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CAPÍTULO XIV.

Progresos intelectuales de los españoles en el mismo período.=Establecimiento de la Inquisicion.

La restauracion de la antigua literatura grie

ga y latina, y el descubrimiento de la imprenta son dos acontecimientos que en el siglo XV dieron un rápido impulso' á la civilizacion europea. La Italia, que en el siglo XIV produjo al Dante, genio sublime, poeta eminentemente original y creador, y el nombre mas ilustre con que se honra la poesia de la edad media: debia ser la primera que restableciese la literatura latina, como nacida y perfeccionada en su mismo suelo.

El Petrarca, gran poeta tambien, aunque en otro género más señalado por la ternura de los afectos y la elegancia del estilo, que por la elevacion de los pensamientos; fue uno de los que mas

trabajaron para el descubrimiento y correccion de . los antiguos manuscritos latinos. Distinguiéronse tambien en tan gloriosas y dificiles tareas, Bocacio, Coluccio Salutato, Poggio y otros menos conocidos, á quienes debemos el texto correcto, por lo menos inteligible, de los clásicos latinos, que estaban muy viciados por la ignorancia de los

copiantes.

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La obra de la restauracion comenzada en el siglo XIV por el Petrarca, continuó con tanto celo en el XV, que segun Tiraboschi el descubrimiento de un manuscrito hacia tanta sensacion como la conquista de un reino. Coincidió con esta fermentacion literaria de los italianos la venida de algunos sabios griegos, que previendo la ruina de su patria, se refugiaron en el Occidente, y hallaron una proteccion generosa en el Papa Nicolao V, en Cosme de Médicis, y en don Alonso V, rey de Nápoles y Aragon. La pérdida de Constantinopla trajo á Italia otros sabios emigrados del imperio griego, que contribuyeron á aumentar el crédito y la aficion á la literatura na. cional de su pais. Casi al mismo tiempo los alemanes Fust, Schoeffer y Gutemberg se inmortalizaban descubriendo y perfeccionando gradualmente la imprenta, el arte mas útil que nos presentan los anales del género humano.

Este gran movimiento literario apenas se sin

tió en el anárquico reinado de Enrique IV, durante el cual se agostaron las tempranas flores que habia producido el campo de la literatura bajo la favorable proteccion de don Juan II. Pero felizmente volvieron á brotar con doble pujanza, cuando despues de haber pacificado el reino, y asegurado la tranquilidad interior, pudieron los reyes católicos dedicarse á promover la cultura intelectual. Tuvo en esto la principal parte Isabel, mas dada al estudio que su marido, quien habiendo pasado su juventud en los campamentos militares, no habia podido recibir una educacion literaria. La de Isabel, aunque no muy esmerada, bastó para inspirarle en el retiro de Arévalo aficion al estudio y á la meditacion, á que ella naturalmente propendia. Entonces aprendió algunas lenguas vivas, y despues siendo reina se dedicó al latin; idioma que por lo comun cultivaban esclusivamente los literatos, y el único que solia mirarse como digno no solo del culto religioso y de las ciencias, sino tambien de las negociaciones políticas (1).

Empezó Isabel su grande obra del fomento de la cultura nacional por la educación de sus

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(1) Memorias de la Academia, tom. 6, Ilustracion 16, pág. 397.

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hijos; á cuyo fin se valió de distinguidos maestros, asi nacionales como italianos. Las infantas adquirieron conocimientos superiores á los que por lo comun se encuentran en su sexo, bajo la direccion de los dos hermanos, Antonio y Alejandro Gerardino, naturales de Italia: el príncipe heredero, don Juan, tuvo por maestro á Fr. Diede Deza, que murió electo arzobispo de Toledo. Educábanse juntamente con el príncipe diez jóvenes de la mas alta nobleza, cinco iguales á aquel en edad, y otros cinco ya mayores, para combinar de este modo las ventajas de la educacion pública y privada (1).

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No contenta con esto Isabel, llamó á la corte á Pedro Martir de Anglería, sabio italiano que pocos años antes habia venido á España con el conde de Tendilla, y le encargó que abricse una escuela para instruccion de los jóvenes pertenecientes á la clase de la nobleza. El objeto era ilustrar á esta para hacerla mas morigerada, mas adicta al orden público, y mas obediente á las leyes. El resultado llenó los deseos de Isabel: la casa de Pedro Martir se llenó de discípulos, convencidos de que el estudio de las letras, lejos

(1) History of Ferdinand and Isabella, tom. 2.o, pág. 189.

de estorbar ayuda mucho á la profesion de las armas (1) Contribuyó tambien á esta enseñanza otro docto italiano, Lucio Marineo Siculo, que despues de haber desempeñado en Salamanca con grande aplauso una cátedra de gramática y poesia, fue llamado á la corte, donde abrió escuela para esplicar los autores clásicos y en especial los latinos.

Fue tal la emulacion de los nobles, que todos á porfia querian distinguirse en las letras, como acreditan el testimonio de Pedro Martir y de Marineo (1), y el celo con que algunos sugetos de los mas ilustres se dedicaron á la enseñanza pública. En la escuela de Salamanca esplicó á Ovidio y á Plinio don Pedro Fernandez de Velasco, nieto del buen conde de Haro, que andando el tiempo suce

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(1) Pedro Martir, epist. 115.

(2) Suxerunt mea litteralia ubera Castellæ principes fere omnes, dice Pedro Martir en la epístola 662, y Marineo se esplica asi: Isabella præsertim regina magnanima, virtutum omnium maxima cultrix. Quæ quidem multis occupata negotiis, ut aliis exemplum præberet á primis grammaticæ rudimentis studere cæpit, et omnes suæ domus adolescentes utriusque sexus nobilium liberos, præceptoribus liberaliter et honorifice conductis crudiendos commendabat. Parte última del discurso que Lucio Marineo dirigió al emperador Carlos V, inserta en el apéndice 16, tomo 6 de Memorias de la Academia.

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