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colta. Y cuando atento atalayaba aquel una y otra orilla del Turia, acercóse al pueblo un batallon español, dando indicio de querer penetrar por las calles. Al instante los pocos franceses que habia se pusieron en ademan de defender á su gefe, y aparentando ser muchos, engañaron á los nuestros que pronto se alejaron.

Por su parte Dou Joaquin Blake anduvo lento y escaso en tomar medidas. Los batallones que de Valencia debian reforzar á Zayas llegaron tarde, y tampoco hubo providencia notable que enmendase en algo el precipitado repliegue de Mahy, ó que contribuyese á prolongar la resistencia en Chirivella.

Mahy con parte de las tropas se retira al Jú

car.

Los generales españoles al retirarse tomaron cada ano el rumbo que les permitió su respectiva situacion. Dicha fue que Suchet no lograse estrecharlos á todos en Valencia Don Nicolas Mahy, con Creagh, Carrera, Villacampa y Obispo, se separaron del grueso del ejército, y se encaminaron a las riberas de Júcar. Blake con Zayas, Lardizábal Miranda encerróse en los atrincheramientos y esteriores de la ciudad, que se dilataban desde enfrente de Santa Catalina hasta Monte Olivete.

Blake con las etras á Valen

cia.

Acordonan los franceses la ciudad.

En este punto Habert, encargado de pasar por alli el rio cerca del desaguadero, lo habia conseguido dificultosamente, costándole afan y horas alejar por medio de sus baterías en el Grao los barcos cañoneros españoles, y los buques de guerra aliados. Solo á las doce del dia cruzó el Guadalaviar por un puente que echó casi á la boca. Apoderóse despues del Lazareto, y arrolló con facilidad al paisanage. Miranda situado en Monte Olivete apenas tomó parte en la pelea. Pisado que hubo el general Habert la orilla derecha, andavo solícito en estenderse y darse la mano con las otras tropas de su nacion que habian forzado la izquierda de los españoles. Ponian en ello los franceses grande ahinco, queriendo que no se les escapase el general Blake, ya que Mahy lo habia conseguido. Por la noche completaron el acordona/miento de Valencia, y cortaron la comunicacion con el camino real de Madrid, y el que corre por el istmo entre la Albuera y el mar, desconocido antes al enemigo.

Parecieron en aquel dia de cada parte 500 á 600 hombres. Ademas cogieron los franceses algunos prísioneros y cañones. Recibieron los enemigos el principal daño de su acometida contra Zayas y Creagh, en donde perdieron 40 oficiciales.

Esta jornada provocó severa critica contra la conReflexiones. ducta de Don Joaquin Blake: defendiéronle sus apasionados, imputando la culpa de la desgracia á Don Nicolas Mahy. Ambos generales tuvieron en ella parte; pero mayor fue la del primero. Faltó el último en no haber sostenido con mas empeño su posesion, y en haber algun tanto desguarnecido à Cuarte, queriendo sin necesidad ausiliar á Zayas: Pecó y mucho Don Joaquin Blake

eu no poner mejores tropas en su izquierda, punto mas flaco, y sobre todo en no haber construido alli obras cerradas que no pudieran ser embestidas de revés por el enemigo, para lo cual tuvo sobrado tiempo en los dos meses que el ejército casi permaneció inactivo. Consistió este descuido en no pensar en Blake sino en el frente, imaginándose que los franceses le atacarian solo de aquel lado. Error grave, y apenas creible, si no se mostrára á las claras por el género de obras que construyó abiertas todas.

Tambien vituperaron en Mahy sus censores que se hubiese retirado hacia el Júcar, y no recogidose en Valencia. Difícil era conseguir lo postrero interpuesto el enemigo entre Mislata y Cuarte, y derramado hasta Catarroja. Mas aunque asi no fuese, que suerte hubiera cabido á aquellas tropas metidas una vez en la ciudad? La misma que cupo á las de Blake en verdad harto lastimosa.

Este general, tan poco diligente y atinado el 26, mostróse despaes (menester se hace el confesarlo) aun mas desatentado y flojo. Acordonada la ciudad no le quedaba ya mas arbitrio para salir con honra y airoso para salvar á todo trance su ejército, ó convertir á Valencia en otra Zaragoza. Veamos si empleó convenientes medios para alcanzar uno u otro de ambos estremos.

