aquella ciudad, y que en aquel tiempo eran muy estimados en la misma córte romana, encarecia la vagilla de loza, antiguamente muy apreciada: todo género de cuchilleria, y en especial las navajas de afeitar, y las herramientas quirúrgicas; las mantas de cama; la cristaleria У vaseria de vidrio, que disputaban la preferencia á las de Venecia (2).

(1) Memorias de la Academia, tomo 6.o, páginas 261 y 262.

(2) Memorias históricas sobre la marina, comercio y

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