Hubiérale sido todavia el 26 muy asequible libertar á su ejército y sacarle de Valencia. Primero á la hora de mediodia, antes que Habert comunicase con Harispe, dirigiéndose al istmo entre la Albufera y el mar: despues por la noche, no preparado bastantemente el enemigo para detener una súbita irrupcion y salida de nuestras tropas. Asi opínaron los generales que juntó Blake, quien no obstante decidió lo contrario, fundado en que siendo preciso distribuir de antemano víveres hacíase imposible verificarlo en tan breve espacio. Dejóse pues la partida para el dia siguiente. Renovó entonces Blake al anochecer el consejo de guerra, cuyos individuos insistieron en el dictámen dado la víspera de poner al ejército cuanto antes en salvo. Mas ocurrióle al general en gefe otra dificultad. La artillería de batalla permanecia en los atrincheramientos, y removerla á deshora, como era indispensable para ejecutar de noche la salida, parecíale imprudente y motivo de espanto al pueblo. Asi difiirióse la operacion por segunda vez. En vista de lo cual ¿á quien no admirará tal negligencia despues de dos meses que hubo para precaver todos los casos? ¿á quién no tanta lentitud é incertidumbre delante de un enemigo tan activo como el frances? Por último fijóse la noche del 28 al 29 para efectuar la salida. Encargóse antes á Don Carlos Odonell el cuidado de la plaza, asistido de pocas tropas, con orden de capitular á su debido tiempo, consultando los ejército. intereses del vecindario. El resto del ejército, bajo Don Joaquin Blake, debia dirigirse por la puerta de San José y puente inmediato, y salvarse, penetrando por las líneas enemigas via de Bur

Vana tentativa de Blake el 18

para salvar su

jasot, punto menos guarnecido de franceses, y terreno ya á las cuatro leguas quebrado. Era el orden de la marcha el siguiente. A la cabeza la division de Don José de Lardizábal, formando en ella vanguardia con un corto trozo el coronel Michelena: luego Don Joaquin Blake, la gente de Zayas, bagages y varias familias, detras Don José Miranda y su tropa.

Briosa con

nel Michelena.

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Abrió pues Michelena la marcha, y pasó entre Tendurta del coro- detes y Campanar: imitóle Lardizabal, no encontrando al principio ningun estorbo. El enemigo se mantenia tranquilo, si bien algo cuidadoso por haber los nuestros esplorado en la tarde aquel sitio. Yendo adelante cruzaron ambos gefes una acequia que habia primero, y llegaron á la de Mestalla, en donde les escasearon tablones que facilitasen el paso. Diligente Michelena no por eso se arredró, y descubriendo un molino o casa con comunicacion que daba á entrambas orillas trató de atravesar por alli. Tenian los enemigos apostado cerca un piquete, y preguntando «¿quién vive?» respondieron los españoles en lengua francesa : « húsares del 4° regimiento; » y prosiguieron su camino con brio. Por desgracia solo Michelena y su corta vangnardia tuvieron tan laudable y valerosa resolucion. Lardizábal titubeó, y parándose detuvo el movimiento de lo restante del ejército. Hallábase todavía Blake en el puente inmediato á la puerta de San José, y no tomó partido alguno, aunque vió el entorpecimiento que esperimentaban sus columnas. Impaciente Zayas propúsole continuar y dirigirse, tomando rio arriba, al pueblo de Campanar distante menos de media legua. Nada determinó el general en gefe.

Entre tanto Michelena caminando sin interrupcion tropezó cerca de Beniferri con una patrulla enemiga, y para que esta no diese aviso á los suyos se la llevó consigo prisionera. Al atravesar los nuestros la mencionada poblacion acaeció que algunos soldados de la artillería italiana que estaban en las calles, notando lo silencioso y apresurado del caminar de aquella tropa, tuvieron sospecha de que eran españoles, y encerrándose dentro de las casas empezaron á hacer fuego desde las ventanas, poniendo asi en arma el campo frances. No impidió eso á Michelena proseguir su ruta, con la dicha de llegar salvo por la mañana á Liria.

Mas Blake fiijo en el puente é irresoluto, sin escuchar en su atamiento consejo alguno, despues de permanecer inmoble por un rato, temiendo al fin un ataque del enemigo por las demas partes, ordenó la retirada á la ciudad, y que cada uno volviese á ocupar su anterior y respectivo puesto: término infeliz del intentado movimiento. Erró Blake en haherle emprendido por solo un parage, esponiendo asi todo el ejército á una misma y precaria suerte. Merece tambien poca disculpa no haberse provisto de las herramientas y útiles necesarios para el paso de las acequias, y no haber en el aprieto tomado una atrevida y pronta determinacion. Tam

poco Lardizabal correspondió aquella noche à su fama de hombre. intrépido y arrestado. Al reves el coronel Michelena que se portó con inteligencia y esforzadamente.

flexiones.

Malograda la salida redoblaron los franceses su cuidado, y crecieron mas y mas los obstáculos para los españoles. Con todo pensaba Blake en repetir la tentativa dos ó tres dias despues, como si fuera ya entonces fácil burlar la vigilancia de los enemigos, y romper por medio de sus líneas. Detuviéronle, segun dijo, seña- Desa sosiego en les tumultuarias del pueblo de Valencia, que aquel Valencia, y regeneral calificó de inconsideradas, y no asi nosotros. Porque si bien somos opuestos á tal linage de intervencion en los asuntos públicos, graduándole de medio solo oportuno de favorecer las maquinaciones de los malévolos, nos parece que en el caso actual la paciencia de aquella ciudad habia escedido los límites del sufrimiento mas resignado. Durante dos meses dejaron sus habitadores á Don Joaquin Blake en entera libertad de obrar. Facilitáronle cuanto deseaba, no le ofrecieron resistencia alguna, ni siquiera levantaron un quejido. Y ¿qué resultó? Ya lo hemos visto. Y¿será dado callar á los vecinos cuando se trata de la vida, de la hacienda, y de que no despeñe en su perdicion la ciudad en que nacieron? No, mayor silencio tachárase de servidumbre humilde. Pero lo que aun es mas, el mismo Don Joaquin Blake Convocacion de fue quien dió impulso á los primeros mormullos del paisanage. Empezaron estos el 29. Antes el 28 habia aquel general comunicado al ayuntamiento y á la comision de partido su resolucion de salir por la noche con el ejército, y prevenídoles al mismo tiempo haber dispuesto que el gobernador Don'Cárlos Odonnel convocase una junta estraordinaria compuesta de las principales clases y autoridades, la cual atenderia en circunstancias tan críticas á todo cuanto juzgase útil respecto de los intereses del vecindario. Los preparativos para este llamamiento y las reuniones que provocó despertaron la atencion de los ciudadanos, y descubrieron el disgusto comun, que se aumentó con la tentativa de evasion del mismo dia 28 y su mal éxito. Congregóse la nueva junta en la noche del 30 al 31, no advirtiéndose sin embargo hasta entonces otra cosa que fermentacion y suma desconfianza. Mas luego de instalada aquella corporacion se encrespó la furia popular, y menester fue nombrar comisionados que pasasen á examinar el estado de la línea. Entre ellos habia individuos de diversas clases, y algunos frailes.

una junta.

Reuniones tu

multuarias.

Prendiéronlos a todos al salir por la puerta de Cuarte, y los enviaron á Blake que se hallaba en el arrabal de Ruzafa. Era la una de la madrugada, y desazonóle mucho al general en gefe el aparecimiento de los tales comisionados, por lo que no solo no consintió en que fuesen á visitar la línea, sino que guardando en rehenes á algunos de ellos, despachó á los otros con escolta á Zayas para que

este les hiciese desfogar los ímpetus del patriotismo en las baterías. Ignalmente ordenó á la junta disolverse, no permitiendo hubiese Las contiene mas autoridad popular que la comision de partido Blake y disuelve aumentada con cuatro ó cinco individuos, para facila juota. litar el despacho de los negocios. De este modo quebró su enojo Blake, deshaciendo lo mismo que antes habia decidido, y mostrándose severo y resuelto en ocasiones en que quizá no era muy necesario.

Obedecieron todos las determinaciones del general, y se notó á las claras cuán dueño era de llevar á cabo cualquiera plan sin que pudiesen los vecinos ponerle impedimento alguno, manteniéndose siempre el ejército obediente y subordinado. No obstante ya hemos visto como alegó Blake, para no intentar nueva salida, el desasosiego del pueblo, añadiendo despues que no queria con su ausencia dar ocasion á desórdenes y contratiempos. Razon singular, si no le asistia otra para comprometer la suerte de un ejército entero.

dad.

Adelanta Su- Aprovechaban semejantes disturbios y desaciertos chet los trabajos al mariscal Suchet, quieu, estrechando el sitio, reforzó de sitio. mas la orilla izquierda del Guadalaviar, construyó reductos, fortificó conventos, y rodeó á Valencia de manera que se inutilizasen cuantas tentativas por escaparse hiciesen los nuestros. Comenzó tambien el ataque contra la ciudad, dirigiendo el principal por la derecha del rio y arrabal de San Vicente, y otro por monte Olivete. En ambos frentes abrieron los ingenieros enemigos en la noche del 10 al 2 de enero las primeras paralelas á 60 y 80 toesas de distancia. Esperimentaron alguna pérdida, contando entre los muertos al coronel Henri oficial inteligente y bizarro, Sus artilleros plantaron breve siete baterias, y empezaron á batir nuestras obras. Se retira Blake Viendo entonces Don Joaquin Blake la dificultad al recinto inte- de sostener la línea exterior desde Monteclivete hasta rior de la ciu- Santa Catalina, metióse dentro de la ciudad con todo el ejército en la noche del 4 al 5: solo dejó fuera las tropas que guarnecian el arrabal del Remedio y las cabezas de puente. Tambien conservó un camino cubierto tirado desde la puerta del Mar hasta el baluarte de Ruzafa. Retiró la artillería de batalla y la gruesa de bronce mandó clavar la que habia de hierro. No advirtieron los enemigos la retirada de Blake hasta por la mañana. Creyeron al principio que era un ardid, mas cerciorados luego de que no, ocuparon el recinto abandonado, y empezaron el 5 el bombardeo entre una y dos de la tarde desde tres reductos levantados á la izquierda del rio. Mil bombas y granadas cayeron en el espacio de 24 horas. Pocas precau- Considérese el estrago, mayor cuanto no se habia ciones tomadas. tomado medida alguna para disminuirle, ni blindages, ni almacenes á prueba de bomba; la pólvora esparcida y al desabrigó; el ejército alli amontonado, y la poblacion aumentada

Empieza el 5 de enero el bom

bardeo.

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